Las Ánimas de Cónchar

Desde el siglo XVI la Hermandad de las Ánimas coloca luminarias al difunto durante su velatorio y se encarga de construir tumbas

RAFAEL VÍLCHEZ //CÓNCHAR Sacado de Ideal

Desde hace cuatro siglos la Hermandad de las Ánimas de Cónchar, en el Valle de Lecrín, se dedica a cuidar el camposanto en todos los sentidos. También la Hermandad, que nació bajo el signo de la caridad, se encarga de colocar las luminarias que acompañan al cadáver durante las 24 horas del velatorio, así como de ofrecer misas a los difuntos y colaborar en las fiestas y actos culturales que se celebran en el pueblo.

Según el médico de Cónchar, Antonio Ruiz, «actualmente cada una de las 280 personas de la Hermandad de las Ánimas de Cónchar, ofrece cada año tres euros a la Hermandad, para cuando le llegue a cada una de ellas el fatal desenlace, y tras abonar otros 240 euros, tener derecho, eternamente, a un nicho en el cementerio de Cónchar. Además, el finado tiene también derecho a misas y a luminarias el día que está de cuerpo presente». Curiosamente, en Cónchar suelen sobrar los dedos de una mano para contar los enterramientos que se producen cada año.

Junto a la iglesia de Cónchar, levantada entre 1610 y 1614, siendo su arquitecto Ambrosio de Vico, se encuentra la sede de la Hermandad de las Ánimas. En este tranquilo y precioso pueblo, desde hace varias décadas, cada uno de enero, se celebra la fiesta del mosto. En ella, además de haber degustaciones y baile, se celebra la denominada 'subasta de Ánimas' para recaudar fondos. Todo lo que se subasta: calabazas, arrobas de vino, chotos, granadas, garbanzos, cerámica y otras cosas, es donado por los vecinos del pueblo.

La 'caja de muerto'

En otros tiempos más miserables para la clase obrera, existió en este pueblo de Cónchar un ataúd de servicio permanente que perteneció a la Hermandad de las Ánimas. La 'caja de muerto' sirvió para transportar al camposanto los restos mortales de los cofrades pobres cuando fallecían. Una vez enterrado el cuerpo bajo tierra, la caja mortuoria volvía al cuartillo del cementerio para que otros pudieran utilizarla. Asimismo, entre otras cosas, hubo en Cónchar la llamada 'romana de las Ánimas, para, y a través de los que precisaban realizar uno o varios pesos, recaudar algunos fondos.

Hasta 1990, cada familia de Cónchar abonaba al año a la Hermandad de las Ánimas, sólo dos pesetas. Después, los mayordomos acordaron subidas de 50 y 150 pesetas. Ahora, cada matrimonio abona 3 euros, y cada uno de los solteros y solteras, a partir de los 30 años de edad, tienen que ofrecer otros tres euros al año para seguir siendo miembros de la Hermandad de las Ánimas.