Sacado del diccionario geográfico-histórico de Tomás López iniciado en 1776
El valle de Lecrín, esto es de alegría, denominación que justamente le conviene por su amenísima situación, está al Mediodía de la ciudad de Granada y distante de ella tres leguas.
Su primer pueblo, los de su comprensión, son dos villas que son Padul y Villamena de Cozvíjar; y diez y siete lugares que son: Dúrcal, Niguelas, Acequias, Mondújar, Tálara, Chite, Béznar, Tablate, Lanjarón Isbol, Pinos del Rey, Restábal, Saleres, Albuñuelas, Melegís, Murchas y Cónchar.
Las dos villas tienen jurisdicción ordinaria y los diez y siete lugares están sujetos a la jurisdicción ordinaria del alcalde mayor de Granada. Y los alcaldes que tienen son pedáneos y anuales, los cual votan los vecinos y de los que tienen más votos propone el actual concejo dos para cada alcaldía de éstos elige la ciudad de Granada uno y le libra el correspondiente título. Iguales formalidades se observan para el nombramiento de regidores anuales de estos lugares que hace la citada ciudad; por lo que ningún pueblo de este valle es cabeza de este partido y el vicario de él vive en cualquiera pueblo de su comprensión, donde por otro título tiene su residencia.
Este partido es abundantísimo de aguas, muy saludables y de bello gusto para beberlas, las que fecundan su feraz terreno, que casi todo lo que en él se cultiva, es de regadío. Es un país sanísimo, no se padecen en él enfermedades el endémicas y puede compararse su salubridad con la del país más sano de nuestra Península, previniendo en honor de la verdad, que de la indicada salubridad se ha de exceptuar la villa de Padul, que a causa de estar tan inmediata a su laguna ha sido reputada por enferma, y con efecto lo era, pero ha dejado de serio desde que pocos años hace con el objeto de cultivar su terreno han desecado la mayor parte de su laguna, a cuya desecación ha contribuido muy mucho lo poco lluvioso de estos últimos años. y es muy verosímil que habiendo años lluviosos y desidia en limpiar las madres (acequias) que evacuan la laguna vuelva el desecado terreno a encharcarse, y el Padul a sufrir las enfermedades que en otros tiempos.
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Pulsa las imágenes para ampliarlas a nivel provincial. En estos mapas, se llegan a distinguir los caminos reales de aquel entonces |
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El Valle en 1799. |
El Valle en 1847 |
Los frutos que este valle produce son: Trigo, maíz, alguna cebada y habas, algunos garbanzos y los pueblos que tienen contigüidad a Sierra Nevada y labor en ella, recogen centeno. También produce muchas uvas, higos, albaricoques, duraznos, melocotones y demás frutas que se conocen en todos estos países. Aunque produce muchas uvas en los más pueblos, las más son a las que no es costumbre hacer mosto, y si sólo se destinan para comer, por lo que aunque todos los pueblos tienen algún vino, en los más es muy poco y en otros aunque es más no es lo suficiente para su consumo, a excepción de Pinos que abunda de vinos. También en estos pueblos se cría seda, bien que aunque en otros tiempos era en el valle la seda un fruto de mucha consideración, en el día no lo es porque van quedando pocos morales, porque los aires y transcurso de los tiempos los destruyen, y de consiguiente se han aminorado muy mucho en este partido; este precioso fruto, a reserva de Lanjarón que recoge mucha seda y conserva aún muchos morales. En este valle el fruto más abundante es el aceite, produce mucho y de excelente gusto y sin disputa el más singular de todas las Andalucías. Este aceite se consume en todas las Alpujarras, Motril, Almuñécar y pueblos de sus costas, el partido del Temple y la ciudad de Granada, y también se conduce mucho al mar para embarcarlo, y aun a Madrid mismo, no obstante la gran distancia, se ha llevado muchas veces por cosa singular en su especie; lo cierto es que en Granada las personas de gusto, aun las que tienen olivares en su vega, para comerlo se proveen de aceite de esta villa. Pasemos ya a hablar de sus pueblos en particular.
![]() | El proyectado diccionario geográfico de Tomás López. Estudio lingüístico y edición de las cartas de la provincia de Granada. Trabajo de José Francisco Lorenzo Rojas |
La provincia de Granada, como la mayoría de las de Andalucía y de casi toda España, se encontraba en una situación de penumbra a pesar de los avances y reformas que estaban implantándose en la España de esta segunda mitad del siglo XVIII. Así, la actividad manufacturera o de fábrica en la zona granadina y su vega se centraba en la pequeña agricultura y la industria del lino y del cáñamo que empezaban a emerger y que llevaría prosperidad y expansión a la zona, en tanto que la industria sedera, pujante durante varios siglos, ya en esta centuria comienza su declive. Sus causas, como argumenta Ferrer Rodríguez, son “la expulsión morisca y el peso de las cargas impositivas que gravan este cultivo [...] ya que […] desde la segunda mitad del siglo XVIII hubo una política consciente y deliberada para eliminar este cultivo”. No obstante, como afirma Lozano Maldonado se unen otros factores para la destrucción y pérdida de este cultivo fino: “Además, otros factores, entre ellos, la baja calidad del producto manufacturado, la destrucción de morales en la vega, negativa del comercio gaditano”. Así, pues, aunque la seda había sido un motor importante para la economía granadina, la política mantenida por los gobiernos de Fernando VI y Carlos III es la artífice principal de la introducción del cultivo de las denominadas “fábricas bastas”, lino y cáñamo que, junto con su elaboración, propician que las citadas plantas se extiendan por toda la provincia y especialmente por la vega de Granada. Sin embargo, a pesar de la relativa prosperidad de algunos habitantes de la zona, no podemos olvidar que la mayoría de los pueblos de la provincia de Granada se dedicaban, como en casi toda Andalucía, a las labores del campo. Esto justifica en gran parte que, por ejemplo, las reformas lingüísticas académicas, fijadas a mediados del siglo y las normas que se dictaban desde la Corte, no surtieran efecto de inmediato en localidades que estaban tan aisladas. Este alejamiento hay que entenderlo desde el punto de vista de las comunicaciones: tardanza en el envío de cartas postales, ausencia casi total de prensa, de colegios, de escuelas, de maestros, etc., carreteras intransitables, sobre todo en la parte más oriental, lo que sin lugar a duda, dificultaría su desarrollo económico y social.