ENTRE EL VALLE Y LA MONTAÑA. GUADALFEO TRANSFORMADO Y REVISITADO

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Trabajo de:

Claudia Hurtado Rodríguez (1) y Amalia Vahí Serrano (2)
(1) Facultad de Humanidades, Ctra. de Utrera, km. 1 41013-Sevilla. churrod@alumno.upo.es 
(2) Dpto. Geografía, Historia y Filosofía. Facultad de Humanidades, Ctra. de Utrera, km. 1 41013-Sevilla. avahser@upo.es

Con esta propuesta tratamos de rescatar el valor del patrimonio natural y cultural que subsiste en este territorio y combinarlo con las oportunidades que brinda la realidad resultante de los cambios acaecidos en los valles estructurantes de la Cuenca del Guadalfeo. El actual semiabandono de población y actividades sufrido en la zona relacionado con la regresión demográfica producida a causa no sólo de alteraciones en el crecimiento vegetativo sino también –sobre todo- del efecto que suscitaron las transformaciones del modelo de producción dentro y fuera de la comarca a lo largo del siglo XX (Vahí, 2010; Sáenz et al, 2009). Como consecuencia, un flujo migratorio que vació en buena medida la montaña mediterránea andaluza se hizo notar en la montaña media y los valles de nuestra área alterando el sistema de asentamientos y las actividades agrarias que se habían mantenido durante siglos, adaptadas a la hidrología, orografía y los suelos. La población disminuyó progresivamente (con excepción de los municipios del litoral y los 2 principales núcleos del Valle de Lecrín, Padul y Dúrcal), y los cultivos se fueron abandonando progresivamente, así como las actividades a que daban lugar los recursos naturales, principalmente la minería y la molienda de cereal y aceite.

La mirada retrospectiva y una lectura del escenario actual nos permiten identificar el valor que adquieren hoy día determinados hitos del patrimonio cultural, unos en uso, la mayoría abandonados, como molinos, minas y otros diferentes restos de arquitectura de la producción. Todos ellos comportan una parte esencial del paisaje cultural merced al cual sus habitantes mantienen y alimentan interesantes expectativas respecto al potencial del patrimonio territorial de la Cuenca.

El aprovechamiento histórico de los recursos naturales permite identificar en este espacio un legado que nos relaciona con el agua, con el suelo y con la producción agraria, pudiendo diferenciar para su reconocimiento la obra hidráulica, parcialmente explorada con anterioridad a través del papel que juegan las acequias de careo en La Alpujarra (Prados, Vahí, 2011) pero también todo el sistema de irrigación empleado en el campo de la zona del Valle; al mismo tiempo los paisajes culturales resultantes de la simbiosis entre agua y suelo adquieren un de la producción, reconocible en esos paisajes a través de vestigios y ruinas apuntan a una lectura inconclusa del territorio que todavía se está a tiempo de recuperar (Vahí, 2010). El objetivo de esta aportación es insistir en el potencial conjunto de estos elementos como un conjunto inseparable, un todo integrador sin el cual no se explica la historia ni el territorio. Habría que trabajar sobre la premisa básica de que en el problema está la solución, de que invertir las fuerzas que han llevado, sobre todo a la montaña, a la pérdida de actividad, usos e identidades significa apuntar a estos espacios como soporte de nuevas oportunidades y, en definitiva, regeneración de la vida en sus pueblos, en el ager o en la montaña, siempre en armonía con el propio medio. Dicho propósito enlaza con la necesaria orientación de la gestión, no para reinventar el territorio, sino para diseñar un marco regulado y sujeto a la planificación. La apuesta habría de incorporar las estrategias planificadoras del modelo territorial andaluz para estos ámbitos, al mismo tiempo que habría de explorar en busca de un instrumento eficaz que comprometa desde la mirada y la comprensión de la cuenca como una unidad que suscita expectativas y requiere responsabilidades a diferentes niveles.