Las Madres | La Laguna | La desecación de la Laguna | Las turberas | El Ojo Oscuro | Fauna
Mapa de la Laguna. Pulsa sobre él para ampliarlo
La vega está prácticamente cruzada por una red de ríos que aquí llamamos «madres» y cuyas características son las siguientes:
Nace en las Fuentes Altas y se aumenta un poco con el agua de las Fuentes Bajas, regando un poco, todavía, la parte del Arroyo. Baja y bordea el pueblo por la Rambla y recoge el agua de algunos manantiales, Fuente de la Salud, Lavadero y algún otro manantial pequeño y desemboca en el Hoyo de Juan el Toto. A partir de las Fuentes Bajas no riega nada.
Nace en el Ojo Oscuro y desemboca en el Hoyo de Juan el Toto. Es madre de abundante caudal.
Sale del Hoyo de Juan el Toto y desemboca en el Ventano.
Nace en la Fuente del Tío Miguel y con el agua del Plantel riega la Cenefa de los Ojos. Desemboca en la madre Maestra.
Nace en el Plantel y riega la Cenefa de Marchena y los Prados. Desemboca en la presa de Perichás.
Nace en la alberca del Molino de los Marquesitos. De día pertenece a los quinientos y de noche al pago de Perichás. Desemboca en la madre Maestra
Nace en la Fuente de Povedano y riega los Quinientos y los Cerrillos.Se une al río del Agia.
Nace en la Fuente del molino de los Mízqueres y se junta con el río Viejo, que riega los Quinientos y los Cerrillos
Madre Perichás
Nace en la Fuente del Tío Miguel y riega Perichás, el Berrazal y los Quinientos.
Nace en la fuente del mismo nombre y riega parte del Agia. De día se utiliza para el riego y de noche para el molino.
Fuente de Povedano. Nacimiento del Río Viejo.
Esta red de «madres» se completa con un extraordinario círculo de fuentes y pozos que riegan toda la vega, algunos de los cuales son nacimiento de estas «madres», y que aseguraban el riego y permitían mantener una situación de frescura y verdor, hoy por desgracia, muy mermado. Antes era posible atravesar la Vega con la seguridad de encontrar una fuente donde beber; hoy, esto se ha hecho casi imposible; unas están secas, muchas contaminadas, otras comidas por las hierbas y los matojos, y las que quedan están en peligro, ya que no se les presta atención ni por el municipio ni por los mismos agricultores.
En pleno secano
Frente al Puntal, tenemos las Fuentes Altas, que se unen un poco más abajo con las Fuentes Bajas, origen de la madre Maestra. Bajando desde aquí, por el Camino de Motril, están las Rajas, secas, con lo que han quedado sin riego muchos marjales de vega. Continuando por el camino de Motril están la Fuente del Mal Nombre. Tan sólo a cincuenta metros se encuentra la fuente del Molino de los Mízqueres, también de gran caudal, origen del río de los Quinientos. Y ya en las lindes del Agia la Fuente de la Gota y la de la Teja, ambas desgraciadamente secas.
En plena vega
Están las Fuentes de Juan Sánchez, seca, Povedano (gran caudal), el Cartujo, el Torrijo, la Salud, del Tío Miguel, de la Higuera, ya seca, aunque un poco más abajo sigue manando el agua, la del Cerezo, debajo de la Cantina.
En la falda misma del Manar
Están el Aguadero, nacimiento de las Potables, el Juncal del Sargento y. la Zorra, la Inmaculada.
Hubo también, nacimientos con alberca
Algunos de los cuales todavía siguen vivos, y que aseguraban riego y frescura, vivos son la de Palmones que ha aumentado increíblemente su caudal, el Juncal del Sargento, la de los Marquesitos, la Almaizal en el secano, la de los Serafines, la de Perellón y Barcaile. Se han secado la Cantina, Alacón, Marchena, Rodadero. Algunas de estas albercas fueron, junto con el Ventano, el Hoyo de Juan el Toto y los baños de Antonia y de Candelaria, las piscinas gratuitas de nuestros tiempos «playas nudistas cien por cien».
Cuando Madoz hace la descripción del Padul, habla de muchos pozos, y, en efecto, los había, tanto en el pueblo, como en el término municipal. Eran muchos y de aguas abundantes, que, junto con las fuentes y la acequia, abastecían a la población.
Eran privados, pero entonces había un sentido de solidaridad que hacía posible la utilización de esos pozos por los vecinos, sin trabas ni condiciones, salvo las que podía imponer la amistad y la prudencia. Pero nosotros queremos rendir aquí un recuerdo a unos pozos muy especiales y que, en su tiempo, fueron toda una institución.
Mina de la Purísima que
abastece la Alberca del Juncal (Abajo). Ambos cerca del Aguadero
También cerca del Aguadero la Alberca de Palmones (Abajo)
Eran los pozos
De los Pérez, de Enriquito Soler, del Cortijo de Chaqueta, del Cortijo Roscas, situados al borde mismo de lo que en aquellos tiempos era la formidable barahúnda de las eras, esos pozos permanecían abiertos permanentemente y la gente entraba y salía para llenar sus botijos y sus cántaros, sin que se agotara jamás ni el agua fresquísima ni la paciencia de sus dueños. Eran los practicantes alegres de la obra de misericordia.
En nuestros secanos eran también abundantes los pozos, abrevadero de los ganados y suministro seguro de los agricultores. Tenían siempre junto al brocal un caldero con su soga, el agua se sacaba a pulso y se vertía en unos bebederos. Eran pozos de agua muy fresca y de gran calidad, como el de Urenda.
Aún están ahí: los del Cortijo de Chaqueta, Las Manguetas, Bezniguielas, Cahiz de Tovar, Negocios, Tarales, Diezmería, de la Pila, Fuente Álamo, De la Gitana, los dos de Perellón, Haza de Calvente, el del Niño de la Casa Grande, Guillares, la Venta, Urenda... Pero los tiempos han cambiado y ya no hay mucho ganado al que abrevar ni agricultores a quienes se pueda saciar la sed.
La existencia de nacimientos, en el casco urbano, ya llamó la atención de historiadores y cronistas. Madoz habla de dos fuentes principales y de otras dos de menor consideración y de muchos pozos. Y Henríquez de Jorquera señala la existencia de «una bizarra fuente que cerca de la villa nace». Actualmente sólo se conserva la «bizarra fuente», aunque muy deteriorada; de las restantes no queda apenas el recuerdo, Dos. situadas a muy pocos metros de la principal; algunos las sitúan en la calle del Pradillo, que daban lugar a un abrevadero, y la otra en la casa que tiene el número 1.
Pero la Fuente por autonomía es la que actualmente existe. Según Jorquera «esta fuente nace cerca de la villa», lo que indica claramente que el casco urbano estaba algo alejado de ella, aunque no mucho, pues la Iglesia Parroquial apenas dista de ella unos doscientos metros en línea recta. Situada en el rellano en que termina el declive general de este barrio, estaba al aire libre, y con un cerco de cantería, según el mismo Jorquera, hundida con relación al plano de la calle; se accede a ella por unas estrechas escaleras de piedra. En el año 1897 se cubrió con una hermosa obra y como complemento, a su lado y formando parte de la misma obra se construyó un lavadero, también cubierto.
En la edificación que cubre la fuente hay tres lápidas de mármol;
El agua brotaba abundantemente y se vertía a un canalillo por cinco hermosos caños de hierro y pasaba luego al lavadero.
Esta fuente fue, hasta la traída de las aguas potables, la principal abastecedora del pueblo. La verdad es que su calidad dejaba mucho que desear, por exceso de cal y de sales, pero en verano era fresquísima, y los habitantes de la parte alta del pueblo no dudaban en recorrer un largo camino para abastecerse de ella, tanto que, aun después de la traída de las potables, de las instalaciones de pilares públicos y del servicio de agua domiciliario, la gente, en cuanto empezaba el calor, acudía en un incesante ir y venir a llenar sus cántaros.
Hace unos años, la Fuente se quedó en un lamentable abandono, con lo que se perdía algo «emblemático del pueblo», como se dice ahora. El Ayuntamiento quiso remediar la ruina, adoptando una singular solución: Hizo llegar hasta la Fuente agua de la red de las potables, con lo que la Fuente seguía manando agua de municipal cañería. Sabemos que hay un precioso proyecto que permitiría recuperar el primitivo acuífero, restaurando y embelleciendo, a su vez todo el entorno.
Algunas de las fuentes de que hemos hablado tuvieron hasta hace poco una especial significación, porque no sólo eran fuentes proveedoras de agua, sino lugares de recreo y descanso, cuando en los pueblos, en nuestro pueblo, no había otros lugares públicos donde acudir, ni zonas de diversión, ni lugares para el ocio.
Fuente del Mal Nombre.
La fuente de la Salud, al lado mismo del pueblo, fue siempre una fuente de reconocida calidad y a ella acudía la gente desde distintos puntos del pueblo. Pero fue un alcalde, D. José Garrido el qué amplío el caminó, canalizó las aguas con una obra especial, de manera que de una columna, bellamente decorada, manaban cuatro caños. Esta fuente estaba situada en el centro de una placeta, perfectamente asfaltada. Al lado de la placeta se instalaron unos bancos de piedra y, finalmente, en un plano elevado, se construyó otra placeta con bancos y se plantaron sauces que al poco tiempo constituyeron un lugar delicioso. Esto hizo que la Fuente de la Salud se constituyera, en el lugar de paseo, de reunión y descanso.
La fuente del Tío Miguel. Fue también un lugar que dé simple nacimiento se convirtió, también por obra de D. José Garrido, en otro lugar de descanso y esparcimiento. Situada bastante más lejos, este paraje era sitio elegido para pasar el día, ir de excursión y de merendolas.
Fuente del Mal Nombre. Tiene su origen en las peñas más bajas del Cerro de los Molinos y llama poderosamente la atención por su gran caudal, apenas mermado ni aun en los años de mayor sequía, originando el río de los Quinientos. También es lugar de atracción, especialmente en el verano, y allí acude gente de Granada en domingos y festivos.
El habernos detenido, tal vez, gustosamente, en la enumeración y descripción de nuestras fuentes y ríos, viene avalado en los puntos 20 y 21 de la Descripción general de España, donde se dice: «Los nombres de los Ríos que pasaren por el dicho pueblo o cerca del caen ya qué parte dél pasan y quan grandes y caudalosos son. Y si tienen riberas de Huertas, Frutales, Puentes y Barcos notables y algún pescado».
Y en el punto 21: «Si el pueblo es avundoso o falto de aguas y las fuentes y lagunas señalar las que en el dicho pueblo y su termino huviese y si no ay ríos ni fuentes de donde beben y a donde van a moler».
La Depresión de Padul es una fosa tectónica hundida noroeste-sudeste, colmatada por materiales post-orogénicos derruidos, alternante con formaciones lacustres, y cerrada, en sus bordes septentrional y meridional, por materiales de los mantos alpujarroide, integrados por micasquistos, filitas y calizo-dolomías.
La depresión de El Padul se puede considerar como el centro de drenaje de un amplio sector cuyos límites hidrogeológicos no coinciden, en líneas generales con los hidrográficos, al encontrarse desplazada hacia afuera su cuenca hidrológica vertiente.
De forma irregularmente ovalada ocupa una extensión de 740 Has. de tierra cultivable y alcanza una altitud de 740 metros. Limita al Norte y Noroeste con las estribaciones de Sierra Nevada, al Sur y Suroeste por una serie de pequeñas colinas que se alzan hasta la Meseta de Las Albuñuelas y cerrada por sus extremos Noroeste y Suroeste por las elevaciones que conducen al Suspiro del Moro y al gran cono de deyección constituido por el río Dúrcal.
Su origen se remonta a la Era Terciaria (300.000 años) cuando, tras levantarse la Cordillera Bética con el Plegamiento Alpino-Himalayo y ser intensamente atacado por la erosión se rompe el equilibrio isostático y se originan una serie de movimientos de ascenso y descenso en el conjunto montañoso, encaminada a recuperarlo, a lo que se debe la formación de una serie de pliegues y fallas que son aprovechadas por los ríos para construir sus valles y que aparecen cortando la cordillera Penibética. Uno de estos valles es el Valle de Lecrín.
Las fallas que limitan esta fosa son el labio nororiental de Sierra Nevada y el suroccidental, el correspondiente juego de fallas antitéticas, el Cerro de Los Molinos. El río Dúrcal es en realidad un torrente de extraordinaria capacidad erosiva que nace en la Sierra, forró un gran cono de deyección, entre los actuales términos municipales de Dúrcal y Cozvíjar, que dividió el Valle de Lecrín en dos partes, quedando una de ellas, la que corresponde al Padul, completamente cerrada. De esta forma surgió la Depresión de El Padul, que es una cubeta de poca profundidad inicialmente, donde la existencia de terrenos calizos y aguas estancadas facilitó la formación de dolinas, uvales y, finalmente, un gran pliegue, hasta concluir con la destrucción total de las calizas, quedando prácticamente formada la laguna.
En el aérea próxima a la Depresión de El Padul se localizan, en principio, dos acuíferos netamente diferenciados: la Sierra del Manar y la Sierra o Cerro de los Molinos que son acuíferos de materiales carbonatados triásicos. Los recursos que reciben son del orden de 37-53 H. cúbicos, es decir, 37 a 53 millones de metros cúbicos.
La circulación de aguas subterráneas hacia la depresión, tiene lugar tanto por flujos subhorizontales, desde los acuíferos carbonatados circundantes, como por flujos subverticales desde las calcarenitas.
La cuantía estimable de la descarga, tanto de los manantiales del borde, como de los subterráneos que se producen a través de los niveles arenosos confinados del relleno de la depresión hacen suponer que las divisorias hidrogeológicas se encuentran desplazadas respecto de las hidrográficas, lo cual es por otra parte lógico, ya que esta depresión tectónica representa una cota media de 728 m. inferior a la de los cauces hidrográficos limítrofes, al Norte, el río Dílar y al sur, la rambla de Cijancos.
Esta es la tesis sustentada por el Profesor Villegas Molina, cuando, al analizar aspectos de la desecación de la laguna, advierte que el río Dílar, afluente del Genil que corre sólo a cinco kilómetros del Suspiro del Moro a una altura superior a la del Padul es, muy posible que vaya disminuyendo sus aguas en favor del río de la Laguna en una captura subterránea.
Esta teoría la expone también el Profesor Bosque Maurell que afirma que el nivel de base del conjunto Dúrcal-Guadalfeo y su rápido desnivel 782 metros en Dúrcal y 359 en Ízbor, de más de 400 metros en 20 km. determina, a partir del Mediterráneo, una intensa y rápida erosión remontante que ha iniciado la captura de la vieja área endorreica del Padul, ya prácticamente desecada y amenazada con la captura a largo plazo del alto Genil, a través de lo que hoy es la divisoria de las aguas entre las vertientes atlántica y mediterránea y el puesto del Suspiro del Moro.
El agua drenada por la depresión del Padul corresponde a la filtración del agua caída sobre su cuenca hidrográfica y a la del aporte de agua de los ríos que la atraviesan y, si tenemos en cuenta que el volumen del agua drenada actualmente por la depresión es aproximadamente el triple del que corresponde a la lluvia útil media caída sobre la cuenca hidrográfica vertiente se puede estimar una cuenca hidrogeológica de unos 120-170 km2 de superficie.
Las precipitaciones anuales para un período de 25 años (1955-1988) están comprendidas entre los valores extremos 300-1100 mm. El valor medio de las precipitaciones supera ligeramente los 450 mm. Este caudal de agua se canaliza a través de los ríos de la Laguna las cuales recogen las aguas que fluyen superficialmente y también las de la serie de descargas subterráneas definidas, manantiales, situadas a lo largo del borde. Este drenaje tiene valor de 600 litros por segundo, lo que es igual a 35-50 hm3 al año (Castillo).
Vista general. Sacada de
la Web del Ayuntamiento del Padul
La Laguna es solo una parte de la Depresión (habría que hablar de lagunas, puesto que hay dos) y cuya extensión se calcula en unos 46 kilómetros cuadrados, siempre teniendo en cuenta los terrenos que en determinados momentos pueden ser invadidos por las aguas, con sus características propias de vegetación y fauna, enmarcada en una zona de cultivos y de extracción de turba.
La Laguna del Agia fue cuidadosamente estudiada. De este estudio resultaban las siguientes características:
Existe una circulación subterránea hacia la Depresión que tiene lugar por los flujos horizontales desde los acuíferos a través de los conos de deyección situados en los bordes.
Estos datos corresponden estrictamente a lo que pudiéramos llamar el «charco permanente», sin embargo, en años normales, la extensión anegada podría llegar hasta los más de 300 marjales, unos 158.400 m2.
Una de las cuestiones que más han interesado, y siguen interesando, a los vecinos del Padul, es cuál sería la extensión de la Laguna. Históricamente no poseemos datos ciertos y concretos, sin embargo hay algunas apreciaciones y datos que figuran en documentos de la época y posteriores que pueden permitirnos fijar una aproximada extensión.
Cronológicamente son estos datos:
Como se ve, no hay posibilidad de establecer dimensiones, sobre todo, si consideramos que las apreciaciones se refieren más a las tierras de los alrededores que a la misma laguna, es decir, que aún tratándose de tierras inundadas, ello no hace referencia a la laguna en sí,...
La noticia que pudiera ayudarnos más sería la declaración del Prior del Padul; aceptando su declaración, la Laguna ocuparía una extensión comprendida entre el Ojo Oscuro y los actuales yacimientos de turba del Aguadero y el camino de Motril, en el Agia en los segundos yacimientos de turba.
Según Villegas, la Laguna ocuparía una extensión de un tercio de la extensión total equivalente a 14 km 2, por tanto, 4,60 km. 8.710 marjales.
La Laguna del Padul.
La desecación de la Laguna se llevó a efectos el año 1779, pero fue siempre un problema presente en los habitantes de este pueblo; y si hemos de atenernos a lo que se dice en determinados documentos, no fue la primera vez que esto se hizo. Ya en el Libro de Apeo, página 44 v. «se dice que esta tierra podría servir de mucho aprovechamiento para hacer hazas de riego, porque tiene sus acequias señaladas si se desaguase la laguna, que se podría desaguar por el río de Cozvíjar, porque este testigo ha oído decir que antiguamente se sembraba, porque se desaguaba por la parte que tiene declarado, y, a su parecer desde testigo, costaría desaguarse más de ocho mil ducados». Y en la página 47, otro testigo insiste en los mismos términos sobre la conveniencia y posibilidad del desagüe por el mismo río «que constaría a su parecer desaguar diez mil ducados y antiguamente han oído decir que en tiempo del Sr. Rei D. Hernando se desaguava mucha parte de ella». Y en documento que hemos citado en otro lugar del año 1641 se mencionan las utilidades de dicha laguna «antes del rompimiento».
Y en la página 55 del mismo Libro de Apeo se añade un detalle importante: «sería necesario enviar personas que entendiesen dello y lo vieren y lo tasasen lo que podría costar en desaguarla y el valor del aprovechamiento que resultaría dello y por ser cosa necesaria, porque poco a poco se van anegando las tierras que hay alrededor». Los móviles para el desagüe son, por una parte, de tipo económico, aprovechamiento de las tierras para la siembra y hacer hazas de riego, posibilidad de una zona de apacentamiento de reses que suministrarían carne a la ciudad de Granada; de tipo sanitario, acabaría con las fiebres que de forma endémica azotaban al Padul y cuyo origen estaba en la laguna. A este propósito hay que mencionar dos argumentos; el primero, proviene de los señores ediles del Ayuntamiento de Granada, en sus reuniones para determinar precisamente la desecación de la Laguna. Especialmente curiosa es la argumentación de alguno de ellos
Ya hemos visto cómo D. Tomás López, al hablar de la salubridad del Valle de Lecrín, advierte, «previniendo en honor de la verdad, que de la indicada salubridad ha de exceptuarse la villa del Padul, que, a causa de estar tan inmediata a la Laguna, ha sido reputada por enferma, y con efecto, lo era, pero ha dejado de serlo desde que pocos años hace, con el objeto de cultivar sus terrenos, ha desecado la mayor parte de la Laguna «a cuya desecación han contribuido muy mucho lo poco lluviosos de estos últimos años».
Y Madoz, en su Diccionario Geográfico Estadístico H. dice «su clima es sano, si bien en los estíos se padecen calenturas intermitentes, debidas al estancamiento de las aguas que se filtran por las sierras que lo rodean». ... y es muy verosímil que habiendo años lluviosos y desidia en limpiar las madres que evacuan la laguna, vuelva el desecado tornar a encharcarse y el Padul a sufrir las enfermedades que en otro tiempo».
Hay, pues, razones de variada índole para acometer el desagüe de la Laguna, y testimonios de haberse llevado a cabo en otras épocas, quizá no de forma completa y definitiva.
La Laguna de vez en cuando arde
Para entender el proceso del desagüe, hay que tener en cuenta que, si bien la villa del Padul era propiedad del Ayuntamiento de Granada, por compra realizada al Rey Felipe IV el año 1627, la propiedad de la Laguna era del Conde, de Villamena, de modo que el desagüe fue cosa del Conde de Villamena, a cuyas expensas se realizó; pero el resto del término del Padul «desde la hoja del monte hasta la piedra del río», según una ácida expresión, era del Ayuntamiento de Granada, de modo que su intervención se limitaba a autorizar al Conde la desecación, atendiendo al bien común que de ello podía derivarse.
Así pues, el Conde presentó instancia en Chancillería pidiendo no se le pusiera obstáculo a la desecación, la Chancillería ordenó a la Ciudad que emitiera informe y el Ayuntamiento celebró las sesiones oportunas.
El día 1 de Diciembre de 1779 el Conde de Villamena celebró en su casa una reunión con carácter administrativo, se nombraron comisarios para vigilar las obras, que ya habían empezado, y se elaboraron unas conclusiones, de las que nos interesan,:
Como es natural, hubo partidarios y enemigos de tal proyecto; los partidarios alegaban ser muy útil a la cosa pública, a la ciudad y a la salud, pues es innegable que todo sitio pantanoso es enfermo (se trajo a colocación el Soto de Roma, Asquerosa y Deiforntes, que son sitios enfermos y tercianarios) y producen fetidez y originan el nacimiento de insectos. Por otra parte, las tierras, si no se desecan, se infructifican y no producen los diezmos para su Majestad y para la Iglesia; la falta de tierras de labor, por lo corto de la Vega de esta ciudad, ocuparían a muchos labradores, darían trabajo a muchos pobres trabajadores, que la abundancia de pobres en esta ciudad es inagotable; vendrían gentes de otros pueblos colindantes, con lo que se acrecentaría el vecindario. Hubo Capitular que cifró la extensión de la Laguna en dieciocho mil marjales.
Naturalmente, los enemigos de la desecación adujeron sus razones, la primera, y la más importante, fue la negación del derecho de propiedad del Conde de Villamena sobre el agua, pues habiendo comprado la ciudad de Granada su término, señorío y vasallaje, con la jurisdicción Civil y Criminal, y estando la dicha laguna en su término, y no naciendo, como no nacían sus aguas en ella, mal podían pertenecer al Conde. Otros capitulares incidieron en los perjuicios que podrían producirse, al no haber experiencia de tales trabajos, los daños que podrían producirse a los labradores que tenían sus tierras por debajo de la Laguna; finalmente, hubo quien aseguró no ser las tierras aptas para los cultivos, por ser tierras arenosas, con lo que pocos productos podrían obtenerse de los cultivos que en ella se hicieran
Naturalmente hubo otros trabajos de saneamiento y limpieza. Así, el año 1937 el Ayuntamiento pidió a los propietarios el 25% del coste de la limpieza, atribuyéndolo a la parte higiénica y agrícola. Y se aprobó llegar al apremio del pago, según dispone el Estatuto de Recaudación existente, como deudores a los fondos municipales.
El año 1938, el alcalde gestionó de los Gobiernos Civil y Militar el envío de una Compañía de prisioneros de guerra para trabajar en el saneamiento, aduciendo que había un lugar para su instalación y alojamiento de los prisioneros...
En abril de este mismo año, Julio, el Gobernador Militar autoriza el empleo de los prisioneros, que se instalaron en la Casa Grande. Los trabajos fueron rápidos y eficaces rebajándose en poco tiempo el nivel de las aguas en 1,10 m.
El año 1939 el ayuntamiento mandó ejecutar un proyecto por el que se pretendía elevar las aguas de la Laguna para su desecación y al mismo tiempo para el riego de las vegas altas. La solicitud fue en enviada al Director General de Obras Hidráulicas que lo denegó.
En el año 1940, se exigió a los labradores la limpieza de las madres, en 1951 se hizo una nueva limpieza por los mismo labradores.
Las Turberas
Turbera del Agia | Turbera del Aguadero o de Marchena
Las turberas son antiguos lagos que se han ido desecando, drenando y rellenando de materiales orgánicos, apareciendo su génesis ligada a la colonización de los mismos por plantas sumergidas, en una primera etapa, para, posteriormente, establecerse una secuencia de plantas flotantes que se desarrollan en las orillas, llegándose progresivamente a la invasión y contribuyendo sus restos a la elevación del fondo de estos lagos en los que se pueden desarrollar especies de tipo junco. La turba es, pues, el resultado de una carbonización parcial de materias orgánicas acumuladas en el fondo de la laguna. La turba es un combustible de escaso poder calorífico que es utilizado como abono orgánico. Su explotación se inicia el año 1943, aunque según la Memoria de la Jefatura Provincial de minas, en el año 1911 ya se había hablado de su explotación, pues por entonces las turbas pertenecían a la Explotación Minero Metalúrgica de Peñarroya.
La turbera del Padul está constituida por tres bancos con frecuentes alternancias de:
El grado de mineralización es medio, en un estado avanzado de la transformación con una humidificación no muy intensa. Hay un hundimiento de la parte septentrional, por lo que se encuentra debajo de la cota del punto más bajo de la salida del agua, lo que origina un crecimiento de la zona húmeda.
Las ventajas de la turba, como abono son un aumento de la flora microbiana del suelo y, con ella, la resistencia de las plantas a las enfermedades, alto poder de retención de los abonos minerales, al mismo tiempo que los hace más asimilables por las plantas, no aporta semillas extrañas, como los abonos orgánicos, facilita la retención del agua en el suelo y, finalmente, puede emplearse en terrenos áridos y alcalinos. Su vegetación está constituida por gramíneas, juncos y carrizos.
Actualmente están explotadas por dos compañías. El volumen extraído cada año es de 18.000 toneladas. Precio de la tonelada 6.000 Pts. El destino de esta turba es toda España, pero principalmente la parte de Levante y Andalucía.
En los años 80 se realizaron investigaciones para valorar la totalidad de los recursos existentes en la zona para su aprovechamiento energético, mezclándolo con los lignitos de Arenas del Rey, estimándose en unas 40 millones de Tm. de muy bajo poder calorífico, por lo que el proyecto para la explotación quedó paralizado por ese motivo fundamentalmente, ya que la totalidad de recurso entre ambos yacimientos ascendía a algo más de 100 x 101 Tm.
Las turberas del Padul tienen una extraordinaria importancia y son la base de estudios científicos, a nivel internacional, sobre las variaciones climáticas en el Oeste Mediterráneo y sobre Palinología y Paleoambiente.
La turbera de Padul presenta una secuencia de turba de varias decenas de metros de espesor, con algunas pasadas margosas, lo que evoca unas condiciones de formación constantes en el tiempo, que sólo el aporte de aguas subterráneas procedentes de las montañas vecinas ha podido asegurar.
El estudio de los pólenes fósiles, contenidos en sus estratos, ha permitido conocer la evolución paleoclimática de la región, y su posterior correlación con otros yacimientos europeos ha hecho posible el establecimiento de una cronología precisa de los avatares climáticos del Cuaternario reciente.
Las turberas de El Padul son una zona de gran riqueza en restos fósiles de animales, de flora y fauna. Sin embargo, dado el carácter reductor del ambiente de las turberas, que destruye los huesos pequeños, no se han encontrado, hasta ahora, sino algunos huesos grandes. Por otra parte, hay que tener en cuenta que tales hallazgos han sido debidos a la casualidad, ya que no se han llevado a cabo exploraciones de ningún tipo.
En el año 1982 se produjo en la turbera del Aguadero el hallazgo de un fósil de elefante prehistórico, del Cuaternario, unos 10.000 años de antigüedad. Un tractor que trabajaba en la turba dejó al descubierto uno de los colmillos, aunque lo partió con uno de sus ganchos, este colmillo, con un diámetro de la vuelta de espira de L,01 ms. se encuentra en el Museo de las Ciencias de Granada. Junto al colmillo se hallaron unas mandíbulas, pertenecientes, al menos, a dos mamut y que se hallan en el Departamento de Estratigrafía y Paleontología de la Universidad de Granada. Se completan los hallazgos, con un fémur, una tibia y algunas costillas.
En otra ocasión, se hallaron restos de un ciervo, en concreto, un trozo de cuerno. Sabemos de la existencia de fósiles en poder de investigadores, pero no hemos podido conectar con ellos, añádase, además, la falta de bibliografía sobre estas excavaciones.
Los trabajos de recuperación los llevaron a cabo un equipo de investigadores de la Universidad de Granada, bajo la dirección de Da. Ana Mazo.
El ojo oscuro es uno de esos míticos lugares que esmaltan la historia de los pueblos, rodeados de singulares y fantásticas características, no exentas de temerosas referencias a sucesos más o menos ocurridos, y a lo que han contribuido, por una parte, la leyenda, transmitida boca boca a través de los tiempos, y, por otra, a la constancia escrita en documentos muy serios, que vienen a avalar la tradición secular, en un curioso proceso, en el que no escribe hace sino seguir la corriente popular, la que, a su vez, se estima más y más por el valor del testimonio escrito.
Este es el caso del Ojo Oscuro, un acuífero que brota a pocos metros del Cerro del Manar y de la carretera de Granada a Motril, a unos dos kilómetros del pueblo. Se trata de un pequeño lago de unos cuatro metros de diámetro, rodeado de abundante vegetación, y del que mana abundante agua, que por una madre, llamada el Quiti, desemboca en la Madre Maestra, en el lugar conocido como el Hoyo de Juan el Toto.
Según nuestros abuelos, el Ojo Oscuro no tenía fondo y discurría bajo la vega a grandes profundidades hacia la costa. Y tanto era así, que una vez, un carro de bueyes se hundió en él y al cabo de mucho tiempo, vino a ser visto en la costa, cerca de Almuñécar. Hubo, pues, un temeroso respeto por el Ojo Oscuro. Y los chiquillos que en verano pateábamos caminos y chapoteábamos madres, jamás nos acercábamos a él.
Madoz, en su famoso diccionario dice, entre otras cosas referidas al Padul, «entre los muchos manantiales que se encuentran en este término, es el más notable uno de ellos que no solo produce agua suficiente para formar un río sino que su nacimiento es de una profundidad insondable, por cuya razón se le llama el Ojo Oscuro».
Sin embargo, la cosa es más sencilla. El Ojo Oscuro, según el Profesor Villegas Molina, en su obra El Valle de Lecrín, tiene su origen en las filtraciones del Río Dílar que discurre desde la Sierra Nevada por una vertiente mucho más elevada que la Depresión del Padul y por terrenos permeables.
Diremos, finalmente que la profundidad es escasa, no obstante, el flujo constan te de agua permite la formación de una madre de caudal permanente y abundante
Sacado del libro "EL Padul" de Mateo Carrasco Duarte
Es un buen trabajo, con un buen nivel científico. Está basado en su libro "El Padul" de 384 páginas. Nos hemos atrevido a resumirle algunas ideas y cogerle algunas fotos, pero sobre todo invitamos a leerlo para conocer la historia de esta población. A la vez que invitamos a otros autores y a otros ayuntamientos a imitarlo. Intentamos con esto brindar un homenaje a un trabajo bien hecho