MANUEL MEDINA OLMOS
Obispo de Guadix (1869-1922)

Lanteira fue la cuna del pequeño Manuel, venido al mundo el 9 de agosto de 1869, en el seno de una humilde familia. La muerte de la madre en fechas muy tempranas, va a ser factor importante en su vocación futura, al ser el sacerdote Manuel Olmos –tío por rama materna– el encargado de su formación y educación. En Guadix cursará estudios en el seminario de San Torcuato, coincidiendo con una etapa de expansión de este centro. En 1891 era ordenado sacerdote y nombrado profesor del seminario del que poco antes había sido alumno.

Por poco tiempo. Al año siguiente lo encontramos en Granada, ocupando una canonjía en la abadía del Sacromonte. Su etapa granadina fue fecunda, cerrándose tan sólo con su designación para ocupar el obispado de Guadix. Profesor en la restablecida Facultad de Derecho sacromontana, rector de su colegio algo más tarde en una dilatada gestión.

En aquella colina de Valparaíso que domina la ciudad, se centra su vida. De entonces data su estrecha relación con Andrés Manjón, trocada pronto en desinteresada colaboración en la aventura que llevaría el nombre de Ave María. A la muerte de Manjón, él será el designado para continuar al frente de aquella obra que tan bien conocía.

En octubre de 1928 era propuesto para el obispado de Guadix, transcurriendo la última etapa de su vida en aquella ciudad de su juventud y de sus años de estudio. Las visitas pastorales, la preocupación por la precaria situación económica de la zona, la atención al seminario... Con la llegada de la República, Medina Olmos se muestra respestuoso pero crítico con el régimen. Quizá por ello al estallar la guerra es detenido y conducido a Almería. Allí, en el barranco del Chisme, era fusilado el 30 de agosto de 1936.