El gobernador interino de Granada comunica ayer tarde que en el pueblo de Padul se ha desplomado un cerro, sepultando siete cuevas que habia en su falda han muerto una mujer y tres niños, y se han podido salvar otras personas.
Un hecho verdaderamente salvage refiere La Tribuna, de Granada: «Hemos oido referir el siguiente crimen; y aunque resistiéndonos á creerlo en todo su horror, damos cuenta de él tal como ha llagado á nuestras noticias. Parece que el sábado, á las diez de la mañana, volvia de su era al pueblo un pegujarero del Padul; traía un poco de trigo en una mano y herramientas de trabajo en la otra: cerca de la población se encontró con dos hombres á quienes dirigió la frase de costumbre en los caminos: «Vayan ustedes con Dios,» siendo la contestación de aquellos salvages un terrible palo; aún no se habia dado el agredido cuenta de la incalificable acción, cuando uno de los criminales le asió de los brazos, y el otro le infería hasta quince puñaladas en el pecho. El desgraciado, que probablemente á la hora en que escribimos estas líneas habrá fallecido, era honradísimo trabajador y padre de familia.»
En otro crimen ocurrido también en la provincia de Granada en Lanjarón, hubo otra circunstancia funesta. Reñía un joven con otros de su edad. Una hermana del primero se interpuso para poner paz; pero con tan mala suerte, que recibió en la cabeza la bala de un tiro que disparó su propio hermano
Uno de estos últimos días ocurrió en Padul (Granada) un lance curioso. Habiendo fallecido un vecino del pueblo, preparáronle el entierro, cuatro hombres cargaron con la caja y la comitiva se puso en marcha, mientras la familia lloraba al difunto en una habitación próxima. Cuando el cortejo fúnebre llegaba á la mitad del camino, los que le formaban vieron llegar á una mujer que decía á grandes voces, señalando la casa del muerto: —¡Mi padre, mi padre!... Sorprendidos los que allí se encontraban á la sazón, abrieron la caja y vieron que iba vacía, pues los conductores habían olvidado meter en ella el cadáver. La comitiva tuvo que regresar al pueblo para recoger al difunto y darle sepultura.
Desde Pinos de Rey escriben á un periódico de Granada diciendo que un labrador de sesenta años que hace días se dirigía á Guajar Alto fue sorprendido, cuando ya llevaba recorrida más de la mitad del camino, por una partida de malhechores, que después de exigirle dinero, del que carecía, le vendaron los ojos y le maniataron llevándole después á una media legua del sitio donde fue sorprendido.
Allí le tuvieron cinco días, privado de toda clase de alimentos y bebidas, hasta que al fin le abandonaron casi exánime, encontrándose hoy tan grave que se desconfía de su restablecimiento.
Dícese también que antes de la salida de dicho sujeto para el lugar donde fue aprisionado, corrían rumores de que una partida de bandoleros merodeaba por aquellos contornos, habiendo amenazado, por medio de cartas, á unos vecinos de Guajar Alto, si no les entregaban la cantidad de 10,000 pesetas.