Este artículo estudia las ventas y los mesones que existieron en el camino real que unía Granada con Motril a su paso por el Valle de Lecrín durante el siglo XVI. Históricamente esta comarca ha sido un lugar muy pasajero, si bien este aspecto no ha recibido especial atención hasta el momento. En este texto se documentan y rescatan las hospederías que sirvieron a dicha vía, reconociendo las ruinas y vestigios materiales (cuando esto es posible) de este patrimonio tan esquilmado y desconocido.
Trabajo de MARÍA AURORA MOLINA FAJARDO
Senda Granada-Motril por el Valle de Lecrín. (Pulsa la imagen para ampliarla).
Mapa procedente de la Biblioteca Nacional de España, Mss. 7303, fol. 451r
El estudio de las ventas y los mesones que se asentaron en el camino real que desde Granada conducía a Motril pasando por el Valle de Lecrín nos muestra la estrecha relación que existió entre dicha vía y estas construcciones que le prestaban servicio. Tan fuerte fue esta asociación que, cuando este camino quedó relegado en favor de otro más moderno, se inició el inexorable declinar y posterior desaparición de dichos complejos. Igualmente, gracias al estudio del hospedaje en el Valle de Lecrín se puede entender que la zona fue un lugar de paso concurrido. Por la comarca atravesaban las principales arterias que desde Granada conducían al litoral granadino, a las Alpujarras y a Málaga y esto aparejó la existencia de un número holgado de hospedajes. En este respecto he podido documentar que en el Valle de Lecrín durante la segunda mitad del siglo XVI hubo seis ventas, veinte mesones y una posada que, según su ubicación, servirían a un camino u otro.
Estos edificios debieron de ser puntos urbanos destacados en la vida de aquellas comunidades; así se aprecia en las fuentes documentales que los citan frecuentemente e incluso en la toponimia local que aún perdura. Desconozco el origen de los paradores del Valle de Lecrín aunque quizás algunos de ellos tengan una cronología medieval. Sin embargo cabe destacar que durante el siglo XVI la mayor parte de estos pertenecían a cristianos viejos, por lo que no fueron incluidos dentro de los bienes confiscados a moriscos tras la expulsión del Reino.
En nuestros días estas construcciones son un patrimonio muy perdido, descontextualizado y desafortunadamente ignorado. En este artículo —expresamente dedicado a las ventas y mesones ubicados en el camino Granada-Motril— he documentado ocho de estos establecimientos así como he conseguido localizar espacialmente una parte de ellos. De igual manera he podido ofrecer una restitución espacial hipotética, cuando no parcial, de algunas de estas obras hoy totalmente desvirtuadas o arrasadas.
Por el trabajo de campo realizado así como la documentación consultada se puede advertir que estos complejos debieron de ser obras bastante modestas, humildes y alzadas con materiales locales (mampostería, tapial, ladrillo, cubiertas con vigas de madera y cañizo rematadas con tejados de teja, etc.). En estas hospederías el patio debió de cumplir un papel central comunicando las distintas estancias. Entre los ambientes de las hospederías del Valle de Lecrín se distinguen piezas con usos sociales que casi siempre se disponen en la planta baja: el zaguán, la cocina donde se reunirían los huéspedes para preparar sus víveres y el patio que tenía un número determinado de portales. Igualmente se manifiesta la importancia que las cuadras y establos tenían en estos complejos pues generalmente contaban con unas dimensiones muy superiores a su espacio habitable (posada de Pinos del Valle). Las cuadras podían hallarse en algún pórtico inferior del patio, en la parte trasera o lateral de la casa o en un espacio colindante al mesón (antiguo mesón de Talará). Los corrales aparecen separados y debieron de hacer las veces de letrina. Las alcobas para los huéspedes debieron de ser muy sencillas, poco equipadas y ubicadas en los pisos altos del edificio.