El solar donde se encuentran estos restos arqueológicos está situado dentro del casco urbano del pueblo de Lecrín, en una serie de parcelas de diversos propietarios a alguno de los cuales ya se les ha expropiado. La parte excavada constituye aproximada mente un sexto de la zona protegida y en la actualidad está parcialmente rodeada por una valla en un estado lamentable. Un muro de bloques de cemento, levantado después de la excavación de los restos, divide el solar en dos y se superpone directamente sobre algunas de las estructuras romanas. El estado de abandono en que se encuentran los restos es lamentable, no sólo por falta de protección sino porque con el paso del tiempo se ha convertido en escombrera y en basurero. Efectivamente, las basuras se amontonan por todas partes e incluso hay todavía un montón de arena que se utilizó probablemente para la construcción del muro anteriormente citado, y que no ha sido retirado. Además de esto hemos podido comprobar cómo la maleza ha crecido por todas partes, enrizando en los mismos muros y pavimentos, resquebrajándolos de modo que en algunos casos es inminente el peligro de derrumbe.
Los restos arqueológicos consisten en un conjunto termal, donde se aprecian, a pesar del estado en que se encuentra, numerosas estructuras de indudable interés: restos de la piscina del caldariutn realizado en opus signinum semioculto por el montón de arena y por escombros de época reciente, una serie de arcadas o bóvedas cruzadas probablemente parte del praefurnitttn, así como del hipocaustum. Se conservan asimismo restos de pavimentación musivaria y de opus. Todo ello se encuentra en un proceso de deterioro muy avanzado.
La intervención que planteamos consiste a grandes rasgos en un limpieza general de los restos y la consolidación de los mismos, para lo cual seguiremos una serie de pasos:
1.- En primer lugar hay que desmontar el tabique de bloques de cemento que divide en dos el espacio excavado, para lo cual será necesario organizar un sistema de protección de las estructuras del lado hacia donde vayan a caer los escombros. A continuación retiraremos esos escombros y los que existen actualmente, así como la arena y las basuras acumuladas sobre el yacimiento.
2.- A continuación procederemos a arrancar la cobertura vegetal que ha crecido encima y entre las estructuras, con precaución de no provocar el derrumbe de las estructuras donde los matojos hayan enraizado con mayor fuerza.
3.- El siguiente paso consistirá en retirar toda la tierra que cubre tanto las estructuras como los suelos arqueológicos a los que se llegó en su día cuando se excavó el conjunto. Al mismo tiempo, limpiaremos los perfiles de modo que sean visibles con claridad y sea posible su consolidación.
4.- Para su consolidación procederemos en primer lugar a la limpieza de las estructuras existentes, tanto muros como pavimentos. Los muros se cepillarán para retirar el polvo y la tierra de relleno adherida a ellos y los pavimentos se barrerán con el mismo fin.
5.- La consolidación de los muros consistirá, tal y como hemos hecho en otras intervenciones de la misma índole, en la reparación de grietas y fisuras con una argamasa similar a la originaria para evitar dilataciones y contracciones diferenciales que podrían provocar la destrucción de las estructuras. A continuación se colocará una hilada de piedras sobre los muros originales, fijada igualmente con materiales similares a los romanos. De este modo se evitará que los elementos constructivos originarios se vayan soltando y acaben por destruirse en su totalidad.
Los pavimentos serán, tras su limpieza, consolidados mediante la impregnación de sucesivas capas de una disolución de agua y acetato de polivinilo, de modo que vaya siendo absorbido paulatinamente. Los suelos más deleznables serán cubiertos con una capa de arena para su protección.
6.- Por último, realizaremos un pequeño sondeo estratigráfico en una zona con potencia suficiente, con la intención de recoger datos sobre el proceso de construcción, ocupación y abandono del yacimiento complementarios a la intervención.