ENCUADRE GEOLÓGICO. DESCRIPCIÓN DE LA LITOLOGÍA.


Los materiales Nevado-Filábrides afloran en las laderas nevadenses.


El Humedal de El Padul es una turbera básica asociada a una fosa tectónica en continua evolución, cuyo elemento vegetal principal son las gramineas.


mos, arenas y conglomerados del barranco de Chite.


Mármoles dolomiticos en las proximidades de la falla de Nigüelas.


Limos y arenas en el Embalse de Béznar.


Limos y arcillas en el río Albuñuelas.


Travertinos de la zona de Pinos del Valle.


Materiales aluviales del río Albuñuelas a su paso por Saleres.

El ámbito de estudio se encuadra dentro de las Zonas Internas de las Cordilleras Béticas, quedando representados los complejos Nevado-Filábride en el sector nororiental, por encima de los 1.200 metros de altitud, en las laderas de Sierra Nevada; y Alpujárride en los terrenos que bordean el corazón del Valle, ocupado por materiales post-orogénicos.

Los materiales Nevado-Filábrides, dada la complicada historia geológica que han sufrido, presentan múltiples superficies de discontinuidad tectónica y un alto grado de metarmorfismo; se trata de mármoles y micasquistos.

Los más antiguos, los mármoles cipolínicos, son de color amarillo intenso y presentan aspecto brechoide o de masa pulvurulenta y suelta, según hayan sufrido una tectoninaci0n más o menos intensa.

Los mármoles brechoides, por su parte, son rocas de matriz carbonatada, no muy recristalizada e impregnada de óxidos de hierro, lo que le confiere una coloración amarillento- amarronada.

En el grupo de micasquistos se distinguen los feldespáticos y epidóticos, que presentan coloración verdosa y un aspecto brillante muy característico; grafitosos con feldespato, de colores oscuros; y micasquistos de grano fino o filitas.

Pertenecientes al Complejo Alpujárride, destacan, por su abundancia, las filitas y cuarcitas grises y los mármoles dolomíticos, entre los metamórficos, y las calizo-dolomías y calizas masivas tableadas, entre los carbonatados.

Las filitas y cuarcitas grises afloran en la vertiente norte de la Sierra de Los Guájares, son rocas de grano muy fino, de colores abigarrados, desde verde a violeta, y muchas veces de tonalidades grises, azules o rojizas.

Con una gran superficie de afloramiento y bordeando a los materiales post-orogénicos que rellenan las zonas más bajas del Valle, se presentan los mármoles dolomíticos con intercalaciones esquistosas.

La fosa tectónica que supone el corazón del Valle, formada por los movimientos isostáticos post-alpinos, sufrió una intensa actividad erosiva y sedimentaria a lo largo del plioceno y cuaternario.

Como consecuencia de ello, se fueron acumulando y configurando los materiales que hoy encontramos en esta zona del ámbito de estudio: limos, calcarenitas, conglomerados, turberas, travertinos, conos de deyección, derrubios y aluviales.

Los afloramientos limosos más destacables son los que se encuentran al sur del río Albuñuelas, formados por un tramo de limos, arenas y conglomerados de colores rojizos, de origen continental, que se suporponen directamente a limos y arenas azules y amarillos, de origen marino.

Las calcarenitas bioclásticas presentan abundante, aunque mal conservada, macrofauna, siendo de especial interés los fragmentos de colonias de corales en la zona de Murchas.

En la zona de Cozvíjar, Dúrcal, Nigüelas y Chite, los conglomerados heterométricos con arena constituyen la litología predominante, de gran potencia (más de 100 metros), aspecto heterométrico y colores rojizos en superficie.

La formación de conglomerados del río Albuñuelas, de menor potencia, presenta cantos de materiales carbonatados alpujárrides.

La depresión de El Padul constituye otra fosa tectónica, delimitada por dos fallas: la de Sierra Nevada (El Manar), al norte y la de Los Molinos (al sur). La mayor actividad de la primera da lugar a un mayor hundimiento por el norte que por el sur, que se produce al mismo tiempo que un proceso de colmatación con materiales turbosos básicos, formados por gramíneas, y detríticos.

La dinámica evolutiva, de hundimiento de la fosa tectónica y colmatado con material turboso y detrítico ha permanecido inalterada desde sus orígenes, a principios del Cuaternario, hasta que en 1779 fue desecada mediante canales de drenaje o "madres".

A pesar de la desecación, su dinámica evolutiva no se ha parado, sino todo lo contrario: la fosa ha seguido hundiéndose y el proceso de colmatación ha continuado en las madres. De hecho, desde el abandono de las labores agrícolas y del mantenimiento de las madres como consecuencia de los fenómenos migratorios de los años 60 y 70, el humedal se ha recuperado de forma natural en el sector norte de la depresión.

En suma, se puede decir que, desde el punto de vista geológico, el Humedal de El Padul es probablemente el único lugar del mundo donde se da una turbera básica asociada a una fosa tectónica en continua evolución, cuyo elemento vegetal principal son las gramíneas (carrizos).

La litología de la zona se completa con travertinos, que afloran en la zona de Pinos del Valle, conos de deyección y abanicos aluviales, derrubios y brechas cementadas y materiales aluviales.

Los conos de deyección y abanicos aluviales se localizan al este de Dúrcal y se ven afectados por la falla normal del mismo nombre. Están constituídos por materiales sueltos de tamaño grava y la composición de los cantos varía según el área de alimentación.

Finalmente, los materiales aluviales están ampliamente desarrollados en el Valle, en torno a los cursos fluviales de los ríos Dúrcal, Izbor, Torrente, Barranco de Tablate y Rambla de Cijancos. Se trata de materiales sueltos o mal cementados, no muy bien rodados y heterométricos.