J U E G O S
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El
Corro o La Rueda
En un principio el corro/rueda era más bien un juego de niñas, con el
tiempo ya se fueron incluyendo niños al corro. Al corro se juega de la
siguiente manera, todos los niños se agarran de las manos formando un círculo.
Y van dando vueltas, cantando alguna canción, éstas son esenciales en este
juego, de hay el dicho: La rueda con sus canciones, a las niñas, alegra los corazones.
Canciones de Corro o Rueda
¿Dónde vas Alfonso XII?
1) De los árboles frutales El
que más me gusta el melocotón Y
de los reyes de España Don
Alfonso de Borbón 2) ¿Dónde vas, Alfonso XII, Que
ayer tarde no la vi 3)
Si mercedes ya se ha muerto Muerta
está que yo la vi Cuatro
duques la llevaban 4)
Su carita era de cera 5)
Sandalias bordadas de oro 6)
El manto que la envolvía
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7) Los caballos de Palacio 8)
Los faroles de las calles 9)
Ya murió la flor de Mayo, 10) Al entrar en mi palacio Una
sombra negra vi Cuanto
más retiraba Más
se venía hacia mí. 11) No te asustes Alfonso XII Ni
te asustes ¡ay de mí! Que
soy tu esposa mercedes Que me vengo a despedir.
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Esta canción de rueda; ¿Dónde vas Alfonso XII?, se hizo muy popular en la España de las
postrimerías del siglo XIX, cuando murió la Reina María de las Mercedes,
primera esposa de Alfonso XII y estuvo en vigor hasta la proclamación de la
II republica, allá por 1931. En el colegio las maestras decían a las niñas
que no se podía cantar, y si las pillaban cantándola, les regañaban. Aunque
una vez fuera del colegio, muchas niñas las cantaban en las callejuelas, a
pesar de los pesares.
Niñas vamos a la Batalla
Niñas
queréis venir
a
defender allí
Cuando
en batalla estemos,
primero
perder la vida
Fuera,
fuera protestantes,
que
queremos ser amantes
Viva
Dios, que nunca muere
Viva
los hombres valientes
Nueva canción de Rueda, Niñas
vamos a la Batalla, debido a la temática y contenido de dicha canción,
le pasó como a su antecesora, que durante la II República, no se pudo
cantar. Aunque por paradojas de la vida, una vez acabada la II República, se
volvió a cantar, durante la Guerra Civil y los primeros años de la
posguerra.
La vaquera de la Hinojosa
Moza
tan hermosa,
no
vi en la frontera
como
una vaquera
de
la Hinojosa.
En
un verde Prado
de
rosas y flores
guardando
ganado
con
otros pastores
La
vi tan graciosa
que
apenas creyera
que
fuese vaquera
de
la Hinojosa.
Moza
tan hermosa,
no
vi en la frontera
como
una vaquera
de
la Hinojosa.
La Rueda de la Alcachofa. A
la rueda la alcachofa,
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Entonces la niña nombrada de pondrá de espaldas, al resto de sus
compañeras. Y nuevamente se vuelve a cantar a la rueda de la alcachofa, y se
vuelve a nombrar a otra niña para que se vuelva de espaldas. Cuando estén
todas las niñas vueltas, se canta:
¿Cómo tocan las campanas?
Así,
tolón, tolón, tolón…
(Mientras están cantando tolón, tolón, las niñas se van dándose
culadas, unas con otras).
A la flor del Romero
De
esta canción de rueda hay dos versiones:
1) A la flor del romero, romero verde Si
el romero se seca ya no florece, Ya
no florece, ya floreció Y
la flor del romero ya se secó. Toma
niña esta naranja Que
ha salido de mi huerto No
la cortes con cuchillo Que
está mi corazón dentro. A
la flor del romero, romero verde Si
el romero se seca ya no florece, Ya
no florece, ya floreció Y
la flor del romero ya se secó.
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2) A la flor del romero, romero verde, Si
el romero se seca ya no florece, Ya
no florece ya ha florecido. Cuántos
hay que te dirán A
la flor del romero, romero verde, Si
el romero se seca ya no florece,
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La dama, dama
Que
salga la dama, dama
Los
pollos a la cazuela.
María
si fueras mía
Con
cuatro esquinas bordadas
Con
cuatro esquinas bordadas
La bola, bolanda
Bola,
bolanda, bola que
le de maña,
que
a mi niña le gusta la
bola, bolanda, bola
y
la quiero ver bailar, saltar y blincar
y
andar por los aires como
los erizos por la mar
a
mi hija le gusta la Bola, bolanda, bola
dejarla
sola…
La rueda de canela
A
la rueda, rueda de
pan y canela,
toma un
ochavo y
vete a la escuela.
Y si no
quieres ir, vete
a dormir.
La
jardinera
(Esta
parte la canta todo el corro)
Al levantar el hacha una jardinera vi
regando sus ricas plantas y al momento la seguí.
Jardinera, tú que entraste en el jardín del amor,
de las flores que regaste dime cuál es la mejor.
(Una niña se sitúa en el centro y dice
lo siguiente)
La mejor es una rosa que se viste de color,
del color que se le antoja
y verde tiene las hojas, y verde tiene las hojas.
Tres hojitas, tiene verdes y las demás encarnadas,
y a ti te prefiero... (Se dice el nombre
de una niña)
porque eres resalada.
(La niña que ha sido elegida para
ocupar el centro, canta)
Gracias te doy, jardinera, por haberme elegido
y entre todas las que hay compañera de mi
alma
a mí sola has preferido.
Eso
no hay que agradecerlo, ni cumplir la obligación
Eso
son de las amigas que sale del corazón.
Al
jardín de la alegría quiere mi madre que vaya
por ver si me sale un novio el más bonito de España.
Vamos los dos, los dos, los dos, vamos los dos, en compañía,
vamos los dos, los dos, los dos, al jardín de la alegría.
El patio de mi casa
El
patio de mi casa es particular,
cuando llueve y se moja vaya cosa igual.
Agáchate y vuélvete a agachar,
que van los pececitos nadando por la mar.
H, i, j, k, l, m, n, o,
que si tú no me quieres otro niño me querrá.
Chocolate, del molinillo,
Corre, corre que yo te pillo.
A estirar, a estirar (el corro se hace más grande),
que el demonio va a pasar.
A encoger, a encoger (el corro se va encogiendo),
Que el demonio ya se fue.
El
juego de las “patás”
Como en el juego anterior se elegía una
madre, y esta se sentaba en una silla. Un niño con los ojos cerrados, se ponía
a cuatro patas, con la cabeza apoyada entre las piernas de la madre. Acto seguido, los demás niños puestos en fila, iban
pasando, y uno le daba una patada en las posaderas, una vez dada la patada la
madre recitaba:
Tranca
la tranca
rompió
una jarra,
tranca
la tranca
la
rompió
Adivina
quien te dio.
Una vez dicho eso, el niño se quitaba la venda y tenía que tratar de
adivinar quien le había dado la patada. Mientras intentaba saber quien le había
dado la patada, los niños cantaban, que lío, que lío yo no he “sio”,
que lío, que lío yo no he “sio”. Si no acertaba el nombre del niño
que le había propinado la patada, seguía él, hasta que acertara.
El Látigo
Juegan un grupo de niños. Un niño era el que “se la queda” mientras
los otros se escondían o se alejaban. Entonces el niño empezaba a decir el aviso:
Al
aviso, el “avisao”
el
que esté cagando
o
meando que sepa
que lo han “pillao”.
Entonces el niño empezaba a ir pillando al resto. Cuando cogía/encontraba a alguien, le cogía de la mano y corrían entonces juntos. Nuevamente volvían a cantar el aviso, y marchaban a buscar a un tercero. Así sucesivamente, llegándose a formar a veces una cadena de varias decenas de niños. El juego lo ganaba el niño que era atrapado el último, y en la próxima ronda llevaba el aviso el niño que había sido atrapado el primero.
Al escondite/ Las escondidas
Juego en el que participan varios niños. Uno hace de madre y otro “la
queda”. Mientras tanto el resto se esconde. La madre llama al que se la
quedaba y lo pone en su regazo con los ojos tapados. Los demás niños se
esconden, al tiempo de esconderse la madre le dice.
Allí
va mi gavilán
con
cinco uñas de gato
como
no me traigas carne
las
orejas te las saco.
Una vez dicho, el que la queda debe traer un niño de los que se han
escondido y entregárselo a la madre. Ahora el niño capturado es el que se la
queda, y debe buscar a los demás.
Otra versión, del juego del escondite, más moderna, (ya no participa la
figura de la madre), consiste en que el niño que la queda empieza a contar,
mientras los otros se están escondiendo. Una vez que ya ha contado avisa a los
compañeros de que empieza la búsqueda.
Ronda, ronda,
el que no se haya escondido
que se esconda
que tiempo ha tenido
Que
yo ya voy.
Y empieza el niño a buscar, cuando encuentra a alguien, corre al lugar
donde ha contado y dice una, dos y tres (y el nombre del compañero que ha
encontrado). Así los niños que han sido encontrados se van juntando en el
lugar donde ha contado el que la llevaba. Aunque si al final sale un compañero
y llega antes al sitio, donde están todos sus compañeros, que el que la lleva,
los puede salvar diciendo:
Una
dos y tres por mí,
por mí primero
y por todos mis compañeros.
El tocatel
O también llamado el juego de la rayuela, consiste en dibujar en el suelo con una tiza, antiguamente con un carbón de la lumbre, una especie de camino divido en varios cuadros, llamados pisos, el último cuadro sería el cielo. Una vez pintado el tocatel, el niño que empezaba el juego, tiraba el tejoleto (un trozo de teja o de loza), al primer piso, si lograba colocar el tejoleto, debía ir pasando a pata coja, por el segundo piso, con los pies juntos por el tercer y cuarto piso, a pata coja por el quinto, con los pies juntos por el sexto y séptimo, y en el cielo, el último, giraba en redondo y volvía al inicio, tal como había subido. Si lograba hacer el tocatel de una vez, tiraba el tejoleto al segundo piso y repetía todo lo anterior. Empezando esta vez desde el 1º piso saltándose el segundo. Si no lograba colocar el tejoleto en el piso correspondiente o pisaba el borde de algún cuadro, perdía turno y le tocaba al niño siguiente. Cuando volvía a recuperar turno, reemprendía el juego donde lo había dejado anteriormente. El niño que lograba completar todo el tocatel, era el ganador. También se podía ir moviendo el tejoleto con la punta del pie. |
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El Anillo
Todos los jugadores se colocan sentados en círculo con los ojos cerrados
y con las manos juntas. Y se van pasando un anillo, a veces se simulaba que se
pasaba, unos a otros mientras van cantando.
Un
anillo se ha perdido
De este corro no ha salido
¿Quién lo tendrá?
Había
un niño encargado de adivinar quien podía ser el poseedor del anillo.
Si no lo acertaba tenía que dar prenda y posteriormente pasar la sentencia.
El Anillo del Amor
Se trata de una derivación del juego anterior. Todos los
jugadores se colocan sentados en círculo con los ojos cerrados y con las manos
juntas. Y una persona, la madre, va pasando el anillo o una china, a veces
simulaba que lo pasaba, mientras cantaba.
El
anillo del Amor
Que
ya pasó, que ya pasó
El
anillo del Amor
Que
ya pasó, que ya pasó.
Una vez
que la madre acababa la ronda, preguntaba a un niño del círculo, que quien del
corro tenía el anillo del Amor. Si lo acertaba él ocupaba el lugar de madre,
pero si no lo acertaba tenía que pagar la prenda impuesta por la madre. Para
recuperarla tenía que pasar la sentencia impuesta por la madre.
La piola
Se trata de un juego colectivo, un niño afianzando los pies en el suelo
flexionaba su cintura hasta que su columna vertebral quedaba horizontal. El
resto de los jugadores le saltaban apoyando sus manos en la espalda.
A la una de mi mula,
A las dos ¿Quieres col?,
A las tres el perrito de
San Andrés,
A las cuatro lindo y
ensarto,
A las cinco diez uñas te
hinco porque no tengo veinticinco (se le hincaban las diez uñas al saltar, o se
le daba un pellizco en el trasero),
A las seis “mierda”
para ti y para la hija del rey,
A las siete pongo mi cara a
“puchete”,
A las ocho quito mi mocho
(se recoge la prenda que anteriormente se le había dejado),
A las nueve coge la bota y
bebe,
A las diez volvió a beber,
A las once, llama al Conde
de Villamena que mandó ahorcar a una perra, en el tronco de una higuera, la
higuera se secó y acudieron todos los infiernos,
A las doce, todo otra vez.
La gallinita ciega
Para jugar a este juego era necesario un buen número de niños, y un lugar ancho para jugar. Al niño o niña que hacía de gallinita ciega, le vendaban los ojos, con un pañuelo, para que no pudiera ver nada. Entonces el resto de niños que participan en el juego, rodeaban a la gallinita, y le preguntaban diciendo: |
-A
mi gallinita ciega, ¿qué se le ha perdido, una aguja o un dedal?
-(La
gallinita ciega, debía responder y decir una de las dos cosas).
-Pues
das tres vueltas y la encontrarás, una, dos y tres, y ahora del revés.
Una vez que los niños le han dado las vueltas oportunas a su gallinita,
para lograr que la gallinita perdiera cualquier referencia. Empezaba el juego,
mientras que la gallinita intentaba atrapar a
alguien, los demás jugadores danzaban alrededor de ella, tocándole,
mientras se acercaban y alejaban diciéndole cosas. Una vez que la gallinita
lograba atrapar a alguien, debía adivinar quien era, eso si solo con el tacto,
no podían decirle nada. Si el apresado, era descubierto por la gallinita, éste
ahora ocupaba su lugar.
El juego del Candil
Se juntaban un grupo de mozuelos, aunque en muchas ocasiones, sobretodo
en veladas y verbenas, también jugaban los grandes, y uno se ataba un papel a
la cintura y otro iba tras el con un candil encendido, la finalidad del juego
era quemar el papel. Quien llevaba el papel atado con una cuerda en la cintura,
casi siempre era una mujer, iba danzando de un lado a otro moviéndose sin
parar. Mientras se iba moviendo de un lugar a otro iba cantando;
Y
no me lo quemará, ni el tío que viene detrás.
Y
el que iba detrás con el candil para alcanzar el papel, decía;
Que
si te lo quemaré el culo y el papel.
Las cuatro esquinas
En este juego era preciso cinco niños y una tiza. Se trazaba en el suelo
un cuadro bien amplio, y se colocaba un niño en el centro y luego un niño en
cada esquina del cuadro (de ahí el nombre de las cuatro esquinas). Una vez
colocados todos los niños en sus puestos, se tenían que ir cambiando de
esquina, según el sentido de las agujas del reloj. Entonces el niño que estaba
en el centro tenía que estar al loro, para poder ocupar la esquina abandonada
por el compañero antes de que ésta recibiera al niño que estaba en la esquina
contraria. Si el niño del centro lograba conseguir una esquina, el centro era
ocupado por el niño que se había quedado sin ninguna. En definitiva se trata
de un juego de rapidez.
Los cromos troquelados
A este juego normalmente jugaban las niñas, antes de poder tener cromos
troquelados, las niñas juntaban las etiquetas que venían en los carretes de
los hilos, madejas de lana e incluso envoltorios de caramelos. Consistía en
hacer una pila de cromos (cada niña ponía el mismo número de cromos) puestos
bocabajo, una vez puestos, se daban los turnos, para ver quien era la primera,
segunda… Y consistía en dar palmetazos en la pila de cromos, y los que se
quedaban “pegados en las palmas” o se daban la vuelta, eran los que se
ganaban. Como curiosidad, había mañas para poder ganar más cromos, se echaban
vaho en la palma de la mano e incluso algunas se mojaban la palma con saliva
(esta última, podemos decir que no era del todo muy legal, pero como se trataba
de ganar cromos… o como se diría cosas de niños).
El Trompo/peonza
El Trompo/peonza es fundamentalmente un juego de habilidad. Consistía en hacer bailar el trompo. Se le enrollaba una cuerda y cogiéndolo convenientemente se lanzaba enérgicamente y se tiraba de la cuerda, dando lugar a que el trompo girara un elevado número de vueltas. Se podía jugar individualmente o bien un enfrentamiento por equipos. |
Recopilado
por David Palma Izquierdo