DESCUBIERTA LA HISTORIA DEL CANAL DE DESAGÜE DE LA LAGUNA DEL CABALLO (SIERRA NEVADA)

De Paisajes del Agua de Antonio Castillo

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Nota.- Este artículo es una versión divulgativa y simplificada de otro texto más extenso publicado en el X Simposio del Agua en Andalucía (2018), del que fue coautora Cristina Maldonado, que debe considerarse coautora también de este artículo

La laguna del Caballo es un caso singular, dentro de las 74 lagunas y lagunillos glaciares catalogados en Sierra Nevada, por disponer de un antiguo rebaje artificial o canal de desagüe en su morrena frontal de cierre. Con la intención de regular las aguas, la obra fue realizada por labradores de Lanjarón y, pese a quedar inconclusa, disminuyó sensiblemente la superficie, profundidad y volumen del agua almacenada en la primitiva laguna. Aunque se trató de una actuación no excesivamente lejana en el tiempo, ejecutada sobre una laguna emblemática, hoy Zona de Reserva del Parque Nacional, hasta el momento no se disponía de información publicada al respecto.

A pesar de que Sierra Nevada posee buen numero de publicaciones que rescatan su pasado histórico (muchas gracias a la ingente labor recopilatoria del profesor Titos), aún quedan por estudiar hechos relevantes ocurridos en sectores alejados de Granada capital, que era el destino preferido de los viajeros ilustrados y científicos en siglos pasados. Uno de los casos de olvido más llamativos es el del valle del río Lanjarón donde, en el primer tercio del siglo XX, se acometió un pionero, sorprendente y ambicioso proyecto de investigación, experimentación, repoblación y realización de obras forestales (viveros, refugios, albergues, veredas, caminos, diques, etc.). Sus resultados pretendían aplicarse a las pendientes y desnudas laderas meridionales de Sierra Nevada, afectadas por una intensa erosión, al tiempo que se ofrecía empleo a sus habitantes. Por extrañas circunstancias, la documentación de aquella epopeya forestal apenas ha sido publicada, ni puesta en valor, quizás por estar dispersa e incompleta, o porque no se localiza. No obstante, mantengo esperanzas en futuras investigaciones.

En el paisaje de ese extraordinario y bellísimo valle glaciar sobresalen unas increíbles veredas de arriería trazadas por abruptas laderas, de la que destaca la conocida popularmente como Vereda Cortá, una “calzada romana” en miniatura en largos tramos, construida con la única finalidad de enlazar la población de Lanjarón, al pie de la montaña, con varios refugios forestales y viveros escalonados en altitud, entre ellos el Refugio Elorrieta (en su concepción inicial un albergue forestal de operarios), el destino final y el más elevado de todos. Hoy, estas infraestructuras se hallan abandonadas y en un lastimoso estado de conservación, muy dañadas por el rigor de la alta montaña. Y en ese contexto espacio-temporal, tampoco se sabía nada del rebaje artificial practicado a la morrena de cierre de la laguna del Caballo, objeto de este artículo, localizada junto a uno de los refugios forestales comentados, levantado en el primer tercio del siglo pasado.


Típico valle glaciar asimétrico y en U de Lanjarón, desde las proximidades del pico del mismo nombre (3.011 m), con la laguna y el refugio del Caballo en primer término

En ausencia de información, la creencia más extendida siempre fue que el canal de desagüe había sido practicado por labradores de Lanjarón en la primera mitad del siglo XX, y más concretamente en el verano de 1945, un año extremadamente seco. Sin embargo, esa fecha chocaba con el hecho de que ningún vecino de ese pueblo supiera dar detalles de los trabajos realizados, ni que tampoco existiera fotografía alguna de la laguna en su estado primitivo, pese a haber sido intensamente buscada por su alto valor documental. En 2015 se publicó por primera vez una fotografía relativamente antigua que nos puso sobre aviso, al proceder de la colección del ingeniero de montes José Almagro San Martín, responsable de los trabajos forestales comentados. Se discute si la fecha del cristal es de 1913 (la que parece leerse en el mismo), o de los años 30, cuando se cree que fue construido el refugio del Caballo, junto a la laguna en la fotografía. En cualquier caso, la instantánea es anterior a la Guerra Civil, años en los que el ingeniero Almagro trabajó en el valle del Lanjarón. En la foto se observa el rebaje artificial, el muro o presa con la salida de fondo, la vereda y el refugio, éste blanqueado y con chimenea. De la imagen se deduce que el rebaje ocasionó un descenso de la lámina de agua de unos 3 metros, dando por hecho que el nivel de la laguna primitiva no superaba la coronación del muro, ni por tanto desbordaba la morrena.


Arriba: Valioso documento gráfico del primer tercio del siglo XX de la laguna y refugio del Caballo (blanqueado y con chimenea), con detalle del rebaje practicado en su morrena frontal (por cuya coronación pasaba la vereda del refugio), sobre el que se observa el muro o presa, con la salida de agua de fondo (foto José Almagro San Martín, archivo de Antonio Castillo Rodríguez). Abajo: Encuadre similar tomado recientemente

De forma casual, Cristina Maldonado descubrió un documento clave, el “Expediente de subasta para desaguar la laguna del Cerro del Caballo” (1875). El enigma por fin comenzaba a desvelarse. Faltaba, no obstante, encontrar otros documentos que dieran fe de la ejecución de la obra. Gran parte del trabajo se realizó en archivos sin digitalizar y deficientemente clasificados, lo que nos obligó a analizar decenas de cajas de documentos, con informes traslocados y ausencias cronológicas de registro. No obstante, hallamos otros documentos interesantes directamente relacionados. Auténticos incunables, en general en regular estado de conservación, que hubo que manejar con mucho cuidado, digitalizar y transcribir.


Cubierta del “Expediente de subasta para desaguar la laguna del Cerro del Caballo” (1875) y una de las páginas del dossier de reclamaciones e informes posteriores (1878), en la que se aprecia el delicado estado de conservación y la complicada legibilidad del texto

El día 28 de julio 1875 comienza la historia documental conocida con la firma del citado expediente de subasta. Al día siguiente, el 29, se inició la subasta, que fue adjudicada en primera instancia a Francisco Ruiz Jiménez, a razón de 698 reales por vara profundizada (unos 80 cm), de las 10 que estaban previstas hasta la desecación completa de la laguna. Al parecer, surgieron problemas con el fiador, se incrementó el precio de la vara hasta 800 reales, y se volvió a adjudicar la subasta con fecha 23 de agosto. Juan Reyes aparece como encargado de obras en una diligencia posterior.

Desde ese momento, los documentos consultados dan un salto de tres años, de forma que lo siguiente que encontramos es un escrito de fecha 8 de agosto de 1878, en el que seis pueblos vecinos (Dúrcal, Cozvíjar, Acequias, Mondújar, Nigüelas y Padul) dirigen de forma conjunta un escrito al Gobernador Civil de la provincia solicitando la paralización de las obras y la interrupción del vaciado de aguas por las previsibles afecciones que la desecación de la laguna provocaría según ellos en fuentes y arroyos de sus respectivos términos. Por documentos posteriores, sabemos que la laguna había empezado a vaciarse apenas unos días antes del citado 8 de agosto, y que estuvo echando agua durante 12 días seguidos. Evidentemente, faltan documentos (extraviados o traslocados) que nos aclaren cuando se inician las obras, cuanto duran, los hombres que trabajaron en ellas (en el pliego de subasta se exige un mínimo de 25) y los medios utilizados para el desagüe. También desconocemos si ese escrito de denuncia fue el responsable de la paralización de la excavación o si esta se había dado por concluida ya por dificultades técnicas o económicas.

A raíz del escrito referido, el 13 de agosto de 1878 el Gobernador Civil insta al Alcalde de Lanjarón a paralizar cautelarmente las obras. Como consecuencia de ello, el 15 de agosto el Alcalde ordena al responsable de obras (se cita a Juan Reyes) que las interrumpa. Sabemos que hasta el 15 de agosto de 1878 el agua llevaba saliendo por el rebaje 12 días seguidos, como se comentó anteriormente. En un largo escrito sin fechar, entre los días 15 y 20 de agosto, el Alcalde de Lanjarón se dirige nuevamente al Gobernador Civil para justificar la legalidad de las obras, la inconsistencia de las alegaciones de los alcaldes reclamantes y el perjuicio económico que la paralización estaba ocasionando a labradores del pueblo. En vista de ello, el 20 de agosto, el Gobernador Civil solicita un informe técnico al Jefe de Obras Públicas, casi al mismo tiempo que el Alcalde de Lanjarón convoca una asamblea ciudadana y se dirige nuevamente al Gobernador Civil comunicándole el profundo malestar del pueblo, con la negativa de los labradores a asumir posibles indemnizaciones, como condición ofertada por la autoridad provincial para continuar con el vaciado de la laguna. Y ahí, a finales de agosto de 1878, perdemos de nuevo el relato de lo acontecido (lástima, no haber localizado el informe del Jefe de Obras Públicas ¿Qué diría?).

Seguramente en el futuro otros investigadores con más tiempo y medios encuentren la documentación que falta y completen los huecos de este relato histórico. No obstante, lo más probable es que con aquellos enredos litigiosos terminara de pasar lo poco que quedaba del verano de 1878. A partir de ahí, imaginamos que en años venideros no hubo tantas penurias hídricas y las obras quedaron olvidadas. Lo que es probable es que las aguas se siguieran aprovechando ocasionalmente en sequías posteriores. Una de ellas pudo ser precisamente la del verano de 1945, pero a la vista del rebaje que apreciamos en la foto antigua y del estado del mismo hoy día, parece deducirse que este no fue reprofundizado, quedándose donde fue abandonado en agosto de 1878.

Aparte de completar el estudio histórico de las obras de desecación y desagüe de la laguna, lo deseable en años venideros sería restaurar y recuperar la laguna primitiva. En relación directa con ello, en un trabajo científico, el ingeniero de caminos Fernando Delgado y otros (2015) estimaron que el nivel máximo de llenado de la laguna primitiva se situaba a cota 2.845,90 m.s.n.m., ofreciendo una superficie de lámina de agua de 8.295 m2. En la actualidad, a partir de la cota 2.843.79 m.s.n.m. y una superficie de agua de 4.193 m2, el nivel del agua se estabiliza por filtraciones, ligeramente por debajo de la cota inferior del rebaje. A partir de precisos levantamientos topográficos de campo, se concluyó que el descenso antrópico de la lámina de agua fue de 2,11 m, lo que ha supuesto una pérdida de volumen de agua embalsada de 13.200 m3 y de 4.102 m2 de superficie de lámina de agua. A pesar de la dificultad logística de acarreo de materiales y de los estrictos requerimientos que una obra de ese tipo necesita cumplir en un parque nacional, Delgado y el resto de autores del citado trabajo (de la Universidad de Granada y del CSIC), ingenieros de caminos y geólogos (entre ellos un servidor), consideraron perfectamente viable técnica y económicamente la restauración de esta laguna a su estado primitivo (anterior a 1875-78). En 2015, los investigadores participantes, junto a miembros de Acción Sierra Nevada (una plataforma ciudadana de defensa de la montaña), que facilitaron la logística para la subida de los pesados equipos científicos, trasladaron al Parque Nacional, proponente de estos trabajos, sus conclusiones y predisposición a asesorar en la restauración. Imagino que la falta de medios económicos mantiene paralizado este proyecto.


En el verano de 2015 se realizó el levantamiento topográfico de precisión del canal de desagüe y del entorno (con dos estaciones GPS satelitales), la prospección geofísica de la morrena (tomografía) y la batimetría de esta laguna, todo ello con vistas a su posible restauración

Agradecimientos.- El padre Vílchez, jesuita jubilado de la residencia de Cartuja de Granada, experto en castellano antiguo, latín y griego, realizó las labores de transcripción. Nuestro agradecimiento también al ayuntamiento de Lanjarón. A Fernando Delgado, Jesús Galindo y resto de colaboradores por sus estudios topográficos, batimétricos y geofísicos de la laguna, la morrena y su rebaje artificial. A Jesús Labajo (Acción Sierra Nevada), a su mulo Genil y al burro andaluz Charcón.

Artículos relacionados:

– Delgado Ramos, F.; Galindo-Zaldívar, J.; Martínez-Moreno, F.J.; González-Castillo, L.; Martín-Antelo, S. y Castillo Martín, A. (2015). “Caracterización preliminar de las alteraciones antrópicas en la laguna del Caballo (Parque Nacional de Sierra Nevada). Monografías del Instituto Geológico y Minero de España.

– Castillo Martín, A. y Maldonado Granados, C. (2018). “Excavación de la morrena de la laguna del Caballo (Parque Nacional de Sierra Nevada) para regulación de sus aguas. Un poco de historia”. X Simposio del Agua en Andalucía. Ed. CAS. Huelva