Agrande el mapa y ponga y quite capas
El viajero que procedente de Granada se dirige hacia el litoral siguiendo la carretera de Motril, después de alcanzar el Suspiro del Moro, divisoria de aguas entre la vertiente Atlántica y Mediterránea, entre el Genil y el Guadalfeo, cuando comienza a descender ya en la cuenca hidrográfica de este último, encuentra ante su mirada una amplia depresión de forma ovalada, que queda limitada al NE. por la mole imponente de Sierra Nevada, de la que aparece perfectamente delimitada por una clara línea de falla; al SO. por una serie de pequeñas elevaciones, que llevan a la meseta de Albuñuelas; mientras que por el SE. se eleva suavemente sobre los materiales de sedimentación del río Dúrcal. Se encuentra en la Depresión de Padul, que constituye el comienzo de la fosa tectónica de Lecrín.
La carretera, tras bordear esta depresión, se eleva sobre el cono del río Dúrcal, para inmediatamente descender y cruzar su valle encajado, volviendo a elevarse, ya en la orilla izquierda del río, a otra superficie ligeramente inclinada, que constituye en realidad un amplio valle delimitado por Sierra Nevada, de la que queda separado por la continuación de la falla a la que antes aludíamos, y por una serie de colinas constituidas por materiales miocenos y pliocuaternarios. Por este valle asciende suavemente la carretera hasta encontrarse bruscamente con el Valle encajado del río Torrente, que cruza y aprovecha para descender hacia Talará, situándose sobre los materiales de relleno que colmatan la depresión y en los que ha construido su valle el río Torrente y llevando a la izquierda la mole de Sierra Nevada, que se levanta bruscamente, mientras que a la derecha, en la orilla opuesta del río, se pueden ver los materiales sedimentarios cortados casi en vertical por la erosión fluvial.
Al llegar a Talará, de la carretera Granada-Motril se separa un camino vecinal, que penetra en el corazón del Valle de Lecrín. Siguiendo por él, se desemboca en una amplia depresión, donde confluyen los ríos Torrente, Dúrcal y Albuñuelas, para ya unidos formar el río Ízbor, cuyo valle se estrecha, encajándose profundamente en los materiales de relleno que, a ambos lados del curso fluvial, se extienden hasta las Sierras Nevada y de las Guájaras, que flaquean la depresión.
Al seguir avanzando por el Valle del río Ízbor en sentido NO-SE, los dos conjuntos montañosos se van acercando y estrechando la fosa, hasta dejarla limitada al Valle del río, que, finalmente, se ha tenido que abrir camino a través de las calizas triásicas por medio de una estrecha garganta, donde no queda espacio para la carretera Motril-Granada, que ha de penetrar en el corazón de la Sierra de las Guájaras a través de un túnel, que la lleva fuera de nuestra comarca. El río Ízbor, tras atravesar esta garganta, se ensancha de nuevo para unirse con el río de Lanjarón y poco después con el Guadalfeo, que en sentido opuesto, E-O, ha recorrido el gran sinclinal de la Alpujarra. Ambos unidos se desvían hacia el S. para, abriéndose camino entre las sierras de la Contraviesa y las Guájaras, alcanzar el Mediterráneo.
El recorrido desde el Suspiro del Moro hasta el túnel de Ízbor se ha realizado por una amplia depresión rellena de materiales sedimentarios y flanqueada por Sierra Nevada, las Guájaras y la Meseta de Albuñuelas. Esta depresión es la fosa tectónica del Valle de Lecrín |
Si volvemos al punto de confluencia de los ríos Torrente, Dúrcal y Albuñuelas y ascendemos por el Valle de éste último, encontramos otra depresión limitada al S. por la Sierra de las Guájaras y al N. por la meseta de las Albuñuelas, que la separa de la Depresión de Padul. Se trata de otra fosa tectónica, aprovechada por el río Albuñuelas, que va a confluir con la de Lecrín y que aparece también rellena de materiales sedimentarios, en los que se ha encajado el río para construir su valle.
Tanto los materiales que rellenan las fosas tectónicas de Lecrín y Albuñuelas, como las unidades que las limitan, Sierra Nevada, Sierra de las Guájaras y Meseta de Albuñuelas, aparecen erosionados de forma violenta por una serie de barrancos, que se han encajado profundamente en ellas.
Etapas geológicas
El Valle de Lecrín y la Depresión de Albuñuelas forman parte del conjunto de la cordillera Penibética, por lo que el estudio de su morfología ha de arrancar necesariamente de la formación de este conjunto montañoso. Según Fontboté, cuatro fases tectónicas han afectado el macizo de Sierra Nevada:
Estos movimientos isostáticos dieron lugar a la formación de una serie de fosas tectónicas en torno al maciza de Sierra Nevada. Una de estas fosas es el Valle de Lecrín, comarca objeto de nuestro estudio |
El Valle de Lecrín. Visto desde la Sierra de las Albuñuelas (Mapas Google)
La fosa tectónica de Lecrín, según lo anterior, se forma a lo largo del mioceno, cuando se producen los movimientos isostáticos que dan lugar a la formación de las fallas y fracturas, aunque el rejuvenecimiento de éstas se continúe en épocas geológicas posteriores, incluso en el cuaternario, alcanzando hasta nuestros días
La fosa está limitada por Sierra Nevada al NE., de la que queda perfectamente separada por una línea de falla muy clara que se inicia al NO. de Padul bordeando por el N. y NE. la depresión de su nombre a una altura comprendida entre los 800 y 900 metros. El labio erguido está constituido por los materiales triásicos y paleozoicos de la Sierra y el labio hundido queda recubierto por los sedimentos miocenos y postmiocenos. La línea de falla no presenta una sola dirección, sino que cambia continuamente, pues partiendo del N. se dirige hacia el SE. describiendo un arco para salir del término de Padul en dirección E., volviendo inmediatamente a seguir hacia el SE. y después hacia el S., cambiando de nuevo a la primitiva dirección hasta llegar al río Torrente en el límite de los términos municipales de Nigüelas y Acequias.
La formación de esta falla se remonta al terciario, según afirma Lhénaff, porque las arcillas, limos y arenas miocenas sobre las que descansa la blockformación o "Formación de Torrente", presentan pendientes de 25 a 35°, que son consecuencia de estos movimientos de subsidencia.
El rejuvenecimiento de la falla se continúa, según este autor, en fecha posterior, que alcanza al cuaternario, e incluso, hasta nuestros días; basando esta afirmación en el buzamiento que afecta a los conos antiguos, cuya formación considera como rissiense al descansar sobre el suelo rojizo que recubre la blockformación. Sin embargo, el nuevo plano de falla no coincide exactamente con el primitivo, quedando entre ambos una brecha, junto a la cual y paralelamente a la línea de falla encontramos una depresión o abarrancamiento.
El rejuvenecimiento es máximo en las proximidades del río Dúrcal, lo que explica la gran amplitud de su cono, y se va atenuando según nos alejamos de él; por ello, en las proximidades del río Torrente el basculamiento de los estratos del cono es mucho menor. Los reajustes han continuado, posiblemente, hasta nuestros días y serían la causa de los numerosos movimientos sísmicos que afectan a esta región, así como al área de Sierra Nevada y a la Depresión de Granada. El escarpe de la falla presenta una alineación de facetas triangulares, que se han conservado hasta nuestros días. Comas Minondo explica su conservación por varios motivos:
En el borde SO. de la depresión de Padul encontramos otra falla probable, aunque no tan bien definida como la anterior, por lo que las calizas que forman este borde, podrían pertenecer al labio hundido de la falla Padul-Dúrcal, que en esta zona emerge al no ser una falla normal, sino inversa.
En el Valle de Lecrín propiamente dicho, encontramos también una serie de fallas, que, en direcciones predominantes E.-O. y NO. SE., cortan la depresión, afectando a los terrenos miocenos y a la blockformación, que presentan buzamientos debidos a las mismas.
En la depresión de Albuñuelas, el con tacto entre los materiales primarios y terciarios viene marcado también por la presencia de fallas, como la que bordea esta depresión por el S., que ha originado el buzamiento de los materiales pliocuaternarios, inicialmente horizontales y con fuertes buzamientos hacia el S. (hasta 45°) actualmente. La falla se confirma por la existencia de la misma molasa miocena marina que rellena la depresión en las partes altas de las Sierras de la Cruz y Giralda. Esto indica que esta falla es posterior al Vindoboniense, fecha estimada para la formación de la molasa.
Así mismo, en el interior de esta depresión, aparecen una serie de fallas afectando los terrenos miocenos, que se entrecruzan en distintas direcciones: NO.-SE., O.-E. y NE.- SO.
Finalmente, al O. de los términos de Padul y Albuñuelas, donde volvemos a encontrar una serie de manchas de materiales terciarios y cuaternarios descansando sobre los triásicos, muchos de los contactos vienen marcados por la existencia de nuevas fallas, que, casi todas ellas, responden a la dirección NO.- SE
De todo lo anterior, podemos deducir la existencia de tres unidades morfológicas mayores que aparecían ya diferenciadas en el mioceno.
Durante el mioceno, paralelamente a los levantamientos y hundimientos que dan lugar a la diferenciación de estas unidades, se produce una gran actividad erosiva, que va limando las partes elevadas y rellenando las depresiones y mares próximos. De esta forma, a finales del mioceno, en el pontiense, se ha modelado una plataforma de erosión, que aparece perfectamente definida en la Meseta de las Albuñuelas, descendiendo suavemente hacia el N. desde las sierras meridionales, y que es coetánea con el relleno mioceno, que alcanza una altura de 900 a 1.000 metros, según los restos que quedan en el Suspiro del Moro, las Lomas -frente a Nigüelas- y en el pequeño cerro que se levanta al S. de Acequias.
Al fondo Sierra Nevada y el Valle a sus pies (Mapas Google)
Constituye el límite N. y NE. de la comarca y está constituida por materiales triásicos y paleozoicos, en su mayor parte calizas, dolomías y filitas, que quedan separadas de las partes deprimidas por una línea de fallas. Si ascendemos a mayor altura, encontramos los micasquistos y pizarras, que forman el núcleo central de los mantos alpujárrides, hasta donde llega la unidad administrativa que estudiamos, pues se eleva hasta el Fraile del Veleta a 3.201 metros de altura.
De acuerdo con los materiales y las formas estructurales, encontramos distintos tipos de relieve: Sobre los esquistos y pizarras de las partes altas, la escasa dureza de estas rocas ha marcado relieves muy suaves, alomados, con pendiente media de unos 18°, que, excepcionalmente en algunas rupturas, puede superar ligeramente los 20°
Las calizas y dolomías, por su mayor dureza, han producido un relieve abrupto y quebrado con cornisas, crestones y profundas gargantas formadas por los ríos al encajarse en ellos. Las formas kársticas de superficie están poco desarrolladas y se limitan al lapiaz o lenar, dolinas y pequeñas uvalas y a formas dolomíticas características como, por ejemplo, la Peña Horadá en la Sierra de Padul, al pie de la Silleta.
Además de las formas litológicas, existen otras derivadas de la estructura. Hay sinclinales y anticlinales, en relación con las curvas de nivel, aunque, teniendo en cuenta la elevación del gran pliegue de fondo de Sierra Nevada, se distribuyen formando pliegues en escalera; así, un sinclinal a la altura del Cortijo Quemado -Lanjarón- se manifiesta en forma de pequeños rellanos
Sierra Meridionales con el Pantano y la Depresión de Melegís (Mapas Google)
Bordean el Valle de Lecrín por el S. y O. Están constituidas fundamentalmente por calizas y dolomías, que aparecen arrasadas por la erosión en una gran plataforma, que desciende suavemente de S. a N., constituyendo un glacis de erosión sobre calizas. Esta plataforma presenta dos o tres escalones que pueden corresponder a períodos distintos de excavado o haber sido producidos por levantamiento y hundimiento de dovelas distintas al fallarse. En el S., las alturas superan con bastante frecuencia los 1.300 metros y los puntos culminantes son Lopera con 1.487 metros de altura y la Giralda con 1.429. Aunque la plataforma va descendiendo suavemente hacia el N., donde enlaza con el mioceno del Suspiro del Moro, en ella destacan, a manera de cerros testigos o inselberges, algunas elevaciones como Herrero (1.501 metros). Está cortada por los barrancos y torrenteras actuales, que se encajan profunda- mente en los materiales calizos. También se pueden distinguir depresiones suavemente onduladas y rellenas de materiales arcillosos, cuyo origen se debe a la disolución kárstica.
Desde la Meseta de las Albuñuelas se proyecta hacia el E. un gran espolón rocoso, que aparece perfectamente definido entre la De presión de Padul y el Valle de Lecrín por una parte y la depresión de Albuñuelas por la otra. Por ambos bordes aparece delimitado por líneas de falla más o menos claras, que lo convierten en un pequeño horst. En las proximidades de Cónchar encontramos un relieve más complicado, constituido por una estructura plegada con características de relieve invertido, pues la blockformación y los conglomerados que rellenan el sinclinal quedan a mayor altura que el trías anticlinal; la inversión tiende a desaparecer y, posiblemente, así ocurrirá en un futuro más o menos lejano, pues la erosión destruye más rápidamente los materiales de relleno, poco resistentes, que las calizas o dolomías más duras.
Depresión de las Albuñuelas a la izquierda El Valle a la derecha y abajo (Mapas
Google)
Constituyen una fosa tectónica perfectamente delimitada, cuyo contacto con los materiales triásicos de las sierras que la bordean se realiza por medio de fallas, según hemos descrito anteriormente. La unidad de las zonas deprimidas se ha visto rota por el espolón que la Meseta de Albuñuelas destaca hacia el E., separando la fosa tectónica de Lecrín de la Depresión de Albuñuelas, aunque ambas confluyen y se unen más al E., una vez superado el obstáculo dolomítico.
Ambas zonas deprimidas fueron colmatadas durante el mioceno por la activa erosión que atacó las partes que se levantaban y rellenó las zonas hundidas, al mismo tiempo que los movimientos tectónicos de ascenso y descenso continuaban jugando.
Los materiales miocenos -vindobonienses- descansan directamente sobre los materiales triásicos, indicando una falta de continuidad sedimentaria, que es debida a una emersión de este área durante dicho intervalo.
Los materiales miocenos son inicialmente de origen marino, con diferencias de profundidad y condiciones de sedimentación, que permiten señalar distintos tramos y materiales. El piso inferior está constituido por machos basales, formados por conglomerados o limos, algunos con gran contenido calizo, de color amarillento anaranjado y, a veces, grisáceos, en este caso fáciles de confundir con las calizas triásicas ; sobre ellos descansan limos arcillosos rojizos con arenas y cantos incluidos, que, a su vez, quedan cubiertos por un piso de arenas y calizas margosas, las primeras afectadas por una erosión de tipo alveolar, que puede ser eólica y que es visible en el corte existente al O. de Melegís en la margen izquierda del río Dúrcal. Encima hay una capa de limos de gran espesor, que alternan con areniscas; los limos son amarillos, grises y violáceos y, a veces, igual que las areniscas, aparecen impregnados de un cemento ferruginoso, que les da cohesión y dureza
Los escarpes más o menos verticales, correspondientes a las paredes de los valles encajados en los materiales sedimentarios, han sido atacados por la erosión propia de un clima muy seco y con lluvias mal distribuidas, produciendo las formas características del "badland" o "malas tierras", que aparecen muy claras en el barranco de Chite, en el de Luna, en el del Pleito, etc., por citar algunos de los ejemplos más típicos.
Las unidades morfológicas mayores, que hemos estudiado, van a sufrir un retoque continuo a lo largo del plioceno y cuaternario, en el que van a intervenir los cambios climáticos, que modifican las condiciones de erosión y sedimentación, y la inestabilidad del subsuelo, manifestada en el rejuvenecimiento continuo de las fallas y la actividad sísmica.
El resultado de estos dos elementos modificadores es la aparición de una serie de pequeñas unidades, cuya evolución unas veces es similar y otras independiente y cuya importancia es extraordinaria desde el punto de vista climático, pues una de ellas, la que constituye el corazón del Valle, disfruta de un auténtico microclima, que el hombre ha aprovechado para crear un paisaje rural y unos modos de vida que contrastan con los del resto de la comarca y las regiones próximas.
Para estudiar y comprender la existencia y formación de estas unidades morfológicas menores es necesario tener en cuenta las condiciones en que estos elementos modificadores van a actuar:
Por otra parte, los ríos Dúrcal y Torrente, al acumular a la salida de la sierra capas sedimentarias de gran potencia, en las que posteriormente se han encajado para construir sus valles actuales, han descompuesto la fosa en una serie de unidades menores, que son
Todas estas unidades menores, excepto la Depresión de Albuñuelas, no se habían independizado todavía al final del mioceno, cuando el conjunto de la fosa tectónica estaba colmatado por los sedimentos miocenos, cuyos restos se conservan en el Suspiro del Moro, en las Lomas -frente a Nigüelas-, donde se encuentran recubiertos por una capa de sedimentos posteriores, en la colina al S. de Acequias -también recubierto por derrubios- y en las zonas que se extienden al E. y O. de Béznar.
En el plioceno inferior una mayor actividad erosiva inicia su acción destructiva que, aprovechando la zona de contacto débil entre los materiales triásicos y miocenos marcada por la falla de Padul-Dúrcal-Nigüelas, construye un valle a todo lo largo de la misma, separando el conjunto de Sierra Nevada de los terrenos miocenos de las Lomas y de la Meseta de Albuñuelas, tras la destrucción parcial o total de los materiales miocenos que ocupaban esta zona.
En el plioceno superior o en el villafranquiense se produce una gran acumulación de materiales al pie de las sierras, al no tener capacidad los torrentes para evacuarlos. Estos sedimentos alcanzan su máxima potencia al pie de la falla de Padul-Dúrcal-Nigüelas, desde donde se extienden hasta el espolón triásico de las Albuñuelas, las Lomas, donde recubren los materiales miocenos, y la depresión de Melegís formando un glacis aluvial. Este glacis corresponde a la blockformación, que descansa en discordancia sobre los materiales miocenos y a la que Lhénaff denomina "Formación de Torrente". Es un conglomerado detrítico muy potente, caracterizado por su heterometría y poligenismo, formado por bloques de muy diverso tamaño -pueden alcanzar hasta 2-3 metros de diámetro-, angulosos y de composición muy diversa -dolomías, esquistos, micasquistos, neiscementados en limos, arenas y gravas, de color predominantemente grisáceo.
Inicialmente se pensó, por contener conchas y microfauna, que era de formación marina, pero González Donoso ha demostrado plenamente que las conchas y microfauna eran más antiguas y procedían de la sierra, pues aparecen rodadas; hoy se admite su formación continental. En cuanto a la edad es incierta, pero se puede datar entre el mioceno superior y el villafranquiense, ya que descansa sobre los limos y arcillas miocenas, según se puede ver perfectamente a lo largo de la ribera derecha del río Torrente, en el corte que este río ha dejado al descubierto al encajarse. En cambio, en la orilla izquierda del río no aparecen los limos por haber sido destruidos antes por el mismo, que después formó el cono, colmató y fosilizó esos relieves, para encajarse de nuevo posteriormente, pero más al NO., dejando de esta forma al descubierto los limos miocenos bajo la blockformación en la orilla derecha, mientras en la izquierda no aparecen los limos. No ha podido ser datada con mayor exactitud por ese carácter rodado de la microfauna que contiene, pero creemos que su formación coincide con la crisis climática del villafranquiense.
La blockformación aparece cubierta en la orilla derecha del río Dúrcal, por una capa de arcilla roja de varios metros de espesor (2-4 metros), que no queda perfectamente delimitada del resto de la formación y que, en principio, parece equiparable al conglomerado de la Alhambra, aunque más probablemente es una transformación laterítica superficial, que ha modificado los cantos y materiales primitivos y que sólo es posible en un clima muy cálido y húmedo, que Lhénaff hace corresponder con el interglacial Mindel-Riss. La blockformación debió alcanzar su máxima potencia y altura en los puntos de salida de los torrentes de la sierra; por lo que, al iniciarse una nueva etapa erosiva y encajarse aquellos en los materiales sedimentarios, rompieron la continuidad de la fosa tectónica de Lecrín e independizaron las distintas unidades a que antes aludíamos.
A partir de este momento, ya en plena era cuaternaria, estas unidades van a mantener una evolución independiente. Mientras la depresión de Padul se libra de la actividad erosiva, al quedar convertida en una laguna, donde de manera continua se van a sedimentar materiales, en cambio, el río Dúrcal se ha encajado profundamente y los materiales que se fueron depositando en él, han sido barridos por las nuevas etapas erosivas posteriores. Por su parte, en el Valle del río Torrente, más amplio, las distintas etapas erosivas y sedimentarias del cuaternario se han conservado mejor, a pesar de la dificultad que representa la proximidad de Sierra Nevada, que, con sus tres mil metros de altura, establece una superposición climática altitudinal, por la que, cuando en la fosa se produce un período pluvial, en las partes altas de la montaña hay glaciación y en las laderas periglaciarismo. Por los mismos motivos, al final del período glaciar seco y frío, el periglaciarismo libera abundancia de materiales, que con el deshielo o las lluvias esporádicas de verano descienden y forman acumulaciones enormes. Y al comienzo del período pluvial o glacial, mientras las laderas están cubiertas de bosques, los ríos tienen un caudal continuo y abundante y sus cabeceras, dominadas por el periglaciarismo, les suministran materiales detríticos, que aumentan su capacidad erosiva, al tener los ríos potencia suficiente para transportarlos.
Todo esto origina una mezcla de formas de erosión y sedimentación, que dificultan el establecimiento y reconstrucción de las distintas etapas morfológicas del cuaternario.
Por el contrario, la Depresión de Albuñuelas, que recibe sus aguas de las sierras de las Guájaras y Almijara, de mucha menor envergadura, puede ofrecernos las distintas etapas con una mayor nitidez, pues, cuando se produce un período pluvial, lo es en todo el conjunto, es decir, en la depresión y en las sierras próximas, y lo mismo ocurre en los períodos interglaciares ; pero su poca extensión no permite que los glacis desarrollen grandes superficies y, al ser atacados por la erosión, quedan casi totalmente destruidos, siendo difícil identificar los distintos niveles y etapas.
En cualquier caso, los resultados que establecemos a continuación tienen un carácter provisional por la pequeñez de la región y la actividad conjunta de una serie de factores muy diversos, que complican la evolución morfológica. Por eso, es interesante el estudio de la Vega de Granada, ya iniciado, y de la Costa, que pueden confirmar o corregir estas conclusiones.
Depresión del Padul (Mapas Google)
Los materiales acumulados por el río Dúrcal a la salida de la sierra han independizado la Depresión de Padul del resto del Valle de Lecrín. Es una concavidad de forma ovalada, que queda limitada al NE. por la Silleta de Padul, de la que la separa la falla Padul-Dúrcal-Nigüelas. Por el extremo SO. la limitan una serie de colinas triásicas, que se levantan hacia la meseta de Albuñuelas ; entre estos materiales y los que rellenan la depresión, la existencia de fallas es menos clara, pero probable. Por el extremo NO., la depresión se eleva por una serie de colinas suavemente onduladas, que han sido modeladas en los materiales miocenos y que conducen hasta el Suspiro del Moro. Hacia el SE. la depresión asciende por los materiales acumulados por el río Dúrcal.
Al quedar completamente cerrada y constituida por materiales calizos, las aguas estancadas iniciaron la disolución kárstica, que fue destruyendo las calizas y formando dolinas, uvalas y, finalmente, un polje, hasta concluir con la destrucción total o casi total de las calizas, quedando constituida definitivamente la laguna, que ha llegado hasta nuestros días.
Sobre ella creció la vegetación lacustre, cuyos restos, unidos a las aportaciones orgánicas vegetales y animales de las regiones próximas arrastradas por los barrancos, produjeron una gran acumulación de materias orgánicas, que, recubierta de una capa de derrubios minerales, fue sometida a un proceso incompleto de carbonización, constituyendo enormes depósitos de turba, a los que debe la vega de Padul su gran fertilidad. Los materiales acumulados en la depresión se remontan posiblemente al plioceno, es decir, se trata de materiales plio-cuaternarios. El estudio del polen contenido en los sucesivos estratos de la laguna puede ayudar a reconstruir las distintas etapas climáticas que han afectado la zona a lo largo del cuaternario, pero la proximidad de la Sierra, con una superposición de pisos climáticos, enmascara los resultados.
El río de Padul o de la Laguna tiene su nacimiento en el centro de la Depresión de su nombre, en un nacimiento de origen kárstico llamado el "Ojo-oscuro", que mana en el punto más bajo de la depresión, donde, posiblemente desaparecida la caliza, el agua ha encontrado capas impermeables que la obligan a salir a la superficie. El nacimiento tiene un caudal importante durante todo el año, aunque decrece ligeramente en verano. La importancia de su caudal nos hace pensar en una captura subterránea de aguas que debían ser tributarias del río Dílar y, por tanto, del Genil. Esta captura la basamos en que el río Dílar, que desciende por un valle situado en la vertiente opuesta de la Silleta de Padul, discurre a una altitud superior a la que corresponde a la Depresión de Padul y, teniendo en cuenta que la divisoria de aguas corresponde a terrenos calizos, no es absurdo pensar en una atracción de parte de esas aguas hacia el "Ojo- oscuro", en beneficio del río Guadalfeo.
Esta captura subterránea es preludio de la posible captura del Genil por el Guadalfeo, pues la divisoria de aguas entre ambas cuencas, el Suspiro del Moro, sólo tiene una altitud de 880 metros, sobre un mioceno arcilloso fácil de destruir y, a partir de este punto, mientras el conjunto Padul-Guadalfeo desciende hasta el Mediterráneo con una pendiente acentuada, que supone un desnivel del 18'3 por mil, en cambio el Genil hasta su desembocadura en el Guadalquivir lo hace muy suavemente, con una pendiente de sólo el 4'17 por mil '4.
El río de la Laguna o de Padul recorre toda la Depresión recogiendo las aguas de las madres y canales de desagüe de la misma, para buscar finalmente su salida en el extremo S., abriéndose camino a través del cono de deyección del río Dúrcal, para unirse a éste en el límite de los términos de Cozvíjar y Dúrcal. Este camino del río a través del cono de deyección es muy reciente y ha sido abierto con la ayuda del hombre, que de esta forma en el siglo XIX vio realizado un sueño más antiguo, la desecación de la Depresión de Padul, hasta entonces inundada, al no tener sus aguas salida, y convertida en una zona pantanosa, malsana y palúdica, origen del nombre del municipio, Padul. Este desagüe es, en realidad, una auténtica captura hidrográfica, que se hubiera producido también, pero a más largo plazo, aunque el hombre no la hubiera favorecido, pues la erosión lateral del río Dúrcal se realiza a costa de su cono de deyección, que impedía la salida de las aguas de la Laguna y que, al ser destruido, permitiría que éstas encontrasen su camino hacia el Mediterráneo.
El aislamiento de la Laguna de Padul fue tan total que incluso cauces fluviales, como la rambla de Cijancos, que debían haber desembocado en ella, han cambiado bruscamente de dirección, guiados, tal vez, por las fisuras de una zona fallada o por el nivel de base más bajo que marcaba el río Dúrcal, y han ido a unirse directamente a este último.
Valle del Río Dúrcal (Mapas Google)
El río Dúrcal nace en Sierra Nevada, a casi tres mil metros de altura, en el Puesto del Cura y desciende por un valle abrupto en el calar de la Sierra hasta los 860 metros, en que, tras salvar la falla que limita por esta parte el Valle, penetra en él abriéndose paso a través de su propio cono, formado en un momento anterior de mayor actividad sedimentaria. Encajado profundamente en estos materiales, forma, sin embargo, un valle amplio pero de paredes altas y verticales, y así alcanza el límite de Padul y Cozvíjar, para penetrar después en el término de Cónchar, donde corta las dolomías del espolón de Albuñuelas en un ejemplo típico de "sobreimposición", pues el río discurría sobre los materiales miocenos y conglomerados y ha ido profundizando en ellos hasta encontrar las dolomías y hacerlo también sobre éstas, dando un valle estrecho y de paredes muy abruptas. En este valle, el río describe meandros, los mismo que seguía antes de encajarse en los terrenos miócenos y luego dolomíticos, lo que se ha producido por el descenso del nivel de base sufrido por los ríos de la vertiente Mediterránea
Estos meandros no tienen, sin embargo, las formas suavemente redondeadas que les son características, sino de curvas en bayoneta con ángulos bastante acusados, que pueden indicar la adaptación del río en su actividad erosiva a las líneas de fractura, que existen sin duda en una zona sometida a continuos movimientos de ascenso y descenso y que han facilitado la acción erosiva del río para construir su valle.
Cuenca del Río Dúrcal a su salida de la sierra y su entrada al Valle
A pesar de que el curso del río se encuentra totalmente encajado en los materiales triásicos, presenta algunos ensanchamientos, que van alternando con estrangulamientos. Su formación puede corresponder a un momento en que el valle del río estuviera cerrado antes de salir a la depresión de Melegís y constituyera una serie de pequeñas zonas lacustres, cuya existencia se confirma por la presencia de travertinos y formaciones tobáceas.
En el lugar donde el río Dúrcal recibe a su afluente, la rambla de Cijancos, el valle presenta varias superficies horizontales, formadas por cantos rodados empastados en arcillas muy finas, que corresponden a distintas terrazas, posiblemente tres.
En el término de Murchas, su valle comienza a ensancharse para alcanzar la depresión de Melegís, en cuya formación ha colaborado conjuntamente con los ríos Torrente y Albuñuelas, a los que se une para formar el río Ízbor.
Valle o Cuenca Dúrcal-Nigüelas (Mapas Google)
Al encajarse los ríos Dúrcal y Torrente a su salida de la sierra, han construido cada uno su propio valle a costa de la blockformación; pero, entre ambos, quedó ésta en alto fuera del alcance de su actividad erosiva. Sobre ella, se ha construido un valle independiente de los anteriores, con la mecánica propia de un valle periférico; los pequeños barrancos que desaguan en esta zona, poco potentes por ser pequeña su cuenca de recepción, no han tenido capacidad para construir sus propios valles y han aprovechado para su trabajo de erosión la zona débil que representa el contacto de la blockformación con Sierra Nevada, hasta labrar un valle periférico a la sierra, en el que se conservan restos de la blockformación. De esta forma, ha surgido un amplio valle muy suave, que queda limitado por la falla de Padul-Dúrcal- Nigüelas y por las Lomas, mientras que sus extremos se abren hacia los valles del Torrente y Dúrcal, aunque con una ligera inclinación hacia este último, que ha sido el que ha dirigido su formación.
El desagüe actual se realiza por un barranco afluente del Dúrcal, que se encaja profundamente en los materiales triásicos, entre los que se abre camino para ir a unirse a su río principal, aunque su menor capacidad erosiva ha hecho que su valle quede colgado sobre el de aquél. Este barranco en su erosión remontante se ha abierto en abanico en tres direcciones distintas:
Valle o Cuenca entre Dúrcal y Nigüelas
Tanto en esta concavidad Dúrcal-Nigüelas, como en la Depresión de Padul, se han formado una serie de conos antiguos y recientes, que han sido depositados por los distintos torrentes que descienden de la Sierra. Los conos antiguos son posiblemente rissienses, porque descansan sobre el suelo rojizo que cubre la blockformación y que Lhenaff considera formado en el interglaciar Mindel-Riss. Estos conos, según indicábamos en su momento, aparecen basculados, rotos y algunos fragmentos colgados por encima del nivel normal de los mismos, es decir, se han visto afectados por el rejuvenecimiento de la falla Padul-Dúrcal-Nigüelas. Sobre estos conos antiguos descansan otros más recientes, en los que se encajan ligeramente los barrancos actuales.
Valle del Río Torrente (Mapas Google)
El río Torrente presenta características semejantes a las que hemos estudiado en el río Dúrcal. Nace en pleno corazón de la Sierra, en las Lagunillas al pie del Caballo y corre por un valle paralelo al del río Dúrcal, del que le separan una serie de lomas, -los Tres Mojones, Peñón de Muñoz, Loma del Fraile, etc—. En este recorrido el valle aparece encajonado en los materiales triásicos, hasta alcanzar la falla Padul-Dúrcal-Nigüelas. Cuando el río Torrente sale de la Sierra, sigue un camino muy diferente al del río Dúrcal, por lo que su valle y evolución van a ser distintos. El Torrente se encaja en la blockformación y en los materiales miócenos, pero no encuentra en su camino los materiales duros dolomíticos del espolón de Albuñuelas que encontrara el río Dúrcal. Esto facilita su actividad erosiva y le permite ensanchar su valle progresivamente, al mismo tiempo que sus paredes van perdiendo altura, hasta que, en el término de Melegís, se encuentra con el río Dúrcal, uniéndose ambos valles con un ángulo de 45°
La mayor anchura del Valle del Torrente ha permitido que se conserven en él restos de los sedimentos cuaternarios, que aparecen constituyendo diferentes glacis aluviales, que permiten marcar las etapas principales de la evolución cuaternaria, aunque con un carácter provisional.
Después de depositarse la blockformación, se produjo un período erosivo, durante el cual se encaja el río Torrente, aunque más al O. del lugar por donde había corrido en épocas anteriores, según indica la existencia de blockformación en la orilla izquierda, mientras que en la derecha quedan al descubierto los materiales miocenos a la altura del barranco del Pleito. En esta desviación han podido influir dos factores fundamentales: el nivel de base local, que constituyen la depresión de Melegís, y la salida del barranco del Pleito, que va a desembocar en el Torrente y pudo empujarlo hacia el O.
Cuenca del Río Torrente a su paso por Nigüelas
A partir de este momento, la sucesión alternativa de períodos secos y húmedos va a producir los distintos niveles de glacis aluviales, que podemos establecer en tres inferiores al nivel de la blockformación, cuyos restos se conservan en dos pequeñas plataformas sobre Nigüelas a ambos lados del Torrente, en una colina al sur de Acequias y sobre Las Lomas. Por debajo de este nivel se encuentran los tres sistemas de glacis cuaternarios
Las diferencias de nivel son a veces tan pequeñas y la similitud de los materiales tan grande entre las distintas plataformas que lo que parece un nivel distinto, puede ser, en realidad, el mismo nivel superior ligeramente retocado por la erosión.
Al N. de Mondújar se encuentra un cerro coronado por "conglomerados de la Zubia", recubiertos de una costra y constituidos por materiales pequeños y angulosos de origen periglaciar, correspondientes posiblemente a un período frío y seco posterior al momento de depositarse la formación de Torrente por encontrarse a un nivel inferior. Conglomerados semejantes se encuentran también en la Zubia, de donde reciben el nombre, y en algunos otros puntos de contacto de la Sierra con la Vega de Granada, por lo que esperamos que el estudio de ésta, en realización, pueda aclarar su cronología, origen y características.
Depresión de las Albuñuelas (Mapas Google)
Constituye otra fosa tectónica, semejante al Valle de Lecrín, con el que va a unirse junto al núcleo de Restábal. Ha sido aprovechada por el río Albuñuelas para construir su valle.
Este río nace en la Meseta de su nombre, en los Becardes, formando inicialmente un barranco, que se une a otros varios y a diversas ramblas, para constituir definitivamente el río, que es conocido también con el nombre de río de Saleres y río Santo. Va encajado en la Meseta, formando un valle poco amplio, pero mucho menos agreste que los valles serranos del Dúrcal y Torrente. Después de cruzar el término de Salares en sentido O-E, se une en Restábal con el río de Dúrcal, formando ambos valles un ángulo de 90°, poco antes de que se les una el Torrente.
La Depresión de las Albuñuelas desemboca en la de Melegís. Vista desde la
carretera
En esta depresión encontramos una distribución de materiales semejante a la existente en el Valle de Lecrín. Sobre el míoceno, al pie de la sierra y en los interfluvios, hay una formación conglomerática de color oscuro formada por dolomías, areniscas, limos y arcillas rojizas, culminando en algunos puntos en un nivel de calizas rojizas brechoides. Se trata de una formación pliocuaternaria, probablemente Villafranquiense, de estructura tabular, que se interrumpe hacia el S. donde presenta un buzamiento muy acusado (hasta 45°). Incluso en algunos puntos, al S. de Albuñuelas, el contacto de estos materiales con los triásicos se realiza por medio de una falla, que permite explicarnos estos buzamientos por los movimientos isostáticos que levantaron la sierra Almijara más o menos paralelamente al levantamiento de Sierra Nevada
En un período húmedo posterior a la formación de estas superficies aluviales pliocuaternarias, los ríos y barrancos se encajaron profundamente para formar sus valles, en cuyas paredes e interfluvios se pueden observar los efectos de la erosión diferencial, con pendientes casi verticales en los estratos constituidos por materiales duros y más suaves en los estratos formados por materiales blandos. En conjunto ponen de manifiesto una estructura tabular, pudiendo señalarse la existencia de cerros testigos, como algunas de las superficies comprendidas entre el río Albuñuelas y el Barranco de Luna. Al encajarse los ríos en los materiales pliocuaternarios, han dejado al descubierto las molasas miocenas, que constituyen retazos de una plataforma estructural exhumada, que termina bruscamente en un escarpe.
Durante el cuaternario, en las zonas deprimidas se han formado una serie de glacis aluviales, cuya destrucción posterior por la erosión apenas ha respetado trozos tan pequeños que no permiten la reconstrucción cierta de los distintos niveles.
Depresión de Melegís (Mapas Google)
En el punto de confluencia de los ríos Dúrcal, Torrente y Albuñuelas, se encuentra una amplia depresión, que es el corazón del Valle de Lecrín. En su formación debieron influir una serie de factores distintos:
Parte de la depresión de Melegís está ocupada por la cola del Pantano de Béznar
En esta zona, se pueden distinguir, además de los cauces actuales, tres sistemas de terrazas.
Depresión de melegís, cuajada de naranjos
Cuenca del Valle del Río Ízbor. Actualmente el pantano esta ubicado al inicio de
esta. Pulsa la foto para verla mejor
A partir de la Depresión de Melegís, los ríos Torrente, Dúrcal y Albuñuelas unidos reciben el nombre de río de Ízbor, cuyo valle se va encajando y estrechando progresivamente en los terrenos miocenos y en los tríásícos, abriéndose camino a través de éstos por una estrecha garganta, que le permite salir del Valle de Lecrín. Antes ha recibido una serie de barrancos, que descienden encajados de las sierras próximas: Por la derecha, el barranco de la Zaza, y por la izquierda, los de Chite y Tablate.
Finalmente, fuera del Valle de Lecrín, recibe al río de Lanjarón, que nace en la Laguna, al pie del Fraile del Veleta, y desciende de la sierra por un valle angosto y encajado, para unirse al río de Ízbor, antes de que éste lo haga con el Guadalfeo.