Roscos para las fiestas

Los vecinos de Talará tienen por costumbre consumir roscos de la tahona en estas fechas en honor a la Purísima Concepción y el Santo Cristo del Zapato

RAFAEL VÍLCHEZ / TALARÁ Sacado de Ideal

Los roscos se unen en estos días a la elaboración de los panes en el obrador de Talará.

TALARÁ, en el Valle de Lecrín, celebrará sus fiestas patronales en honor a la Purísima Concepción y el Santo Cristo del Zapato los días 7, 8, 9 y 10. La comisión de fiestas presidida por Francisco Garví, rendirá homenaje a sus dos anteriores presidentes: Francisco, fallecido hace 2 años, y Natalio, fallecido hace unos días. Una treintena de actos lúdicos y religiosos se desarrollarán en las fiestas. El grupo 'La Frontera' actuará el día 9.

En Talará existe la costumbre durante las fiestas de degustar choto con ajos, arroz, carne en salsa, albóndigas y otros deliciosos platos. Asimismo, los vecinos consumen roscos de aguardiente y de huevo y magdalenas de la antiquísima tahona alimentada con leña de los hermanos Manolo y Eduardo Urquízar. Este municipio se ha hecho muy famoso gracias a sus dos ventas, Garví y Natalio, a su pan y embutidos caseros.

La leyenda del zapato

Sobre el Santo Cristo del Zapato cuenta la leyenda que a principios del siglo XVIII, en un pueblo italiano llamado Lucas, sucedió lo siguiente: una mujer que tenía a su marido en la cárcel por deber dinero, cuando terminaba de rezar al pie del altar mayor de la iglesia de la localidad le rogaba al Cristo que ayudara a su marido a salir de la cárcel.

Un día, en misa, cuando oraba la dama, agobiada por las deudas y muy triste por la ausencia de su pareja, se cayó el zapato derecho de la imagen del Santo Cristo sobre el cáliz, y de repente el zapato, originalmente de piel, se convirtió en oro. Se dice que el sacerdote, que era de padres españoles y vivió en Pinos del Valle, donde también se venera gracias a él, en otra ermita, al Santo Cristo del Zapato, intentó levantar el zapato del cáliz, pero no pudo hacerlo.

Los superiores, comprobado el hecho, decidieron que los fieles fueran intentando levantar el zapato. Nadie consiguió separarlo, excepto aquella apurada mujer que pedía por su marido. Con la venta de aquel zapato de oro la mujer logró satisfacer las deudas y sacar a su ser querido del calabozo