Ilustración de Ernesto Rodríguez, en la que se muestra el funcionamiento del molino de Las Laerillas con los distintos procesos de elaboración del aceite.

Una almazara de cinco siglos

Junio 2001

El Ayuntamiento de Nigüelas edita una Guía didáctica para mostrar el funcionamiento del molino de aceite de Las Laerillas, que tiene una antigüedad de quinientos años

Juan José Gallego Tribaldos

Se presentó el pasado 5 de mayo la Guía de esta almazara en un breve cuadernillo, muy ameno, con textos de Paco Rodríguez y dibujos de su hijo Ernesto. La guía constituye una verdadera unidad didáctica que ilustra con absoluta claridad sobre el funcionamiento, los entresijos, los utensilios y la historia de esta almazara.

Técnicas y términos en desuso, casi olvidados, como '.molino de sangre", "capachos", "collera", "máquinas", "molienda", 'obías"... cobran actualidad en este lugar entrañable, evocador de otros tiempos y otras costumbres; otras maneras de vivir y de sobrevivir.

Es la almazara de "Las Laerillas", una especie de templo pagano repleto de fetiches, ofrendas y objetos votivos, donde se venera a un dios ancestral y moderno, querido y adorado por todos los pueblos, desde los más antiguos hasta los actuales.

"Aceite de oliva, todo mal quita", reza el pareado en la obra "Refranes y proverbios" de El Pinciano, publicada en 1.555.

Sabemos que el sabio griego Thales hizo grandes negocios con el aceite y que el filósofo Platón pagaba sus viajes con esta sustancia; y que los latinos Plinio y Cicerón ensalzan continuamente en sus escritos los usos y beneficios del aceite de oliva.

El campo andaluz,
peinado por el sol canicular,
de loma en loma rayado
de olivar en olivar!

(A. Machado)

Pueblos de todas las razas, de todas las geografías, de todas las religiones, han venerado a este dios de la salud, de la gastronomía, de la belleza, de la lujuria y de la luz.

Las rameras egipcias y las matronas romanas daban fricciones a sus amantes con aceite aromatizado antes del encuentro amoroso. Si los nobles medievales lo utilizaban para suavizar la piel y los cabellos, para hacer callar los goznes delatores de las puertas también, en cualquier tiempo, ha servido. Y si los gladiadores se embadurnaban para la lucha, con los óleos se unge al moribundo antes de que inicie el viaje definitivo.

La concepción religiosa del aceite y del olivo aparecen continuamente en al Biblia: tras el Diluvio, es una paloma la que retorna llevando en su pico una ramita, símbolo de vida y de paz.

Y es que si ya en la Edad Media Al Ándalus es el primer productor de aceite del mundo, su presencia en toda el área mediterránea se contaba ya por milenios.

El campo de olivos
se abre y se cierra
como un abanico.
Sobre el olivar
hay un cielo hundido
y una lluvia oscura
de luceros fríos.
Tiembla junco y penumbra
a la orilla del río.
Se riza el aire gris.
Los olivos
están cargados
de gritos.

Federico García Lorca (Poema de la siguiriya gitana)

Mientras Europa se esforzaba en salir del Neolítico, las costas de Siria, Líbano y Palestina ya disfrutaban de este árbol patriarcal y generoso.

Son los fenicios quienes siembran de olivos las tierras de Chipre, Creta, Grecia y Roma. Y los romanos, trescientos años antes de nuestra era, lo traen a la Península Ibérica, convirtiéndose el anciano olivo no sólo en el árbol más característico de Andalucía, sino en el emblema, el santo y seña de la Cultura Mediterránea. Ningún otro árbol ha sido tratado con tanto respeto y mimo en el arte, la literatura, las religiones y la mitología.

Soñador de aceituna
que será aceite,
los sueños que cosechas
otros lo beben.

(Rafael Montesinos)

Para el clasicismo griego nació el místico árbol a consecuencia de una disputa entre los dioses Neptuno y Minerva (Atenea) por el dominio de Ática.

Interior de la almazara "Las Laerillas".

Convertido Júpiter en juez, dictaminó que dicho señorío sería para aquél de los dos que ofertara el mayor bien para la Humanidad.

Neptuno presentó un hermoso caballo; y Minerva una ramita desconocida pero que, al sembrarla, aseguró la diosa, nacerá un árbol capaz de vivir cientos de años de cuyo fruto se nutrirán las personas; y si se le exprime, dará un líquido dorado y sedoso, casi mágico. Tanto que puede curar heridas y sanar enfermos; aderezar alimentos y a la vez ser alimento; embellecer los cuerpos; ofrecérselo a los dioses en holocausto e incluso convertir las tinieblas en luz.

El dios Júpiter quedó asombrado y le dio el dominio de Ática a Minerva, quien tras fundar Atenas, sembró de olivos sus tierras.

Olivo solitario
lejos de olivar, junto a la fuente,
olivo hospitalario
que das tu sombra
a un hombre pensativo
y a un agua transparente,
al borde del camino que blanquea,
guarde tus verdes ramas, viejo olivo
la diosa de ojos glaucos, Atenea.

(A. Machado)

El olivo y su mundo siempre han estado presentes en nuestra literatura, desde el delicioso paso "Las aceitunas" de Lope de Rueda (S.XVI) hasta los más exquisitos poetas contemporáneos, sin olvidar las coplas populares, los acertijos y un riquísimo refranero sobre el tema.

¡0livares de mi tierra
que arrancan a pleno sol
y a mí me están arrancando
las alas del corazón!
(Popular)

Intimistas versos anónimos, de tradición oral. que expresan la defensa del olivo, el apego a la tierra y la evocación del paisaje adormecido en al retina.

Un acertijo popular:

Blanca soy de nacimiento
y de verde me vestí,
y ahora que voy de luto
hacen sustancia de mí.

En los poetas más líricos - Juan Ramón Jiménez, A. Machado, Federico G. Lorca-, las alusiones al mundo del olivar son continuas, delicadas, bellísimas.

Campo, campo, campo.
Entre los olivos,
los cortijos blancos.

(A. Machado)

Y, por supuesto, el olivo como arma ideológica, de combate, de denuncia social. Desde la desgarrada soleá flamenca:

Las líneas del olivá,
anchas para los don mucho
y estrechas pa los don ná.

Hasta el grito dolorido de Miguel Hernández:

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma ¿quién?
¿quién levantó los olivos?
No los levantó la nada,
ni el dinero ni el señor,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor.

Y no podía faltar el olivo como tema en la coplilla y el requiebro amoroso:

Los ojos de mi morena
ni son chicos ni son grandes,
son como aceitunas negras
de olivares gordales.

(Coplas de "El alma de Andalucía". Rodríguez Marín. Madrid, 1.929)

LOS GRABADOS Y EL AMOR A LA MÚSICA

Estuvimos el pasado 5 de mayo, decíamos al comenzar estas líneas, en la Almazara de "Las Laerillas"; y en el acto de presentación de la Guía, del cartel del zoco de artesanía y de una carpeta de grabados, no pudimos resistimos a ofrendarle un pequeño homenaje al olivo y al aceite.

Era imprescindible, en ese museo deliciosamente organizado. Permítaseme, por tanto, un último refrán:

La verdad es como el aceite/que queda encima siempre.

El cartel del zoco es de Ernesto Rodríguez, este joven nigüeleño empeñado en abrirse un hueco en el difícil entramado del dibujo cómico, y seguro que lo conseguirá. Muy bien diseñado el cartel, tanto en lo que dice como en lo que sugiere.

De los nueve grabados de la carpeta hay que resaltar la belleza de los mismos así como el gran oficio y la profesionalidad de los artistas; Mercedes Fernández, Ana Villán, Antonio Córdoba u Joaquín Casanova. Todos ellos alumnos del prestigioso profesor José García Lomas, cuyo magisterio queda patente en la obra.

De la almazara nos trasladamos a la Casa de la Cultura para disfrutar con el concierto que Gloria Medina y Paco Moya nos ofrecieron. La guitarra y la flauta sirvieron de medio para emocionarnos con la música grandiosa de Falla, Lorca y otros compositores.

Quedó patente, una vez más, el afecto de Nigüelas por la música. Amor correspondido, primavera tras primavera, en los Encuentros Provinciales de Polifonía.

El amor por la música y el arte dignifica a los pueblos y a los seres humanos porque nada más importante en la historia de los pueblos y de las personas que saber gozar del Arte y saber apreciar la Cultura.

Nada ennoblece más al ser humano que el sentimiento de aprecio, de respeto y de valoración hacia la Cultura. Y con este sentimiento Nigüelas está perfectamente identificado