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Es el único castillo de la "época Califal" en el Valle de Lecrín. Denominado castillo de Lojuela, hace mención a una población ya desaparecida, que se supone estaría en los entornos de la actual "Era de Lojuela" en el término de Murchas. Allí se han encontrado restos de algunas casas y de su cementerio árabe.

bulletArtículos del Periódico Valle de Lecrín sobre el Castillo de Murchas o de la Lojuela

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Murchas en Arquitectura militar en el Valle de Lecrín

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Descripción

Castillo de planta poligonal, que pudo disponer de más de un recinto, se extiende por la ladera Este-Sureste del cerro en el que se asienta, situándose en la parte más elevada la torre principal. El acceso al conjunto debe hacerse por una vaguada que hay en la zona norte, en donde existen los restos de un torreón para su defensa.

Al Sureste de estos restos queda en pie un gran lienzo de muralla que llega a sobrepasar los 6 metros de altura, construido con tapial muy pobre en cal y que monta sobre otra de mampostería, del mismo grosor y escalonada para adaptarse a la fuerte pendiente del terreno, siendo la altura de dichos escalones igual a la de a tabiya del tapial. Los mampuestos del muro están acuñados y nivelados con grandes ripios que en algunos casos aparentan auténticas verdugadas, sirviendo, por tanto, de asiento y nivelación del encofrado del tapial, al mismo tiempo que evitan la absorción de humedad por capilaridad.

El paramento exterior conserva en buen estado su enfoscado, mientras que el interior se conserva muy degradado, habiendo perdido todo el recubrimiento. El coronamiento del muro, también escalonado, está recubierto por una gruesa capa de mortero muy rico en cal, sirviendo, al mismo tiempo que de pavimento del adarve, para impedir el paso de agua de lluvia al interior del tapial. Sobre esta capa de mortero apoyaba el parapeto, quizás almenado, del que no quedan restos. El hecho de que por la parte exterior del muro estuviese el pretil, hacía necesario evacuar las aguas del adarve dándole pendiente al pavimento hacia la parte interior, motivo por el cual es este paramento el más deteriorado.

Quedan también restos de murallas de iguales características al Norte, Sur y Sureste, éstas últimas sirviendo de muro de contención de las tierras de relleno que hay por su interior. En el lado Oeste, la propia roca constituía una defensa natural, existiendo un muro de menor entidad del que se conservan restos entre las peñas. A lo largo de la pendiente del cerro se aprecian gran cantidad de paratas, de las que algunos muros de mampostería y otros de tapial corresponden a la estructura interna de la fortaleza.

En la parte alta se sitúa la torre, de dimensiones 9,85 x 7,85 metros, correspondiendo la longitud mayor a los lados Oeste y Este. Está construida con muros de tapial, pobre en cal, sobre una plataforma de mampostería, y con las esquinas reforzadas con sillarejos. La altura del tapial es de 4 metros, conservando  restos de enfoscado exterior. Es posible que en el interior de la plataforma de mampostería exista un aljibe, hecho que no se puede constatar, ya que sobre ella hay una capa de relleno y vegetación.

PROTECCIÓN

Régimen Estado Tipología Jurídica Publicado en Fecha Número
BIC Inscrito Monumento BOE 29/06/1985 155
La muralla al principio y la torre del homenaje detrás, son sus elementos más significativos

La construcción de sus murallas se hace con tierra prensada y cal grasa, pero entre sus muros se pueden atestiguar bastantes restos de cerámica romana y tegulae que una vez rota la empleaban en la amalgama presada de los muros. Esto demuestra que cerca había  habido restos de asentamientos romanos donde abastecerse. La parte inferior de la muralla es de mampostería

Entre la silueta del castillo destaca la Torre sobre el acantilado  del Río Dúrcal. Estaba colocado en un punto estratégico para dominar el Valle. En la época califal. El centro político estaba en Córdoba. A nivel militar el dominio sobre la península era total, por lo que este castillo sería uno de los que se asentaban  en el conjunto de Alhandalus, colocado en un punto estratégico de comunicación. Costa-Vega de Granada

Otros autores

La población de Murchas tiene como limites al N. Dúrcal, al con ,el río Torrente, al Sur con la jurisdicción de Melegís y 0. con la de Cónchar, desde el centro a los confines hay 1/4 legua con corta diferencia.

La fortificación se encuentra bastante separada del pueblo, plena vega de su término y es uno de los mejores conservados toda la Comarca.

Consta de una torre fortificada de planta rectangular asentada sobre el borde de un barranco que domina un valle amplio, por donde transcurre el río Ízbor, emplazada en la parte más elevada del terreno.

La parte baja de la torre es de construcción de mampuesto con argamasa por la imposibilidad de utilizar la técnica de la tabiya o tapiería en estos emplazamientos, a partir de media altura la construcción es de tabiya, esta es de tierra ya que en su composición la mayor parte de los materiales son finos 2 mm. con algunas lascas de piedra de superiores dimensiones.

La parte exterior de la torre está revestida de una capa de enlucido dándole un aspecto totalmente plano, de un color terroso rojizo. Se observa perfectamente el paso de un encofre a otro midiendo aproximadamente 80 cms. cada uno.

Esta torre esta circundada por un lienzo de murallas que se apoyan directamente en ella, de forma escalonada adaptándose al relieve, conservando casi intacta la muralla norte con una medida de 44 mtrs. Su construcción es de tabiya de tierra a la que se ha cubierto en su parte superior con un "tejadillo" plano de un material no permeable ante el problema de la poca resistencia al agua de este tipo de construcción.

Otros restos de muralla conservados son 3 metros en ángulo con la anterior hacia el Norte.

Diseminados por el interior del recinto y adaptándose a - las sucesivas terrazas se observan restos de muros a bajo nivel que nos hacen pensar que se trataran de pequeñas construcciones cuyo destino fuera vivienda de la guarnición, refugio temporal de la población vecina, etc....

Comentario de Del historiador local D. José Miguel Puerta. Sacado de la revista el Peñón (años 80)

Al parecer, en cierta ocasión, le dijo Unamuno al gran historiador y etnólogo Julio Caro Baroja, cuando éste le comunicó sus deseos de dedicarse a la arqueología, que eso "era perder el tiempo", y este la dejó definitivamente.

En sí misma, la arqueología, La búsqueda de objetos - del pasado y su estudio,' puede parecer una actividad demasiado técnica y vacía, pero es sin duda imprescindible. para conocer la historia y más aún la de los lugares, como el nuestro, en los que estos restos - son prácticamente los únicos documentos que nos quedan de épocas anteriores.

Este es el coso de los pocos muros que forman el llamado " Castillo de Murchas". No conocemos ningún documento que nos refiera la fecha de su construcción y de su hábitat. En la parte histórica de la tesis del "Valle de Lecrín" de Francisco. Villegas ni siquiera se menciona. Sólo en un libro de Torres Delgado sobre las fortalezas en el reino de Granada, aparece señalado como fuerte musulmán, pero sin más comentarios. Evidentemente, sus muros son en toda regla de construcción musulmana: algo más de un metro de anchos, formados por capas superpuestas de unos 10 centímetros de barro y arena y recubiertos por una fina capa de enlucido.

A unos 40 cm. de distancia perforan el muro unos agujeros, que antes debieron contener palos para absorber la humedad y evitar resquebrajamientos. Este estilo constructivo lo podemos comparar con las primeros murallas de Granada del S. X, aunque pueden ser muy bien una reminiscencia, en este lugar un tanto marginal de sistemas de construcción anteriores. En toda la superficie que abarca su muralla podemos encontrar cerámica de indudable textura musulmana, e incluso tipos de cerámica que se pueden considerar mucho mas antiguos,(tejas romanas).

La forma de este fortín es extremadamente simple: un torreón central es rodeado por una muralla que rodea todo el perímetro excepto en la parte del barranco. En el interior  quedan, junto a la muralla algunos indicios que permiten suponer que hubo allí algunos lugares habitables. Lo interesante es observar como, tanto la muralla exterior como el torreón se adaptan al terreno accidentado y lo aprovechan  además como parte integrante de su estructura. La muralla baja por los bancales, hoy sembrados de almendros escalonada mente, desde la parte N. del fortín hasta la parte S., dejando toda la parte O. sin construcci6n ya que las rocas del barranco y su pendiente son la mejor defensa. Igual ocurre con el - torreón  que se encarama sobre la pura roca, demostrando que allí hay un lugar militar y para hacerse con la visión del Valle bajo y del paso del río Dúrcal. La planta carece de una regularidad exhaustiva, afirmándose más aún su carácter funcional, estrictamente defensivo, estableciendo dos pequeños torreones en los lugares de mayor vigilancia.

Todo esto, junto al hecho de hallarse a poco más de  un Km. de Murchas y a la misma distancia de Melegís, cerca también de Cónchar, es decir rodeado de hábitat rurales, nos hace pensar en este fortín corno un lugar  de refugio para las gentes del lugar a la vez que como un lugar de vigilancia inserto en el sistema defensivo del reino de Granada; actuaría en el cierre del camino de penetración hacia la Vega y la ciudad de Granada que es el  Valle de Lecrín. Es por esto por lo que preferimos calificarle como fortín mas que como castillo, ya que este vocablo remite a una organización superior en la que   existirían dependencias militares, nobiliarias etc. Se trata pues de una construcción local simple íntimamente unida al entorno paisajístico y en contacto con la vida agrícola de estas tierras durante el periodo musulmán.

Cuando tengamos un estudio arqueológico de este fuerte podremos conocer un poco más la historia de las gentes que habitaron nuestras tierras.  Mientras tanto sepamos de su existencia y hagamos lo posible por conservarlo.

Otras descripciones

Los arqueólogos han datado el castillo en época musulmana temprana. Su construcción posiblemente se realizó sobre un yacimiento romano y un asentamiento prehistórico, que quedaron destruidos.

El castillo de Lojuela se organiza en dos espacios diferenciados, con un recinto amurallado de planta poligonal, al que se accede por la vaguada situada al oeste.

En el interior del recinto se aprecia una torre de gran tamaño, situada en la parte más elevada del cerro, con mampostería enlucida en su zona baja situada al este y refuerzo de sillería en la esquina. El resto de la torre es de tapial en cajones de encofrado de 76 cm. La torre tiene actualmente 9,85 x 7,85 metros.

Los lienzos de muralla subsistentes están construidos directamente sobre la roca, con forma escalonada. El mayor de los que se conservan, el de orientación norte, tiene 44 metros y está cubierto, en su coronación, por grandes piedras planas. En el exterior del recinto, se han encontrado numerosas maderas que se consideran restos de los encofrados originales. Los muros son de tapial terroso, con restos de cerámica prehistórica y romana.

Además de los restos defensivos, hay varios habitáculos que, posiblemente, sirvieron como refugio para personas y ganado en épocas de conflicto.

Protección

Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español. En 1993 la Junta de Andalucía otorgó reconocimiento especial a los castillos de la Comunidad Autónoma de Andalucía.