El Valle de Lecrín en 1892

Sacado de diferentes números del Periódico Valle de Lecrín

 "Tiene 25 km de longitud y 6-10 km de anchura. Sus principales municipios, son Padul y Lanjarón"

JOHANNES J.REIN, geógrafo alemán de la Universidad de Bonn, visitó Sierra Nevada en 1892. Fruto de aquel viaje escribió el libro "Aportación al estudio de Sierra Nevada", que ha sido publicado ahora por La General y la Junta.

El Valle de Lecrín está situado entre Granada y Motril, cuyo trayecto, de 66 kilómetros, se realiza en correo o diligencia en 7-8 horas. Constituye la frontera Suroeste de Sierra Nevada desde el Suspiro del Moro hasta la embocadura del río Izbor en el Guadalfeo. Se trata de un valle de 25 km. de longitud y 6-10 km de anchura, orientado de noroeste a sureste y cuyos principales municipios son Padul y Lanjarón, Hacia el Oeste está limitado por las estribaciones de la Sierra de Tajeda, especialmente por la región conocida como Sierra de Guájares. Al Este está limitado por las montañas calizas más occidentales de Sierra Nevada.

La magnífica carretera nueva a Granada discurre a poca distancia del río, que queda totalmente oculto debido a la espesa vegetación. En la Laguna Ventorrillos o Laguna de Padul confluyen los riachuelos que desaguan las precipitaciones de la vertiente Sur del Suspiro del Moro. Aquí comienza el río de La Laguna, que cruza el Valle de Lecrín, "Valle de la tranquilidad", según Alarcón. El discreto arroyo es también llamado por los habitantes de la zona río Grande, lo que puede dar lugar a equívocos, ya que también se le da al Guadalfeo y a otros ríos españoles, aunque no siempre hagan justicia al nombre. Por esta razón es preferible dar a su curso bajo el nombre de río Ízbor, como aparece en el mapa.

El Izbor o Río Santo se une al de la Laguna junto a la localidad de Restábal, después de recibir al barranco del Marchal, que al igual que él nace en la Almijara. Desde Sierra Nevada y por la izquierda del río de Padul se unen a éste el río Dúrcal, el Torrente y el río de Lanjarón. El Dúrcal nace en la vertiente Oeste del cerro del Caballo, a partir de dos torrentes que confluyen en el extremo occidental de la Loma Media para atravesar, por un profundo barranco, las montañas calizas. La loma que parte del Cerro del Caballo hacia la localidad de Dúrcal, y que lleva este mismo nombre, separa al torrente izquierdo del río Torrente mientras que la Loma de Dílar separa al torrente derecho del Río Dílar. El Torrente nace en la vertiente suroeste del Cerro del Caballo, siguiendo también en dirección suroeste. Sin embargo, el afluente más largo e importante es el Río de Lanjarón. Nace en una pequeña laguna en la vertiente Sur de los Tajos Altos (Cerro de los Tajos Altos) y sigue en dirección SSO hasta la localidad de Lanjarón, surcando un profundo y estrecho barranco.

Paralelamente y a la derecha discurre la cresta de Sierra Nevada, que comprende los cerros de Caballo y Bordada y llega a las proximidades de Lanjarón, desde donde baja una gran pendiente hasta la ciudad. No muy lejos de la cima del Cerro del Caballo, hacia la mitad de la empinada vertiente, se encuentra otra laguna, de contorno casi circular, que a comienzos de septiembre de 1892 mostraba un considerable talud de nieve procedente de los aludes. Por aquí se puede descender sin peligro desde la cresta hasta el fondo del valle.

Al Oeste del río discurre paralelamente a la cresta, y también con gran pendiente, la Loma de Veleta; que constituye la loma más occidental de las .Alpujarras. A la salida de la Sierra, el río bordea la localidad de Lanjarón y dirigiéndose más hacia el Oeste, también la peña calcárea sobre la que se elevan las ruinas de un viejo castillo moro, Poco después recibe por la derecha al pequeño Salado, ya nombrado anteriormente, siguiendo dirección Sur y alcanzando al Izbor, que a su vez desemboca poco más abajo en el Guadalfeo.

El Valle de Lecrín posee un clima sano, suave, en el extremo sur incluso cálido, subtropical; su suelo es en proporción muy fértil, con cultivos de secano y también de regadío. En tiempos de los moros era un granero, y hoy día aún produce grandes cantidades de verduras, cereales, frutas y aceite. Esto ha dado prosperidad a la región, al menos a aquellas localidades cercanas a la carretera. Su historia está estrechamente ligada con la de las Alpujarras. Tras la conquista de Granada, los moros de ambas regiones compartieron un mismo destino y llegaron a luchar mano a mano contra los cristianos, cuando éstos, rompiendo acuerdos y juramentos, intentaron oprimir a este pueblo y privarle de su fe, sus costumbres y otras libertades otorgadas por los Reyes Católicos.

La diligencia a Motril, que parte de Granada a las ocho de la mañana, cruza el Genil y el Monachil, atraviesa luego la primera estación, Armilla, y cruza también el río Dílar, que después del verano lleva muy poca agua. Diez minutos después llega a la pequeña localidad de Alhendín, tras un recorrido que dura en total tres cuartos de hora.

En una semillería del lugar (Alhendín) leemos el rótulo SEMILLAS DE REMOLACHA. El viejo observador pronto caerá en la cuenta de que este cultivo es muy abundante por aquí. Después de otros quince minutos de viaje abandonamos completamente la Vega de Granada. Ahora la carretera serpentea y sube progresivamente, por terreno montañoso y poco fértil, hacia una llana loma que se extiende hacia la derecha, por donde sube aún más, y que es conocida como "El último suspiro del moro". Sus tajos permiten ver areniscas rojas y amarillas, en finos estratos orientados hacia el NE. En Alhendín estas areniscas están cubiertas por conglomerados marinos

González y Tarín calcula que toda la formación data del Mioceno. La loma presenta también estas formaciones, paro aquí, en el Suspiro del Moro, los conglomerados son más irregulares, presentan forma lenticular y están incrustados en la arenisca. Estos conglomerados están compuestos de las distintas rocas que se encuentran en Sierra Nevada: esquistos micáceos, cuarzos y calcitas, por lo que su origen deja pocas dudas.

El último suspiro del moro hace alusión a Boabdil, último rey moro de Granada, cuya historia -de trágico y no del todo inmerecido final- ha sido embellecida por la imaginación popular. Según la leyenda, después de entregar la llave de la ciudad' a los Reyes Católicos, el 2 de enero de 1492, Boabdil emprendió camino hacia el S. Al llegar a este cerro, a 15 km de Granada y ya en el límite mismo de la Vega, se volvió para contemplar por última vez la ciudad de la Alhambra.

Entonces, entre suspiros, lágrimas y recriminaciones de su madre, que achacaba su desgracia actual a su cobardía, cabalgó por fin por el Valle de Lecrín hasta llegar a las Alpujarras. Pero no hallando aquí la paz que ansiaba, decidió volver a Marruecos.

La altitud de 1.000 m. que frecuentemente se asigna al Suspiro del Moro no se basa en mediciones fiables y es claramente exagerada. Los 820 m. que propone De Rute se acercan mucho más a la verdad. La loma parte del Cerro del Caballo en dirección O, por lo que la mayoría de los geólogos y geógrafos la consideran el extremo occidental de la cresta de Sierra Nevada.

Por mi parte, basándome en datos orográficos y petrográficos, discrepo de esta opinión, pues la Loma de Lanjarón constituye el tramo final de la cresta por el SO. Esta loma forma la divisoria entre el Barranco de Lanjarón y el Torrente, y se extiende desde el Caballo hasta la Bordada, al N de Lanjarón, que es la última montaña esquitosa y que alcanza los 1.471 m. de altitud.

Esta hipótesis está avalada por la orientación, la altura y la naturaleza petrográfica de la Loma. Al igual que el macizo central, se compone de esquistos cristalinos, que no desaparecen hasta la gran depresión entre Sierra Nevada y la Sierra de la Almijara.

Después de cruzar la loma y un pequeño torrente del Río de Laguna, la carretera pasa por una venta, llegando poco después a Padul, a 18 km. de Granada y según Von Drasche a 925 m. sobre el nivel del mar, aunque tengo mis dudas sobre este dato. Nos encontramos de nuevo en el Valle de Lecrín, que comprende 19 poblaciones en 16 municipios que antaño formaban un distrito dependiente administrativamente de Granada, yo hoy día pertenecen al partido judicial de Órgiva, como las poblaciones más occidentales de las Alpujarras. A continuación damos el nombre de la población de estos 16 municipios según datos del censo de 1887:

También el viajero de paso recibe esta impresión. A ello contribuye el grande y centenario olivar en la ladera de la montaña, al E la carretera, la impresionante vega, con sus cultivos que llegan a lo más alto de la vertiente O, y el suave y sano clima, de eterna primavera, que reina en la región.

El agua, que afluye en cantidad a la vega, queda en parte recogida en la laguna, pues ésta queda por debajo, formando una especie de  pantano, rodeado de juncos y espadañas de hoja estrecha


El nombre de Calle Real para este único camino, mal empedrado y de feas casas de tejados planos e incluso las facciones de los habitantes, evoca su pasado moro, como también la ruinas del viejo castillo, en lo alto de una empinada peña junto a la garganta, recuerdan las batallas que hubieron de librar los castellanos para conquistarlo (1568).. En el curso de estos combates la ciudad quedó destruida, y tuvieron que pasar muchos años hasta su reconstrucción.

Las fuentes minerales de Lanjarón se encuentran a 1 km al O, a la derecha del camino y a ambos lados del Barranco del Río Salado. Se trata en parte de manantiales calientes (30º) de clorhidratos de sodio y magnesia y en parte de manantiales fríos, acídulos, alcalinos y más o menos ferruginosos. Son de aplicación interna, especialmente en el tratamiento de afecciones hepáticas y tópica.. Los manantiales brotan de un terreno de talquitas y esquistos arcillosos erosionados. La Duquesa de Santoña fue durante mucho tiempo propietaria de los manantiales, pero no hizo nada por promocionar el lugar. El balneario que se encuentra en la margen derecha del arroyo es bastante discreto y sólo ofrece unas pocas habitaciones. Con razón Packe (70, p.122) lo llama "un pequeño caserón" ("a little cottage"). La temporada de baños comienza el 1 de junio y acaba el 30 de septiembre. se dice que durante esta época se dobla la población de Lanjarón, pero esta no es sino otra de las muchas exageraciones. En cualquier caso pone de manifiesto que los clientes españoles del balneario se conforman con poca cosa, puesto que si bien Lanjarón ofrece, eso sí, mucho aire puro y una temperatura suave, que pocas veces sobrepasa los extremos de 6 y 30º, por lo demás no hay en todo el balneario ni en sus alrededores una sola avenida, ni siquiera un buen árbol que proporcione fresca sombra. Y por supuesto, nada de casino ni de orquesta, como en los balnearios europeos. Lo que desgraciadamente no resulta exagerado es la aseveración de que los caminos que llevan a las huertas que bordean este "paraíso terrenal de Lanjarón" son sólo comparables al infierno. Especialmente si se calza botines de charol. Es por esto que los sufridos clientes del balneario se pierden lo mejor del lugar: acercarse a la naturaleza, comprobar la inmensa variedad vegetal que nos ofrece la naturaleza y extasiarse en su contemplación.

A lo sumo, pueden escalar fácilmente la pequeña colina que queda al E de la aldea y del Barranco, juntó al camino nuevo que lleva a Orgiva, y contemplar el panorama, magnífico desde luego, que desde aquí se ofrece a los ojos, y que se extiende a O y NO (24). Aún más impresionante es la vista desde las ruinas del viejo castillo moro, especialmente hacia el N. En primer plano aparecen los naranjales y limonares; por, las hileras de casas blanqueadas, Lanjarón, y más plantaciones de árboles frutales; finalmente, las cumbres del Caballo y el Veleta, con sus neveras. Willkomm también describe este paisaje en (3, 11, p. 118) y (6, pp. 192-193).

El camino que parte de Lanjarón y sigue por la loma, en dirección N, para llegar a la Bordada y al Cerro del Caballo entraña bastante dificultad. Llegamos a él en principio a través de la plantación de frutales, donde curiosamente todo crece fabulosamente sin necesidad de cuidados especiales. Vamos siempre montaña arriba, por trechos a modo de escalones que el agua ha erosionado y que aparecen sembrados de guijarros. Encontramos sarmientos que han trepado por las ramas de los árboles, y cuyas hermosas uvas se descuelgan, en racimos, en todo su esplendor. Junto a éstas, higos maduros, verdes morados, igualmente apetitosos y tentadores. Más allá, olivos, almendros y moreras crean un contraste de color en su alternancia con el maíz y diversas hortalizas. Más arriba encontramos diversos frutales y finalmente nogales y castaños. Una vez cruzados éstos llegamos a campo abierto, con sembrados de trigo, de legumbres y, a mayor altura, de patatas y centeno. Nos encontramos en la zona más alta de los cultivos. Al S, a lo lejos se divisa ya el mar, tan azul; al N, el Cerro de Caballo y otras cumbres nevadas; al NE, Granada y su vega.

JOHANNES J. REIN, geógrafo alemán de la Universidad de Bonn, visitó Sierra Nevada en 1892. Fruto de aquel viaje escribió el libro "Aportción al estudio. de Sierra Nevada", que ha sido publicado ahora por la . Caja General de Ahorros de . Granada y por la Junta de Andalucía. A él pertenece este fragmento