Posguerra/1966-II

Principal Arriba Posguerra/1966-II Posguerra/1966-III

LOS SEMILLITAS

Motrileño y un largo etcétera.

Se les da esta curiosa denominación a un reducido grupo de hombres, tres o cuatro, que se dedican a hacer de intermediarios, mediante el cobro de una comisión, en la compraventa de grano, normalmente trigo. A alguien se le ocurrió bautizarlos con el nombre de semillitas y por ese apelativo son conocidos por todos. Su misión consiste en retirar el trigo de quienes les avisan y llevarlo a 'os compradores, generalmente los dueños de los molinos.

Los semillitas se han hecho muy populares por las numerosas anécdotas que protagonizan. Son una especie de minoristas ya que solo participan en la venta de pequeñas cantidades que, por cierto, trasladan hasta el domicilio de los compradores cargando los sacos sobre sus espaladas. Entre sus clientes se encuentran muchas mujeres que, en ausencia de sus maridos, venden, sin su conocimiento, algún grano para hacer frente a determinados gastos. Es una práctica muy extendida en esta sociedad machista, propiciada por la tacañería de los hombres.

Se exponen, diariamente, a evidentes peligros ya que corren el riesgo de ser interceptados por la Guardia Civil en su recorrido por as calles y terminar con sus huesos en la cárcel, situada en la plaza, en los bajos del Ayuntamiento, cosa que les ocurrió en varias ocasiones.

Esta circunstancia les obliga a extremar las medidas de precaución, optando porque uno de ellos, libre de carga, camine delante, en actitud vigilante para detectar la presencia de algún guardia. Si la casualidad hace que lo encuentre, vuelve sobre sus pasos, a toda velocidad, para dar el aviso. Los compañeros desaparecen por cualquier calle o introducen la mercancía en la vivienda mas cercana, cuyos moradores se convierten en sus cómplices.

Entre los peculiares personajes que, día adía, viven estas escenas de película están el Muela, Solano y José el "jilofino", al que apodan "el capitán de la ñebla" y algunos mas que, en diversas ocasiones, han formado parte del grupo. Posteriormente, ya con este comercio liberalizado, han sido "corredores de grano" Fernandico el Barbero y su hijo Fernando, Paco Sánchez, el Cano, el Corona, el Motrileño y un largo etcétera.


LA REPOBLACIÓN FORESTAL

Una consecuencias mas de la guerra ha sido los altos índices de paro que ha generado.

En un intento de corregir la gravedad de la situación se ha puesto en marcha un plan de repoblación de los montes del Padul gracias al cual, durante algún tiempo, la clase obrera va tener asegurado el trabajo.

La plantación de pinos se ha iniciado en el Manar y, según hemos podido saber, se extenderá al resto de los cerros. El encargado en la zona del Padul es Casimiro Martín que tiene su domicilio en el Aguadero.

Los trabajadores se organizan en cuadrillas de dieciocho o veinte, al frente de las cuales hay un capataz. En cada cuadrilla se designa un chichanquero cuya misión es abastecer de agua al grupo. Un listero recorre por las tardes las diferentes cuadrillas para controlar la asistencia de los obreros.

Entre los capataces podemos citar a Juanico Villena, Paco Peregrina, Andrés y Tóñico el de la Pipa, Leonardo Molina "Carlillos", El Toñero, Dieguico el del Molino, José Morales, yerno de Casimiro, etc.

El "jornal" de los trabajadores asciende a cuatro pesetas diarias por ocho horas de trabajo.

Podemos decir que, prácticamente, todos los hombres en edad de trabajar, están participando en la plantación de pinos.


EL OTOÑO, ESTACIÓN TRÁGICA

Durante la repoblación forestal ha habido que lamentar algunas víctimas, aunque la causa inmediata no haya sido el trabaje de los pinos en sí.

El año 1.956, unos días antes de la fiesta de la Virgen del Pilar, un desgraciado accidente, ocurrido en la zona de Guillares, ha llenado de consternación al pueblo. Dos trabajadores, Fernando García y José Ortega, han muerto cuando manipulaban una bomba abandonad-, en uno de aquellos barrancos. Los paduleños se han unido al dolor de las familias en una de las más impresionantes manifestaciones de duelo que se recuerdan en el pueblo.

A este respecto tenemos que decir que el otoño ha sido trágico en la historia reciente del pueblo y para algunas familias tiene recuerdos muy dolorosos.

En el año 1.953, un veintiocho de septiembre murió, también de accidente, en el cortijo del Escribano, Lázaro Martín, un joven de tan solo veinticuatro años, cordial, simpático y lleno de vida.

Ese mismo año, el día de los difuntos, ocurrió, así mismo, otro lamentable suceso, que le costó la pérdida de un brazo, a Diego García Villena, Diego el del Estanco. Por suerte pudo sobrevivir tras estar un tiempo en situación de extrema gravedad.

Por último cuatro jóvenes, casi unos niños, perdieron la vida, cuando regresaban de la vendimia en Francia junto a un grupo de paduleños, al volcar el autobús en el que viajaban cerca de la localidad de Lozoyuela en la provincia de Madrid, hecho ocurrido el 21 de octubre de 1.979.


LA AGRICULTURA


"PADULEÑOS EN PLENA FAENA AGRÍCOLA"

La agricultura ha sido, hasta fechas todavía recientes, la principal fuente de riqueza del Padul con un volumen de producción tan importante que el pueblo ha ocupado, durante muchos años, uno de los primeros lugares entre los centros cerealistas de la provincia de Granada.

La riqueza agrícola de nuestro pueblo no se limita al cultivo de cereales. Es también, un importante productor de aceite y de remolachas y, en menor medida, de tabaco y de lino.

La zona olivarera, por excelencia, se extiende por Almaizar, Tarales y el Barcaile, sin excluir a casi todos los parajes del campo paduleño.

La recogida de la aceituna proporciona trabajo a la gran mayoría de obreros del Padul entre los que se incluyen las mujeres que son las encargadas de recoger la que cae fuera de las mantas, por los golpes de los "garabatos", así como la que los vientos y las lluvias han arrancado de los árboles.

Pasado San Sebastián el trabajo de la aceituna adquiere plena actividad. Los caminos, sobre todo el de la Sierra, soportan un intenso tráfico de cuadrillas de "avareaores" en dirección a los olivares. Las mujeres, vestidas con largas faldas, y con las pequeñas espuertas en la mano y los hombres cuidando de los mulos que transportan el "jato,, con las escaleras de "mozo", imprescindibles en estos gigantescos olivos.

Cuando termina la campaña, los componentes de algunas cuadrillas celebran el "remate", la finalización de los trabajos, con una fiesta. En ellas no faltan las "rosas", base de todas las reuniones, el vino mosto y la menta para las mujeres.

El cultivo de la remolacha ha alcanzado un auge considerable debido a su alta rentabilidad llegando, incluso, a relegar a un segundo término al maíz, de tan honda tradición entre los agricultores paduleños.

En la recolección de las remolachas intervienen también. de manera muy activa, las mujeres, que son las encargadas de quitarles la parte de las hojas, el culo, en lenguaje local.

Cuenta el Padul con varias básculas receptoras instaladas en el Orujo por diversas fábricas azucareras.

La vega es una zona muy productiva. En sus numerosos brazales, por los que corre con abundancia el agua de las fuentes, habitan los cangrejos y las ranas, cuyo croar es tan habitual entre la gente.

El verde de los cultivos tradicionales, hortalizas, patatas, rnaíz y remolachas, junto al del lino y el tabaco que, durante un tiempo, han tenido cierta importancia, llega hasta el mismo casco urbano, trayendo aires de frescura a los días calurosos de los veranos de nuestro pueblo.

De la importancia de la agricultura da idea el hecho de que exista un servicio de riegos y otro de guardería rural organizados y dirigidos por la Hermandad de Labradores. Cada una de las zonas susceptibles de ser regadas, desde el Arroyo hasta Marchena, tiene asignado un regador.

Los guardas son siete y uno de ellos, que ejerce la función de cabo, es el encargado de las relaciones con los organismos oficiales. Su nombramiento corresponde al cabildo de la Hermandad.

Son, y han sido, tantas las personas que han ocupado los puestos de guardas y "regaores" que renunciamos a escribir sus nombres porque la lista se haría interminable.

La riqueza agrícola del Padul ha dado lugar a que se desarrolle un intenso comercio de cereales, y también de paja.

Aquí se abastecen numerosos ganaderos de La Alpujarra y de la costa.

Este negocio ha dado lugar a la aparición de dos clases de intermediarios, los corredores de grano, a los que ya hemos aludido, y los de paja.

El trabajo de la paja es un tanto penoso por las especiales circunstancias en las que se realiza, en el interior de los pajares en donde, a veces, el ambiente, debido al polvo, se hace verdaderamente irrespirable. La paja se envasa en unas redes de esparto, abiertas por un extremo, llamadas herpiles "jerpiles" y se vende por arrobas, pesándola con romanas.

Entre los pajeros mas conocidos citaremos a los Magallones, que constituyen una cuadrilla de la que forman parte el padre y los hijos, junto a otros familiares, y algunas personas más. Todos dirigidos por el padre, Manuel el Magallón, uno de los personajes mas típicos del Padul.

El transporte de la paja, fuera del pueblo, se realiza en carros de reata, de los que hay varios en el pueblo. En ellos llama poderosamente la atención un pequeño borriquillo, generalmente macho, al que dan el nombre de "currito", dotado de un instinto sorprendente, que va el primero en el enganche y que, a la voz del carrero o al estallido del
látigo, dirige con habilidad la reata.

Expertos y conocidos carreros son Solano, Cayetano, El Gato, los hermanos Randero, Pepe el Beeerrica, Muñoz, Salvador el de Molina, etc.

Estos carros no limitan su actividad a los viajes fuera del pueblo. También participan en las tareas agrícolas, principalmente durante el verano, en la barcina y en la campaña de la remolachas. En la relación de carros no podemos olvidar a Gonzalo que hace de "cosario", transportando mercancías, por encargo, entre el pueblo y Granada.

Su antigüedad se remonta a mucho antes, a los tiempos en que viajar hasta la capital era un auténtico problema. Los vecinos que tenían necesidad de desplazarse a la ciudad, que ciertamente no eran muchos, encontraron en el carro de Gonzalo el medio de poder hacerlo.


BOLETÍN DE MATRICULA PARA VEHÍCULOS DE TRACCIÓN ANIMAL'

Los carros de reata no tienen mucha aceptación entre los agricultores, que prefieren mas los de lanza cuyo número es bastante considerable como corresponde a un pueblo del potencial agrícola de este.

Todos están debidamente identificados mediante una placa de matrícula sujeta al lateral izquierdo.

Existen, también, en el pueblo varias yuntas de bueyes pertenecientes a familias que, tradicionalmente, han poseído esta clase de animales y, entre los que podemos citar a los Randeros, Miguel el de olaya, los Morquis, los Canicos y otros.

Los bueyes son animales tranquilos y pacíficos por naturaleza. Todo en ellos es sobriedad y economía. Hasta los "arreos" para trabajar son bastante sencillos. Unas simples cuerdas, de nombre coyundas, con las que son amarrados por los cuernos al "uvio", y los frontiles para resguardarles la frente, es todo 1o que necesitan.

La figura del boyero, "gueyero" se dice aquí, caminando lentamente delante de los bueyes, tratando de acelerar su andar cansino con el aguijón de la "llamaera" es ya algo familiar para los paduleños.

A pesar de su considerable fuerza no gozan de las preferencias de los labradores, quizás porque su lentitud no los hace aconsejables para los espacios abiertos de los secanos con sus largas "besanas".


LA SEMENTERA

Las labores de sementera comienzan, normalmente, en los primeros días del mes de octubre. No obstante algunos labradores suelen comenzar antes de la feria, sobre todo, con la siembra de la avena.

El abono mas utilizado es el amoniaco y el súper que los mismos agricultores mezclan, muchas veces en la puerta de sus casas. Al principio existía un solo almacén, situado en la carretera, conocido como el cuarto de Leonardo "el de los guanos." Posteriormente han ido apareciendo nuevos almacenistas como Antonio Molina y Escañuel,, Francisco Cabello y Fernando el de la Ferretería.

Ha habido unos años en los que el abono ha estado controlado y se distribuía a través de la Hermandad de Labradores o del Ayuntamiento. A este respecto, tenemos que decir que al- usos dirigentes locales han tenido problemas por irregularidades come idas en la gestión.

Cuando empieza la siembra las mañanas se ven agitadas por una inusitada actividad. Los carros y los mulos, cargados de sacos de abono, de simiente y con los aperos, recorren las calles camino de la "simentera," como dicen los hombres del campo, llenando el ambiente con la música monocorde de los campanos y cencerros que cuelga a de las jáquimas de los animales.

Siguiendo una vieja costumbre se reúnen en los "portillos" )ara marchar juntos al "tajo". Llegados allí y, tras repartir los sacos estratégicamente por la finca y colocar el "argaijo" en un determinado lugar, abren las capachas para tomar el acostumbrado "bocado", y fumar un cigarro, antes de dar comienzo al trabajo.

La siembra se efectúa con el arado manchego, que es el nombre que aquí se da al clásico arado romano. No obstante, en algunos barbechos, este trabajo, si las condiciones del terreno lo permiten. se realiza, también, con la grada, con lo que se consigue un considerable ahorro de tiempo.

Los labradores poseen, además, otro arado llamado tambor, su verdadero nombre es de vertedera, con el que llevan a cabo las labores de arado de las tierras, levantar dicen ellos, que han estado sembradas la temporada anterior.

Durante todo el año el labrador está pendiente de lo sembrado, realizando las labores que va necesitando, entre ellas "darle rastra" para romper la costra de tierra endurecida por las fuertes heladas del mes de Enero, trabajo que se realiza con un instrumento de hierro, dotado de unos ganchos puntiagudos. Posteriormente empieza la temporada de escarda que absorbe, junto con la recogida de la aceituna, en la que participan, también, las mujeres, la totalidad de la mano de obra existente en el pueblo.

La mayoría de los labradores poseen, además, una viña de la que obtienen el vino de casi todo el año. La uva se pisa en el lagar de ^Las Miguelitas", situado detrás de la carretería de Manolico Pérez. El pisado de la uva es una auténtica ceremonia. Los hombres, descalzos y con las manos cogidas por detrás, ejecutan una especie de baile sobre
los racimos hasta dejarlos convertidos en una masa que se pasa después a la prensa, formada por redondeles de esparto, para exprimirlos y sacarles todo el caldo.

Los mismos pisadores los transportan, en pellejos, a las viviendas de los propietarios. Los niños, cuando los ven regresar con las vasijas ya vacías, los atosigan para que les escurran algo de zumo en la boca.


LA RECOLECCIÓN


"TRABAJANDO EN LAS ERAS"

A finales del mes de Mayo se inicia la recolección que supone una profunda transformación de la vida cotidiana ya que todo el pueblo se implica en ella, desde los propietarios que, durante el resto del año, no participan, de manera activa, en el trabajo del campo hasta los niños y las mujeres y, naturalmente, la totalidad de los hombres.

Son dos meses de intenso y duro trabajo en los que el tiempo no cuenta, ya que lo prioritario es guardar, cuanto antes, la cosecha e r los graneros y, de esta manera, librarla de cualquier contingencia. D ~ ahí que no haya descansos. Tan solo el 18 de Julio, fiesta muy importante, y el día de Santiago, patrón de España, algunos agricultores, no todos, "paran" media jornada.

El descanso dominical no existe en el trabajo del campo motivo por el cual, para que la gente pueda cumplir con el obligatorio precepto de oír misa, D. Benjamín celebra la primera a las seis de la mañana.

Antes del comienzo de la recolección, los agricultores Miman los preparativos.

Una de las cuestiones mas importantes que hay que resolver antes de que den comienzo los trabajos, es convenir con los gañanes la subida que va experimentar el jornal durante los dos meses de verano y ajustar la siega con los segadores, fijando el precio de la fanega de tierra.

Se procede, además, a limpiar de pinchos la era y a preparar los carros para la barcina colocándoles las varas, con objeto de aumentar su cabida, y engrasándoles las ruedas con trozos de tocino que se introducen en los ejes.

Todo se revisa, las guarniciones de los mulos, la aguadera del carro para colocar el botijo del agua y la tabla que se sitúa en la trasera para el encargado de echar el torno y, en general, la totalidad de las herramientas necesarias, descolgándolas de las paredes, o bajándolas de las tirantes, donde normalmente se guardan durante todo el año Entre los útiles de la era citaremos las horcas (jorcas), bieldos (biergos), palas, escobas de rama, el jorcón y el tintero para la barcina, los tiros de la máquina, etc., etc. A las máquinas se les ajustad las cuchillas llevándolas, si es preciso, a las carreterías de Juan de DIOS de Manolico Pérez. Se recuentan las cabezas de ramales cerciorándose de que cada una contenga los veinte reglamentarios. En definitiva, todo se pone apunto para esta etapa tan importante de la agricultura.

El verano agrícola comienza con la "arranquiña", de las legumbres, "meujes", decimos nosotros, lentejas, yeros, beza, cultivos que tienen una considerable importancia, especialmente las lentejas, las cuales es costumbre vender en la misma era a almacenistas foráneos, a través de los intermediarios que tienen en el pueblo, como son, entre otros, Femandico el Barbero, Madre Mía y Diego "Cebó". Si, por cualquier circunstancia, la venta no se realiza, es preciso llevarlas cuanto antes al horno de esterilización para evitar que aparezcan los "cocos" que las hacen inservibles para el consumo de las personas.

Aunque en el trabajo de arrancar las lentejas y los yeros toman parte muchas mujeres, son los niños los que fundamentalmente lo llevan a cabo. Es todo un espectáculo contemplar a los labradores, por las mañanas en la plaza, asediados por grupos de niños que buscan ser contratados para la "arranquiña".

En esta tarea es llamativa la visión que presentan las fincas, cubiertas de pequeños montones, llamados "borregos", que posteriormente el encargado juntará en gavillas.

Cuando termina la recolección de las legumbres se inicia la de los cereales

En las mañanas del mes de junio la plaza se convierte en un hervidero de hombres que acuden "a ver si les sale jornal", ya que, desde tiempo inmemorial, se reúnen en este lugar a la espera de ser contratados por los agricultores. Después el centro de contratación se ha trasladado a "La Posá," la taberna mas popular del Padul. También la plaza es lugar de reunión y tertulia para muchos. Se juntan, en frase muy popular, simplemente "para echar el rato".

Como el calzado propio de los trabajadores son las 'albarcas", se instala todas las mañanas, también en la plaza, un hombre, venido de fuera, que se dedica a arreglarlas.

Durante los meses de verano los secanos se llenan de cuadrillas vestidos los segadores, "lanteras" y resguardados los dedos con los "deiles" y con un largo pañuelo floreado colgando de la correa.

Los caminos, en no muy buen estado de conservación, soportan un tráfico incesante de carros, cargados de "mies," en dirección a las era. A veces se producen accidentes, en forma de vuelcos, motivados por la poca estabilidad de estos vehículos, muy vulnerables en estas deficientes vías.

En las eras los trilleros, oficio que desempeñan los niños. dan vueltas a las máquinas sobre las parvas, avivando continuamente el paso de los mulos con un pequeño látigo que ellos mismos fabrican con un ramal. Los hombres, mientras tanto, están pendientes de ella o bien se dedican a otras labores como pude ser la de aventar, "ablentar", la parva que terminaron de trillar el día anterior. En este trabajo existen especialistas, unos se adaptan mas "a la cara" y otros a la paja  y los menos entendidos abalean el grano.

Entre los labradores del Padul existe la costumbre de amontonar las parvas en forma de pez. Para ello se señalan dos surcos con los pies tomando como punto de referencia la Piedra del Águilay, sobre ellos, con el rastro, tirado por un animal, se va depositando lo trillado hasta formar el pez.

Las aglomeraciones en las eras alcanzan tales dimensiones que lo habitual es que, durante los trabajos de "abliento" unas "se traguen el polvo de las otras. Es lo que se conoce con el nombre de "zorrazo."

A la caída de la tarde, terminadas las faenas de lacra, se procede a "encerrar" el grano de la parva "ablentada" durante el día. Los graneros están situados en la parte alta de las viviendas lo que obliga a los hombres a realizar un nuevo esfuerzo tras el cansancio acumulado en la agotadora jornada de trabajo. Esta es la razón por la que, los mas jóvenes, cuentan, una y otra vez, los sacos que aún quedan en el carro, para conocer a quién le va a tocar la "novia" que es como llaman al último que hay que subir hasta el granero.

La recolección se prolonga, normalmente, hasta los últimos días del mes de Agosto y se termina con el encierro de la paja, trabajo que se hace de noche y para el cual se coloca a los carros unas redes anchas. La paja se deposita en la calle y es introducida en el pajar con esportones y mantas o utilizando la bierga, si la altura de la "piquera" lo permite. En caso contrario se coloca una garrucha para subir los esportones.

Cualquier trabajador puede meter paja, y de hecho así se hace con frecuencia, pero, sin embargo, hay algunas personas a las que parece gustarles mas este trabajo, que la mayoría rechazan, a tenor de que todos los años 1o realizan. Entre estos "pajeros profesionales" citaremos, por lo curioso de sus apodos, a Pan Blanco y sus cuñados, los Pianos.

Los carros, casi todos de lanza como ya hemos dicho, son arrastrados por una pareja de mulos que el gañán conduce utilizando lo que llaman "madrina", una cuerda o una correa sujeta a las] áquimas de los animales a la altura del hocico.

El amplio censo de animales de trabajo se completa con los burros, animales de carga cuya aportación a la agricultura es tan valiosa, especialmente, en aquellos parajes a los que los carros no pueden llegar, como ocurre en la vega, tan intensamente cultivada, y en la que es imprescindible la utilización de burros ya que los viales se reducen a estrechas veredas que hacen imposible el acceso de los carros. Para las remolachas que, en la mayoría de los casos, se suelen sacar a "cargaero" se los serones, igual que ocurre con el maíz, pero, si se trata de barcinar, se hace preciso colocarles las "amugas",jamugas en otras regiones de nuestro país.

El número de burros existentes en el pueblo es bastante significativo y, casi todos, están en manos de los arrieros, los cuales, cuando termina el tiempo de la recolección, se dedican a la compraventa de toda clase de productos, trigo, maíz, cebada, frutas del Valle, paja, etc., llegando con los animales a los mas apartados lugares, en viajes que les llevan varios días. Es lo que llaman "la jarriería". Además, todas las primaveras, al igual que los carreros, se marchan a Motril ala zafra, la corta de la caña de azúcar. Allí se alojan en los llamados "aperos", una especie de posadas con dependencias para las personas y cuadras para los animales.

El trabajo de las cañas es duro hasta la extenuación y las condiciones de las viviendas verdaderamente lamentables. Hay, Igualmente, algunos caballos que, salvo contadas excepciones, se utilizan, igual mente en el trabajo.

Actualmente existe' en el pueblo una "parada de sementales autorizada", según reza el cartel que lo anuncia, propiedad de José Bueno al que todo el mundo conoce como "Pepe el de la Panda,,, Cuenta con varios caballos y burros dedicados a la reproducción.

Un pueblo agrícola como el nuestro, con un censo tan considerable de animales, hace imprescindible la presencio de herradores, así como de talabarteros, guarnicioneros y seroneros ''entre los primeros tenemos a Pepe el "jerraor" al que ayudan sus hijo, que tiene el taller en la Glorieta y Plácido el gitano. en una paralela a la calle Real

Enrquito Soler elabora y arregla guarniciones y jáquimas. Ambrosio el Pabilo confecciona aparejos en su taller de la plaza de arriba y Manuel el Alegría es un experto constructor de serones y espuertas.


TRILLANDO EN LAS ERAS"


LA GANADERÍA

Otra actividad que forma parte de la economía local es la ganadería, principalmente de ovejas y cabras. El ganado vacuno, aunque hay algunos ejemplares, no está, todavía, muy introducido en el pueblo.

Las ovejas suponen una apreciable fuente de ingresos. Por este motivo los ganaderos seleccionan al máximo los rebaños. Algunos lo hacen con sementales, carneros decimos aquí, propiedad de la Diputación que los cede para la época de la "cubrición". Los ganaderos tienen que recogerlos en el cortijo de Fatimbullar. El transporte lo realizan en mulos y burros, provistos de serones.

Los rebaños pasan, casi todo el año, en unos rústicos cortijos construidos en los secanos conocidas en el Padul con el nombre de "parieras," dotadas de unas naves, llamadas "tinaos", donde se cuelgan los "dornajos" para comederos de los animales. Las "parieras" disponen de una o dos habitaciones destinadas a vivienda del pastor y su familia.

En los meses de verano se suelen instalar los apriscos construidos de grandes redes. de forma rectangular, en los que se hace entrar a las ovejas para ordeñarlas, trabajo este que se realiza en unas grandes vasijas de loza llamadas "jerraos." En ocasiones los apriscos se utilizan para "estercolar" fincas, haciendo pasar la noche dentro de ellos a las ovejas y cambiándolos, paulatinamente, de emplazamiento.

Los pastores utilizan un vestuario bastante curioso. Sobre la ropa habitual, por delante, se colocan un peto al que llaman "ceñieras" Y en los pies un calzado, hecho de esparto, muy parecido a las

alpargatas, las "uvías." Como calcetines se ponen trozos de manta o de tela fuerte. Sobre el hombro llevan el zurrón y, en el invierno, una manta para resguardarse de los fríos y de las lluvias. La honda y el típico "cayao" completan la indumentaria de pastor.

Algunos rebaños tienen los establos en el pueblo. A estos los pastores, durante los meses de Septiembre y Octubre, les preparan por las tardes, en las eras, los "pudrieros" en los que se esparcen "cabos" de maíz y "culos" de remolacha.

Los lugares mas ganaderos, por excelencia, son La Venta y el Barcaile en donde viven numerosas familias dedicadas, también, al cultivo de la tierra. Estas dos agrupaciones de cortijos cuentan con una población estable muy numerosa. El Barcaile dispone de una escuela regentada por una maestra.

La abundancia de ovejas ha hecho que se desarrolle una importante industria del queso. Su elaboración, siempre de forma artesanal, comienza a partir del mes de Marzo que es cuando, normalmente, se inicia la "cabaña". En este trabajo existen unas normas, que todos cumplen, convencidos de su eficacia. Entre ellas, hervir la leche quemando solamente leña del monte y utilizar una rama de higuera para agitarla. La masa se deposita en unas pleitas de esparto que se colocan en las queseras, tablas largas con redondeles estriados. La fermentación se consigue introduciendo un trozo de "cuajo," que es como aquí llaman al estómago de los chotos lechales, envuelto en una "muñequilla" de tela.

El caldo resultante de la masa es conocido como suero y a muchas personas les encanta beberlo, especialmente, a los niños. Otro producto que se obtiene de la leche son los requesones que se vierten en unas vasijas de lata llamadas flores.


"UTENSILIOS PARA LA ELABORACIÓN DEL QUESO"

La lana también es aprovechada debido a que todavía no ha llegado aquí la moda de los colchones artificiales. Es objeto de una gran demanda, especialmente por parte de las mujeres que van a contraer matrimonio. Entre las cosas imprescindibles en el ajuar se encuentra la lana que se vende por arrobas.

La escena de grupos de muchachas jóvenes formados. en la mayoría de los casos, por la novia y sus amigas, lavando lana en las fuentes de Los Molinos o de la Higuera, se repite con relativa frecuencia. El día del lavado de la lana es una fiesta para ellas.

Todos los años, entre los meses de mayo y junio, se procede a esquilar las ovejas, tarea que desempeñan, con verdadera habilidad, los esquiladores profesionales entre los que se encuentran los miembros de la familia Rejón Palomares, los de Juanico el de Lino. el "Rayan" y alguno más.

En este trabajo es imprescindible una mezcla de carbón triturado, con un poco de sal, al que llaman "moreno," que se utiliza para cortarla sangre cuando alguna oveja sufre un corte de tijera.

Los rebaños que se esquilan en el pueblo se trasladan posteriormente a la Fuente del Mal Nombre, en los segundos molinos, para proceder al lavado de las ovejas.

Tanto el queso como los requesones son productos muy solicitados debido a su excelente calidad. Se comercializan, fundamentalmente, a través de las "recoveras" que son una curiosa red de intermediarias que viajan diariamente a Granada llevando, además, huevos, manteca y otros productos del medio rural.

Estas mujeres suplen, en cierto modo, las carencias de las tiendas del pueblo, prestando, en este sentido, reconocidos servicios a los vecinos. Como dato anecdótico señalaremos que, con frecuencia, les encargan los zapatos de los niños para lo cual les entregan un trozo fino de madera o de cuerda con la medida.

Su trabajo es verdaderamente agotador además, con el problema añadido, de que, al llegar al fielato, que es una aduana instalada a la entrada de Granada, el revisor, a veces, las obliga a bajar del tranvía para pesar lo que llevan y cobrarles el canon correspondiente. También se exponen al peligro de que les sea requisada una parte, como ha ocurrido en alguna ocasión.

Como homenaje de recuerdo a estas esforzadas mujeres citaremos los nombres de las más conocidas: María Josefa la Terola, María Antonia la Riles, Manuela la Rocha, Dolores la Chávez, Trini la del Barcaile, Araceli la del Cura y un largo etcétera. La leche de las cabras se utiliza directamente para el con sumo y se vende en los domicilios de los cabreros. Hay, no obstante quienes recorren las calles con algunas cabras ordeñándolas delante c e las compradoras.


EL TRABAJO DE LAS MUJERES

Como es de sobra conocido, en el seno de las familias las mujeres siempre han sido las encargadas de realizar las faenas de la casa, responsabilidad esta, que desarrollan en unas condiciones bastante difíciles ya que no tienen a su alcance nada que les facilite el trabajo, con el problema, además, añadido de que las viviendas están construidas con arreglo a las necesidades de una población agrícola, lo que aumenta el esfuerzo de las mujeres a la hora de llevar a cabo las tareas domésticas.

La primera dificultad con la que se enfrentan es la falta de agua en los domicilios, circunstancia que condiciona todo lo demás.

Tienen que "guisar" en el fuego de la chimenea, en las "estreves" o sobre hornillas de carbón, lo que les supone redoblar el trabajo, además de una considerable pérdida de tiempo ya que para condimentar los alimentos que se consumen con mas frecuencia, como es el caso del puchero, necesitan toda una mañana. A esto hay que añadir el estado en el que quedan las ollas y sartenes. De ahí la utilización de arenilla, de la que ya hemos hablado.

La limpieza es igualmente penosa hasta el punto de que para fregar los suelos, cuyo pavimento está formado por bastas losetas de barro, tienen que arrodillarse e ir desplazándose por las habitaciones arrastrando el caldero y "el trapo del suelo", un trozo de saco que es lo más apropiado para estos suelos.

Para lavar la ropa tienen que acudir a los lavaderos públicos de la fuente, el callejón o cualquier otro lugar, con la pesada canasta bajo el brazo. La urgencia de tenerla a punto explica que se vean mujeres, lavando en la fuente, hasta horas avanzadas de la noche o de madrugada.

El panorama que estamos describiendo no afecta por igual a todas las mujeres. Hay un grupo, poco indicativo por cierto, perteneciente a familias de un nivel económico mas elevado, que pagan a las lavanderas profesionales para que les hagan estos trabajos.

Y un segundo, mucho mas numeroso, que se sitúan en un plano diametralmente opuesto, unas porque no pueden permitirse ningún tipo de ayuda y otras, las mas, entre las que encuentran las mujeres y las hijas de los obreros que tienen, además, que aprovechar cualquier clase de trabajo que se les presente, tanto en los domicilios como en el campo, obligadas por el estado de necesidad en el que viven.

Las mas jóvenes, prestan sus servicios en las casas de los labradores. En el Padul se les llama "mozas", en Granada, criadas y posteriormente a todas se las conoce como "trabajadoras del hogar".

Un trabajo exclusivo de las mujeres es quitar la farfolla, "esfarfollar", y desgranar el maíz, para lo que utilizan un azadón o una azadilla con sorprendente habilidad. También, como ya hemos dicho, son las encargadas de quitar las hojas a las remolachas en el tiempo de la recolección de este producto.

Como una especie de trabajo por cuenta propia, en los veranos, salen a espigar. A pesar del escaso beneficio que les produce esta actividad, la realizan obligadas por las difíciles circunstancias económicas.

Las espigadoras, tarea en la que participan numerosas mujeres, recogen las espigas que quedan en los rastrojos, tras las labores de barcina de los carros, y las depositan en unas amplias bolsas de lona que llevan sujetas ala cintura. A veces tienen que recorrer, a pie, largas distancias para recoger "un puñado" de trigo o de cebada, en ocasiones, a costa de protagonizar discusiones con los pastores que les disputan las espigas, alegando mas derecho por haber ayudado a cargar el carro.

El panorama que estamos describiendo se completa con la confección de lías, que muchas realizan a la vez que están pendientes "de lo que tienen puesto en la lumbre" y la elaboración de "soplaores, redondeles y roseteros, que algunas hacen con especial habilidad.


LA EMIGRACIÓN

Las diferencias económicas existentes en las sociedades rurales, la falta de recursos de las clases menos favorecidas ha Hecho que, a lo largo de los años, una gran mayoría de los habitantes de las zonas agrícolas, tuviesen que buscar fuera del entorno natural de los pueblos, los medios de subsistencia que aquí no encontraban.

La emigración ha sido el destino fatal de los trabajadores del campo y el Padul es uno de los ejemplos mas paradigmáticos. l-:n los primeros años del siglo, antepasados nuestros, pusieron rumbo a América, a países como Méjico, Brasil y, sobre todo, Argentina, entonces una especie de tierra prometida. La mayoría, después regresaron, sin haber encontrado la fortuna que anhelaban. Otros, con mejor suerte, prefirieron quedarse al otro lado del Atlántico. Precisamente, representantes de esta emigración americana. han pasado recientemente una larga temporada entre nosotros. Proceden de Méjico y de los Estados Unidos. Se da la circunstancia de que uno de los estadounidenses, Diego Galindo, ha contraído matrimonio con una joven paduleña.

Esta corriente migratoria no es, desde luego, ni ha sido nunca, significativa si la comparamos con la emigración interior, con la que, desde tiempos remotos, se viene haciendo, de temporada, a la recogida de la aceituna. Todos los años, en las vísperas de Navidad un elevado número de familias marcha, con sus bártulos, a los cortijo S del norte de Granada, en donde consiguen unos ingresos que les permiten use tirar la subsistencia durante un tiempo.

Si hacemos historia de la emigración paduleña nos encontramos con los mas diversos destinos. En cualquier lugar o región donde surge una demanda de mano de obra encontramos hombres de este pueblo. Ahí están, para avalar nuestra afirmación, los casos de Jerez o de Asturias.

Posteriormente,.en los inicios de la década de los cincuenta, se ha desencadenado la "fiebre catalana" y numerosas familias han trasladado su residencia a aquella floreciente comarca, generando una muy importante colonia paduleña en Cataluña. Muchos de sus miembros pasan en el Padul las vacaciones veraniegas, algunos, incluso, conservan la casa del pueblo. A estos paduleños-catalanes la gente les suele llamar, con evidente sentido del humor, los "rebaña orzas".

Por otra parte, cuando el régimen político español ha sido reconocido a nivel europeo, la emigración ha cambiado de orientación y ahora es Europa, principalmente Francia, el destino de nuestros paisanos que acuden a la "temporada de las remolacha". La salida es tan masiva que, durante la primavera, el Padul se queda sin hombres en situación de trabajar porque, prácticamente, todos han cruzado los Pirineos. Marchan con sus contratos de trabajo, debidamente legalizados, desde que salen del pueblo. La dificultad de conocer el contenido de la correspondencia que mantienen con los patrones, en los meses previos a la campaña, la resuelven acudiendo a los estudiantes o a Fernandito el de D. Fernando, que es profesor de francés, asignatura que imparte en la Academia de la Casa Grande.

La emigración temporal no es la única que se mantiene con Francia, aunque sí la mas numerosa. Se ha producido, además, una segunda, mas estable, protagonizada por grupos familiares completos que se han ido a vivir al país vecino. Y como los destinos de la emigración ha sido siempre tan cambiantes, el flujo migratorio se dirige, ahora, a los países centroeuropeos, fundamentalmente Alemania y Suiza, que son los que, en la actualidad, ofrecen mayores incentivos.

No podemos calcular con exactitud el número de personas que han llegado hasta allí. Diremos, a título indicativo, que son muchas las ciudades y pueblos de Alemania donde reside un paduleño o una familia de nuestro pueblo.

El fenómeno social de la emigración ha reportado indudables beneficios.

En primer lugar ha supuesto la substitución de la vieja economía agrícola de subsistencia, anquilosada y con e casas perspectivas de futuro, por otra en la que la industria se ha convertido en la principal fuente de riqueza de los habitantes del Padul.

Gracias a ella la construcción ha iniciado un proceso de desarrollo, impensable hace tan solo unos años, generando la aparición de nuevos barrios que han aumentado considerablemente la extensión del núcleo urbano que ya nos ofrece, desde la distancia, la visión de un gran centro de población.

A su sombra están surgiendo industrias de todo tipo que absorben un alto porcentaje de mano de obra.

Las fábricas de materiales de construcción, por cierto -n un principio en manos de gentes venidas de Dúrcal, están siendo pioneras en la creación de puestos de trabajo. Todo ello, propiciado por la existencia en nuestro suelo, concretamente en El Manar, de arena de excelente calidad, en opinión de todos los profesionales del ramo

La explotación de esta arena a través de sociedades extractoras de áridos, las populares y controvertidas canteras, ha sido la base sobre la que se asienta la expansión económica del Padul, de tal mane a que los cambios operados en los últimos decenios han dependido, en gran medida, de ellas a pesar de su parte negativa que, sin duda, también la tienen.

La influencia tan decisiva que ha ejercido la emigración al extranjero en la mejora del nivel de vida de los paduleños, ha sido a costa de grandes sacrificios. Por eso no todo es de color de rosa. Tener que abandonar la familia, enfrentarse a lo desconocido, adaptarse a costumbres distintas, a formas de vida diferentes, con la dificultad añadida de desconocer el idioma, es el elevado precio que han tenido que pagar. Para algunos el tributo ha sido, todavía, mas doloroso Ya que, o regresaron enfermos o la muerte, en aquellas lejanas tierras, truncó sus ilusiones.

De ahí que volvamos a reiterar la sugerencia que, hace unos años, hicimos en los medios de comunicación locales: el reconocimiento que merecen tantos hombres y mujeres que dejaran los mejores años de su vida en países extraños contribuyendo, con su trabajo y con su esfuerzo, ala creación de riqueza en el Padul. Propusimos que la Avenida de Andalucía, nuestra entrañable "estación", llevase el nombre de Avenida de los Emigrantes ya que, desde ella, han iniciado la aventura de la emigración todos los hijos de este pueblo.


FIESTAS RELIGIOSAS

El Padul ha sido un pueblo de profundas convicciones religiosas expresadas, siempre, con tanto fervor e, incluso, con tal pasión que la fama de pueblo católico llegó a todos los rincones mereciendo, en épocas pasadas, el calificativo de "pequeña Roma".

Si volvemos la vista atrás, observamos que la religión ha sido parte muy fundamental de la vida de nuestros antepasados, de tal manera que podemos asegurar, sin temor a equivocarnos, que todos los actos de su existencia diaria han estado fuertemente influenciados por ella.

Hoy las creencias se siguen manteniendo con la misma fuerza y, al igual que antes, las siguen manifestando en cualquier momento, a cualquier hora. Así es algo normal verlos hacer un alto en el trabajo, o suspender las conversaciones, cuando escuchan el sonido de las campanas. Se quitan el sombrero y rezan, en silencio, la oración que anuncian. Para ellos, como siempre, todo está en manos de la Providencia y continuamente apelan a su intercesión.

Además de las fiestas tradicionales como la Navidad, San Sebastián y Semana Santa, que continúan en todo su esplendor, y de otras que aunque siguen estando vigentes, ya no gozan del entusiasmo popular de antaño, existen una serie de manifestaciones religiosas que ponen de relieve la coherencia de los paduleños con sus creencias.

De tal manera esto es así que hasta los mismos vecinos que acuden a la iglesia, se sorprenden, en ocasiones, ante la masiva asistencia de personas a determinados acontecimientos. La capacidad del recinto se llega, incluso, a desbordar. Es lo que ha ocurrido con la misión de los redentoristas, P. Cremades y Sainz, de este año de 1.946, El segundo de ellos, apodado aquí el P. Largo por su elevada estatura, comunicador excepcional, ha protagonizado numerosas y divertidas anécdotas, acogidas con humor. La mas simpática la visita a las tabernas, principalmente a la del Canario situada en la calle del Cura, junto a la iglesia, para instar a los hombres a participar en las charlas que los misioneros celebran.

Son numerosos los actos religiosos que tienen lugar a lo largo del ario, unos previamente establecidos y otros, de manera espontánea, obligados por las circunstancias. Este es el caso del viático a los enfermos, que aquí se conoce como "dar a Dios," para lo que se organiza una procesión que se anuncia a la gente mediante un repique de campanas o las rogativas que se hacen para pedir agua en los periodos de sequía. También se cita a los vecinos a toque de campanas y, en una especie de romería, se llega hasta un paraje cercano llevando a San Isidro, San Elías o algún otro santo.

Estas rogativas transcurren en medio de continuas peticiones de agua, y entre canciones interpretadas con inusitado entusiasmo. La más popular dice así:

Virgen del Rocío, Madre del Carmelo
envíanos agua, rocío del cielo
para los triguitos, que están chiquititos
para las cebadas, que se críen granadas
para los garbanzos, que se críen altos
Madre mía, ¡agua, agua, agua!.

Las manifestaciones de fe las llevan a cabo convencidos de que sus peticiones serán atendidas y el hecho de que, en alguna ocasión, la tan anhelada lluvia aparezca durante el recorrido haciendo que, en medio de ruidosas muestras de alegría, los romeros regresen chorreando", los reafirma en lo acertado de sus salidas y en la conveniencia de repetirlas.

Los actos piadosos, programados, se inician en el mes de octubre con el rezo del rosario por las calles. Un numeroso grupo de mujeres dirigidas por Angustias la Sacristana y Dolores la Gachona, portando un estandarte, recorren las calles cantando los misterios del rosario. A su paso la gente adopta una actitud de respetuoso silencio. Existe la costumbre de detenerse a cantar frente a las viviendas que entregan una limosna para el culto.

Una canción-plegaria, muy repetida en los rosarios, comienza con las siguientes estrofas

Dios te salve Virgen pura
por los pecadores ruega.
Madre de misericordia
vida y esperanza nuestra.


"PROCESIÓN DEL CORPUS AÑOS 50"

Durante los meses siguientes la iglesia celebra quinarios y novenarios, hasta llegar a Mayo, el mes de las flores, cuyos actos transcurren en medio del mayor entusiasmo y de una masiva asistencia Popular. En las novenas tienen un especial protagonismo las niñas de las escuelas de Doña Encarna y Doña Pilar, seguramente las maestras mas queridas de todas las que han pasado por el Padul.

Las niñas ofrecen ramos de flores a la Virgen y recitan poesías que son escuchadas con atención por los asistentes, entre los que se encuentra la práctica totalidad de la juventud del pueblo.

Muchos versos se dicen en la iglesia en este mes. Señalaremos solamente este:

Inmaculada, pastores
Inmaculada, guerreros
ese es tu nombre hechicero
repite cual lucero, flor, estrella y guía
y tu mi madre ¡Oh María!
cuando suenen las campanas
de mi última agonía
acuérdate de esta niña
que lo pide de rodillas.

Las novenas del mes de Mayo terminan todas las noches con un paseo por la calle Real, desde la Ermita a la Plaza, aprovechado por la juventud para intentar las primeras relaciones amorosas o consolidar las ya existentes.


NOVENA DE SANTA RITA AÑOS 50"

También en el mes de Mayo es el tiempo de las primeras comuniones en las que participan activamente los maestros.

El día señalado los niños con los trajes de primera comunión casi todos blancos, ellas además con una pequeña bolsa colgada de la muñeca, los rosarios del mismo color y los libros nacarados se dirigen en filas desde sus respectivas escuelas hasta la iglesia, previamente adornada para la ceremonia. En ocasiones acceden al interior por la casa del cura, en la calle que los vecinos conocen con el mismo nombre aunque, en realidad, se llama Conde de El Padul.

Los pequeños disfrutan ese día de un desayuno especial a base de chocolate con galletas y, los mas pudientes, acompañado de dulces caseros.

Hay que decir que los chicos, a esas horas de la mañana ya tienen bastante apetito, puesto que, no han comido ni bebido nada desde las doce de la noche anterior, en cumplimiento de las normas de la iglesia que obliga a todos, pequeños y grandes, a guardar un ayuno tan riguroso si quieren recibir la comunión.

Entre las demostraciones de religiosidad popular hay que señalar, también, la visita a los centros de devoción y peregrinaje como las cruces de la Glorieta, el Señor de la Placetilla y, sobre todo, el Señor de la Cuevas al que los vecinos del Padul profesan una profunda devoción. Ninguna advocación religiosas ejerce una atracción tan importante. De tal manera que la práctica totalidad de las promesas que hacen las paduleñas se traducen en visitas nocturnas al santuario a través de las empinadas cuestas, la última de las cuales, muchas, la suben de rodillas.

La juventud, principalmente la femenina, suelen ir, algunas veces, a la cruz de Santa Elena, aunque estas visitas tienen un carácter mas lúdico. Las realizan para pedir novio para lo cual arrojan piedras a los brazos.

Existe, así mismo, la costumbre de que vayan rotando por las casas pequeñas urnas con imágenes de la Virgen, de Santa Rita o de cualquier otra advocación religiosa. La mas conocida es la de la Milagrosa que está bajo la dirección de Anita Maldonado, la Señorita Anua. Ella es la encargada de llevar el control de la visita a las viviendas en cada una de las cuales permanece veinticuatro horas, y de administrar el dinero de las limosnas con el que todos los años, unos días antes de la fiesta de la Inmaculada, se 1e hace un triduo para el que suele traer un sacerdote.

A las doce de la noche nació el Mesías cantan los ruiseñores con alegría, con alegría. Mirad que niño, Jesús que gloria. ya pueden los mortales cantar victoria.


LA NAVIDAD

Las navidades han tenido, y siguen teniendo, un profundo sabor familiar, porque son fiestas de reencuentros, de vuelta al hogar de los que un día salieron para formar su propia familia. Los hijos, en la Noche Buena vuelven a la casa paterna para celebrar juntos la cena, que la madre prepara con esmero con el gallo más grande del corral reservado, desde meses antes, para esta noche.

El ritual se inicia con un recuerdo, en forma de oración, por los muertos de la familia. Durante una horas el mosto corre con abundancia y la alegría se desborda recordando, entre villancicos, los años en los que todos se sentaban a la mesa bajo la sombra protectora de los padres.

Terminada la comida se saca la botella de aguardiente y la bandeja de toscos y mantecados, hechos en la casa, para estos días. En el pueblo no existe la posibilidad de comprar dulce. Cada familia lo elabora, de forma artesanal, y los horneros lo retiran de los domicilios para llevarlo a cocer.

Después de la cena familiar, la juventud empieza la diversión que consiste en reuniones, en algún domicilio particular, en donde se cantan villancicos y se practican varios juegos entre ellos el de las prendas. La fiesta se prolonga hasta la hora de la Misa del Gallo, a la que todos asisten con puntualidad. En esta misa se entonan diversos villancicos, interpretados por el grupo de cantoras de la parroquia, con música del órgano tocado por Angustias la Sacristana y a los sones estridentes de las carrañacas. Del grupo de cantoras forman parte, entre otras, Dolores la Callejona, Ana María la de Toñico Lázaro, Dolores de Manolico Villena, Antonia Pérez y la propia Angustias. Muchos villancicos se han cantado en las Noches Buenas. Entre ellos este:

A las doce de la noche nació el Mesías
cantan los ruiseñores con alegría, con alegría
Mirad que niño, Jesús que gloria
ya pueden los mortales cantad victoria

Tanto las reuniones de Noche Buena, como las de Noche Vieja en la que, también, se reúne la juventud para "echar los años", supone para las mozuelas una excepción en las estrictas costumbres de la época ya que, solo esas dos noches, para la Misa del Gallo y la del "tiempo perdido," como se conoce a la de fin de año, las madres permiten que sus hijas estén fuera de la casa hasta esas horas. Pero, para dejarlas, han de conocer, de antemano, la casa en la que se van a juntar y las mujeres mayores, formales dicen ellas, que estarán en la vivienda mientras dure la velada. Solo de esta manera autorizan la asistencia, supeditada, siempre, a que las recojan en sus domicilios, ya que solas no las dejan salir, y a que regresen a la hora convenida.

En las fiestas de Navidad el Ayuntamiento organiza, todos los años, la llamada "campaña de Navidad," consistente en el reparto de mantas y alimentos a las familias mas necesitadas.

El día de Reyes es esperado con mucha ilusión por los niños. Esa noche se acuestan mas pronto de lo acostumbrado, pero antes ponen los zapatos en la ventana o en el balcón. Muchos, lamentablemente, solo pueden cumplir el rito con unas alpargatas y algunos, ni tan siquiera con eso, porque los Reyes "no saben a la casa de los pobres."


SAN SEBASTIÁN


IMAGEN  DE SAN SEBASTIÁN REGALADA AL PUEBLO POR DON JUAN DE AUSTRIA"

San Sebastián es una fiesta en la que lo religioso y lo popular se complementan. Desde sus inicios, con la introducción de la costumbre de la leña, una parte muy importante de la celebración se empezó a realizar fuera del recinto de la iglesia convirtiéndose en una especie de romería festiva que, sin embargo, no perdió su carácter de acto de fe ya que los paduleños, subían, y siguen subiendo, a los montes para rendir homenaje ala figura de su patrón con la ofrenda del haz de leña.

Es, quizás, la fiesta que siempre ha generado un mayor entusiasmo entre la gente.

Es costumbre de los jóvenes empezar, con una antelación de días e incluso de meses, una incansable labor de búsqueda, por ramblas y barrancos, de los zarzales que sirven de base a los montones de leña que los vecinos forman con los haces que bajan de los montes.

Cada barrio, cada rincón, se esfuerza para que su hoguera sea la más grande, en una actitud de sana rivalidad que aumenta, año tras año, el nivel de vistosidad y de esplendor de la fiesta.

La subida al monte, cada diecinueve de Enero, es una costumbre que se ha ido transmitiendo de padres a hijos como la mas preciada de las herencias.

La devoción de los vecinos hacia el santo se acrecentó con motivo de las epidemias que azotaron a la población en épocas pasadas y, de hecho, en la década de los cuarenta, todavía se dice en el Padul que la traída del haz de leña tiene como finalidad que San Sebastián "nos libre de la viruela".

Todos participan con entusiasmo en la fiesta. Los gañanes "enganchan" las yuntas para arrastrar los zarzales desde los barrancos, las familias suben juntas al cerro y hasta los jóvenes que están prestando el servicio militar, algunos en lugares muy lejanos, piden permiso para estar presentes en el día del patrón y poder llevarlo sobre sus hombros, tanto en la noche de la bajada, como, al día siguiente, en la procesión.

La función religiosa, tras el recorrido por las calles, marcado por una continua salva de disparos, concentra en la iglesia a todo el pueblo. La gente sigue con devoción la ceremonia, especialmente el sermón que pronuncia, desde el púlpito un predicador venido de Granada.

Nada ni nadie ha conseguido nunca que los vecinos del Padul hayan dejado de cumplir con la tradición. Ni las inclemencias del tiempo que, en ocasiones, se han mostrado totalmente adversas con Muertes nevadas que algún año se han abatido sobre el pueblo, dejándolo incomunicado y sin servicio de luz y teléfono, ni la falta de sensibilidad de determinadas autoridades. como fue el caso de Un sargento de la Guardia Civil que, allá por los primeros años sesenta, hizo comentarios asegurando que sancionaría a quienes disparasen armas de fuego en el día del patrón.

Los cazadores, que son los que mayoritariamente cumplen con esta costumbre, entendieron que la prohibición no tenía ningún sentido y obedecía, simplemente, a un capricho, razón por la cual se juramentaron para que la pólvora corriera, ese año, con mayor abundancia y efectivamente así lo hicieron. Al final todo transcurrió con normalidad sin que se produjeran sanciones.

La fiesta de San Antón, que precede a San Sebastián, es, también, para los paduleños un motivo de alegría y de diversión. El mundo cristiano considera a este santo protector de los marranos, animales que constituyen una de las bases de la alimentación. de la población rural. De ahí que las gentes honren a este santo con cantos y hogueras, alrededor de las cuales danzan y bailan entonando canciones alusivas a la fiesta. Una canción muy popular dice así:

"San Antón mató un marrano
y no me dio una morcilla
yo le daré a San Antón
con un palo en las costillas.

Tras San Antón y San Sebastián llega el día de la Candelaria, el dos de Febrero. Es esta una fiesta muy querida y entrañable para los paduleños. Recuerdan la presentación de Jesús en el templo con la entrega de la pareja de palomas que San José ha llevado por el pueblo durante la procesión.

Las niñas, en los días anteriores a la Candelaria, cantan jugando a la rueda:

Ya viene la Candelaria
el tiempo de regalar
la niña que tenga novio
que contentita estará
A la chule, chule, chule, chule, eh
que me fui con otro y a ti te dejé
va ti té ¡dejééé1.


"SAN SEBASTIÁN AÑOS SO"


LA SEMANA SANTA


"PROCESIÓN DE SEMANA SANTA AÑOS 40"

De todas las fiestas religiosas ninguna se celebra en el Padul con tanta devoción e intensidad como la Semana Santa. El recuerdo de la muerte de Cristo empieza a vivirse desde el momento mismo del comienzo de la Cuaresma, el Miércoles de Ceniza, a cuya imposición todos acuden.

Se abre, a partir de ese día, una especie de paréntesis en la normalidad cotidiana que ya no se cierra hasta el Sábado de Gloria, con la misa de Resurrección. La gente obtiene los beneficios de la "bula," entregando la correspondiente limosna en la parroquia, y además guarda escrupulosamente los restantes días de ayuno y abstinencia.

El ambiente de religiosidad y fervor alcanza su máxima expresión en la Semana de Pasión que se inicia con el Domingo de Ramos.

La procesión de las palmas se realiza en la plaza de la iglesia y las personas, que participan en ella, lo hacen por rigurosa invitación del Ayuntamiento que es el encargado de la traída de las palmas. Normalmente se invita a las autoridades locales y a médicos, maestros y algún otro vecino. Todos ellos constituyen lo que se conoce como "fuerzas vivas."

Durante la semana se suceden numerosos actos en la iglesia en la que, previamente, se han cubierto con un espeso manto morado todas las imágenes y el retablo del altar mayor.

El Jueves y el Viernes, los dos días más importantes de la Pasión, todo se transforma, los comportamientos de la gente, los hábitos alimenticios, las relaciones entre las parejas de novios que ya no se volverán a ver hasta el Sábado de Gloria, la actividad de las tabernas y de los bares que cierran sus puertas, también hasta el sábado, el toque de las campanas que se sustituye por el de la carraca para anunciar los oficios religiosos. Desaparecen, incluso, los collares de campanos y cencerros de las jáquimas de los animales.

Es Pascua Florida, tiempo de confesar. Los sacerdotes, a pesar de ser varios, se ven desbordados ante las interminables filas de hombres y mujeres que se concentran delante de los confesionarios para cumplir con el precepto.

El Jueves Santo se vive con una actividad inusitada. Por la mañana se celebran los oficios con la ceremonia de la bendición del verde. Es esta una curiosa costumbre, propia de los pueblos agrícolas, que consiste en llevar haces de verde a la iglesia, para ponerlo en el suelo al paso de la procesión por las capillas laterales para depositar el Santísimo en el monumento. Los niños son los protagonistas principales de este acto y el verde se da de comer a los animales

Por la tarde tiene lugar el Sermón de Pasión y a continuación, a veces ha cambiado de horario, la procesión del Silencio recorre las calles haciendo el Vía Crucis por las numerosas cruces que se levantan en el pueblo. El recogimiento es impresionante y el silencio, que le da nombre, solo se ve alterado por las voces de las cantoras y el sonido de los instrumentos que acompañan su canto.

Luego, tras una ligera comida, la gente vuelve, de nuevo, al templo para rezar los credos cumpliendo así con una antigua tradición que todos respetan. Es esta una de las pocas veces que los matrimonios salen juntos. El Viernes Santo es el día mas esperado por todos, no solo por los paduleños sino por el resto de los habitantes del Valle de Lecrín.

Desde las primeras horas de la tarde el tranvía de Dúrcal, casi siempre dotado de jardinera por la gran demanda de viajeros, va dejando en la estación oleadas de personas que vienen para estar presentes en la procesión. El desfile de gente, desde la estación !instala iglesia, que, por cierto permanece siempre abierta, es incesante durante toda la tarde.

Las imágenes hacen el desfile a hombros, algunas en carrillos. y la única que procesiona sobre un trono es la de San Juan. Ha sido construido por el carpintero local Juan de Dios por 40.000 pesetas. Posteriormente ha hecho, también, el de la Oración del Huerto, cUYO coste ha sido ya un poco más elevado, 60.000 pesetas.

La misa de Resurrección tiene lugar el Sábado por la mañana y cuando el oficiante entona ¡Gloria in excelsis Deo!, porque las misas se dicen en latín, se produce una explosión de alegría. En la ¡ale ¡a, las cortinas que cubren el retablo caen pesadamente hacia los lados, los monaguillos agitan convulsivamente las campanillas y los fieles
prorrumpen en aplausos.

Fuera del templo, al escucharse el toque de las campar: as, las mujeres salen a las puertas golpeando con fuerza las almireces y lo niños, a los gritos de ¡gloria! ,¡gloria! , recorren las calles arrastrando latas y haciendo, sonar con estridencia los collares de cascabeles y cencerros que llevan colgados del cuello.

Como colofón de la Semana Santa, en la madrugada del sábado, se ha celebrado, a la carrera como es tradicional, la procesión de los "jaras". En todo el recorrido se habían colgado numerosos muñecos que los jóvenes han ido abatiendo en medio de la general algarabía. Como siempre los gritos de "juas, juas" no han cesado en toda la noche.

Terminados los actos religiosos de la Resurrección, Angustias la Sacristana ha repartido, igual que todos los años, agua bendita, siendo numerosas las personas que se han acercado a recogerla, entre ellas, muchos niños.

Como es sabido, este agua es utilizada, a veces, en alguna de los muchos actos religiosos que los vecinos, principalmente las mujeres, tienen costumbre de celebrar en sus propios domicilios, porque existe una especie de "catolicismo casero muy arraigado en el Padul, que se está manifestando continuamente, como las novenas de Mayo, que las vecinas de un mismo barrio celebran reunidas en alguna vivienda, y los rosarios por los difuntos que se rezan, en la casa del fallecido, a los ocho días de haberse producido la muerte, que es cuando se oficia el funeral. Hay algunas mujeres, muy preparadas, que dirigen los rezos y hacen las lecturas como Josefa la Realista que, a pesar de padecer una minusvalía física, está presente en todos los fallecimientos.


LOS ENTIERROS

Los entierros presentan unas características especiales dignas de resaltar

En primer lugar señalaremos que los entierros se siguen haciendo en la ermita y la ceremonia se limita a la lectura, en la puerta de unos responsos y a rociar sobre el cadáver, tras descubrir el féretro, agua bendita. El funeral no se celebra hasta pasados ocho días.

No obstante, en este mes de Diciembre de 1.953, se han producido algunas novedades. El sacerdote que ha venido a sustituir a D. Benjamín, que se encuentra de Ejercicios Espirituales en Granada, y, el coadjutor de la parroquia, han decidido llevar el cadáver de Amparo Paniza, recientemente fallecida, a la iglesia, siendo la primera vez que esto ocurre. Sin embargo ha sido este un hecho circunstancial ya que el párroco, a su regreso, ha vuelto a restablecer la costumbre.

Existen tres categorías de entierros, establecidas con arreglo a criterios económicos: "frenda entera," "media frenda" y la tercera, que no tiene un nombre específico, pero que podemos calificar de normales o corriente.

Los primeros son entierros muy solemnes, en los que participan tres sacerdotes que, desde la vivienda, acompañan al difunto hasta el cementerio, pasando, como es obligado, por la ermita. Además las campanas tocan a muerto cada hora. durante todo el día, hasta la hora del entierro.

Es algo sobrecogedor el bronco sonido de estas campanas que tienen nombre de mujer -María, Joaquina, Rosario- lanzando al viento su canción de muerte por todos los rincones del pueblo.

Los entierros de media frenda se realizan con menos solemnidad. Van dos sacerdotes que acompañan el cadáver solamente hasta la ermita y las campanas ya no tocan con tanta frecuencia.

Los de tercera categoría son todavía mas modestos y en ellos interviene un solo sacerdote.

Los sacerdotes recogen el cadáver en la vivienda desde la que se dirigen hasta la ermita en un cortejo encabezado por las cruces parroquiales, portadas por los monaguillos, y la manguilla de las ánimas que, debido a su peso, la lleva un adulto.

Es de justicia resaltar aquí a Moreno el "Blanqueaor," para el que es, casi una obligación, hacerse cargo de la manguilla en todos los entierros. Para él la máxima evangélica de enterrar a los muertos es una constante de su vida. Su actitud de permanente colaboración no se limita a participar solamente en el entierro, sino que se inicia desde el mismo momento de producirse producirse la muerte, siendo incontables los difuntos que ha amortajado.

En la ermita se procede a abrir el féretro y, tras rociarlo con agua bendita, rezar un responso. Después es conducido al cementerio, regresando el cura y los símbolos religiosos a la iglesia.

Un porcentaje muy elevado de enterramientos se realiza en zanjas abiertas en la tierra. Todavía no se ha impuesto la costumbre de utilizar nichos, debido, principalmente, a la falta de recursos económicos de la mayoría.

El cementerio actual se construyó en los primeros años del siglo XX, siendo alcalde Leopoldo García Vellido que, en unión de Rafael Jiménez de la Serna, diputado en Cortes, colocó la primera piedra en el año 1.902. Ejecutaron la obra los albañiles de la familia Ferrer. Este nuevo lugar de enterramiento supuso el abandono definitivo del viejo cementerio de la ermita.

Todavía no han llegado al Padul los féretros prefabricados. Cuando se produce un fallecimiento los carpinteros locales acuden al domicilio a tomar las medidas del difunto para construir la "caja". El transporte hasta el cementerio se hace a hombros porque no existen vehículos ni empresas de pompas fúnebres.

En cualquier tipo de fallecimiento los lutos son muy rigurosos y, cuando se trata del padre o de la madre, las cosas se acentúan todavía mas. En estos casos, la esposa y las hijas, por muy jóvenes que sean, se visten totalmente de negro.

Para las jóvenes se termina cualquier forma de diversión por lo menos hasta transcurridos dos o tres años, pasados los cuales empiezan a "aliviarse el luto". Las esposas, por el contrario, salvo raras excepciones, mantienen la misma actitud, prácticamente de por vida, y la inmensa mayoría ya no vuelven a utilizar un color distinto al negro. Incluso para salir a la calle se colocan en la cabeza un tupido pañuelo de seda negro que para muchas es ya parte integrante de su vestuario.

El luto de los hombres consiste en una franja de tela negra colocada sobre la manga izquierda de la chaqueta y a los niños se les pose un pequeño trozo, de forma triangular, en el cuello de la camisa.


FIESTAS CIVILES

Antes de hablar de las fiestas, propiamente dichas, es preciso que señalemos que, en los años cuarenta, son prácticamente nulos los lugares públicos en los que poder divertirse. La mentalidad de estos tiempos, no hace posible la aparición de establecimientos de este tipo, que tampoco la juventud demanda porque sus inquietudes están, todavía, íntimamente ligadas a los usos y costumbre de una época que vapor otros derroteros.

Sus diversiones mas frecuentes, en los días festivos, consisten en reuniones entre "pandillas" de amigos de ambos sexos, salidas a la Fuente de la Salud y los acostumbrados paseos por la carretera bajo la sombra de los frondosos árboles que crecen en las dos orillas. A la caída de la tarde el paseo se sigue haciendo por el trayecto tradicional comprendido entre el Bar Emilio y el Cortijo Peseta, que es donde, por esa zona, termina el casco urbano. Traspasar ese límite, por la noche, es algo impensable para una mozuela.

Los únicos centros de esparcimiento, al alcance de los hombres, son las tabernas y los dos bares situados en la carretera, cuyos propietarios son parientes y tienen el mismo nombre, Emilio, razón por la cual la gente, para distinguirlos, les llama "el café de arriba y el de abajo".

Las tabernas son unos típicos establecimientos de bebidas donde los hombres se reúnen a la venida del trabajo, a partir del oscurecer.

Sentados alrededor de una mesa, en unas originales sillas de anea sin espaldar, sacan las petacas y se fuman unos cigarros del tabaco de la "ración" mientras beben, generalmente todos en el mismo vaso, el vino que ellos mismos retiran del mostrador.

Entre los hombres del campo existe, además, la costumbre, muy antigua por cierto, de acudir a la taberna a primeras horas de la mañana. Hablan del trabajo del día y se toman unas collas de aguardiente que el tabernero les sirve en "mitaillas y medias mitaillas, según los deseos de cada uno.

Son muchas las tabernas existentes en los distintos barrios Señalaremos las del Canario y la de Antonia la Canaria, María Cabeza, la Nlateana, Evaristo, la Fabiana, Ana María, el Chelito y la Posá.

Los bares, por el contrario, no son lugares habituales para consumir vino, sino mas bien centros de reunión y tertulia de hombres ya mayores donde se toma café y se juega a la "escoba", el juego de cartas mas popular, y al dominó que también cuenta con muchos partidarios.

Por cierto que en los bares y tabernas, mas en aquellos, se suelen consumir gaseosas "blancas" de la fábrica que Miguel el de Rigores tiene en el Pilarillo, junto a la Fuente. Para poderlas beber es necesario impulsar hacia adentro la bola de cristal que la cierra herméticamente. Por este motivo son conocidas como gaseosas de "garibolillo".

En los meses de primavera, y cuando ya la recolección no es tan intensa, han adoptado la costumbre de contratar pequeñas orquestas que se sitúan en unos "tablaos" construido delante de la fachada. Son los populares "yambas", formados por músicos del pueblo, que interpretan las canciones de moda, circunstancia que la juventud aprovecha para "marcarse" unos pasos de baile sobre la arena de los jardinillos.

La tradición agrícola de nuestro pueblo hace que se celebre con mucho esplendor la fiesta de San Isidro. La organización corre a cargo de la Hermandad de Labradores y la imagen del santo es llevada, en carros de bueyes o de mulos, artísticamente adornados, hasta algún paraje cercano del campo.

Una fiesta que, también, despierta el interés de los paduleños es el Carnaval. Hay personas, con un acusado sentido del humor, como las Martas, Anica la Pechina, la Niña Perico, Bautista el Magallóny la Niña Angustias, entre otras, que, año tras año, salen a la calle realizando parodias e imitaciones recibidas por los vecinos con vivas muestras de regocijo y alegría.


LA FERIA


"ELECCION DE MISS SIMPATÍA"

La ausencia de diversiones importantes a lo largo del año ha convertido la feria en la fiesta mas deseada.

Para los jóvenes constituye el acontecimiento mas importante de todos los que tienen lugar en el pueblo, superior, incluso, al de las fiestas religiosas, porque, durante tres días, van a poder disfrutar de unas formas de diversión totalmente diferentes a las habituales reuniones de amigos que celebran a lo largo del año, entre las que podemos citar jugar a las prendas y echar los años por Navidad y pasar una jornada en el campo el día de las Mauracas desplazándose a algún paraje que tenga agua, como la mina de La Purísima, muy visitada, e Los Molinos. Son encuentros alegres y muy divertidos que permiten a las parejas de enamorados estar juntas, pero que no tienen nada que ver con la feria que es algo distinto, donde se puede bailar, cosa que no tienen ocasión de hacer en otras fiestas y donde pueden disfrutar de una mayor libertad, ya que la vigilancia de las madres sobre las hijas se relaja un tanto. Es, también, el tiempo de estrenar vestidos y zapatos nuevos y lucirlos en los paseos por la "estación", en el circo o en el cine. Desde los primeros días del mes de septiembre comienzan los preparativos de la feria. El pueblo entra en una gran actividad. Las madres de familia, además de adquirir ropa para los hijos, si su economía se lo permite, realizan la limpieza extraordinaria de la casa entre la que se incluye el blanqueo. Vendedores ambulantes, sabedores de este hecho, acuden todos los años, por este tiempo, con su pregón de "cal viva" recorriendo las calles. Y no es que en el pueblo no tengamos vendedor de cal, que sí que lo hay y, por cierto muy simpático y agradable, Pepe el Caraoveja, que la lleva a domicilio, con su burro, y hasta la deja "apagada".

Como apenas se vende ropa confeccionada se hace necesario comprar la tela cuanto antes para que el vestido nuevo se pueda estrenar. Hay personas que acuden a sastres y modistas de Granada, aunque la mayoría prefieren hacerlo en el Padul donde tenemos excelentes modistas y un sastre, de nombre Manuel Amescua que, procedente de fuera, ha fijado aquí su residencia.

Una estampa típica de las fiestas la forman los caballistas con mujeres a la grupa, ataviadas con trajes de gitanas.


"CABALLISTA CON CHICA A LA GRUPA VESTIDA DE GITANA

Los días de feria se viven con una intensidad frenética ya que es, casi obligatorio, saturarse de diversión porque hasta el próximo año no se presentará, de nuevo, la ocasión de hacerlo. Cada año se intenta programar festejos que sean atractivos a la gente. Unos quedan incorporados, definitivamente, a la feria y se repiten edición tras edición, otros, por el contrario, no tienen continuidad como ha ocurrido con las carocas que han dejado de convocarse sin que sepamos las razones. Algunas de las que han aparecido, en distintas épocas, dicen así:

La vara que cierta vez
sacó agua de un cascote
no tiene tanto poder
como la de este moisés
que es el maestro Niñote.
En la política entró
con muy buenos ideales.
Con la arena se quedó
y ofreció a sus amistades
el barreiros que compró.


"ELECCIÓN REINA DE LAS FIESTAS AÑOS 60"

A medida que se va acercando el día veinticinco los preparativos se intensifican. En la era de Los Álamos se ultima el
montaje de las chozas de cañas y carrizos que son las casetas en donde se instalan las tabernas, lugar en el que se cierran casi todos los tratos.

Tienen estos un atractivo especial por la "jerga" tan peculiar que utilizan los protagonistas. En todos ellos aparecen, de improviso, unos curiosos personajes, los "correores", cuyo papel es decisivo para cerrarlas operaciones.

Las compraventas se suelen hacer en reales, la forma peculiar que utilizan los "marchantes, "y, en general, los hombres de negocios para hablar de dinero.. Por cierto que las monedas que circula,?- son la perrilla, perra gorda, real y dos reales y a partir de esa cantidad empiezan los billetes en fracciones de una, dos, cinco, veinticinco, cincuenta, cien, quinientas y mil pesetas.

La feria paduleña es una de las mas importantes de todas las que tienen lugar en la provincia. Acude tanta gente de fuera que La Posá" se satura de clientes durante, al menos, dos días.

La aglomeración de personas en las eras, entre ellas los profesionales de la "marchantería," son verdaderamente impresionantes. La cantidad de animales, de todas clases, supera, todos los años, las previsiones. El Ayuntamiento intenta que no les falten los servicios mas elementales, entre ellos, el agua. Para ello, si durante esos días, no le corresponde al Padul, hace gestiones en Dúrcal y Cozvíjar para cambiar el turno y que, en la feria, discurra el aguapor la acequia, cosa a la que nunca se oponen ya que son conscientes de la importancia del evento paduleño.

Las dos posadas existentes en el pueblo, una en la Glorieta y otra cerca de La Plaza, que es la mas típica y la que mas tiempo ha durado, ven desbordada, en estos días, su capacidad de alojamiento. Las amplias cuadras son insuficientes para dar cabida a tantos animales cuyos propietarios se alojan también allí, durmiendo sobre los aparejos.

La Posá experimenta, igualmente, un aumento espectacular de clientes al principio de la Primavera cuando comienza la zafra en los pueblos de La Costa. En este tiempo es incesante el paso por El Padul de arrieros con sus rehatas de burros y de gañanes con los carros y las yuntas. Algunos descansan en La Posa.

Estos establecimientos han sido, durante mucho, tiempo los únicos con que ha contado el pueblo. Después apareció el bar Cenit, ya con otro tipo de cliente.

Mucha gente encuentra en la feria una magnífica ocasión para hacer negocio con la venta de alimentos para los animales, sobre todo "cabos" de los maíces, tan abundantes en la vega, que en esas fechas están en las mejores condiciones para ser cortados.

Las opciones para divertirse son numerosas, aunque la gente Siente una mayor atracción por el circo y el cine, que se llenan de espectadores en las dos funciones que celebran.

El circo Palacios, ya familiar porque todos los años acude Puntual a la cita ferial, se instala en la Casa Grande. Todos los números verdadera calidad, pero, por encima de todos despierta mayor entusiasmo, entre el elemento masculino, es la actuación de las cantantes Conchita Palacios e Isabelita Estrada. Cuando en los pasos de baile enseñan las piernas, se desencadena un auténtico delirio entre los espectadores que, a los gritos de ¡aire!, iaire!, les piden que repitan las vueltas que les permiten contemplarlas. Es todo un espectáculo observar, en una silla junto a la pista, el comportamiento de un vecino, de nombre José, que, debido a que tiene perturbadas sus facultades mentales, dice ser el rey de Francia. Se declara enamorado de Conchita Palacios y se pasa todas las funciones, porque no se pierde ninguna "echándole piropos."

El cine se ve, también, desbordado en estos días hasta tal punto que, incluso, se tienen que colocar sillas supletorias. Las películas preferidas por los paduleños son las de ambiente andaluz.

Se cuenta que antes hubo un cine en el local que ahora ocupa el Almacén del Trigo.

Los mas viejos recuerdan que esta sala de proyecciones desapareció lo que hizo que el Padul estuviese, durante unos años, sin poder disfrutar de espectáculos de esta naturaleza.

Refieren que, terminada la guerra, empezaron a llegar cines de fuera que, en principio, se instalaban en la Casa Grande y que después, ante el continuo aumento de espectadores, se vieron obligados a trasladarse al salón de José Nievas, buscando un mayor espacio. Las películas que entonces se proyectaban eran todas mudas. Posteriormente se pasó alas "habladas", entre las que citan La Canción de Aixa, El Gato Montés, Porque te vi llorar, etc.

El cine tiene una gran aceptación durante todo el año. Cuentan que hasta hace poco solamente funcionaba una sala de verano situada en la calle San Isidro y que poseía una capacidad tan considerable que permitió que en el año 1.947, bajo el mandato del alcalde D. José Garrido, celebrar allí una corrida de toros en la que actuaron unos novilleros granadinos apellidados González Cambil. „

La corrida ha sido bastante accidentada tirándose a la "plaza  varios espontáneos. Un novillo intentó saltar al escenario. donde estaba la presidencia y un grupo de jóvenes ataviadas con trajes de gitanas, causando una gran confusión que terminó con su huida a la calle en donde fue abatido por la Guardia Civil.

El cine actual es bastante reciente, de 1.949. Su propietario es Leonardo Villena y ha sido construido por el maestro de obras Joaquín Ferrer. Allí vive, como si fuera un miembro mas de la familia, un personaje peculiar del pueblo, Panocho, que, incluso se encarga, a veces, de la proyección de las películas.

Otro espectáculo que despierta un gran interés en la feria son las corridas de cintas a caballo que se celebran en la Glorieta, junto alas cruces. Las cintas las bordan las jóvenes del pueblo, "distinguidas señoritas de la localidad" dicen los carteles. Se entabla un verdadero pugilato entre los caballistas para conseguir la cinta de la novia o de la chica que les gusta.

Por la noche la verbena se convierte en el centro de reunión de la juventud. Las orquestas, que amenizan las noches de verbena, vienen acompañadas de una cantante, conocida como "animadora o vocalista", que interpreta las canciones que las parejas bailan en la pista. Han sido muchos los cantantes que han pasado por el Padul en las últimas ferias. Citaremos solamente a las hermanas Marigüel, y a Paquito Rodríguez.

Como dato curioso señalaremos que los grupos de amigas tienen que ir ala verbena acompañadas por la madre de alguna de ellas. Es típica la imagen de la madre apoyada en el respaldo de la silla, y dando cabezadas mientras ellas danzan en la pista.

Cada año la verbena ha tenido un emplazamiento distinto. Recordamos la subestación de tranvías donde Antonio Guerrero, el Ñoño,, la ha organizado algunos años, la Casa Grande, la Plaza, el salón de José Nievas, en diversas ocasiones, el local que actualmente ocupa el taller de Paquito el del gasoil, el corralón de Horacio, la casa de Bautista y Diego García Berdugo, durante muchas ferias y la pista Los Parrales del Borillo.

La costumbre de elegir reina de las fiestas, con sus damas de honor, se ha introducido en la segunda mitad de la década de los cincuenta, siendo muchas las jóvenes que han disfrutado el honor de este cargo.

No podemos terminar la crónica de la feria sin hablar de un hombre que, durante muchos años, ha sido el alma de todos los festejos. Se trata de Fernando García Ferrer, Fernando el Relámpago

para todos, cuyo trabajo comienza con el desfile de los gigantes Y cabezudos y termina con la elección de la reina, que se realiza la noche del último día.

Son numerosos los hombres que, año tras año, han formado parte de la Comisión de Fiestas, pero ninguno con el entusiasmo y la continuidad de Fernando. Por eso consideramos de justicia destacarlo.


"GRAN PREMIO CICLISTA"


LOS JUEGOS

La calle es el escenario donde los niños y las niñas juegan Incluso a la hora del recreo en las escuelas utilizan la calle para sus juegos debido a que no disponen de espacios adecuados para ello.

Los juegos habituales de la población infantil de ambos sexos son muy variados.

Las niñas juegan a la rayuela, la barca, la comba, las bolas Y a otro juego, aparecido después, al que llaman "balde".

Para jugar a la comba y a la barca utilizan una cuerda, si bien, ,n este caso, con movimientos mas suaves. Mientras se juega las niñas cante

Al pasar la barca me dijo el barquero las niñas bonitas no pagan dinero.

yo no soy bonita, ni lo quiero ser que una, que dos y que tres que salta niñita, que vas a perder.

En la comba ponen especial cuidado para que, al saltar, no se les vean las piernas. En un exceso de habilidad, sujetan el vestido de tal modo, que, aunque les dificulta el salto, logran conseguir el objetivo. Hay que decir que las mujeres, tanto pequeñas como mayores, no utilizan pantalones, prenda de vestir de uso exclusivo de los hombres y de los niños, aunque los de estos son cortos, solamente les llega a la rodilla, y los sujetan con unas tirantes de la misma tela que se cruzan en la espalda y abrochan por delante. Los niños únicamente se ponen pantalones largos durante el verano para trabajar de "trilleros" en las eras.

En los día templados de primavera y verano, a la caída de la tarde, las mozuelasjuegan, en la calle, a la rueda. Utilizan los espacios abiertos de cada barrio. Uno lugar muy concurrido es la placeta del molino, en la Ramblilla.

Mientras dan vueltas cogidas de la mano, cantan viejos romances, llegados al pueblo en épocas pasadas y que se han ido transmitiendo de generación en generación.

Uno de los mas populares y repetidos, es el de la reina Mercedes

Donde vas Alfonso XII
donde vas triste de ti.
VOY en busca de Mercedes
que ayer tarde no la vi.
Y Mercedes ya se ha muerto
muerta está, que yo la vi
cuatro duques la llevaban
por las calles de Madrid.
Los zapatos que llevaba
eran de un rico charol
regalados por Alfonso
a noche que se casó.
Ya no tocan las campanas
ni tampoco dan las doce
porque se ha muerto Mercedes
la mujer de Alfonso XII.

Los juegos habituales de los chiquillos consisten en el salto de la muerte, el mocho, la "enchítamela", el trompo, la rueda, la lima o el clavo, el escondite y después el fútbol, que se ha ido introduciendo poco a poco y que ha llegado a engancharlos de tal modo que, incluso, lo practican con botones y cajillas de mixtos, sentados en los trancos 0 en las aceras.

Cada juego tiene mayor incidencia en urca época determinada del año. Así, por ejemplo, el trompo se pone mas de moda, desde principios del Otoño, hasta el día de los difuntos, ya que, llegado éste los niños se desprenden de los trompos cumpliendo el viejo dicho de que "el día de los finados cuerdas y trompos a los tejados"

Otro juego que suelen practicar los niños, un tanto peligroso, es " hacer guerrillas" con los tirachinas, llamados aquí gomero. El campo de batalla son las eras. Escondidos tras los balates se lanzan piedras, a veces hasta con hondas, con 1o que aumenta el riesgo de un accidente desagradable.

Las eras son una especie de "pista multiusos" válida para todo, hasta para colocar las trampas alrededor de las " pilas de pajuza" y pillar pájaros.

Los campos de fútbol mas utilizados son el "orujo", lacra de Los Álamos, la de los Cambrones y la que los niños llaman la "erina la herencia". Las pelotas con las que se juega las hacen ellos mismos con trozos de saco y de tela. La situación económica no da para mas y, además, este juego es considerado por los padres "cosas de tontos", razón por la cual se muestran escasamente proclives a regalar pelotas a sus hijos. De ahí que cuando algún niño se presenta con alguna en las eras todos se arremolinan a su alrededor, atraídos por la novedad.

Para formarlos equipos los niños hacen parejas cogidos por los hombros. Los dos "jefes", que son los que en teoría mejor juegan) escogen a los jugadores, siguiendo un orden establecido por suertes. A final siempre queda algún niño sin escoger, porque es un negado para el fútbol, situación que se resuelve cediéndolo al equipo que se considera más débil.

Ocurre, además, que ninguno quiere colocarse de portero, porque lo importante es meter goles, problema que se resuelve obligando al "mas malo" a que se sitúe entre las piedras, o los jerseys, que señalan la portería, cuya anchura la mide a pasos uno de los capitanes.

Los mozuelos también juegan al fútbol y algunos bastante bien, por cierto. Los aficionados recuerdan numerosas generaciones de futbolistas y sacan a relucir una larga lista de nombres que no podemos reseñar porque harían interminable esta crónica.

El rival, por antonomasia, es Dúrcal con el que se celebran frecuentes encuentros, con desigual suerte. Tanto en la feria del Padul como en las fiestas de Dúrcal se programan, todos los años, partidos de fútbol, que generalmente terminan "como el rosario de la aurora", ya que, a estas alturas del siglo XX, todavía salen a relucir las ancestrales diferencias entre las dos localidades.

En la actualidad se ha regularizado el fútbol en el Padul y el equipo participa en competiciones organizadas por la Federación Granadina. Se ha elegido una directiva y se han traído jugadores de Granada. Junto a ellos juegan los paduleños Diego el de Margarita, José el de Amalia de la Fuentes y el Antonio de Pepe el Burro.

El campo, cercado de cañas, se ha instalado en Santa Elena, justamente donde se encuentra la cruz, en una finca que la directiva ha tomado en arrendamiento. La entrada cuesta tres pesetas y todos los domingos acuden numerosos espectadores.

La directiva la forman José Martín Villena, José Hachero, que es el presidente, Manuel Villena Molina, Plácido García Villena, Manuel Luzón, Paquito Cañadas y alguno mas.

El equipo, bautizado con el nombre de Atlético del Padul, tiene un himno que ha compuesto el director de la banda de música local Bandrés, suegro de Paquito Cañadas, y que dice así:

Ya se respira en la tarde
un ambiente de emoción
airoso sale a la cancha
nuestro equipo campeón.
Once fuertes elementos
forman el Atleti Club
cosechando con sus triunfos
laureles para el Padul.
Es su lema la victoria
nobleza en el corazón
y un sentido del deporte
reflejado en el honor.
Atlético del Padul
en las lides vencerás
y galardones de plata
a tu pueblo llevarás.
Serán tardes de buen fútbol
el juego que tu darás
y la hinchada enardecida
siempre contigo estará.
Viva_ viva nuestro fútbol
grita siempre la afición
ihurra por nuestros muchachos
que son magos del balón!


"CLUB ATLÉTICO PADUL AÑOS 40"


CLUB ATLÉTICO PADUL AÑOS 70"