Las albercas (Zona norte del Valle de Lecrín)

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Las albercas constituían un elemento cotidiano del paisaje en las alquerías nazaríes, al igual que lo continuaron siendo cuando la población cristiana sustituyó a la islámica en el entorno rural del Reino de Granada. Junto a los partidores, ramales, brazales o molinos, conforman un conjunto estable y perdurable de los agroecosistemas irrigados de origen islámico. Esta permanencia se explica por la organización misma de los sistemas de irrigación. Cuando se plasma un diseño hidráulico concreto, todos sus elementos tales como: partidores, ramales, albercas, etc., se sitúan en lugares muy específicos y no arbitrarios. Cualquier modificación en la acequia principal o en una alberca que distribuye agua para el riego, supondría provocar un desajuste que restaría operatividad al sistema (Barceló M. , 1989).

Es por ello, que tanto los molinos como las albercas, suelen diseñarse en el momento de construcción de las canalizaciones, esto es, cuando el sistema de irrigación se pone en funcionamiento. Estos sistemas pueden sufrir ampliaciones que contengan a su vez estos elementos, pero una vez establecido el sistema original, podemos datarlos con mayor precisión. No pueden construirse en una localización que no sea la ribera de un río, un manantial o estar conectados a una acequia. Lo que ocurre es que, cuando se trata de asociaciones con manantiales, las albercas suelen constituir agroecosistemas hidráulicos aislados del resto de las vegas.

Las albercas almacenan un volumen determinado aunque el manantial aporte agua continuamente, actuando así como un elemento regulador y de estabilización del riego, siempre dentro de sus limitaciones establecidas por la cantidad de agua que aporte la surgencia hídrica. Un aspecto complementario es la determinación de la funcionalidad de dichas albercas ya que tienen diferentes usos. Para dilucidar el uso de las albercas en los espacios agrícolas estudiados, hemos establecido la siguiente sistematización que nos ha permitido clasificarlas:

- Alberca manantial: si tiene canalizaciones de riego hacia las hazas, se trata obviamente de una alberca dedicada a la irrigación y origen de un microsistema de regadío. Está desconectada del macro sistema de regadío de la alquería (Ejemplos: Alberca Al-Ancón en Padul, Alberca Palmones en Padul, Baños de Urquízar en Dúrcal).

- Alberca situada junto a una acequia sin canalizaciones que partan de ella: si está agrupada con otras, se trata de un espacio de producción de lino, esparto, o de acumulación de agua para un molino (Ejemplo: Albercas de Cónchar).

- Alberca situada junto a una acequia con canalizaciones: se trata de un elemento regulador del riego, asegurando la regularización en periodos de menor aporte de la acequia (Ejemplo: Alberca de la Serrezuela en Cónchar)

- Alberca junto a un río: no irriga hazas, por lo que no pertenece a un sistema de irrigación y su función es cocer materia vegetal. En estos casos, suelen aparecer agrupadas (Ejemplo: Albercas del Río Dúrcal).

Albercas de Padul

Dentro de la alquería de Padul encontramos albercas destinadas a formar parte de diferentes sistemas hidráulicos. Tanto la alberca de Al-Ancón, como la de Palmones, la Juncal o la Balazo, constituyen una ejemplificación de una red de albercas que conformaban un pago de regadío que se extendía desde la zona del Pago del Calvario (por debajo del barrio de la Glorieta) hasta el Aguadero. Incluso, al final del sistema de la Acequia de Marchena se ubicaba la Alberca Balazo, que no formaba parte de la canalización, sino que era un manantial y que irrigaba unas cuantas parcelas mediante dos brazales. Podemos datarlas al menos en época medieval. No hemos encontrado evidencias historiográficas ni arqueológicas sobre la existencia de albercas para la maceración del esparto, a pesar de ser una importante actividad en la alquería.


Ubicación de las albercas tradicionales de riego de Padul: Alberca de Al-Ancón, Alberca Palmones, Alberca Juncal y Alberca Balazo

Albercas de Dúrcal

Existen cincuenta albercas a lo largo de todos los pagos y cada uno de los barrios de Dúrcal. Desconocemos la finalidad de todas ellas con certeza, aunque en primera instancia pudiera pensarse que formaban parte del sistema hidráulico de regadío. Por un lado encontramos referencias a albercas presentes en el río y por otro lado no aparecen propiedades de riego junto al río salvo en el Pago de Bacamía y en el Pago de los Baños de Urquízar, cerca de la alquería de Cónchar, aunque el riego se organiza con acequias.

La posibilidad de que las albercas diesen riego a hazas de habices se descarta porque no aparecen reflejadas en ellos. Si buscamos su localización, vemos como se circunscriben mayoritariamente a la ribera del río97. El uso de dichas albercas no es el riego de las heredades ubicadas en las vegas del pueblo, sino que parece ser que se dedican a la maceración de lino o esparto. En este sentido, en alguna suerte aparecen albercas dedicadas a la cocción de esta planta. Suponemos por el volumen de albercas, que la producción de este producto era muy importante para la economía de la alquería de Dúrcal ya que implica una serie de trabajos muy específicos que requieren mucho tiempo, tales como la recogida y procesamiento de las plantas.

Dependiendo de la época del año, el lino tiene diferentes tiempos de cocción en el agua (maceración) oscilando entre los ocho y los veinte días para conseguir que la pulpa o agramiza se separase de la fibra. La labor tradicional hacía que se recogiese el lino en haces o gavillas una vez cocido, para ponerlo a secar, tras lo que se colocaba verticalmente en haces para su secado.

Una vez cocido y seco, el lino se machacaba o majaba utilizando para ello diversas herramientas: mazas de madera golpeando el lino sobre una piedra grande para obtener la maña y separar las fibras.

Todas las albercas de la alquería de Dúrcal fueron repartidas a los nuevos pobladores aunque algunas ya pertenecían a cristianos asentados en el lugar. Es el caso de Alonso de Cazalla, quien en 1541 compró seis hazas del Santo Oficio de la Inquisición, que habían sido de Hernando de Zafra, un morisco, y también le compró una alberca de cocer lino en el barranco del Río de Dúrcal, en el pago de las Albercas Altas y otra alberca llamada Almotayrab en el pago de la Morayja:

Primeramente parece por el Libro del dicho Alonso de Cazalla en quince de Abril de mill quinientos cuarenta y un años compro de Rodrigo Zazo, receutor del Santo Oficio de la Inquisición, seis haças en cierto precio de maravedies que se vendieron por vienes de Hernando de Zafra, al qual fue del [...]. Ytem compro del dicho Motayba una alberca de cocer lino en el Río de Dúrcal en las albercas altas linde alberca de Xristoval Abdilhaque y Pedro Yacid por escritura ante Diego Pilado de la dicha viña y alberca.[...] una alberca que se llama Almotayrab que es de la dicha haça en la Morayja98.

Encontramos albercas como las dos que se le adjudican a Alonso Gonçalez y que se encuentran en su viña99. Se menciona otra alberca en el Apeo dentro del Memorial y declaración de los vienes e posesiones de Hernán Ramírez, que era vecino y también el propietario del mesón de Dúrcal. Es una información fechada el 23 de abril de 1572:

Ytem dos aceytunos gordales con los sitios, que tiene, que estan en haça de Lorenzo el Dardarí, el uno en la entrada del agua, e el otro esta donde esta una alberca, que alindan con dos higueras, e un moral, que esta en el dicho Alberque y esta en el pago de Balina100.

Por tanto, existen varias ubicaciones para las albercas de Dúrcal. Las que están en el Río de Dúrcal, destinadas a la producción de lino o similares, mientras que existen otras albercas junto a los barrios, insertadas en los sistemas de irrigación que se destinan a dotar de consistencia y estabilidad el riego de las parcelas, dicho de otra forma, a permitir que se pueda regar regularmente las hazas de diversos propietarios. Desconocemos si los moriscos también compartían la propiedad de las albercas o si respondían a un solo poseedor. No obstante cabe recordar que en las sociedades islámicas no se suele disociar el agua de la propiedad de la tierra, salvo en casos muy concretos de compra y venta de propiedades, o donaciones a mezquitas (Trillo San José M. C., 2003).

En los pagos situados junto al río Dúrcal: Pago del Río, Albercas Altas, debajo de la Puente, el Rincón, el Molino Bajo y el Molino Alto sumamos un total de veintinueve albercas. Había otra alberca en el lugar conocido como las Tapuelas, que no hemos podido ubicar. Igualmente, otras dos albercas se encontraban en La Peña, también en el río; otra en el pago del Barato y tres en el Trance Alto. Junto al molino del pan se encontraban dos más y otras tres en el barrio del Darrón. Por último, ocho albercas simplemente se adjudican sin indicar el lugar. En total tenemos constancia en toda la alquería de cuarenta y nueve albercas.

Las albercas de Nigüelas

La finalidad de las albercas existentes en Nigüelas era la producción de lino. Sin embargo, mientras que en Dúrcal se situaban junto al río, estas albercas se encuentran dispuestas junto a las principales acequias de Nigüelas, tanto la que conduce el agua hacia Dúrcal, como el primer ramal que baja hacia la almazara y proporcionaba agua a las vegas debajo de la alquería, a la zona de la Orilla del Barranco y por debajo del lugar llegando hasta el Camino de Acequias.

Hemos encontrado un total de 92 albercas repartidas en varios espacios de la vega. Cuatro de ellas dentro de propiedades particulares junto a las acequias. Hay otras dos junto a la acequia de Dúrcal, aunque no se especifica el pago en el que se encuentran. Cinco más están junto al Camino de Dúrcal, bien dentro de un olivar que allí se encontraba, en bancales de la Iglesia. Otras siete salpican los huertos de la alquería junto a las casas, almacenando y proporcionando agua a los cultivos propios de estas posesiones. En el Pago del Molinillo de Alvarillo aparecen otras tres albercas. En la parte alta del pueblo, junto a la Almazara de las Laerillas, se encontraban catorce albercas que se nutrían de la acequia que baja en dirección a la Huerta de los Muller, Pedro Martín y el Camino de la Tinajuela, situados en la parte baja de Nigüelas. Otra más estaba junto a la era que era propiedad de Iglesia.

El grueso de las albercas se encontraba junto al partidor que hay en la zona alta de Nigüelas. Tal y como se indica en el LAR, son treinta y cuatro albercas junto a la acequia de Dúrcal. La otra gran agrupación de albercas se encontraba en la Orilla del Barranco, actual zona ocupada por viviendas pero que originalmente era de parcelas de cultivo. Se disponían de forma transversal a la dirección del barranco de Río Torrente, aportando agua a las viñas y otros cultivos que se producían allí. Son veintidós albercas que conformaban un espacio de regadío. Por último, otra alberca de regadío aparece en el Pago del Rocán.

Las albercas de Cozvíjar

Dentro de las adjudicaciones de haciendas de los nuevos pobladores se menciona un pago llamado de Las Albercas del Lino, apareciendo un total de ocho albercas. Dentro de la suerte de Juan de Alba se incluye: « […] tres morales en el río el uno grande que está junto a el molino y dos por la linde del río por encima de las albercas»101. En la suerte de Gabriel de Palacios, se refiere al adjudicarle un haza que: «Dasele más otro bancal orilla la acequia de las cuevas de media fanega […] linda con las albercas y un olivar de Juan Lebrero»102. Por último, la suerte de la mujer e hijos de Juan Gonçales de Jerónimo, en una anotación al margen dice que, « […] En esta suerte se pone la era que es la cabeza de todos que alinda con olivar del cura y con las albercas del Lino»103. En los censos de habices tampoco aparecen referencias respecto a su número.

Las albercas de Cónchar

A la entrada de Cónchar, una vez pasado el Arenal, se encuentra al Pago de la Alberquillas, que recibe el nombre por la presencia de varias de estas construcciones antes de su eliminación para edificar casas y equipamientos para el pueblo. Eran utilizadas para almacenar agua procedente de la acequia y aprovecharla mejor para el riego. En todas las localizaciones de albercas en zonas de vega de origen medieval islámico, la presencia de estas infraestructuras supone que el caudal de agua no es regular y se necesita por tanto un sistema de regularización, de forma que los excedentes hídricos almacenados en ellas se guardaban para su posterior uso.

La alberca de la Serrezuela, que se llamaba de la Fuente del Lino, apenas se usa en la actualidad a pesar de haber estado en pleno funcionamiento hasta los años sesenta. El caudal de la acequia se deja correr ya que la mayoría de las hazas no se labran, y las que lo hacen están puestas de naranjos, con sistemas de goteo que optimizan el aprovechamiento del agua, haciendo superflua la presencia de las albercas de las vegas para la regularización del flujo de agua hacia las fincas.

Se encuentran en el LAR algunas albercas de las que se desconoce su uso, estando la primera dentro de la suerte de Pedro Fernández, a quien le corresponde:

Una haza en el pago de la Fuente de los Linos que cabe hasta media fanega de sembradura zercada de parrales que linda con Pedro Fernández y con hacienda de Francisco de Guzmán y con el Alberca del Lino104.

Se vuelve a hacer referencia a esta alberca cuando se adjudica otro lote de morales al repoblador Bartolomé de Martos, indicando que « [...] tiene el dicho un moral en la alberca en la Fuente el Lino que alinda con Francisco Guzmán y con la vereda que ba a la Fuente el Lino»105 Más adelante en las páginas del LAR de Cónchar, se da a entender que en el Pago de la Fuente de los Linos existía más de una alberca:

Pedro Fernández Carrascosa y doña Ana de Figueroa veçinos deste lugar de Cónchar decimos que nosotros tenemos tratado ce trocar ciertas partes de nuestras suertes que nos conviene por juntar y tierras, arboles que nos alindan, yo el dicho Pedro Fernández Carrascosa doy a la dicha doña Ana siete olivos y dos morales en la tierra que tienen linde de su huerto y del camino que ba al Alcázar del otro cabo del arroyo e la dicha doña Ana me da cinco olivos y dos morales en un bancal que está encima de las albercas de la Fuente los Linos106.

En la suerte de Juan Palacios, se indica que «Tambien tiene el dicho junto al albercon en la Fuente de los Linos un bancal que cabe hasta dos celemines de sembradura […]»107. Al curato se le adjudican: « […] dos pies de morales en hacienda propia de Juan de Aguilera en el tranze de los Quemados que se riega con agua que sale del albercon de la fuente de los Linos»108. La alberca del pago de la Fuente de los Linos se utilizaba para regar algunas hazas sin descartar que en dicho paraje las otras albercas, estuviesen destinadas a la maceración de este producto. Concluyendo, aparecen referencias a cinco albercas a lo largo de los repartos de suertes y la delimitación de las lindes de las hazas.