Las eras (Valle de Lecrín alto)

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El tratamiento de los espacios dedicados a eras en las alquerías, no puede ser el mismo que el de una propiedad eminentemente urbana ya que no se edifica en ellas, pero tampoco puede considerarse como un espacio de cultivo. La consideración que las autoridades cristianas otorgan a las eras en el siglo XVI, evidencia la gran utilidad que tenían estos espacios. Fueron considerados como elementos de compensación de desigualdades en el proceso de repoblación de las alquerías del Reino de Granada, a modo de «política social», entendida esta denominación desde su contexto histórico:

En los lugares donde no hubiere eras juntas y en pedaços grandes a las personas a quien cupieren mayores suertes han de ser obligados a hacerlas en ellas; e las eras que de presente hay en los lugares se han de quedar para los pobres que hubiere en el dicho lugar (García Pérez, 2011, pág. 209).

En la estructuración de los espacios de las alquerías, había que considerar la ubicación de las eras por su gran importancia para la actividad agrícola. Se situaban generalmente en zonas por encima de la línea de rigidez de los sistemas hidráulicos (Barceló M. , 1989), de forma que no se viese mermada la tierra de las vegas y además debían disponerse en espacios donde el aire circulase de manera adecuada y regular. En Padul la estrategia de distribución estableció un pago extenso junto al pueblo, en una zona de secano por debajo del Camino de Escúzar. Aunque también existiesen algunas eras en Santa Elena y en los secanos de la sierra hacia el Quempe, no fueron ni numerosas ni extensas tal como sabemos por la historiografía y el estudio de estos paisajes.

En Dúrcal, cuatro de los seis barrios disponían de un espacio propio de eras, de reducidas dimensiones.

En Nigüelas había varios pagos diferenciados en la zona alta del pueblo y otras en la zona baja.

En Cozvíjar, se localizaban junto al camino de Granada, en lo alto de una loma y quedaban delimitadas por la acequia de las eras, que bordeándolas por la parte de poniente, conducía el agua hacia los pagos del Blanquizar y la Solanilla.

En Cónchar había algunas eras junto a las casas del pueblo y otras desperdigadas por los espacios de secano.

En el número de eras de Padul, hemos aproximado a la cantidad existente en el CME, aunque a mediados del siglo XX hubiese hasta cuatrocientas. En Cónchar hemos anotado las eras existentes a mediados del siglo XX. El resto de datos pertenecen a los LAR del siglo XVI.

Lógicamente, su número dependía de la cantidad de tierra de cultivo disponible, siendo las alquerías con más espacios de cultivo, aquellas que tenían más eras. No dependía del número de vecinos de manera directa, sino la cantidad de hazas dedicadas a la siembre de cereales.

Las eras de Padul

La ubicación de las eras medievales puede llevarse a cabo de manera bastante aproximada, aunque no sepamos la extensión exacta que abarcaban en esta época. Sin embargo es lógico deducir, por lo que nos dice el LAR de Padul, que en primer lugar se construyeron eras a las afueras de la alquería, junto a la ubicación posterior de la casa de Martín Pérez y en dirección a poniente (Ferrer, 1994, pág. 135). Una característica de las eras en Padul, es que a diferencia de las que podemos ver en otros espacios agrícolas, aquí se encuentra la gran mayoría de ellas juntas, ocupando un espacio diferenciado dentro de la distribución del territorio. Se dedica de esta forma un espacio a una actividad determinada, es decir, se especializa su uso. La ubicación de las eras no es casual sino causal, ya que la funcionalidad de las mismas queda limitada por las condiciones ambientales. El espacio en el que se sitúan tiene la peculiaridad de ser el más indicado para la actividad de separación del grano de la paja. Es la zona en la que sopla el aire de forma más constante, permitiendo de esta manera la continuidad en el trabajo de obtención del cereal. Posteriormente aparecieron otros espacios dedicados a esta actividad como las presentes en el pago de Santa Elena, pero mucho menos significativos. Su origen debe ser al menos medieval ya que es un espacio necesario para las labores agrícolas ya que no existen eras más antiguas en otros pagos sino al contrario, de construcción más tardía. La ubicación no es por tanto arbitraria, sino óptima para su utilización. A lo largo de los pagos de secano es posible encontrar alguna era, pero se trata de un número muy reducido y su localización lógicamente, dispersa.

Tradicionalmente, para ablentar se empleaba el procedimiento de la forma de pez. Este método de ablentar el grano para separarlo de la paja no era arbitrario, sino que debía hacerse con una orientación muy determinada por el efecto y acción de la predominancia de las corrientes de aire; o bien «sopla de arriba» que es el viento del oeste, o lo hace de «abajo», viento sureste. Por este motivo, la orientación para ablentar debía hacerse siempre alineando todo el grano y pago en dirección norte-sur siguiendo siempre la guía que proporciona la cumbre de la Piedra del Águila. De esta forma el viento siempre sopla desde un lateral permitiendo la separación de la mies y el grano independientemente de la dirección que traiga.

Sin embargo, a mediados del siglo XX se cambió este ancestral procedimiento utilizando desde entonces y hasta la industrialización y mecanización de esta faena agrícola, por el sistema de círculo en mitad de la era. Con la nueva forma de trabajo se evitaba el inconveniente del cambio de viento que podía dar al traste con el trabajo de varias horas en unos pocos minutos124. No podemos saber cuándo se inicia la construcción de las eras, pero el cultivo de cereales era básico en la agricultura andalusí a la par que muy importante en la alquería de Padul. Es probable que se comenzaran a construir al mismo tiempo que se diseñaron e implantaron los pagos de regadío más cercanos al núcleo de la alquería.

A finales de los años sesenta del pasado siglo, llegó a haber más de cuatrocientas. La explicación al gran tamaño de este espacio podría ser la explotación en época nazarí de grandes zonas de cultivos de secano en la zona de la sierra, que pasaron a ser propiedad de la corona y que debieron ser parte de las haciendas de la monarquía nazarí. A pesar de haber existido al menos dos harāts, no hubo espacios diferenciados para las eras, todas se instalaron juntas y pasaron desapercibidas en las averiguaciones del LAR. Al haberse perdido los repartos de las suertes de población, no podemos saber si posteriormente a la expulsión de los moriscos, éstas fueron a parar a manos de los cristianos o quedaron en poder de la corona, aunque lo más probable fuera que se repartiesen.

Las eras de Dúrcal

En la alquería de Dúrcal al igual que en Nigüelas, y a diferencia de la de Padul, encontramos extensiones de eras en cada uno de los barrios que la componen. La propiedad de las mismas es particular de los vecinos moriscos y por ello la Corona las enajena para la Hacienda Real, repartiéndolas posteriormente en las suertes de los nuevos pobladores. Durante el Apeo hemos tenido que extraer, de cada una de las suertes adjudicadas, las propiedades y ubicaciones de cada era para agruparlas y estructurar la información. En este caso, las eras se reparten dentro de las suertes, respetando las propiedades de los vecinos cristianos que ya habitaban antes del repartimiento y de los herederos de los mismos sumando un total de 90. No aparecen en todos los barrios de Dúrcal y debemos recordar, en este sentido, que hay un barrio que pertenece enteramente a su majestad porque en él no debían de vivir cristianos antes de la guerra y por tanto todas las haciendas y casas pasaron automáticamente a manos de la Corona. A continuación podemos ver cada uno de los grupos de eras que pertenecían a los diferentes barrios, incluyendo las que no se repartieron pero que se mencionan en las lindes de los lotes de repoblación. Este trabajo ha supuesto analizar cada suerte para contrastar las lindes y poder incluir las eras que no se reparten a los colonos o repobladores por pertenecer a vecinos cristianos viejos de Dúrcal. En la actualidad, pervive un espacio de eras a la salida del pueblo hacia la vega, en la zona donde se ubica el colegio de Nuestra Señora del Carmen. El harāt con mayor número de eras era el Darrón, seguido de Marchena, el Çocaquey por último, el de Almócita.

Las eras de Nigüelas

Como elementos asociados a las casas de las alquerías, encontramos también en Nigüelas un total de 115 eras. No conformaban un solo espacio, sino que estaban agrupadas en varias ubicaciones independientes: las Eras del Texar, las Eras del Lugar, Las Eras de Santoyo – Santoria – Santiago, las Eras Altas del Lugar, Era del Partidor, Era del Camino de Acequias y otra sin referenciar. Teniendo en cuenta que las autoridades no encuentran barrios diferenciados en Nigüelas, la constatación de eras agrupadas en distintas localizaciones podría explicarse por la cercanía a los espacios productivos y con ello, una mayor comodidad a la hora de llevar a cabo las faenas agrícolas de trilla de los diferentes cultivos ya fueran cereales o leguminosas; aunque nos decantamos porque supusiesen la plasmación de modelos organizativos de tipo clánico. Esta dispersión en torno a las casas apunta a la idea de una alquería estructurada en harāts, que contaban con sus propias eras, pero no podemos constatarlo ante la falta de datos historiográficos y arqueológicos. No se especifica su extensión pero para realizar la labor de separación de los granos de las mieses no se precisa un espacio demasiado amplio. Son repartidas entre los vecinos, siendo incluidas entre los bienes que componen cada una de las suertes. La mayor concentración de eras se daba en la Eras del Texar, Eras de Santoria y las eras del Lugar con un 88,69% del total.

Las eras de Cozvíjar

Las eras contabilizadas en el LAR de Cozvíjar eran seis y se situaban a la salida de la alquería, justo en lo alto de la subida que hace el antiguo Camino Real de Granada. Se trata de una zona elevada respecto a las vegas y que está rodeada por varias acequias que van a regar varios pagos más allá de las mismas. La ubicación de este espacio es idónea ya que no ocupa ningún espacio susceptible de cultivo de regadío y está en una zona elevada expuesta al viento. Se vuelve a repetir el mismo patrón que en las anteriores alquerías; se respeta el principio de la línea de rigidez (Barceló M. , 1989). Encontramos una referencia, en la que se indica que junto a las eras del pueblo, se encontraban las albercas del lino:

Demás de lo contenido en las partidas están dichas En esta suerte se pone la era que es la cabeza de todos que alinda con olivar del cura y con las albercas del Lino, llegan hasta tres pies de almeces con sus parras Jataguies […] alinda con Juan de Alba y Martín de Alba, Domingo Hernández, Gabriel de Palacios125.

Hasta el siglo XX perduraron entre 34 y 42 eras, dependiendo de las particiones provocadas por las herencias. En la actualidad están prácticamente perdidas por la ocupación de este espacio con viviendas, naves industriales o simplemente abandonadas.

Las eras de Cónchar

Las eras de la alquería se ubicaban junto a las casas, lindando con las mismas y junto al camino de Granada, aunque para acceder a ellas existía un camino llamado de las Eras propiamente dicho. No son incluidas en el reparto de las suertes de repoblación siguiendo la ordenanza incluida en las condiciones impuestas a los repobladores. En este sentido, aparece una interesante referencia en la suerte de Pedro Fernández, en la que se muestra que se prevé la ampliación del espacio reservado a las eras de lugar, «También se le quita a Pedro Fernández una cuartilla de tierra para eras por que conviene»126.

No podemos por tanto especificar la cantidad de eras de origen islámico pero si localizarlas por medios historiográficos. Teniendo en cuenta la resistencia a la transformación de los espacios agrícolas cuando están en uso, podemos casi afirmar que no se eliminaron eras, sino que tras la conquista castellana se ampliaron necesariamente, por la puesta en cultivo de nuevas tierras de secano. Además, debemos considerar que existían eras distribuidas a lo largo de los pagos de secano, de forma que las labores de trilla, de ablentar el grano y separarlo de la paja se hacían junto a las hazas de cultivo.

En total en Cónchar existieron en el siglo XX, once eras junto al pueblo, en el pago de las Eras del Lugar, a las que se les añadían las que estaban diseminadas por el Alcázar y otros secanos, llegando a contabilizar un total de veintitrés127. Encontramos referencias en el LAR respectos a la ubicación del espacio dedicado a las eras, a pesar de que no se repartiesen en suertes. En la suerte de Miguel de Martos, el viejo, se incluye: «Una casa y una accesoria arrimada a la propia casa que alinda con Juan Durán y por otra parte con Melchora Rodríguez y con las eras»128. En la suerte de Alonso de Yllanes, se incluye una suerte de secano a la que le pertenece: « [...] un haza de secano encima de las eras trance del lugar que cabe hasta cinco fanegas de sembradura que alinda con las eras y con Francisco de Yllanes y con el camino que ba a el Alcázar»129. Esto quiere decir que junto al pago del Lugar, se localizaban las eras. En la suerte del nuevo poblador Francisco de Guzmán se incluye una anotación que nos indica la presencia de más tierras dedicadas a esta función:

También tiene el dicho en el dicho pago un secano toda la tierra que se halla allí fuera de las viñas de cómo dice el camino de Cozvíjar que cabrá hasta seis fanegas de cebada que alinda con las viñas y el Tajo de las Peñas que ba al redondo del Alcázar con una almendro ques suyo de la dicha tierra que está al a caída del Alcázar y hay dos celemines señalados de tierra que están señalados para eras130.

Se produce por tanto una inexactitud en cuanto al número y tamaño de eras, aunque queda demostrada su existencia en el diseño originario medieval de la alquería de Cónchar.