La conquista de Padul

Sacado de Historia del rebelión y castigo de los moriscos del reyno de Granada Autor Luis del Mármol Carvajal

CAPITULO XVIII.

Como los Reyes Cathólicos tornaron á la conquista el año de mil quatrocientos noventa r uno , y cercaron la ciudad de Granada.

Venida la primavera del año de nuestro Salvador mil quatrocientos noventa y uno, los Cathólicos Reyes, habiendo estado el principio del año en Sevilla, partieron de alli pasada Pasqua florida para ir á cercar.; Granada. El rey Don Hernarldo entró en la vega., y mandó al Marques de Villena, que con tres mil caballos y diez mil peones fuese al valle de Lecrin y destruyese todos los lugares que se habian alzado. Y porque si ;caso los Moros viniesen sobre él con mayor pujanza , no recibiese daño en la aspereza de aquellos cerros ( como aquel que en nada se descuidaba) partió luego en su seguímiento con el resto del exército. El Marques de Villena entró en el valle, y destruyendo los lugares baxos que estaban mal apercebidos , volvió al Padul con muchos captivos y despojos ; mas encóntrandole allí el Rey , le mandó volver: y pasando mas adelante, destruyó toda aquella tierra , porque esto era lo que convenía que se hiciese antes de poner cerco á Granada. Y aunque el Zogoybi, sabido el camino que el Rey Don Hernando llevaba, envió algunos Alcaydes con mucha gente de a pie para que ocupasen los pasos de Tablate y Lanjaron. por donde necesariamente habían de pasar los Christianos, no fueron parte para defenderselo , porque los capitanes del Rey acometieron el barranco de Tablate por la puente ; y por otro paso dificultosísimo, que estaba á la parte de arriba una legua de alli, y echando á los Moros de las cumbres de aquellos cerros que tenian ocupadas, pasó el Rey basta Lanjaron : y allí estuvo mientras la gente destruía los lugares del valle y de la Taa de Órgiba, y otros de aquellas sierras. Hecho esto ; y talados todos los sembrados de la comarca , volvió el Rey con todo su exercito al Padu1 , y por aquella parte entró en la vega de Granada , y asentó su real junto á unas fuentes, que llaman los ojos de Huercal , y estar dos leguas de aquella famosísima ciudad , con determinacion , siendo Dios servido , de no le alzar hasta ganarla. Duró este cerco ocho meses y diez dias con gran contienda de entrambas, partes desde veinte y seis días del mes de Abril. hasta dos de Enero del año del Señor mil quatrocientos noventa y dos. En el qual tiempo hubo hechos muy notables de caballeros y peones , así Christianos como Moros, que procuraban señalarse en presencia de sus Reyes, unos por fama, y otros por premio, y muchos por religion. A este cerco vino la Cathólica Reyna Doña Isabel, que en todas las cosas graves y de mayor importancia se queria hallar, para animar con su real presencia á sus vasallos y traxo consigo al Príncipe Don Juan y á la Infanta Doña Juana sus hijos., Y porque una noche se pegó fuego á la tienda de la Reyna con una vela , que descuidadamente dexó encendida una moza de cámara, y se quemaron otras tiendas que estaban par della, los Reyes mándaron hacer en el real casas de tapias cubiertas de teja, donde se metiese la gente, puestas por su orden con sus calles ordenadas en medio , y despues tomando las ciudades y los maestrazgos á su cargo de fortalecer cada qual su quartel , hicieron una ciudad cercada de muros y de torres con una honda cava, dexando dos calles principales en medio derechas, puestas en cruz, que van á dar á quatro puertas, que responden á los quatro vientos , quedando en medio una plaza de armas espaciosa y ancha, donde poderse juntar la gente del exército. Cada edificador dexó una piedra, con su epitafio en la parte del muro que le cupo edificar, puesta en el lugar, mas preeminente de su quartel : las quales verá todavia el curioso que anduviere alderredor dellos por la parte de fuera. A esta ciudad llamaban los Cáthólícos Reyes santa Fe, nombre digno de su conquista: y con ella quedó el real seguro de fuegos , y fuerte contra qualquier ímpetu de los enemigos, los quales desmayaron luego que la vieron edificada, entendiendo que el cerco era de propósito, y con presupuesto de no levantar de alli el real hasta ganarles á. Granada.


Capítulo XX

...Hecho. este acto de sumision, se apartaron los Reyes , el Cathólico se fue á la Alhambra, y el pagano la vuelta de Andarax. Algunos quieren decir que volvió primero á la ciudad, y que entró en una casa donde tenia recogida su familia en la Alcazaba, mas unos Moriscos muy viejos, que, segun ellos decían, se hallaron presentes aquel día, nos certificaron, que no había hecho mas de hacer, reverencia al Rey Cathólico, y caminar la vuelta de la Alpuxarra, porque guando salió de la Alhambra, habia enviado su familia delante, y que en llegando á un viso, que está cerca del lugar del Padul, que es de donde últimamente se descubre la ciudad , volvió á mirarla, y poniendo los ojos en aquellos ricos alcázares que dexabá perdidos, comenzó á sospirar reciamente , y dixo Alabaquibar, que es como si dixesemos Dóminus Deus Sabaoth poderoso Señor, Dios de las batallas; y que viendole su madre sospirar y llorar, le dixo : "Bien haces hijo en llorar como muger lo que no fuiste para defender como hombre.„ Despues llamaron los Moros aquel viso el Fex de Alabaquibar en memoria de este suceso. Volviendo pues á nuestros Cristianos, que caminaban la vuelta de la ciudad, el Rey y la Reyna, y todos los caballeros y señores subieron á la Alhambra,, y á la puerta de la fortaleza les dió el Alcayde Jucef Aben Comixa las llaves de ella., y sus Altezas las mandaron dar luego á Don Iñigo Lopez de Mendoza, Conde de Tendilla, primo hermano del Cardenal Don Pedro Gonzalez de Mendoza, que fue el primer Alcayde y Capitan General de aquel reyno, cuyo valor tenian sus Altezas conocido, por los grandes servicios qué les había lecho.

 

Conquista (1488-1491)

Copia de una instrucción original del marques de Cádiz don Rodrigo Ponce de León a Juan Baeza que iba de su parte a los Reyes Católicos

Archivo de Simancas. Negociado de mar y tierra num. 1.315

"Lo que vos Joan de Baeza criado del Rey é de la Reina nuestros Señores habeis de decir á Sus Altezas en respuesta de las cartas y creencias que de su parte me dieron el comendador de Monteson é Juan Dávalos, es lo siguiente:

Que como á Sus Altezas escribí el día que salí de correr la vega, fui al Padul por las causas que por mi carta habrán visto, é la principal por ver el Padul y la dispusicion de la tierra, y solté caballos mios que llegaron tan cerca de Dorcar (1) que vieron hartos segadores segando: é la dispusicion de la tierra es tal cual á Sus Altezas la habrán dicho é vos les diréis, y que conosciendo la gana é voluntad que Sus Altezas tienen que estos del Aleclin (2) é del Alpujarra fuesen castigados, yo truje aquí conmigo al clavero de Calatrava (3) é á Gonzalo Fernandez (4) con los hombres del campo que allí se hallaron, que sabian parte de lo del Aleclin , y tambien vinieron un moro natural del Aleclin é otro de Alhendin que saben bien aquella tierra. Los caminos que dicen que hay de Granada al Alpujarra son estos que aquí llevais para mostrallos á Sus Altezas. Hallan todos los hombres del campo que aquí tenemos, muy dificultoso el podernos juntar con los que han de venir por la parte del Alpujarra , ansi por la estrecheza de

(1) Dúrcal. (l) Lecrín. (3) Don Pedro López de Padilla (4) El Gran Capitán

los caminos, como por ser la tierra tan fraguosa que con poco estorbo los de allá llegarian tarde donde nosotros ha hemos destar, que es entre Dorcar é Mondujar; y el estada allí habia de ser amanescer un día é barajar las aldeas y esperar á los que han de venir por la parte de Lanjaron, que es aquel el camino derecho, y en medio de Lanjaron é de Mondujar está el barranco de Mondajar (1), é la puente del Oso (2) mas adelante hasta Lanjaron, que en cualquiera destos dos pasos que se pusiese muy poca gente seria peligrosa la pasada de los que han de venir del Alpujarra á se juntar con nosotros, y que de aquí adelante no tenemos hombre que sepa nada porque aunque algunos moros hablan dello, dicen tanta aspereza de la tierra, que non curo de oillos : y hasta esto de aquí diréis vos mesmo lo que visteis, que sabréis dar mejor razon dello á Sus Altezas, que para esto visto la voluntad que Sus Altezas muestran, como la carta del mariscal (3) é de Juan de Almaraz me dieron yo envié á Juan de Aranda un hombre de bien de mi compañía, al mariscal e á Juan de Almaraz é al caudillo de Baza (4) á les preguntar qué dispusicion de tierra habia ó como pensarán de se venir á juntar conmigo á la parte del Padul , y qué gente bastaria é babria menester para venir á juntarse conmigo, é á donde é como querían que los yo saliese á rescebir, el cual no es venido porque le mandé que fuese á visitará Fiñana á la Pece (5), é con el mesmo envié á decir al Mariscal é á Juan de Almaraz é al caudillo de Baza, que si mas gente

(1) Moxacar. (21 Quizás : Puente de Tablate. (3) El Mariscal de Castilla D. Diego Femandez de Córdoba (4) Cidi Anayar, que después de bautizado se llamo Don Pedro de Granada Venegas (5) Hoy Peza

de caballos ó de peones hobiesen menester, el Rey de Landaraz (1) que luego gelos enviase, que sus Altezas serian dello muy servidos, y asi mesmo les dijese que si alguna cosa de alteracion hobiese para que fuese menester , que luego iris, y sinon fuese tanta la necesidad enviaria allá al conde de Tendilla ó á Puerto Carrero con doscientas ó trescientas lanzas, para que estoviesen allá siete ó ocho dias, que en viniendo este, con la informacion que trajiere ó allá le dijeren, luego lo haré saber á Sus Altezas, á las cuales suplicaréis de mi parte que venido el comendador de Moratalla me fagan saber lo que trae porque se concierte lo que viere que sean mas servidos.

Diréis á Sus Altezas que lo que acá á mi me parescia que se debia hacer para esto del Alpujarra é del Aleclin, es esto: que todo lo que se perdió del Alpujarra é Aleclin se levantó por perderse el Padul, é que agora con ganarse se tornaria á ganar todo; por que todos los del Aleclin no tienen mas vida, nin mas participacion, nin trato con Granada de cuanto tovieren al Padul, que á mi ver lo bueno era cercar al Padul é con el ayuda de Dios trabajar por tomalle , y que en tomar aquella fortaleza, todo lo otro queda debajo de la mano de Sus Altezas para hacer dello lo que fueren servidos; y que este es muy peligroso ardid porque la mesma sierra de Granada viene á dar en el mesmo Padul, que es verdad que como yo agora lo miré con ojos que lo habian de escribir á Sus Altezas, me pareció que cumplia á su servicio que se procurase por tomar ; que me pareció que un cerro que está encima del Padul en el cual viene á dar la sierra , entre él é la sierra habia una quebrada no muy grande; pero miré que era

(1) El llamado Rey Zagal

la cuesta de la sierra tan derecha que estando en el cerro muchos espingarderos é ballesteros, alguna duda tendría que por allí pudiese entrar gente al Padul. Está mas á la mano ezquierda desto metido en la sierra el camino de Almenara, y pueden venir por él seguramente, é venir á media ladera de la cuesta hasta junto al Padul ; pero estas cosas é otras semejantes deltas non se pueden hacer sin mucha aventura. La gente que me paresce que seria menester serian tres mil caballos é doce mil peones, aunque los hombres del campo por estar sobre el Padul algunas noches , algo mas pedían , y menos desto non paresce que se debria emprender. Y con esto , con el ayuda de nuestro Señor, espero que se podría hacer algo de que Sus Altezas rescibiesen mucho servicio ; y seria cosa provechosa si se determina que esto se faga , que los de Guadix é Baza con la gente del adelantamiento de Cazorla entrasen para el mesmo día que nosotros fuésemos á lo de Cogollos, y pasar adelante corriendo la sierra : y si Sus Altezas á esto non se determinaren, para entrar en lo del Aleclin bastará la gente que viene en el memorial , para entrar por la vía de Alhama a las Buñaelas (1) con el valle , é ir á parar en Restabal. Y esta gente que digo non se maravillen sus Altezas que sea tanta, porque cuando el Duque Dalva entraba á barajar las Buñuelas, que es lo primero del Aleclin, que era non estando muy pacifica Granada , llevó dos mil é doscientos caballos y siete mil peones, é se volvió porque fué sentido.

Diréis á Sus Altezas que lo que aquí se sabe del Padul es que cinco moros vinieron dél el día mesmo que se corrió la vega , é dicen que hay en ella treinta escuderos con un hermano del Muley, é hasta ciento é cincuenta peones; é lo que nosotros vimos fué cuasi aquello mismo.

(1) Albuñuelas

Lo que acá paresce que es menester de artillería para afrontarse aquello, es:

Un par de lombardetas de carreton, de las livianas.
Ribadoquines, algunos de los livianos.
Bancos pinjados.
Picos y azadones.
Dos ó tres pasavolantes.
Algunas escalas.

Han menester vuestras (1) Altezas mandar crescer en el memorial de la gente, quinientos espingarderos, é que los peones sean los mas que pudieren ser ballesteros.

Almacen (2).
Pólvora.
Pelotas.
Hacheros y azadoneros.

A la Malaba placiendo á Dios, mañana viernes en la noche meterá Gonzalo Fernandez (3) cincuenta peones de labor que se pudieron haber en Jaen é en esta tierra. Cuando los que Sus Altezas enviaren , vinieren , se meterán tambien, que todos tendrán bien que hacer.

Diréis á Sus Altezas que en lo de la gente de Arévalo é de aquellas partes que se ha de traer, yo enviaré persona mia á ello, con quien Sus Altezas envien los mandamientos que vieren que cumple á su servicio.

No habemos sabido mas de la tornada del Rey de Granada hasta hoy, nin lo que allá se ha fecho.

(1) Quizá: Sus Altezas, supuesto que el Marqués de Cádiz no escribía directamente a los Reyes Católicos. (2) Aquí se toma la palabra almacén por el conjunto de municiones y pertrechos de guerra (3) El Gran Capitán

Diréis á Sus Altezas que ya para esta gente son menester dineros que manden proveer.

Decirleshèis lo de los guardas.

Diréis á Sus Altezas que ha sido muy bueno escrebir para que la gente toda se cumpla, porque el número do las dos mil lanzas, si en la frontera estamos mucho, se podrá hacer con ellas de que nuestro Señor é Sus Altezas sean servidos.

Diréis á Sus Altezas que deben enviar á mandar al Mariscal é á Juan de Almaraz, que esfuercen mucho al Rey de Landarax, dándole algunos peones é caballos que esten con él - El Marqués."

Esta es la famosa carta o instrucción del Marqués de Cádiz sobre las condiciones en que se encontraba El Padul y sobre las acciones que habría que llevar a cabo para su reconquista. Es un magnífico y breve esquema estratégico y logístico que servirá para la operación que dio como resultado la caída del Valle de Lecrín.

No sabemos la fecha en que se escribió. Garrido Atienza cree que esta carta es de comienzos del año 1491, Juan de Mata Carriazo cree que es de comienzos del verano de 1490; nosotros, sin autoridad alguna, creemos también que es del verano de 1490, pues solo entonces pudieron verse «hartos segadores segando».

Pero lo importante es la consideración del valor del Padul en el desarrollo de las operaciones, casi finales, de la Reconquista. Por perderse El Padul, en la segunda expedición de Boabdil a la Alpujarra se perdió todo el Valle y la Alpujarra misma. Y con ganarse el Padul volvería a ganarse todo.

Invasión del valle de Lecrín. El rey Fernando en el padul

Es claro que El Padul se había perdido en la segunda incursión de Boabdil, arrastrando su pérdida la de los pueblos del Valle y de las Alpujarras. Y es claro que había que recuperarlo, si se quería conseguir, por una parte, la posibilidad de un aprovisionamiento de Granada, que prolongaría la resistencia, y de otra, terminar de una vez la reconquista, para lo que faltaban únicamente estas dos comarcas.

Esto está clarísimo en la carta del duque de Cádiz, como lo es, igualmente, que la operación se realizó de acuerdo con las indicaciones estratégicas, concebidas mediante un estudio directo sobre el mismo terreno.

Tanto Pulgar, como Bernáldez y Mármol, se hacen eco, en sus relatos, de este episodio de singular importancia para la terminación de la guerra.

«Esa noche, Sábado, el rey mandó ir al Duque de Escalona, Capitán, General de Fronteras, con hasta tres mil de a caballo y diez mil peones, al Axalería que son los Valles que están a la entrada de las Alpujarras, donde hay muchas aldeas, a las destruir, porque era tierra muy rica, de donde Granada había mucho reparo: partido el Marqués, Duque de Escalona, dijeron al rey que se podrían juntar de la Alpujarra treinta mil hombres de pelea, por eso movió su real, para ir a hacer espaldas a gente enviada, y fue a la vía del Padul, e, a la pasada de Granada, salieron todos los caballeros de Granada a dar la espalda de la gente e trabaron escaramuzas con ellos por mandato del rey; y el Conde de Tendilla y el Conde de Cabra salieron a la escaramuza y dieron tan gran prisa con ella que los moros ovieron de huir y fueron algunos muertos e fueron tomados algunos de ellos presos, ansi a caballo como estaban, y hecho paso, el rey, sin peligro, llegó al Padul, donde fallaron que venía el Marqués Duque de Escalona con la presa y con la gente que había tomado, que ellos habían entrado en las aldeas de Alaxería, e como los moros estaban descuidados, diciendo que no había quien osare entrar allí, tomáronlos de salto y robaron y destruyeron nueve aldeas e mataron más de quinientos moros e ovieron muy grande presa de moros e ganado e ropas e joyas e oro e plata e destruyeron lo que pudieron e de allí, todos junto en el real, durmieron aquella noche, Domingo, y en la noche y de otro día, mañana, lunes, el rey mandó de tornar e destruir del todo los lugares que el dicho marqués había destruido e otros que estaban más adelante en medio de las Alpujarras. E esa noche, capitanes moros con mucha gente de a caballo e de a pié, ballesteros, a ponerse en un paso aspero por defender a que la gente no pasase adelante, e el rey, otro día, lunes partió de allí con sus huestes a Granada.»

La conquista del Padul

En ninguno de los autores que hemos consultado, hemos hallado ni la más leve referencia a la conquista del Padul, ni la más leve alusión a una posible escaramuza para apoderarse del pueblo. Jorquera dice que fue en el año 1941, Cortés Peña que fue en el 1490, Antonio de la Torre en el año 1491, Carriazo en el año 1491.

Siguiendo una estricta cronología tenemos:

Año 1488. Hernando del Pulgar dice que «el rey de Guadix (El Zagal) ha tomado Alhendín y El Padul que son cerca de Granada y desde ellas facen guerra a nuestra tierra». ¿Era el Padul cristiano la frontera de los RR. CC.? Y, si era así, ¿cuándo fue incorporado a las tierras de los RR. CC.? ¿Cómo se explica que un año más tarde El Zagal lo entregue a los RR. CC., como parte de sus posesiones? Las Capitulaciones de El Zagal dicen que se entregaron «desde la ciudad de Almuñécar hasta la alquería del Padul».

Año 1489. consolidada su situación como territorio cristiano, sufrirá, por parte de Boabdil, dos formidables asaltos, tal como nos lo cuentan Mármol y Garrido Atienza. El segundo de ellos con carácter definitivo. Esto parece que está bien claro. El Padul en el año 1490 era de Boabdil. La duda está en la incursión al Valle de Lecrín por el Marqués de Villena y en la que participó personalmente el Rey Católico. Pero hay una cuestión previa, importantísima o, mejor dicho, primera y fundamental: la conquista del Padul. La aseveración no es nuestra, es el propio marqués de Cádiz el que dice tajantemente, que el Alecrin se perdió por perderse el Padul e que ahora con ganarse se tornaría a ganar todo (...) e que en tomar aquella fortaleza, todo lo otro queda debajo de las manos de sus Altezas».

Carriazo afirma que los RR. CC. poniéndo el informe del marqués en obra, emprendieron la conquista del Valle. Ni una palabra sobre la toma de El Padul. Pulgar dice sencillamente que el Rey Católico «desde los ojos de Huecar trasladóse luego al Padul». Bernáldez dice que «hecho paso el rey sin peligro llegó al Padul donde fallaron que venía el Marqués». Tampoco en Mármol hallamos referencia alguna sobre que en el Padul hubiese lucha. Parece que tanto el marqués corno el rey hubieran llegado a un lugar plenamente poseído de antemano, desde el cual dirigieron su actividad guerrera. Cuando la verdad es que esta conquista del Valle suponía la previa conquista del Padul, tal y como lo declara el marqués de Cádiz. Y que la conquista no debía de ser cosa fácil como lo demuestra el acopio de material y de personal explícitamente declarado por el marqués.

La tranquila llegada del rey al Padul, parece indicar que la conquista del Padul debió de ser paso previo a la conquista del Valle y que en el Padul debía estar todo dispuesto para la acción sobre los pueblos. Con todo parece extraño que dada la extraordinaria importancia que esta acción tenía, no aparezca en ninguno de los historiadores.

Por otra parte, también es rarísimo que fuera objeto de la atención de un artista que, puesto a recoger hechos notables, se parara en uno que no va a tener sitio en las crónicas escritas. La tabla de la Catedral de Toledo, además de ser original por el tratamiento del tema, indica que el combate no debió de ser nada fácil. Es más, nos atrevemos a decir que debió tener extraordinaria violencia, si nos atenemos a lo previsto por el Marqués de Cádiz y a la singularidad del hecho.


Combate delate del padul. relieve del coro de la Catedral de Toledo

Mata Carriazo, comentando esta tabla, dice que «el lugar del Padul fue base de la gran tala que el rey D. Fernando y varios caballeros hicieron por las montañas de Granada en abril de 1491. Representa este relieve un caso excepcional, el de la plaza que se resiste, en vez de lo corriente en estos tableros, la plaza que se entrega. Aquí los moros han hecho una salida y luchan vigorosamente con los cristianos asaltantes. Al fondo, sobre un paisaje montañoso, se ve un pequeño castillo sobre el que dos cristianos ondean una cruz». Esta tabla representa sin duda alguna la toma del Padul, hecho previo a la incursión en el Valle, con lo que se termina la Reconquista.

Permaneció el rey en el Padul dos días, hasta que el marqués de Villena, habiendo hecho una nueva correría por los ya destruidos del Valle, aseguró la conquista

Copia de carta que Fernando de Zafra escribió á la Reina noticiándola que el dia siguiente partía el Rey á asentar su Real en el Padul, y de la gente que reunia.

Granada 26 de febrero , sin indicar el ario.

LETRA CORTÁNEA

Archivo de Simancas-Negociado de mar y tierra. N.° 1315.

MUY ALTA Y MUY PODEROSA Y MUY ESCLARECIDA REINA NUESTRA SEÑORA.

El Rey, á Dios muchas gracias y loores, esta muy bueno; y Su Alteza, Dios mediante, parte mañana jueves á asentar su Real en el Padul. Toda la mas de la gente des las partes es llegada: la de Sevilla dicen que llega esta noche cuatro leguas de aquí, aunque no toda segun escriben D. Estevan de Xerez y el Duque de Medina. Y de la otra gente de la comarca de Sevilla no se sabe cosa cierta. La gente que ha venido á la parte de la Fiñana del obispado de Jaen y órden de Calatrava, y otros lugares de aquellas partes, pasan de mil é quinientos de caballo é de quince mil peones. Del reino de Murcia, y de aquellas partes ques á cargo de García Laso no se sabe lo cierto de la gente que verná ; mas lo que fuere sera muy buena gente. La gente que aquí se junta con su Alteza , es mucha, que solo Córdoba dicen que trae mas de dos mil de caballo y de veinte mil peones. Espero en Dios que todo subcedera como á su servicio y á servicio de vuestras Altezas cumpla. Jaime Repostero lleva á vuestra Alteza las esclavas, y con el atavío que vuestra Alteza mandará ver por la relacion que aquí va inclusa: envíola á vuestra Alteza porque por allí le mande tomar la cuenta.

La venta destos esclavos va algo aflojando: no sé si crecerá con la venida de la gente; mas estan hasta hoy miércoles vendidos en cuantía de ocho cuentos. La vida é muy Real estado de vuestra Alteza guarde é prospere y acreciente nuestro Señor con mayores reinos é señoríos á su santo servicio como vuestra Alteza lo desea amen. De Granada á veinte y seis de hebrero.

El Suspiro del Moro

Los historiadores niegan unánimemente el episodio del Suspiro del Moro, anécdota o leyenda de universal conocimiento.

Equilaz, comentando la muerte de Boabdil, dice tener que considerar como fábula forjada por Diego Torres la muerte del exrey de Granada, en la batalla de Guadi el Asud (río de los negros). Del mismo modo, dice, hay que rectificar a Mármol en lo relativo a la muerte de El Zagal, que «vivió ciego y miserable, vestido y alimentado por el Rey de Fez». Y añade Equilaz «esta leyenda de la misma laya que la del Suspiro del Moro...» donde se da por falsa tan famosa leyenda. Y añade, «Antes de que el cronista del Emperador Carlos V, Obispo de Guadix, y después, de Mondoñedo, se aplicara a componer sus Epístolas Familiares, y diera posada en ellas, con el mayor candor, al cuento del viejo morisco, un continuador de la Crónica de los Reyes Católicos de Pulgar había escrito lo siguiente: Este día (el de la entrada en Granada de los Reyes Católicos) hizo el rey moro dos actos de tristeza, y fueron que tienen por costumbre los reyes moros, cuando pasan algún río de poca agua, que los caballeros moros le cubran los pies e los estribos con los suyos, e él no quiso consentir: y cuando suben algunas escaleras, dejan los alpargates e se los lleva el principal moro que allí está, lo cual el no quiso consentir. E como fué a su casa, que era en al Alcazaba, entró llorando lo que había perdido e díxole su madre que, pues que no liabias sido para defenderla como hombre, que no llorase como mujer».

«Don Antonio de Guevara, cronista de Carlos V, en una de sus Epístolas Familiares asegura haber escuchado de un viejo moro, testigo presencial y en el mismo, sitio que aconteció «Viniendo, pues, al caso, debeis de saber, señor, que en toda esta visita traigo diez ballesteros, así para mi guarda, como para que me enseñen la tierra, y como subiese a un recuesto, encima del qual se pierda la vista de Granada y se cobra la del Val de Lecrin, díxome un morisco viejo, que iba, conmigo estas palabras mal aljamiadas. Si querer tu Alfaqui parar aqui poquito, poquito a mi contar a ti cosas a lo grande, que Rey Chiquito y rnadre suya facer aqui. Otro día que se entrego la ciudad y la Alhambra al Rey Fernando, luego partió el Rey Chiquito para tierra de la Alpujarra, las quales tierras quedaron en las Capitulaciones que él las tuviese y por suyas las gozase. Iba con el Rey Chiquito aquel día la Reina su Madre, delante, y toda la caballería de su corte, detrás, y como llegase a este lugar, a do tu y yo tenemos agora los piés, volvio el Rey atrás la cara, para mirar la ciudad e Alhambra, como cosa que no esperaba ya mas de ver, y mucho menos de recobrar, acordandose después el triste Rey y todos los que allí íbamos con él, de la desventura que nos avia acontecido y del famoso reyno que aviamos perdio, tirmandonos todos a llorar y aun nuestras barbas todas canas a mesar, pidiendo a Ala misericordia, y aun la muerte, que nos quitase la vida. Como a la madre del Rey (que iba delante) dexesen que el Rey y los caballeros estaban todos parados mirando el Alhambra y ciudad que avian perdido, dió un palo a la yegua en que iva y dixo estas palabras: Justa cosa es que el Rey y los caballeros lloren como mujeres, pues no pelearon como caballeros. Muchas veces oi decir al Rey Chiquito mi señor que si, como supo después, supiese allí luego lo que su madre de él y los caballeros avia dicho, o se mataran allí unos a otros o se bolvieran a Granada a pelear con los Cristianos. Esto, pues, lo que me dijo aquel morisco».

Mármol lo cuenta así: Hecho este acto de sumisión, se apartaron los reyes el Católico se fue a la Alhambra y el pagano, a vuelta a Andarax. Algunos quieren decir que volvió primero a la ciudad y entró en su casa, donde tenía recogida su familia en la Alcazaba, mas unos moriscos muy viejos que según ellos decían se hallaron presentes aquel día nos certificaron que no había hecho mas de hacer reverencia al Rey Católico y marchar a la Alpujarra, porque cuando salió de la Alhambra había enviado su familia delante y que en llegando a un viso que esta cerca del lugar del Padul, que es donde últimamente se descubre la ciudad, volvió a mirarla, y poniendo los ojos en aquellos ricos alcazares que dejaba perdidos, comenzo a sospirar reciamente y dijo, Alaquibar, que es como se dijeramos «Dominas Deus Sabaoth, Poderoso Señor de las batallas y que viéndole su madre sospirar y llorar le dijo: Bien haces, hijo en llorar como mujer lo que no fuiste para defender como hombre. Después llamaron los moros aquel viso el Fez de Alaquibar en memoria de este suceso».

Descartado, pues, el actual enclave del Suspiro del Moro, se impone la necesidad de encontrar una ruta que llevó a Boabdil hasta el Valle y las Alpujarras. Dos son las rutas posibles: la que desde Granada, pasando por la Zubia y Dílar lleva hasta el Padul, por el lugar conocido como Las Rajas, una estrecha y tortuosa cañada que atravesando la parte más occidental del Manar seguiría, por el Arroyo, Santa Elena y los Molinos hacia Cozvíjar, Cónchar y las Albuñuelas, hasta el Valle y la costa. Este paso permitiría el paso de peones y de caballos, pero difícilmente de otros elementos auxiliares y de intendencia.

El segundo sería, una ruta que, partiendo de Granada, atravesaba la parte de la Vega cerca de Armilla, se dirigía hacia las Gabias, más cerca quizá de Monte Vive y llegaba hasta la Malahá; luego, siguiendo este camino, que en El Padul siempre se ha llamado así, bordeaba las tierras de la colina donde se asienta el actual Suspiro del Moro y atravesando lo que hoy son los Cahices, se unía, al camino de Motril y por Santa Elena y los Molinos se dirigía hacia Cozvijar, Cónchar y las Albuñuelas para pasar al Valle y al Puente de Tablate y las Alpujarras o seguir desde el Padul por el camino real hacia Dúrcal y las Alpujarras.

Hay un dato que nos parece que apoya la teoría de la utilización de este camino. Cuando el marqués de Cádiz escribe a los RR. CC., tratando de la necesidad y conveniencia de la toma del Padul, después de enumerar elementos necesarios para, esta operación dice: «A la Malahá, placiendo a Dios, mañana viernes, en la noche meterá Gonzalo Fernández veinte peones de labor que se pudieran haber de Jaén o en esta tierra. Cuando los que sus Altezas enviaren, vinieren, se meterán también, que todos tendrán bien que hacer».

La Malahá era, sin duda, un lugar de reunión de elementos militares dispuestos para la toma del Padul, que juntamente con los demás componentes del ejército de los RR. CC., debían partir anteriormente. No parece lógico que se concentraran hombres y material en un sitio que luego había de ser abandonado. Estaban allí porque desde allí debía dirigirse hacia su objetivo, por el camino que desde allí partía.

A nuestro juicio esto avala la tesis de la marcha de Boabdil desde Granada por aquí, descartado, como ha quedado la ruta del actual Suspiro del Moro.

Además resulta que en el Libro de Apeo del Padul hallamos un interesante dato: el establecimiento de un mojón cerca del Camino Real que va del Padul a Granada, casi lindero con el antiguo término de la Malahá.