ENRIQUE MORENTE
Cantaor

Enrique Morente no sólo es la figura más universal que Granada haya aportado nunca al cante, sino que destaca por su conocimiento entre los grandes maestros que el siglo ha dado al flamenco, y se distingue, además, como uno de los más revolucionarios y fértiles creadores desde que el cante es cante.

El oído musical de Morente empezó a formarse con el cante familiar de su madre. Más adelante, en ventas, fiestas, tabernas, bebiendo golosamente de la tradición más pura, en boca de egregios cantaores locales, Juanillo el Gitano, Cobitos... Y luego, en Madrid, asimilando las mejores esencias de Silverio, de Chacón, a través del lujoso legado de Pepe el de la Matrona, de Bernardo el de los Lobitos...

En su amplia discografía encontramos magistrales lecciones de cante clásico pero también nos depara el insólito encuentro entre poesía mística y cante: Cruz y Luna (1983); entre orquesta sinfónica y cante jondo: Alegro Soleá y Fantasía de Cante Jondo (1955); entre poesía surrealista y flamenco: Omega (1996), San Juan de la Cruz, Lorca, Hernández, Hierro, Machado, Alberti... nunca, antes de Enrique Morente, el cante se había enriquecido tan copiosamente con la adopción de textos de poetas cultos. Unico caso en la historia de este arte, el cantaor recibió en 1994 el Premio Nacional de Música. Enrique crea escuela y es modelo de jóvenes valores, entre ellos, su propia hija, Estrella Morente.