NIGÜELAS, UNA ALQUERÍA MUSULMANA DEL VALLE DE LECRÍN: LA MEZQUITA Y OTROS CENTROS RELIGIOSOS

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Manuel Espinar Moreno Lorenzo L. Padilla Mellado (Universidad de Granada)

INTRODUCCIÓN

La comarca del Valle de Lecrín es muy rica en datos históricos, aunque por el momento estamos muy poco informados. La historiografía sobre estas tierras se remonta a los años de mediados del siglo XX exceptuando algunas noticias en los cronistas musulmanes y alusiones de los historiadores del siglo XIX1. Sobre la alquería de Nigüelas sólo teníamos constancia de su nombre hasta hace muy poco tiempo en que se redactó un trabajo de investigación detallado que pronto verá la luz gracias a la Excma. Diputación de Granada y al Ayuntamiento de esta localidad2. A partir de este trabajo de investigación se puede hoy ofrecer una visión casi completa de cómo era esta alquería. Tenemos noticias sobre una parte de los bienes urbanos: casas, hornos, molino, tejar, almadraba, aljibe, almazara, eras de trilla, caminos, acequias, partidores de agua, etc., dentro del casco urbano, a la vez se detallan los centros religiosos con sus correspondientes lugares de enterramiento denominados macáberes, a la salida de la población y entre los edificios se mencionan huertos, caminos y conducciones de agua que llevan esta hasta las tierras más alejadas. Se distinguen por tanto varios tipos de tierras: regadío, viñedo, secano y pastizales. En la sierra encontramos también tierras que cumplen una doble función, sirven para labor y para llevar el ganado en las épocas de más calor.

En este trabajo nos vamos a centrar en dar a conocer los centros religiosos del lugar, en especial la mezquita y los restos de su alminar que han llegado hasta nosotros. Esta construcción posiblemente haya pervivido gracias a que quedó inserto en una de las viviendas del centro urbano de la alquería. El estudio de esta edificación nos ha llevado a analizar otras noticias conservadas en los Libros de Habices, que se conservan en la Curia Eclesiástica, hoy Archivo Diocesano3. Los centros religiosos musulmanes además del edificio donde se desarrolla el culto y el alminar desde donde se llama a la oración tenían otros bienes como hornos, tiendas, viviendas donde viven los alfaquíes y almuédanos. Este conjunto de bienes permite que los edificios religiosos se conserven y cumplan un papel religioso y social de gran importancia en la sociedad musulmana.

Los centros religiosos musulmanes fueron aprovechados por los cristianos después de la conquista de Granada y la conversión de los musulmanes al cristianismo. Muchos de estos centros quedaron como viviendas, corrales, tiendas, almacenes, lugares donde almacenar leña, paja, etc., es decir si el edificio religioso musulmán podría ser aprovechado por la iglesia lo transforma en templo o ermita, en caso contrario lo arrienda a los vecinos y estos le dan el uso más apropiado para ellos.

LA MEZQUITA

La mezquita musulmana es el centro del culto y por tanto casi toda la vida de los habitantes se desarrolla a su alrededor bien en el mercado, en los trabajos, en las industrias, en las tiendas, hornos, preparación de alimentos que se adquieren en la calle, etc. No lejos de ella encontramos el baño que cumple una función higiénica y religiosa4. No se puede olvidar la función intelectual y la preparación de los niños que asisten a las escuelas que dependen de estos centros religiosos. Además de otras numerosas funciones que impregnan la vida diaria de los creyentes tanto en este mundo como en el más allá, es decir, el de la muerte.

Si tenemos que describir cómo son estos edificios no hay un patrón exacto pues cada una de ellas se adapta al terreno y al barrio en que se ubica. Una descripción detallada de cómo puede ser una mezquita mediana de un barrio de ciudad o un centro religioso de una alquería de tamaño mediano, nos valemos de una descripción tomada de un viajero de nuestros días, dice así:

“La mezquita árabe no es como el templo cristiano, un edificio destinado exclusivamente a adorar al Señor; la iglesia musulmana es a la par punto de reunión, de adoración, de enseñanza y hasta de morada. Parecen copiadas todas de un mismo plano. Compónense de un patio rectangular cercado de galerías y uno de cuyos lados es más bajo que los tres restantes y sirve de santuario. En medio de este patio se levanta una fuente para las abluciones, y en el santuario se halla siempre el Mihrab, nicho abierto en la pared y colocado del lado de la Meca; el member o almimbar, púlpito desde donde el predicador habla a los fieles y junto al cual hay un atril con un Corán abierto durante el servicio religioso. Penden del techo gran número de lámparas, y los muebles se reducen a esteras, tapices y grandes relojes.

En algunas mezquitas hay al lado del santuario una sala en forma de capilla que contiene el sepulcro del fundador. En los ángulos se levantan siempre unas torres o minaretes, desde lo alto de las cuales el almuédano llama a los fieles a la oración, que según la regla establecida por el profeta, debe repetirse cinco veces al día, en horas determinadas; y en toda la superficie del globo que tiene por ley el Corán, el almuédano (el muezzin) recuerda a los fieles desde lo alto de los minaretes aquel deber sagrado. Tienen lugar estos avisos al salir la aurora, a medio día, una hora y media antes del ocaso, al ocaso y una hora después de desaparecido el sol del horizonte. A estas horas reglamentarias aparecen en todos los minaretes de las mezquitas los muezzin cantando con voz sono- ra: “dios es grande; no hay más Dios que Dios y Mahoma es su profeta: Venid a orar”.

Continúa su descripción: “En las dependencias de las mezquitas hay baños públicos, una hospedería para viajeros, caballerizas para las bestias, un hospital para enfermos y una escuela (madrasa o yamaa) para los niños, lo cual produce en las mismas mezquitas la confusión de la vida civil y religiosa que tanto caracteriza a los mahometanos.

Las mezquitas están abiertas desde el alba hasta la última oración de la tarde, es decir, hasta unas dos horas después del ocaso.

Cada mezquita es independiente, sosteniéndose de la renta de los bienes que sus fundadores le han dejado y que con frecuencia aumentan piadosas donaciones. Además no son solo centros de reunión y oración, lugares de albergue para el forastero y de socorro para enfermos, sino también centros de enseñanza. Las más pequeñas sirven de escuela para los niños y las más grandes son a veces verdaderas universidades, tan importantes como las de Europa. Por aquí sólo queda de importancia la del Kairuin (libro sagrado) en Fez, donde además de la lectura e inteligencia del Corán se enseña Aritmética, Geometría, Astronomía, Gramática, Literatura, Retórica y Lógica. Fuera de Marruecos hay la célebre mezquita de Azhar en el Cairo, donde cursan estudios muchos marroquíes y que cuenta trescientos profesores y más de diez mil alumnos, procedentes de todas las comarcas del Islam5 .

La mezquita de la alquería de Nigüelas, aunque no sabemos la distribución interna que tenía, se ubica en el centro del casco urbano, entre las denominadas calles Jazmín, Cruz y del Agua, hoy está rodeada de viviendas que conforman el barrio de la Cruz. De la vieja estructura musulmana se conserva una torre, de planta rectangular (4’40 x 3’25 m.), de la que se puede ver la única fachada que por el exterior corresponde a la orientada al noroeste, la dimensión que presenta es de 3’30 m. de ancho y en altura aproximadamente unos 10 metros, a continuación procederemos al estudio de este alminar que es calificada por otros estudiosos como torre de alquería.

Las noticias conservadas en el Libro de Habices de 1547 nos proporcionan una descripción general del edificio y su situación, permiten aseverar hoy que esta mezquita estaba ubicada al lado de la torre que se conserva en la actualidad. El escribano del rey y público del Valle que residía en Melegís, Pedro de Ledesma, recoge el testimonio de los apeadores y conocedores del lugar, moriscos, llamados García de Jaén y Francisco de Ávila, vecinos de Nigüelas, que tenían conocimiento de la población desde hacía muchos años y testimonios de otros vecinos más antiguos lo que nos remonta a la época musulmana. El dato conservado en el Libro de Habices dice:

“Un sitio de Iglesia Vieja, frontero del aljibe del agua, que por la parte del aljibe linda con calle y con el acequia que va a dar al lugar [de ] al Ramin, y por la parte de arriba con una calleja, angosta, que pasa por el dicho solar de Iglesia y casas. Por el Poniente con una calle que va a dar a la dicha acequia, y esta frontero del horno de la Iglesia, que esta en medio del lugar”6.

Las sucesivas visitas realizadas a la casa donde está inmerso el alminar nos han permitido recomponer a groso modo como podía ser este centro religioso, damos a conocer un plano de cómo estaría el centro religioso y sus alrededores.


Reconstrucción de la planta de la mezquita y del alminar de Nigüelas

No tenemos medidas de este inmueble religioso, sí una descripción muy detallada del lugar y de los linderos que presenta entre ellos varias calles, acequia, aljibe, horno, casas, etc. Es curioso comprobar cómo cuando se hizo el apeo de estos bienes ya estaba convertida la mezquita en solar. Los cristianos como no era muy amplio este lugar de culto optaron por construir una nueva iglesia en un macáber o cementerio que había en el barrio situado más arriba como más adelante expondremos.

Visitando la vivienda que en la actualidad contiene la torre o alminar, pudimos comprobar in situ, que el muro del que arrancan los escalones puede pertenecer a la mezquita. Subiendo al primer piso se contrasto la existencia de dos zapatas de madera que pudieron formar parte de una vivienda de este centro religioso, e incluso, pudieron ser utilizados en el recinto sagrado y posteriormente reutilizados en la casa. También encontramos formando parte del trabazón de la techumbre algunas tablas con restos de pintura azul que nos llamaron la atención, pues pudieran ser parte de la cubierta de la antigua mezquita y de alguna de las construcciones anejas a ella.

Zapata y maderas con adornos en el interior del alminar

Entre los bienes que pertenecen a esta mezquita encontramos en primer lugar un horno de pan cocer, en él los vecinos del barrio preparan el pan y otros alimentos como dulces y carnes. Las rentas que proporcionan los hornos son importantes para la conservación del culto y para alimentar al alfaquí y de más personas que se encargaban de la conservación de los edificios y tareas propias del culto. En casi todas las poblaciones de la época nazarí encontramos hornos, muchos de ellos las rentas las cobran los alfaquíes, otras veces se arriendan a particulares7. En el caso de la mezquita de Nigüelas tenemos varios hornos. El más cercano es descrito en 1547 por los conocedores de los bienes de la siguiente manera:

“Horno de pan cocer, situado cerca de la Mezquita, y una calle, que tiene las medidas que decía el Apeo Viejo que se hizo en 1547, signado por Alonso de Vilches, por otra parte alinda con la torre, que esta vieja, y con un corral, y tiene 38 pies en largo por 18 pies en ancho”8.

Estas medidas nos permiten ver como la superficie de este inmueble alcanza más de 50 metros cuadrados, en realidad serian entre 56´97 y 57´52. Tampoco sabemos cómo estaba distribuido por dentro ni el número de personas que pueden cocer en él durante el día o la noche. Lo que si podemos observar es que la superficie de este horno lo coloca entre los más importantes de los que conocemos para la comarca y otras tierras granadinas.

El siguiente horno es descrito por los mismos apeadores y nos informan de su ubicación, curiosamente en un lugar de enterramiento y cercano a la mezquita, este lugar sagrado donde descansan los cuerpos de los vecinos estaría destinado al enterramiento de los pobladores del barrio principal del lugar. Quizás este macáber principal estuviera distribuido en varios lugares de enterramiento, surcado por caminos y calles como era habitual en los cementerios musulmanes como el de Puerta Elvira, denominado de Sah Ben Malik. Este horno alinda con otros macáberes, todos de la mezquita. Las medidas proporcionadas indican que supera al anterior, pues en total tendría unos 60 metros cuadrados aproximadamente, el testimonio es el siguiente:

“Otro horno de pan cocer, este esta en un macaber de la mezquita, y alinda en su contorno con otros macaberes de la dicha mezquita, y tiene las medidas que dice el dicho Apeo Viejo, que es de 43 pies de largo por 18 pies en ancho9.

También se cita otro horno viejo y arruinado que perteneció a la mezquita, en el momento del apeo se dice que estaba dentro de un corral. Es curioso comprobar cómo pertenecen a este centro religioso tres hornos lo que nos da una idea de la importancia del barrio y el número de pobladores que lo habitan pues los hornos son un indicador del número de familias que necesitan preparar el pan y otros alimentos. Respecto al último de ellos nos dicen los apeadores:

“Un sitio de horno viejo, caído, que ya no tiene nada en pie, y que esta dentro de un corral, que tiene 13 pies en ancho por 30 pies de largo10.

En total tres hornos que se ubican alrededor de este centro religioso. La importancia de estas industrias nos hace preguntarnos por la numerosa población que ocupaba el barrio principal de Nigüelas. Además hay que tener presente que estos hornos en la mayoría de las ocasiones son controlados por los alfaquíes y las rentas obtenidas permiten hacer frente a los gastos del culto y a los de las familias de estos servidores de la mezquita.

Dibujo de un horno de pan cocer y exterior en una casa de la Alpujarra

Otros bienes pertenecientes a la mezquita son varias casas. Estas viviendas sirven para albergar las familias de las personas que sirven a la mezquita como alfaquíes y almuédanos. En otras ocasiones se arriendan a vecinos del lugar obteniendo un censo que se destina a los gastos del edificio religioso. La primera de las casas es detallada de la siguiente manera:

“Una casa, que esta al lado del sitio del horno caído, y que esta en lo alto del lugar, alindando con una moraleda, y que también era de la Mezquita, por la parte de la puerta de delante pasa el Camino que iba al Rocan, y tiene la medida que dice el Libro del Apeo, que es de 20 pies en ancho por 26 pies en largo”11.

Aunque no tenemos datos sobre la distribución interior de este edificio si podemos hacernos una idea de cómo era pues lógicamente respondería a los criterios de las viviendas musulmanas que hasta hoy han sido estudiadas12. La superficie que alcanza esta rondando los 44 metros cuadrados lo que nos indica que era una vivienda pequeña que estaría por debajo de las medidas alcanzadas por los hornos anteriores. Esto permite ver como estaría ocupada por personas de poco nivel social o por alguno de los servidores del templo. No sabemos las rentas que proporciona a la mezquita ni a la iglesia en época posterior.

La siguiente vivienda se ubica en el barrio principal muy cercana a la mezquita y a un aljibe donde los vecinos obtienen agua para las necesidades de sus tareas diarias. Los apeadores nos la describen con las siguientes palabras:

“Una casa, que esta situada en el comedio del lugar, en la calle que va del Aljibe a la Mezquita, y alinda con casa y huerto, y por la otra parte con un solar, y tiene la medida del Apeo Viejo, que es de 28 pies en largo por 53 pies en ancho”13.

Esta alcanza unas dimensiones mayores pues aproximadamente tendría 116 metros cuadrados. Tampoco sabemos la distribución interior de la misma, posiblemente tendría un pequeño patio, aunque la existencia del huerto puede hacer que la vivienda no necesitase el patio. Lo normal era tener un lugar de esparcimiento que en caso de estas casas de las alquerías muchas veces es suplantado por pequeñas parcelas con algunos árboles. Las dimensiones nos indican que una familia puede vivía en ella sin dificultades pues duplica a la anterior.

La última de ellas está próxima a la mezquita y tiene un corral incorporado a ella donde encontramos plantados algunos árboles. La situación y comunicación de esta casa nos pone de manifiesto que era un edificio importante dentro de las de esta población. Esta vivienda fue ocupada posteriormente por el capitán Alonso de Vilches. En la etapa musulmana quizá sería vivienda del alfaquí principal del lugar o por otra persona importante de la alquería como el cadí. La descripción que nos proporcionan los apeadores y que nos ofrece el escribano es la siguiente:

“Una casa, que tiene a sus espaldas un corral, con algunos árboles, y un moral viejo, este corral esta arrimado a la casa, y alinda con el horno, que esta por bajo de la dicha Mezquita, por otra parte hay una calle que va de la Iglesia Nueva a la Mezquita, y por delante de la puerta pasa otra calle que va a la Sierra, y viene por ella el acequia del agua, y tiene las medidas contenidas en el Apeo, y es de 44 pies en largo por 41 pies en ancho14.

EL ALMINAR

Como hemos dicho de aquellas viejas estructuras musulmanas se conserva una torre, de planta rectangular (4’40 x 3’25 m.), de la que se puede ver la única fachada que queda por el exterior, es la que corresponde al noroeste de las actuales edificaciones. Las dimensiones que presenta son de 3’30 m. de ancho y 10 metros aproximadamente en altura. Este alminar es calificado por otros estudiosos como torre de alquería. En el Valle de Lecrín han permanecido otras estructuras defensivas muy parecidas a esta que encontramos en el interior de la alquería de Nigüelas.

Plano del entramado urbano donde se ubica el alminar y estado actual del alminar (7)

Un estudio más detallado lo ofrecemos a continuación:

La torre está construida en mampostería de piedras de mediano tamaño, formando hiladas, presentando verdugadas de ladrillo que dejan calles de mampuestos de distintas alturas. Este muro monta sobre lo que puede ser una plataforma de nivelación construida con hormigón de cal y piedras, sobre él encontramos dos hiladas de sillares, que suman tres en cada hilada, las medidas aproximadamente de cada uno de ellos es de 60x100 cm., en total entre sillares y plataforma alcanzan 1’40 m. de altura. Tiene un pequeño hueco de ventana en la fábrica de mampostería que conserva una altura de unos 5 m. Las esquinas están edificadas y reforzadas con pequeños sillares que le dan a la construcción una elegancia muy característica y una gran resistencia.

En general podemos apreciar en esta torre varias partes. La inferior más amazacotada y con un pequeño saliente que sirve como base sólida al resto de la edificación mide 2´10 metros sobre la rasante de la calle. Sobre ella una segunda formada con piedras trabadas con cal y arena formando cajones o tapias, que se remata con hiladas de ladrillos, para formar la base del siguiente cajón, quedan restos de los mechinales donde se insertaban las agujas de madera que unían las tablas. Mide 3´12 metros. En el centro presenta una pequeña ventana cuyos muros alcanzan 60 centímetros de espesor. El tercer cuerpo formado igual al anterior alcanza 2´60 metros y presenta cuatro aguajeros de los mechinales.

El siguiente cuerpo es un añadido posterior pues no tiene la misma edificación y realizado en ladrillo revocado con yeso. Se remata con una cubierta de teja y una ventana con reja. El último cuerpo tiene 1´66 metros de altura.

El acceso al interior se realiza por una vivienda adosada a su fachada noreste, en la calle Jazmín. La planta baja de la torre se ha dedicado a dormitorio, y la parte alta a pajar. Parece ser que al menos 2 de sus muros han sido derribados. Hoy en día esta casa está deshabitada. En un recorrido por la misma se aprecian algunas vigas de castaño labradas, restos de tablas pintadas de azul sobre algunas vigas, dos zapatas de madera sostenidas por dos pilares de madera aunque empotradas en la nueva obra, escaleras de ladrillo estrechas y restos de muros viejos. Uno de ellos tiene orientación noreste lo que coincidiría con el muro norte de la mezquita. Este dato nos permite plantear que el mihrab este completamente al este junto a la calle Jazmín, el sur dando a una pequeña placeta y el oeste a la calle de la Cruz, donde pasa una acequia, aquí encontramos un aljibe frente a la mezquita. En este lugar podía situarse la entrada al edificio religioso.

Planta y Alzado de la torre

Sobre este alminar se han dado varias interpretaciones. El profesor Antonio Malpica Cuello15, dice que se trata sin duda alguna de una construcción nazarí, dentro del modelo de mediados del siglo XIV, que corresponde a una torre de alquería. Otros autores al describirla plantean que pudo ser un alminar de la mezquita del lugar pero no aportan más datos.16 Hoy gracias a los documentos encontrados para realizar el trabajo del DEA para el Doctorado de uno de los autores sí podemos decir y afirmar que se trata del alminar de la mezquita. Además no está del todo claro que su función fuese defensiva; podría también tratarse de una torre de alquería, ubicada en un lugar equidistante a los diferentes barrios que tenía la alquería, y se utilizara para avisar en caso de ataque a los habitantes para que les diera tiempo de huir al hisn o castillo de la sierra en el llamado Castillejo. Además el agua llega hasta la mezquita y un aljibe por una acequia que hoy corre por la actual calle del Agua, estas aguas tras dejar lleno el aljibe alto en la Plaza de la Iglesia, sigue su trayecto y llega hasta otro aljibe de la calle Cruz, al lado de esta torre alminar, para continuar hacia las afueras de la población y regar las tierras.

LAS RÁBITAS

En Nigüelas encontramos otros centros religiosos que los apeadores califican de rábitas. La primera de ellas la tenía a censo Juan de Vilches, beneficiado de Nigüelas, por seis maravedíes anuales. El edificio de esta rábita alinda por una de sus partes con propiedades de Pedro Alaraz y por otra con las de Hernando Adulmeli Mendoça. En la misma carta de censo se detallan otras posesiones que se las dieron Antón Lorenzo y Antón Pariente. Pagaba por ellas cuatro reales como se especificaba en una escritura que pasó ante el escribano público de Granada, Pedro de Córdova, cuya fecha era 5 de Noviembre de 1540. Está escritura estaba en la Contaduría del obispado17.

En el Libro Becerro de 1547-1554, se dice que Juan de Vílchez pagaba 29´5 maravedíes al año por otras posesiones en esta población entre ellas una rábita que alinda con casa de Lorenzo de Rojas.

Se detalla otra rábita y un pedazo de era junto a ella, que estaba edificada en las Eras Altas, en un pedazo de tierra, alindando con una huerta de Francisco el Sordo, y por otro con la casa de Pedro Çale. La carta del censo pasó ante el escribano Pedro de Córdoba con fecha 17 de febrero de 1540. Esta nueva vivienda de Juan de Vílchez fue traspasada posteriormente a Alonso Rioli.

Además en el Libro de Habices de 1547 se menciona otra rábita que no sabemos si alude a alguna de las anteriores o es un nuevo edificio, creemos que por los linderos es otro centro religioso, la descripción de esta es la siguiente:

“Un solar cercado de tapias que había sido casa y sitio de Rábita, que alinda con camino que baja a las heredades de la orilla del barran- co, por otra parte el barranco del río y tiene un moral pequeño y un ciruelo”.

En otra rábita encontramos a Nicolás López Pulido, en ella había edificado una casa. Esta vivienda aunque era de la Iglesia sirve de morada a López Pulido y su mujer, vecinos de Nigüelas. Además, se dice que poseía otra casa en el dicho lugar, alindando con vivienda de Juana de la Paz y otros linderos que no se especifican. Pagaba por ellas un censo de 30 reales, que abonaba por el día de Santiago de cada un año. La escritura se hizo ante Pedro de Nava, escribano público del Valle, la fecha es de 25 de Julio de 1593.

LOS ALJIBES

En Nigüelas conocemos dos aljibes. El más antiguo se ubica en los alrededores de la mezquita en la Calle de la Cruz. Este no podemos decir que configuración tiene pues se encuentra en los bajos de una casa abandonada que hoy pertenece al Ayuntamiento. Está relleno de escombros y materiales derruidos de construcciones cercanas lo que imposibilita el conocer cómo es esta construcción dedicada al almacenamiento de agua. Este hecho permitirá en un futuro poder limpiarlo y gracias a este problema podemos decir que se ha mantenido hasta hoy. Esperamos que pronto se pueda realizar su estudio.

Aljibe de la Plaza cercano a la Iglesia Vista del aljibe de la mezquita vieja de Nigüelas

La proximidad de este aljibe al centro religioso más importante de la localidad tiene que ver mucho con las necesidades de agua de los vecinos de este barrio y las del centro religioso. Por ahora no podemos decir apenas nada nuevo.

El otro aljibe está en la Plaza de la Iglesia, este es más nuevo, tiene una sola nave con su bóveda de medio cañón y mampostería, esta totalmente revocado y encalado. Su proximidad a la Iglesia nueva o templo principal de la localidad le hace cumplir el papel de surtir de agua a muchos de los vecinos del barrio más alto. En la etapa musulmana en este lugar se detalla la existencia de una rabita y un macáber. Sobre este lugar sagrado se edificó la iglesia cristiana y se abandonó la antigua mezquita que ya hemos descrito. Las fotos de ambos aljibes nos van a permitir hacernos una idea del estado de conservación que presentan en la actualidad ambas construcciones.

MACÁBERES

En la documentación conservada se alude a varios lugares de enterramiento distribuidos en la geografía de esta alquería. Llama la atención el número de lugares destinados al enterramiento de los vecinos del lugar. En total contabilizamos trece macáberes o cementerios de la etapa islámica y morisca. Alrededor de la Iglesia nueva se concentra un número importante de ellos, quizá fuera un macáber más grande que luego fue dividido y repartido entre varios pobladores. Por ahora procedemos a la descripción de cada uno de ellos tal como se especifica por los conocedores de los bienes habices.

OTRAS ESTRUCTURAS URBANAS E INDUSTRIALES

También en el Apeo de los bienes habices del lugar de Nigüelas se alude a otras estructuras ubicadas en el casco urbano o en sus alrededores. Entre ellas encontramos en primer lugar una era de trillar pan, que está situada por encima de la Iglesia, alindando con el camino que va a la Sierra y al molino, y por otro lado el barranco y la acequia que viene del dicho molino hasta el lugar, y nos dice el escribano que este molino es de Su Majestad, es decir alude al Molino o Almazara de las Laerillas. La Era alcanza medio marjal o doscientos sesenta metros cuadrados. También se alude a una parte de una alberca destinada a cocer o preparar el lino, el testimonio del escribano dice: “La octava parte de una alberca de cocer lino, de seis pasos en largo y cinco en ancho, que es de largo la parte de la Iglesia, y es a la parte donde está el agua en ella, y a la parte de abajo alinda con huerta y camino que va al molino de aceite. Todo es por bajo en el Pago del Corbijo, y por la parte de hacia Durcal va el camino al Margen”. Es una alberca pequeña pues alcanza una superficie de unos 35 metros cuadrados. Entre las industrias locales se detalla la existencia de un tejar o lugar de fabricación de materiales de construcción, el testimo- nio de los apeadores es el siguiente: “Una almadraba de hacer ladrillo y teja, que es junto a la laguna, que tiene alrededor de ella una anegada de tierra, y que ahora queda amojonada, por la parte de abajo hay barran- cos de donde se sacaban la tierra para hacer la dicha teja y ladrillo”.

Además conocemos otras viviendas que pertenecen a los habices de la Iglesia cristiana. En 1547 las noticias que tenemos sobre estos inmuebles son las siguientes. En primer lugar se describe una casa pequeña, que tiene 22 pies en ancho por 22 pies en largo, lo que supone una extensión de unos 36 metros cuadrados, los linderos que presenta son por un lado una casa caída, el camino bajo que va a Dúrcal y una acequia, y por la parte de arriba con otra calle y otra acequia, y por delante de la puerta otra casa, la calle y una acequia en medio.

La segunda de las casas está caída en su mayor parte, alinda con otras casas, la calle y una acequia que va a Dúrcal, y por las espaldas otra calleja. Las medidas que tiene son 45 pies en largo y 34 en ancho según las noticias del Apeo, esto supone una extensión de ciento ocho metros cuadrados.

Continúa un solar de casa y un macáber, de medio marjal, “junto uno con otro en el camino del Rincón, alindando con el camino del Rocan, que se entiende por el camino alto de Durcal y el Rocan, y por la parte de abajo del dicho camino alinda con otro solar”.

Otros dos solares de vivienda se describen en Nigüelas, uno de ellos según los conocedores de los habices es: “Un solar de casa caída, que esta por encima del molino de pan, que es del Rey, encima del camino, y alinda por la parte del dicho molino con vereda que va al partidor, y por la parte de abajo hacia el lugar un pedazo de la tierra, que tiene un moral, y por la cabezada por el Ejido. Y tiene treinta y seis pies de largo y treinta de ancho, y a la entrada de dicha casa tiene un callejón, que entra en la dicha casa, de once pies en ancho y cuarenta pies en largo, y esta parte de la dicha casa esta caída”. La superficie de este inmueble alcanza en total de unos 80 metros cuadrados. El otro solar es “Un sitio de casa caída, en lo alto, por una parte de ella pasa el Camino que va al Rocan, y con un huerto, y por las otras con casas y un solar, ya tiene pocas paredes engrestadas, y su medida es de 41 pies en largo por 21 pies en ancho”, es una superficie de 88 metros cuadrados. En último lugar se describe un corral pequeño o corralillo destinado a la fabricación de cerámicas y vasijas de almacenamiento, nos dice el escribano: “Un corralillo, que anteriormente fue casa, y ahora esta cercado de tapias, y en el cual solían hacer en él tinajas, alinda con el Camino que va a Durcal, y va el acequia, y por otra parte un huerto y una casa”.

CONCLUSIONES

Como colofón podemos decir que nos hemos acercado al conocimiento de las estructuras más significativas de una de las alquerías que conforman el Valle de Lecrín. No es un trabajo cerrado puesto que continuamos trabajando en estas tierras cercanas a la ciudad de Granada, pero poco a poco se van encajando una serie de piezas de un complicado y extenso puzzle, de cómo era la vida material y religiosa de una de estas alquerías que componían el antiguo Reino de Granada, y los cambios que irían produciendo a lo largo del tiempo.

Los lugares de culto y todo lo relacionado con ellos, nos ha permitido realizar esta aproximación de cómo eran aquellas sociedades rurales, que con certeza serian bastante semejantes a las urbanas, pues los elementos imprescindibles en la vida de aquellos hombres han quedado reflejados en las fuentes y en los testimonios arqueológicos.

La vida urbana y rural son dos caras de una misma moneda, no se puede concebir en época musulmana la ciudad sin el campo y este sin ella. Los restos arquitectónicos, arqueológicos y documentos de archivo se han compaginado y gracias a todos ellos hemos podido ofrecer cómo era una de las alquerías del Valle de Lecrín situada en el Alfoz más alejado de la ciudad de Granada.