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Tablate es un pueblo conocido por todos los historiadores y amantes de la cultura. A veces los más cercanos no somos capaces de apreciar los valores propios hasta que vienen desde más lejos a contárnoslo.
Es un núcleo urbano desabitado, eso no quiere decir abandonado, aunque a veces empleamos este término. Todos los que recordamos los pueblos de la posguerra, apenas lo visitamos, en seguida nos vienen a la mente todas aquellas imágenes de entonces.
Sus habitantes se fueron y el pueblo se quedó con una serie de características que en los núcleos más cercanos han desaparecido y los más jóvenes ni sospechan
Mantiene una alberca de tierra alimentada de agua de la sierra, por unas laberínticas acequias, que abastecía la vega del pueblo
El cementerio permanece adosado a la iglesia, como lo fue en todos los pueblos cercanos hasta principios del S. XX
Las casas ofrecen una serie de balcones, puertas y ventanas con líneas constructivas de hace más de 50 años
Quedan restos de empedrados, en lo que fueron los lugares importantes de la población, como muestra de la urbanización de entonces
Hay rincones y recovecos que se mantienen ofreciendo un bello aroma rural
Existe una manzana de casas, donde estaban las más nobles, que se mantienen aun desafiantes al tiempo. Hacen un bello conjunto con la Torre defensiva que serían dignas de proteger y conservar
Se mantiene un horno de ladrillo del cocido del pan
La iglesia es pequeña, con escalinata delantera y su puerta lateral cegada, que quiere resistir al paso del tiempo, aunque ha empezado a ceder por su peor sitio. El tejado empieza a agujerearse
En general hay bastantes casas en total abandono y caídas pero es una muestra magnífica de como era un pueblo en la primera parte del S. XX
La iglesia tiene su puerta delantera, pero aquí quedan restos de otra entrada lateral que tuvo que estar en uso en algún momento