Retrato del cardenal
CARTA PASTORAL DEL ARZOBISPO DE TOLEDO ETC. , NOS D. JUAN JOSÉ BONEL Y ORBE
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Matrícula a los 14 años
"Dn Juan Josef Bonel, y Orbe, nar. de Pinos del valle, mediano ... pelo castaño, de quatorce años, juro
obediencia y se matriculo para Logica"
Emmo. y Excmo. SR. D. JUAN. JOSÉ BONEL y Orbe. Cardenal Arzobispo de Toledo. "Muchos son los llamados y pocos los escogidos", podemos decir con razón al comenzar este trabajo, dedicado á uno de los primeros personajes de nuestra patria, y cuya dignidad, por mucho que pretendan rebajarla los supuestos filósofos y sabios de nuestro siglo, es muy superior á todas, aun las mas elevadas que pueda obtener seglar alguno.
Llenos de un religioso respeto con la profunda convicción de la pequeñez de nuestras fuerzas para referir los numerosos esfuerzos é inmensos sacrificios de este insigne Prelado en su carrera, una de las más notables con que pueda honrarse ya á un eclesiástico, ya á un hombre de letras, vamos a empezar una tarea harto envidiable y espinosa; envidiable, porque católicos de corazón y sinceros creyentes, siempre, nos han inspirado tanto respeto como veneración los jefes de la Iglesia, esos seres a quienes no conocemos superior en lo humano, destinados por la Omnipotencia a mostrarnos el camino de la virtud, y conducirnos por él al de la felicidad eterna, y que, semejantes a los ángeles, son los medianeros entre un Dios misericordioso y el pecador mortal. Porque, ¿quién en una época en que se entiende por libertad la negación absoluta del pasado, el completo desden é indiferencia hacia todo lo que es grande, digno de consideración y hasta de obediencia necesaria, justa y legítima, se atreverá a proclamar estas verdades, aunque vulgares, sin temor á que se le tache por sus opiniones ó ideas, tal vez por deseos en favor de un régimen que no se quiere porque no conviene a los que, incapaces de brillar por su mérito propio, tienen que investirse de uno ficticio, para saciar su orgullo y sus pasiones, y conseguir tal objeto?
Indiferentes, sin embargo, á cuanto nos rodea mirando los derechos, hechos y personas como exige la verdad histórica, vamos á ocuparnos del primado de las Españas, haciendo la mas completa justicia, seguros de que así saldrá mas acrisolado, probando que Sus servicios: ciencia y virtud son superiores á los de esa multitud de medianías que todo lo pueblan, de lodo se han enseñorado, y en su ridículo orgullo temen que se alabe al mérito verdadero y á la verdadera grandeza
No seríamos justos en esta ocasión, ni mereceríamos el sagrado carácter de nuestra profesión sin despreciando a la independencia propia del escritor, dejándonos arrebatar del espíritu de partido, tal vez del verdugo de que se deja arrastrar la presente época, mirásemos con prevención, tratásemos acaso sin las consideraciones debidas, á un Príncipe de la Iglesia, solo porque lo es, porque á fuerza de talento, laboriosidad, celo, constancia y consecuencia ha conseguido una elevación á que pueden llegar muy pocos, y esto después de largas, duras y penosas pruebas, aunque sean muchos los llamados, según dijimos en un principio; y no se podrá negar, por la consideración general del carácter, instintos y pasiones que dominan á la mayoría de las personas, por otra parte, cansados de referir hechos políticos hazañas militares y glorias de todas clases, pero en las que siempre, en último resultado se mezclan la desgracia o los padecimientos de uno o muchos individuos, al dedicamos ahora á la narración de una vida consagra entera al amor de la humanidad y del prójimo. Grande es nuestra alegría, repetimos, porque el mayor consuelo para todo el que tiene que luchar con dificultades de la existencia y aunque pesar suyo se encuentra lanzado en este temible combate que seca los más nobles instintos y ahoga los mejores sentimientos, es el encontrar a una persona que ha vivido alejada de esa lucha, un hombre que, tan sencillo como en los primeros días de su infancia, no supo de las tormentas mas que lo necesario para conjurarlas, para tender una mano salvadora a las que en ellas naufragan, que ha seguido esta loable y evangélica conducta en todas las circunstancias de su vida, aun las más difíciles y comprometidas, y se encuentra hoy premiado por la providencia, constituido en el protector de los pobres, el amparo de los desgraciados, la égia y escudo de cuantos acuden a él en busca de un socorro, en demanda de una mano protectora que los saque del puerto después de haberse visto maltratados y expuestos a perecer en medio de las más deshechas borrascas.
Tal es la carrera que vamos á emprender, carrera llena de flores, muchas ocultas y solitarias, pues, semejantes a las violetas, se hallan protegidas por las zarzas, a través de las cuales perfuman el ambiente y dan alegría al ojo de la modestia, único que va á buscarlas á tan apartado asilo.
Procuraremos, sin embargo, recorrerla con el profundo cuidado que su asunto reclama, seguros del acierto de nuestra intención, pero no de nuestras fuerzas.
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Otro retrato del Cardenal |
El Emmo. y Excmo. Sr. Cardenal D. Juan José Bonel y Orbe, Arzobispo de Toledo, Primado de las Españas, etc. , nació en el lugar de Pinos del Valle, población de 540 vecinos, en la diócesis y provincia de Granada, en 17 de, marzo de 1.782. Debiendo su origen á una familia muy distinguida, recibió desde luego la educación propia de su clase, y siendo destinado á la carrera literaria, fue llevado á los once años de edad a estudiar latinidad al colegio de San Gerónimo de aquella capital. Entonces comenzó para el futuro Cardenal una serie de triunfos en su carrera. Tomó la beca de jurista en el real de San Bartolomé y Santiago de la referida ciudad, donde cursó filosofía, leyes y cánones, é igualmente en su Universidad, en la cual estudió también la teología, recibiendo en la misma los grados menores y el de doctor en cánones, cuando apenas contaba los veinte y dos años.
Comenzada la carrera bajo tan buenos auspicios, desempeñó la cátedra de concilios generales, que le fue confiada, y otros cargos y comisiones á cual mas importantes y honrosos, en los que tuvo ocasión de aprovechar los conocimientos que anteriormente había adquirido en el foro, dedicando las vacaciones y horas de descanso á la práctica y pasantía por espacio de algunos años.
Entre tanto; siendo aun colegial, en el de Santiago, el Excmo. Sr. D. Juan Manuel de Moscoso y Peralta, uno de los más insignes Prelados de aquella diócesis, que la gobernó por espacio de veinte y dos arios, después de haber brillado en las santas iglesias de Arequipa, su patria, en el Perú, Córdoba del Tueuman, y el Cuzco, y le nombró su familiar, manifestándole siempre particular predilección, ocupándolo á su lado en el despacho de negocios eclesiásticos, á pesar de ser tan joven, anunciándole varias veces que era como un ensayo para su carrera episcopal, nombrándole después fiscal general del arzobispo, cuyo cargo sirvió siete años, y en repetidas ocasiones la interinidad del provisorato. El Sr. Bonel y Orbe, en los trece años que fue su familiar, procuraba corresponder a la confianza y rectas intenciones de tan celoso y vigilante Prelado, que fue como su primer maestro y director; y deseando se ejercitase también en las oposiciones de los concursos generales a curatos, le indicaba la hiciese en las que ocurrieron, careciendo de edad para obtenerlos, hasta que en la cuarta, ordenado ya de presbítero, con dispensa de edad, fue propuesto para el de San Pedro y San Pablo de aquella capital, del cual tornó posesión en 17 de marzo do 1803, el mismo día en que había cumplido los veinte y cuatro aros, y entrado en la edad canónica de los veinte y cinco.
En los once altos que desempeñó este ministerio se hizo acreedor al amor y elogio de sus feligreses, y de todos por su celo y constante solicitud en promover la solemnidad del culto divino, y hermosear la parroquia con las obras que e ejecutaron en ella. En este espacio de tiempo fue nombrado por los párrocos de la capital prepósito de su cabildo, y reelegido en los ocho años siguientes, hasta su salida: los mismos párrocos, como partícipes en diezmos, le eligieron en 1812 vocal de la real junta como su representante y de las fábricas, y esta le nombró visitador general de las iglesias, correspondiendo a la confianza de sus comitentes con el acierto, celo é interés que todos esperaban y vieron en el trienio que duraba este cargo. Al mismo tiempo fue nombrado fiscal de la subcolecturía de espolios y vacantes, que desempeñó hasta diciembre de 1815; en este mismo mes hizo oposición á la canongía doctoral de aquella santa iglesia metropolitana, para la que fue propuesto en segundo llagar.
Pero no era en Granada donde debía continuar su carrera: allí residió desde que la comenzó, por espacio de veinte y tres años, hasta que en el siguiente de 1816 pasó á Málaga, en el mes de mayo, para hacer igual oposición á la canongía doctoral de aquella santa iglesia, para la cual fue propuesto en primer lugar por votación unánime, tomando posesión en 10 de agosto siguiente. Allí parece, sin duda, que le condujo la Providencia.
En los catorce años que sirvió la canongía desempeñó multitud de cargos y comisiones, cuya sola enumeración manifiesta su constante laboriosidad y disposición para todo. El cabildo le eligió secretario capitular, Honrándole con diferentes comisiones importantes, y también vocal de la real junta de diezmos. El sabio y virtuoso Prelado D. Alonso Cañedo y Vigil , A los pocos meses de residir en su canongía, le nombró provisor y vicario general, y después gobernador eclesiástico, en cuyos oficios sirvió el espacio de ocho años, nombrándole también presidente de la junta diocesana, en representación suya, cumpliendo siempre con el mayor celo, aun en circunstancias y ocasiones muy difíciles y arriesgadas, porque su deseo y eficacia de voluntad todo lo superaba. Invadida la ciudad por la fiebre amarilla en 1821, y nombrado individuo de la junta de sanidad , prestó los mayores servicios al vecindario, exponiendo constantemente su vida para proporcionar y llevar a los infelices enfermos todo género de socorros espirituales, ayudado de varias personas piadosas, por las numerosas relaciones que tenia en la población, siendo, en fin, como el ángel de aquellos desgraciados, que le correspondían llenándole de bendiciones.
El Sr. Cañedo fue promovido á la Silla metropolitana de Burgos en 1825, sucediéndole en la de Málaga el Sr. D. Fr. Manuel Martínez, que falleció á los dos años en la temprana edad de cincuenta y tres, y en su vacante el cabildo nombró al Sr. Bonel y Orbe vicario capitular, gobernador, provisor y vicario general, con omnímoda jurisdicción: dos años duró esta vacante, y el nuevo Prelado, D. Juan Gómez Duran, trasladado de Santander, le continuó en los mismos cargos: siendo el canónigo más antiguo de gracia y oficio, á consulta de la antigua Cámara de Castilla fue nombrado dignidad de arcediano de Antequera en la misma santa Iglesia, de la cual tornó posesión en 16 de mayo de 1830; pero á los dos meses escasos, en 13 de junio, se halló con el nombramiento de Obispo de Ibiza; y cuando se practicaban las diligencias para obtener las Bulas, falleció el Sr. Duran, en 30 de septiembre, y el cabildo volvió á nombrarle vicario capitular, Sede vacante, en 6 de octubre; y con fecha de 29 del mismo se le avisó su nombramiento de Obispo de Málaga, y preconizado por Nuestro Santísimo Padre Gregorio XVI en 28 de febrero de 1831: tornada posesión personal en 16 de mayo, fue consagrado en la santa Iglesia metropolitana de Granada el domingo 12 de junio por su venerable Arzobispo, el Sr. D. Blas Joaquín Álvarez de Palma, siendo asistentes los Sres. D. José Uraga, Obispo de Guadix, y D. Fr. Antonio Sánchez Mata, Obispo Abad de Alcalá la Real.
Este acto, de suyo tan solemne, que tuvo la dicha de presenciar su anciano y virtuoso padre, lo fue mucho mas por la concurrencia extraordinaria de toda la ciudad y pueblos de la diócesis, donde era tan conocido, y por los muchos que vinieron de Málaga, por el particular afecto que allí le profesaban. Residente ya en su capital, con salud robusta y fuerza de voluntad, comenzó el ejercicio de su ministerio pastoral, asistiendo á su catedral, y celebrando los divinos oficios en los días solemnes, y predicando en otros, siendo muy notable el numeroso concurso que acudía á oírle, sin embargo de que tantas veces les había anunciado la santa palabra en las Cuaresmas de los años anteriores, cuando era canónigo doctoral. ¡Tal es la eficacia y unción de la palabra de Dios en la boca de los Prelados! Entre sus primeros cuidados, fue la fundación del hospital para continuar la curación de los tiñosos que vagaban por la ciudad, la erección de la nueva iglesia que comenzó para la población del Palo, constituyéndola en ayuda de parroquia, con pila bautismal, como también las había colocado en las de San Pedro y San Pablo de la ciudad, cuyo plan de curatos, pendiente hacia veinte y ocho arios, concluyó, venciendo varios obstáculos, poda complicación de intereses, dando, principio á su ejecución , y celebrando el concurso general, en que proveyó las iglesias vacantes de buenos párrocos.
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El Cardenal de pie |
Entre tanto que se ocupaba en estas y otras atenciones del ministerio, corno la visita pastoral y las confirmaciones en varios pueblos, tuvo aviso de su promoción en 15 de febrero de 1833 á la santa Iglesia de Córdoba. La Providencia, que dirigía su carrera, quiso elevarlo allí, cuando se hallaba tan gustoso y tranquilo en Málaga, habiendo sido preconizado en 23 de julio siguiente; pero aun debía dar otra prueba de su celo pastoral, porque en aquel verano fue la ciudad invadida del cólera, que causaba sus horrorosos efectos en el vecindario: su abnegación y caridad en esta época fue mayor, si puede decirse, que en 1421, y sus ovejas recibieron todo género de servicios de su Pastor, próximo á separarse de ellas, pues luego que llegaron las Bulas a Madrid encargó detuviesen su curso, permaneciendo en Málaga durante aquella calamidad; mejorarla la salud pública, despachadas las Bulas, remitidas á Córdoba y declarada la vacante, no pudiendo salir, por el cordón sanitario que se había puesto, el cabildo, probando el afecto que siempre le había manifestado, le suplicó continuase en el gobierno de la diócesis, y lo mismo el sucesor, que tomó por poderes la posesión del obispado, á cuya capital no podía ir por esta causa. Por último en 7 de marzo del siguiente año de 1834, expeditas ya las comunicaciones, salió de Málaga, en medio del sentimiento general del vecindario y los diocesanos entre quienes había vivido diez y ocho años.
Ya en Córdoba, era muy conocido por su fama y alta reputación, y el cabildo y los nuevos feligreses le recibieron con el mayor entusiasmo, tomando posesión personal el 20 del mismo mes, Cuando allí comenzaba el desempeño de su cargo pastoral, á los cuatro meses, vino á la corte nombrado prócer del reino, y aquí da principio una nueva serie de actos que le honran sobremanera, por la dignidad y energía con que los desempeñó, sin omitir jamás usar de la palabra cuando lo exigía el interés de la Iglesia y del Estado, manifestando la extensión de sus conocimientos en los diversos asuntos que se trataban, siendo muy públicos los discursos que pronunció en diversas y solemnes ocasiones en este nuevo cargo, de naturaleza enteramente política, para el que fue propuesto por las provincias de Almería y Granada, con el carácter ya y título de senador, y después senador vitalicio nombrado por la corona en 1845, habiendo sido antes vicepresidente del Senado, En 18 de octubre de 1838 fue presentado para el arzobispado de Granada, y nombrado en julio de 1839 para desempeñar los cargos de Patriarca de las Indias: vicario general de los ejércitos, con especial delegación Apostólica, por espacio de ocho años, y las demás funciones que le son anejas, Cerca de tres años residió en la corte desde que vino la primera vez en 1834; entre tanto en el mismo experimentó aquella capital y pueblos de la diócesis la miseria consiguiente á la suma escasez de la cosecha, y mientras el Prelado se ocupaba en la corte en cumplir su cargo de carácter político, se proveía á la necesidad de sus feligreses, de una manera que parece increíble, si no fuera el hecho cierto y público, repartiendo en las puertas del palacio la limosna diaria de un cuarterón de pan, que acostumbraban sus antecesores, llegando en muchos días á siete mil los hombres y á nueve mil las mujeres, porque acudían, no solo de la diócesis, sino de las inmediatas, y después la limosna de sopa económica en varios puntos de la ciudad por espacio de dos años, habiendo invertido en esta obra tan caritativa mas de quinientos mil reales, buscando recursos en medio de tanta escasez, y cuando se hallaba tan próxima la supresión del diezmo, que se verificó en 1837, quedando reducido á la corta asignación que es notoria, en lugar de las antiguas rentas de la mitra, circunstancia que realza sobremanera esta obra de caridad, Cuando lo permitían sus ocupaciones en la corte, regresaba á la diócesis para seguir la visita y las confirmaciones, anunciando diariamente en estos actos la palabra de Dios á sus feligreses, Mientras desempeñaba en la corte sus cargos de carácter político, mereció la honra de ser nombrado, en octubre de 1810, confesor y director espiritual de S, M. la Reina doña Isabel II, y de su hermana. la Serma. Sra. Infanta doña Luisa Fernanda: en tan elevada posición, y con grande aplauso de cuantos le conocían, estuvo siempre dispuesto á complacer solemnizando muchas funciones con Misas pontificales, confiriendo además las órdenes sagradas á cuantos venían con las dimisorias de sus respectivos vicarios capitulares de las iglesias vacantes, reuniéndose muchas veces numeroso concurso de ordenandos de doce, quince y mas diócesis, en lo cual prestó un gran servicio a las iglesias afligidas con tanta orfandad.
Desgraciadamente se hallaba entonces interrumpida la comunicación con la Santa Sede; pero después de trascurridos doce años en esta calamidad, se restableció aquella, con aplauso de toda la nación, que suspiraba por este feliz momento, Nuestro Santísimo Padre destinó al excelentísimo Sr. D, Juan Brunelle, Arzobispo de Tesalónica, para que viniese con el carácter de Delegado apostólico, nombrándole después Nuncio, a tratar de tantos y tan delicados asuntos pendientes, Desde su llegada en mayo de 1847, su primera ocupación, como tan esencial, fue la de proponer sujetos idóneos para llenar las iglesias vacantes. Una de estas era la de Toledo, doce años había, por fallecimiento del Emmo. Sr. Cardenal Inguanzo , en 30 de enero de 1836, Prelado muy recomendable, y de tanta reputación por su saber y celo pastoral. El Sr. Bonel y Orbe fue presentado por S, M. en 16 de agosto para la Silla de Toledo, ilustre é insigne por tantos títulos, y preconizado en 4 de octubre; y espedidas las Bulas, recibió el sagrado palio de manos del mismo señor Nuncio en 1º de enero de 1848, tomando posesión en su nombre, y con poder especial, el Sr. Dr. D. Pedro Reales, deán de su santa Iglesia, en 23 del mismo. Desde luego había partido para Toledo para tomarla personalmente; pero lo impidió una fiebre catarral gástrica, que le condujo á las puertas de la muerte; y después de una larga y delicada convalecencia, pudo verificar la entrada pública en su iglesia, que tanto deseaba, en 21 de enero del simiente año de 1849, con la mayor alegría de su cabildo, y en medio de las aclamaciones de los toledanos, que ya le conocían por su larga residencia en la corte, y porque en el año 1835, invitado por el Sr. Inguanzo, pasó á Toledo á celebrar la consagración de óleos y demás, aplaudiendo todos la amabilidad de su trato y la expedición, gravedad y exactitud en las ceremonias, manifestando estas mismas cualidades en la visita y confirmaciones de los pueblos que ha recorrido hasta el día, dejando en ellos la opinión de un Prelado caritativo, piadoso y lleno de celo.
Constituido en tan elevada dignidad, todavía la Providencia le preparaba otra, que habían obtenido tantos y tan beneméritos antecesores suyos. Por consecuencia, del restablecimiento de las relaciones con la Santa Sede, y habiendo fallecido años antes los dos Emmos. Sres. Cardenales Inguanzo, de Toledo, y Cienfuegos, de Sevilla nuestro Santísimo Padre Pio IX creó Cardenal presbítero de la Santa Romana Iglesia en el consistorio de 30 de septiembre de 1850; siguiendo la práctica establecida, en el mismo día salió para esta corte el príncipe Lorenzo Altieri, guardia noble de Su santidad, para traer el solideo al nuevo purpurado, que se lo puso el 15 de octubre. A los pocos días llegó también monseñor Miecislao, conde Ledochouskis, que conducía la birreta cardenalicia con el carácter de Ablegado apostólico y camarero secreto del Santo Padre, para que se la impusiese S. M. la Reina Nuestra Señora, cuya ceremonia se verificó con la mayor solemnidad, asistiendo S. M. y el Rey su augusto esposo en capilla capilla pública con toda la real familia, el domingo 10 de noviembre, fiesta. del Patrocinio de la Virgen Santísima, cuya descripción no será inoportuna. A la hora señalada se presentaron SS. MM.: el secretario de la real capilla leyó el breve de Su Santidad, dando la comisión al señor Ablegado: concluida su lectura, pronunció este un elegante discurso latino al tiempo de entregar á S. M. tan respetable documento: entonces la augusta Reina impuso la birreta al Sr. Cardenal, hincado de rodillas en su presencia: inmediatamente levantó este, y, descubriéndose, dio gracias á S. M. con un elocuente y sentido discurso: igual ceremonia se practicó con el Emmo. Sr. D. Judas Romo y Gamboa, Arzobispo de Sevilla, creado Cardenal en el mismo consistorio, el cual había venido con este objeto: en seguida ambos nuevos Cardenales pasaron á la sacristía, y volviendo tomaron asiento frente de SS. MM., cantó la Misa solemne el Sr. Patriarca, D. Antonio Posada Rubin de Celis, y, concluida, los mismos Sres. Cardenales subieron al presbiterio, y dieron también la bendición episcopal, acompañando luego á SS. MM. hasta su cámara.
Aun quedaba otra distinción, que era el colmo de todas las anteriores, y que le fue de grande satisfacción y consuelo. Había Su Santidad señalado el día 8 de diciembre de 1854 para declarar como dogma católico la Concepción de Nuestra Señora, exenta del pecado original desde el mismo instante de su ser natural, declaración por tanto tiempo deseada, especialmente en la iglesia y nación española.
A pesar de hallarse aun convaleciente de la fiebre catarral que le molesta con frecuencia, emprendió su viaje para Roma el 7 de noviembre, llegando a la ciudad eterna el 23 del mismo; el 26 tuvo la honra de ser admitido por Su Santidad en audiencia privada, recibiéndole y tratándolo con las mayores muestras de aprecio; el 30 le impuso el capelo cardenalicio en capilla pública y con todas las ceremonias prescritas al efecto, asignándole el titulo de Santa María de la Paz, asistiendo los Cardenales, embajadores, generales de las órdenes religiosas y demás que tienen asiento en la capilla, y un inmenso concurso, acompañándole en este acto el Ernmo. Cardenal Guillermo Carvalho, Patriarca y Arzobispo de Lisboa, que aun no habla recibido el capelo. El día 8 de diciembre, viernes, celebró Su Santidad pontificalmente en el Vaticano, con asistencia de todos los Cardenales, Arzobispos y Obispos que la habían venido de toda la cristiandad, en numero de cercado doscientos, reunión que hacia unas de tres siglos no haberse visto mayor en Roma desde el concilio lateranense V, al principio del siglo XVI; concluido el El Evangelio el Santo Padre, hincado de rodillas, entonó con su voz muy clara y sonora. el himno Veni creator spiritus, al que siguieron la música de la capilla papal y los Cardenales, Prelados y todos los concurrentes, en número de cerca de cuarenta mil: después leyó con grande emoción y ternura, y vertiendo lágrimas de alegría, el suspirado decreto de la declaración solemne del misterio: esta función no puede describirse bien sino habiéndola presenciado, y para su complemento, aprovechando el Santo Padre la concurrencia de tantos Prelados, á los dos días, el 10, domingo segundo de adviento, consagró la basílica de San Pablo, reedificada de nuevo por su celo y el de sus predecesores León XII, Pío VIII y Gregorio XVI, la cual había sido incendiada y consumida por las llamas en julio de 1823, pocos días antes del fallecirniento del venerable Pontífice Pío VII.
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Retrato en sus últimos años |
Durante su permanencia en Roma, el Sr. Bonel y Orbe procuró asistir á las funciones de la capilla Sixtina, donde iba el Santo Padre, y á las demás que se ofrecían, visitando muchas de las basílicas é iglesias principales, y admirando la suntuosidad y riqueza de sus adornos, y la gravedad y devoción con que se tributaba al Señor el culto divino, viendo también otros magníficos edificios de toda clase, de los muchos en que abunda aquella capital, centro de todas las artes, mientras se lo permitió la fiebre catarral, que le volvió á molestar, obligándole á guardar cama, hasta que pudo convalecer y volver á salir de su habitación, al cabo de mes y medio: en seguida dispuso su regreso, despidiéndose del Santo Padre, cuya persona, dulzura de trato, virtudes y demás atraen las simpatías de cuantos tienen la dicha de hablarle; y despidiéndose igualmente del infinito número de personas de toda clase y categoría que lo habían dispensado el honor de visitarle, salió de Roma el domingo 18 de marzo de 1855, dejando allí muy gratos e inolvidables recuerdos, embarcándose al día siguiente en Civita-Vecchia hasta Marsella, y después por tierra por Nitres, Mormpelier y Tolosa, hasta Bayona, donde llegó el 25, saliendo el 25 para esta corte, donde entró sin novedad particular el 29 en la noche, reputando como prodigioso todo el curso de su viaje á Roma, y continuando el ejercicio de su ministerio pastoral según se lo permite la delicadeza de su salud. Mas de una vez le hemos visto después de haber asistido á una larga función religiosa dirigir desde el presbiterio, revertido aun con los ornamentos pontificales, sus evangélicas palabras á un inmenso gentío, que le escuchaba absorto, indicándole los caminos de la vida eterna y los medios de conseguirla. Nada mas recomendable, por otra parte, que sus cartas pastorales, en las que brilla la elocuencia, unción y estilo propiamente suyo. Además de las que dirigió a sus diocesanos de Málaga y Córdoba con diferentes motivos , son muy notables la ele l° de noviembre de 1847, despidiéndose de los de Córdoba, cuando ya estaba, preconizado Arzobispo de Toledo; la de 6 de diciembre de 1848 para rogativas públicas por el destierro y extrañamiento de Su Santidad Gaeta; la carta al mismo Santo Padre por esta causa, y a nombre del episcopado español, en 8 de marzo de 1849; la de 25 de abril del mismo año para la rogativa pública por la definición dogmática del misterio de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora, insertando la encíclica de 2 de febrero; su contestación de 25 de abril de 1850, manifestando su opinión , la del cabildo, clero y fieles del arzobispado, y sus deseos constantes por la declaración dogmática del misterio; la pastoral de 13 de junio de 1853, exhortando a socorrer con sus limosnas á los necesitados de Galicia en la calamidad que los afligía; todos los escritos suyos manifiestan los buenos tiempos del padre maestro Juan de Ávila y Fr. Luís de Granada y demás, que tanteo se distinguieron por su lenguaje y pensamientos de piedad.
Tal y ilustre ha sida la carrera del señor Cardenal Bonel y Orbe desde sus primeros años; la Providencia lo ha conducido por el ejercicio de todos los ramos del misterio eclesiástico en el púlpito, confesionario, administración de justicia y en el gobierno de las diócesis, correspondiendo á la confianza de los Prelados, prestando en todas épocas muy señalados servicios, llevándolo de una manera suave hasta la dignidad tan alta que ocupa en la iglesia, la cual realza por su trato y carácter, siempre sencillo, dulce é igual con todos, siendo modelo verdadero de Pastores, y digno de ser sucesor de los Eugenios, Heladios, Ildefonsos, Julianes, Eulogios y tantos otras de la iglesia goda y de los Bernardos , Jiménez de Rada, Carrillos de Albornoz, Tenorios, Mendezas, Cisneros, Loaisas, Sandovales, Moscosos, Valeros, Lorenzanas, y demás que brillaron desde la reconquista hasta nuestros días, contándose entre ellos seis personas reales. Parece que la Providencia ha querido ennoblecer particularmente esta grande Silla, porque en los ciento tres Prelados que la han dirigido desde San Eugenio se hallan reunidas todas las circunstancias de virtudes eminentes, sabiduría consumada y categorías las más distinguidas. ¡Alabanza, honor y gloria á tan esclarecido sucesor, y que el Señor prolongue sus días por muy dilatados y felices años! .
Date | Edad | Evento | Título |
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17 Mar 1782 | Nace | Pinos del Rey | |
1805 | 22.8 | Ordenado Sacerdote | Sacerdote |
27 Nov 1830 | 48.7 | Nombrado | Obispo de Málaga, España |
28 Feb 1831 | 48.9 | Confirmado | Obispo de Málaga, España |
12 Jun 1831 | 49.2 | Ordenado Obispo | Obispo de Málaga, España |
29 Jun 1833 | 51.3 | Nombrado | Obispo de Córdoba, España |
4 Oct 1847 | 65.5 | Nombrado | Arzobispo de Toledo, España |
30 Sep 1850 | 68.5 | Elevado a Cardinal | |
30 Nov 1854 | 72.7 | Instalado | Cardinal-sacerdote de S. Maria de la Paz |
11 Feb 1857 | 74.9 | Muere | Arzobispo de Toledo, España |
Expediente personal del Prócer, D. Juan José Bonel y Orbe, Obispo de Córdoba, Arzobispo de Toledo, Patriarca de las Indias, Senador por las provincias de Almería y Granada, y vitalicio | |
SIGNATURA: HIS-0069-01 | |
Descriptores EUROVOC: Cámara Alta , parlamentario , prócer , Almería (Provincia), senador electo , Granada (Provincia) , senador vitalicio | |
CONTENIDO | |
LEGISLATURA 1834-1835 (PROCER DEL REINO) 01.Carpetillas 1.Oficio comunicándole a D. Juan José Bonel la devolución de la carta que le dirigió al Sr. Presidente del Consejo de Ministros participándole su nombramiento por la Reina para la dignidad de Prócer del Reino (1834-07-29) y oficio de acuse de recibo (1834-08-02) LEGISLATURA 1837-1838 (SENADOR POR LA PROVINCIA DE ALMERIA) 02.Carpetilla 2.Nombramiento por R.D. (1837-12-20) 3.Nota sobre el Dictamen de la Comisión (1838-02-14) 4.Juramento (1838-02-28) LEGISLATURA 1840 (SENADOR POR LA PROVINCIA DE GRANADA) 03.Carpetilla y relación de documentos 5.Nombramiento por R.D (1840-05-23) 6.Dictamen de la Comisión (1840-05-27) 7.Comunicación de admisión (1840-05-27) 8.Juramento (1840-06-02) 9.Petición de devolución de documentos (1840-06-25) y recibo LEGISLATURA 1847-1848 (SENADOR VITALICIO) 04.Carpetilla 10.Nombramiento por R.D. (1845-11-25) y nota adjunta 11.Dictámen de la Comisión (1845-12-16) 12.Juramento (1845-12-17) 13.Petición de devolución de documentos (1845-12-19) 14.Comunicaciones relativas a su fallecimiento (febrero y marzo de 1857) |
Senado
II Legislatura: 1838-1839
Convocatoria de reunión de las Cortes | R.D. 18 de Septiembre de 1838 |
Junta Preparatoria | 5 de Noviembre de 1838 |
Apertura | Sesión Regia en el Congreso de los Diputados 8 de Noviembre de 1838 |
Suspensión de las sesiones | Sesión 9 de Febrero de 1839 (R.D. 8 de Febrero de 1839) |
Disolución del Congreso de los Diputados y renovación de la tercera parte del Senado | R.D. 1 de Junio de 1839 |
Presidente | José María de Altamira, Conde de Fontao |
Vicepresidentes | Juan José Bonel y Orbe, Obispo de Córdoba |
José María Ezpeleta y Enrile, Conde de Ezpeleta | |
Secretarios | Pedro Manuel Velluti, Marqués de Falces |
José de Isla Fernández | |
Antonio Terrero, Conde de Vigo | |
Diego Medrano Treviño | |
Número de Sesiones | 38 |
Cuadros
Autor/es: | Legrand, Luis Carlos (fl. 1829-1856) | |
Autores secund: | Donon, Julio | |
Título: | [Retrato de Juan José Bonel y Orbe] Legrand litog.ø Lit. de J. Donón 1 estampa ; mm | |
Notas: | Inscripción: "Excm.º é Ilmo Sr. D. Juan José Bonel y Orbe, Arzobispo de Toledo" | |
Legrand [Luis], Carlos. Litógrafo. Trabajó en Madrid. Siglo XIX..Donon, Julio. | ||
Litografía. Victoria, 1. Madrid. (Lit. art.a. de Pérez y J. Donón) | ||
Iconografía Hispana 1220-3 | ||
Materia: | Bonel y Orbe, Juan José (1782-1857) | |
Arzobispos-Toledo | ||
Cardenales-S.XIX |
Autor/es: | Nessi, Querubin (s. XIX) | |
Título: | [Retrato de Juan José Bonel y Orbe] Biografías de Obispos Contemporáneos... de la Iglesia española, por Vicente María Brusola. Madrid, 1852..Dos pruebas sueltas | |
1 estampa ; mm | ||
Notas: | Inscripción: "Cardenal Arzobispo de Toledo Juan José Bonel y Orbe" | |
Nessi, Querubín. Litógrafo. Trabajó en España. Siglo XIX | ||
Iconografía Hispana 1220-2 | ||
Materia: | Bonel y Orbe, Juan José (1782-1857) | |
Cardenales-S.XIX | ||
Arzobispos-Toledo |
Obras referidas en la Biblioteca Nacional de España a través de Internet
1 |
Autor/es: Toledo (Archidiócesis). Arzobispo (Juan José Bonel y Orbe) Autores Secun: Iglesia Católica. Papa (1846-1878: Pio IX) Título: Carta Pastoral del Arzobispo de toledo Juan Jose Bonel y Orbe y Enciclica de N. SS. Padre Pio IX para la cogativa pública por la definición dogmática del Misterio de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora Publicación: Madrid : [s.n.], 1849 (Imp. Fund. y libª de D.E. Aguado) 8 p. ; ; 22 cm Materias: Virgen María-Encíclicas Signaturas: VE/1021/16 |
2 |
Autor/es: Toledo (Archidiócesis). Arzobispo (Juan José Bonel y Orbe) Título: Carta pastoral del Cardenal Arzobispo de Toledo Juan José Bonel y Orbe Primado de los Españas, al clero y fieles de su Diócesis al publicar la Indulgencia plenisima en forma de Jubileo concedida por Ntro. Smo. P. Pio IX en el año 1850 Publicación: Madrid : [s.n.], 1851 (Imp. Fund. y lib. de Aguado) 17 p. ; ; 22 cm Materias: Cartas pastorales Signaturas: VE/1021/7 |
3 |
Autor/es: Toledo (Archidiócesis). Arzobispo (Juan José Bonel y Orbe) Autores Secun: Bonel y Orbe, Juan José (1782-1857) Título: Carta Pastoral del Emmo. y Excmo. Sr. Cardenal Arzobispo de Toledo ... Al Clero y fieles de su Diócesis, al publicarse la Indulgencia Plenísima en forma de Jubileo, condedido por ... Pio IX en el año 1851 Publicación: Madrid : [s.n.], 1851 (Imp. de J. Nieto) 30 p. ; ; 15 cm Materias: Cartas pastorales Signaturas: VE/705/56 |
4 |
Autor/es: Toledo (Archidiócesis). Arzobispo (Juan José Bonel y Orbe) Título: Litterae Joannis Joseph Bocel et Orbe ... ad Sanctissimun Dominum Nostrum Pium IX, ex commisione speciali Hispaniensis Ecclesiae Praesulum, ob exilium et tribulationes quas impraesentiaran patitur et Sur. Dni. nostri responsio Publicación: Matriti : [s.n.], 1849 (Ex Ofª Typographica Eusebii Ab Aguado) 23 p. ; ; 21 cm Materias: Moral cristiana Signaturas: VE/1021/10 |