El Valle de Lecrín en noviembre de 1839

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Publicación de Melchor Valdivia sobre el Valle de Lecrín. Sacada de la hemeroteca digital de la Biblioteca Nacional de España

Trascripción

EL VALLE DE LECRÍN

El movimienío veloz que ajita el mundo no se oye sino andando. La Mennais

En lo antiguo (por lo difícil que era el viajar), cuando recorría un sabio uno ó muchos reinos, sus compatriotas le divinizaban. ¿Qué no era necesario en tiempo de Homero para que un héroe atravesase el Mar Egéo? Por una maraviila se tuvo el que Jason ylos argonautas surcasen el Propóntide y el Ponto-Euxino. Mas ahora el viajero cruza en todas direcciones los mares; le da vuelta á la tierra; mide tiritando la altura de polo; se quema en la Zona-tórrida; vive con los salvajes; herboriza en los bosques; dibuja al pié de los monumentos. En lo mas empinado de una roca, á la vista de un verde paisaje, oyendo el ruido sordo de un torrente, se inflama su imajinacion, vagan por su espíritu los mas escojidos pensamientos; y entonves copia en su album la naturaleza mas hermosa, mas brillante: ó ya, á la sombra de algunas silenciosas ruinas de los templos ejipcios, lleno de históricos recuerdos, desenvuelve todos sus conocimientos filolójicos, y se cansa en vano buscando la significación de los signos en que se cree fué escrita la falsa relijion de Zoroastro. Pero en tanto que e1 hombre de esta jeneraciou actual se desvive por indagar la historia de las rejiones mas remotas, desprecia ú olvida quizá la del país que le vio nacer. Por este. espíritu de lo nuevo y maravilloso vemos a Washington Irviog, abandonando los risueños bosqnes de la América, cruzar el Océano, recorrer los principales puntos de España, desenvolver antiguos archivos, y visitar la bella Granada para escribir la crónica de su conquista. Mi ambición se mira satisfecha con solo contemplar el cuadro que ofrece el deliciosísimo valle que á tres leguas de esta capital empieza á extenderse por la falda de la Sierra-nevada.

Cuando se llega á aquel paraje tan nombrado, allí donde el último rey de Granada perdió de vista para siempre su encantadora ciudad, su palacio y sus glorias; donde se para, y jime y llora al dar el último adiós á la Damasco de occidente, y donde su caballo relincha y estampa la herradura en una peña viva que el vulgo aun acata y venera; —entonces se descubre a nueslios ojos un extenso valle de cuatro leguas de largo por dos de ancbo, en direcion de E. á O., habitado por veinte mil almas en diez y nueve poblaciones que se nombran Padul, Dúrcal , Cozbíjar , Conchar, Albuñuelas, Saleres, Restábal, Melejis, Marchas, Nigúelas, Acequias , Mondújar, Talará, Chite, Béznar, Pinos-del-rey, Izbor, Tablate y Lanjaron.

El temperamento de esta rejion es dos ó tres grados mas frío que el que se experimenta en la capital; pero el calor no es tan sensible. Raras veces las tormentas aflijen el país; mas si llegan á formarse algunas, sus estragos son horrorosos. Las lluvias no son muy continuas, y por lo regular se cambian en granizadas, ó en nieves; pero los vientos son frecuentes, y tan furiosos que el huracán arranca los olivos mas colosales, transportándolos á parajes muy distantes. Si este hubiora sido el terreno donde tuvo orijen la mitolojía, en el cerro que cae sobre el Padul (y que se llama el Manar) creerían los anticuarios hallar la caverna de Eolo con siete bocas.

Este valle, que los árabes llamaron de Lecrin (que quiere decir de alegría) tiene al O. la sierra de la Manjara, que confina con el río de Alhama; al N. la espaciosa vega de Granada y los llanos del Quempe; al S. las Cuajaras, que caen en la de Salobreña y tierra de Motril: y al E. Sierranevada y la taha de Oijiva. Varios rios que proceden de la Sierra-mayor (de la que empieza á levantarse la Sierrra-nevada) le cruzan y fertilizan. De ellos los mas notables son el de Dúrcal, en que desagua la laguna del Padul por entre Villamena-de-Cozbijar y Cóncchar; el del Torrente; el de Tablate; el de Lanjaron; y el de Béznar (formado por los tres primeros y el de Albuñuelas), que corre de O. a E., y, reunido al de Lanjaron, desagua en Guadalfeo, llamado Rio-grande, el cual por Salobreña desemboca en el Mediterráneo.

La extraordinaria feracidad del terreno; las quebradas y pintorescas rocas, la multitud de fuentecillas, de cascadas y de lagunas que descubre la vista por donde quiera; aquellos bosques donde crece el olivo jigantesco al lado del naranjo, donde las vides trepan por los nogales y se enlazan con los erguidos cerezos; aquellas cañadas donde verdea el moral, brillan el aliso y el limón, se levanta la palma, y exhalan aromas las violetas y los lirios, hijos naturales de aquellos campos; — extasian y arroban al viajero, presentando á sus ojos un vivo trasupto del paraíso. Los frutos mas abundantes de este valle son el maíz, el centeno, las castañas, las naranjas, las cidras y el limón; el vino es muy preciado: y el aceite riquísimo, y tan claro como el agua. Aquí se crían esas uvas ataubíes tan decantadas por los extranjeros, y que se llevan á los países mas remotos del mundo. ¡Y cuánto es de lamentar el que se hayan dejado perder las moreras y los morales con que se criaba la seda mas exquisita! En fin no hay terreno en la provincia que proporcione mayor utilidad al propietario, quien por cada marjal de tierra de veinte y cinco varas en cuadro percibe del infeliz colono cien rs. anuales en tres cuartillas y á veces una fanega de trigo por marjal, en el aceite de los olivos que coiitiene la tierra, y en el importe del canon impuesto sobre ella. Minas de plomo, de cobre, de hierro y de carbón de piedra, aun no explotadas, encierran en sus senos los montes de este valle; y en ellos se notan hermosas canteras de diferentes marmoles, de los que hemos visto varias muestras en los salones de la Historia natural de Madrid.

Los habitantes del Valle de Lecrin son francos, sencillos de corazón, hospitalarios y eminentemente relíjiosos. Parece que el carácter vivo, curioso y honrado de estas jentes tiene su causa creadora en la misma faz del terreno. El convida á un pensar misterioso con la propia amenidad de los bosques, con las mismas delicias que ofrecen las variadas vistas que por todas partes roban la atención. Así es que en cada pueblo hay una gruta y un peñón encantado; una selva habitada por hechiceros, y por la que, en el silencio de la noche, vagan luces indefinibles, y se oyen lastimeros ayes, hay mil letreros inintelijibles, que son otras tantas recetas de escondidos tesoros, y algun castillo arruinado y silencioso que recuerda historias sangrientas de guerras moriscas. El labriego en estos pueblos poco raciocina; pero poetiza en cambio, y su imajinacion brillante desempeña las sublimes funciones del saber.

No se advierten monumentos romanos en estos parajes; pero sí existen todavía ruinas de siete torres árabes, sepulcros sin número, baños, habitaciones labradas a cincel en las mismas rocas, y una línea de torres tolegráficas que se extiende desde las costas del Mediterráneo, pasando por las alturas do este valle hasta lo interior del reino.

De algunos pueblos se pueden recordar cosas notables. En el Padul hay una vega de riego de veinte y seis mil marjales, que á la mitad del siglo pasado era casi toda una laguna, recreo del conde de Villainena, señor de Cozbíjar. - En Cozbíjar se descubre un palacio muy pobre, con sus almenas, sus ruinas feudales, y en el que había una horca expuesta al público para indicar el mero imperio. - En la plaza de Dúrcal se dio una batalla en tiempo de Felipe II, en la que murió, atravesado de un saetazo disparado por un moro, el valiente Lorenzo de Avila. - En el formidable puente de Tablate murió el esforzado capitán Punce de León. - Desde lo mas alto del castillo de Lanjaron se precipitó el Moro-negro, jefe de los sublevados en la rebelión de los moriscos, queriendo mejor hacerse pedazos que entregarse á las tropas de Castilla. - Albuñuelas es patria del memorable Illmo. Arzobispo de Granada, el Sr. Perea, que labró el palacio arzobispal como hoy le vemos. - Es natural de Saleres (población de unos setenta Vicinos) el consumado y celebérrimo matemático don José Mariano Vallejo. - Pinos vió nacer á uno de los mas respetables prelados en la nación por su ciencia y virtud, Vice-presidente que ha sido del Senado, y en la actualidad Patriarca de las Indias, don Juan José Bonel y Orbe. - Y por último, Lanjaron es notable por sus salutíferas aguas agrias, por sus baños termales, por su aire de vida, y por su naturaleza de hermosura, de encantos y de poesía. Lanjaron ciertamente habría presentado cuadros mas risueños á Garueray , Claudio de Lorena, Deroy, Villanueva y Smith, que los mejores del Rin, de los bajos Pirineos y de la Suiza. ¡Y ojalá fuese mi imajinacion tan florida y lozana que pudiese pintar las delicias de este pueblo llamado por sus habitantes el segundo paraíso terrenal!

MELCHOR VALDIVIA.

(La Alhamhra)