Expertos granadinos predicen aspectos del clima del futuro a través de un análisis del cuaternario

Andalucía, 18 de abril 2007

Expertos de la Estación Experimental del Zaidín (CSIC) de Granada han analizado las condiciones climatológicas del Cuaternario para predecir los efectos del calentamiento global en el clima del futuro. Para acometer estos estudios paleoclimáticos, los científicos han aplicado análisis isotópicos a restos animales y vegetales de distintos parajes granadinos. Los resultados más relevantes indican que hace unos 20.000 años, las temperaturas medias eran unos siete grados centígrados más bajas que las actuales y la concentración de CO2 en la atmósfera se encontraba próxima a los 180 partes por millón (ppm), frente a las 370 ppm actuales.

El clima, la concentración de CO2 o el grado de desarrollo de cobertera vegetal queda registrado en los contenidos isotópicos de los carbonatos presentes en caparazones y conchas de gasterópodos y crustáceos, huesos y dientes de mamíferos, restos de madera o estalagmitas de cuevas. Estos restos pueden brindar información muy útil de los escenarios climáticos del pasado y, por tanto, de las situaciones a las que puede dar lugar el cambio global.

Los expertos granadinos han analizado isótopos de oxígeno, carbono y nitrógeno en áreas como la turbera del Padul y la cuenca Guadix-Baza, ambas en Granada. A partir del análisis de los isótopos en muestras biológicas de restos vegetales y de animales más representativos de la zona, han ‘reconstruido’ el clima desde hace 1,7 millones de años.

Los restos permiten analizar la composición isotópica del agua que ingirieron esos animales. Esta información sirve para determinar el clima de la época, ya que la proporción de isótopos oxigeno-18/oxigeno-16 en el agua depende de las temperaturas medias anuales. Por ejemplo, en épocas frías, la composición de estos isótopos desciende. Estas variaciones se ‘registran’ en los huesos de los animales.

Tras los análisis, los científicos han determinado que las temperaturas medias fueron siete grados centígrados más bajas durante el final de la última glaciación. Además, precisan que, en esa época, llovía menos que en la actualidad porque, según sostienen estos expertos, el calentamiento global aumenta las precipitaciones