El carácter agreste del terreno, la escasez de la cubierta vegetal, que sólo aparece de forma densa en determinados enclaves reforestados de pinos, con predomino de la agricultura y las áreas deforestadas, y las características climáticas, hacen del ámbito de estudio una zona fuertemente erosiva.

Bad lands sobre limos y arcillas y terrazas creadas para la reforestación con pinos, con la finalidad de evitarlos procesos erosivos, en la ladera de la márgen izquierda del río Dúroal en la confluencia de los términos municipales de Ullamena, Lecrín y El Valle.


Las paratas de cultivo son una técnica tradicional para favorecer la retención de suelos en zonas de elevadas pendientes, así como la creación de superficies horizontales para el cultivo de herbáceos.

DEGRADACIÓN DEL SUELO

Desde el punto de vista ambiental, se entiende por degradación todo proceso capaz de producir, a largo plazo, un cambio profundo y negativo del ecosistema. La degradación del suelo implica una regresión en la evolución edáfica, desde un estado más avanzado en la sucesión, hacia otro inferior. Por otra parte, FA0 (1980) Y PNUMA (1984), definen la degradación en términos de productividad, como un proceso que rebaja la capacidad actual y potencial del suelo para producir (cualitativa ylo cuantitativamente) bienes o servicios.

La acción desencadenadora de estos procesos se inicia con la degradación y eliminación de la cubierta vegetal protectora del suelo. Aunque los agentes deforestadores pueden ser múltiples (quemas, incendios, talas abusivas, pastoreo esquilmante, sobreexplotaci0n del suelo, actividades industriales y mineras, etc.), los efectos últimos sobre el perfil edáfico son similares: pérdida, en muchos casos irreversible, de un recurso natural.

Las diferentes etapas de degradación que pueden sucederse en un suelo hasta llegar a la situación crítica de irrecuperabilidad son muy numerosas, y los factores que condicionan el grado o nivel de alteración son función de las características ambientales del territorio (clima, fisiografía, litología, edafología, vegetación, ... ), así como las acciones antrópicas llevadas a cabo en la zona.

Los procesos de degradación edáfica, naturales o inducidos, más importantes son: degradación física, química y biológica, erosión hídrica y eólica, salinizaci0n y alcalinizaci0n (sodificacíón), y anegación o encharcamiento permanente del suelo. En el territorio español, la región mediterránea es genéricamente el área más susceptible al desencadenamiento de la mayoría de tales procesos, si bien éstos pueden producirse en casi todo el ámbito nacional.

En este epígrafe nos centramos en la erosión hídrica, definida como el proceso de disgregación y transporte de partículas del suelo por la acción del agua; pues es la más importante y de efectos más perjudiciales en el ámbito que nos ocupa, al predominar los suelos delgados, de escaso desarrollo, las áreas degradadas y deforestadas, las fuertes pendientes y las lluvias exiguas pero torrenciales propias del clima mediterráneo.

Más concretamente, estudiamos la erosión potencial o erosionabilidad, es decir, la susceptibilidad a la erosión, y la erosión que se prevé va a tener lugar en el futuro.

Para ello, consideramos los tres elementos del medio que se han considerado más importantes en la zona de estudio para evaluar la erosionabilidad: edafología, usos del suelo y pendientes.

Seguidamente se clasifican los tipos de dichos factores en tres clases indicativas de su sensibilidad a la erosión: alta, media y baja sensibilidad; y se combinan edafología y usos en un solo elemento, mediante una matriz de reducción.

A continuación se refunde el elemento pendiente con el resultado de la combinación de edafología y usos, para obtener unas categorías de erosionabilidad, que se definen según su importancia relativa: escasa o nula erosionabilidad, baja erosionabilidad, moderada erosionabilidad y alta erosionabilidad.

Estos resultados se representan en el plano adjunto que nos muestra que los mayores riesgos de erosión se dan en las laderas desprovistas de vegetación, de fuertes pendientes y materiales poco consolidados que bordean al corazón del Valle bajo. Las zonas de menor erosionabilidad son las correspondientes a la depresión de El Padul (Llanos de Marchena y las inmediaciones de Dúrcal y Nigüelas.