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Otro caso de posible muerte por colisión es el de este águila culebrera (Circaetus gallicus) encontrada en el parque eólico de la Comarca de Campo de Borja (Zaragoza). Fuente: www.barracuda.sekano.org
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P ara proseguir con la metodología causa-efecto, y una vez determinadas, de un modo genérico, las principales oportunidades derivadas de un proyecto de parque eólico, corresponde a este apartado del documento la identificación de las amenazas inducidas por estos, en sentido más amplio, es decir: los impactos paisajístico-ambientales que se generan sobre su entorno y los conflictos con los usos existentes o futuros.
En primer lugar, ha de anotarse que la identificación de impactos ambientales se fundamenta en la idealización de los efectos genéricos de un proyecto "eólico tipo". Por supuesto, una exhaustiva y rigurosa identificación de impactos sólo puede abordarse mediante la contextualización de la central eólica, tanto en términos de características técnicas y eficiencia energética, como de emplazamiento y extensión del parque. No obstante, y para no caer en errores por defecto, se han analizado todas las circunstancias que podrían acontecer en el ámbito de estudio, con objeto de asegurar su consideración en la viabilidad territorial.
La valoración del grado de importancia o magnitud de los impactos ambientales y paisajísticos desencadenados en las fases de desarrollo de un proyecto eólico-eléctrico no procede, en términos generales para un documento como el presente, pero sí que pueden dibujarse las líneas básicas que definirán dicha jerarquización. Por ello, se han señalado aquellos criterios que se consideran que presentan una influencia potencial sobre cada uno de los efectos. Así, se habla de características inherentes, bien a los factores desencadenantes de la afección (acciones y elementos de proyecto), bien a los aspectos afectados (ambientales y perceptuales), pero sólo reconocibles según las peculiaridades de cada proyecto en particular.
Finalmente, el análisis sobre las amenazas inducidas por la implantación de parques eólicos en un territorio concluye con la determinación de la compatibilidad de usos con otros sectores económicos, existentes o emergentes, que pueden ver amenazado su futuro desarrollo por un irreflexivo emplazamiento de aerogeneradores.
El sector agrícola como principal uso presente en la economía vallesana y el sector inmobiliario como potencial valor para el desarrollo endógeno de un modelo turístico-residencial que aproveche los recursos de un modo sostenible, son a priori, susceptibles de compartir el territorio con los parques eólicos y por tanto, sufrir las consecuencias derivadas.
IDENTIFICACIÓN DE IMPACTOS AMBIENTALES Y PAISAJÍSTICOS
Para establecer una analogía con el epígrafe anterior (procesos de un parque eólico), la identificación de impactos ambientales se ha seccionado según tres fases: de ejecución, de explotación y de clausura.
I. FASE DE EJECUCIÓN
1.- Emisiones atmosféricas
Las acciones susceptibles de afectar al medio atmosférico son el trasiego de maquinaria y el movimiento de tierras necesarios en la realización de las obras civiles. Los impactos asociados consisten en emisiones de partículas de humo y polvo, a cielo abierto y en las áreas de actuación de las obras, esto es, no sólo en el ámbito del propio parque eólico, sino también en todo el recorrido de accesos y líneas eléctricas contenidas en el proyecto.
Son impactos que, temporalmente, pueden ocasionar molestias a las poblaciones cercanas, pero de magnitudes tan reducidas que no deben ser considerados para el estudio de viabilidad que nos ocupa.
2.- Impacto al medio hídrico
La incidencia sobre los cauces fluviales puede venir motivada por el arrastre de materiales acumulados durante la fase de obras, por las emisiones de la maquinaria operante o por una deficiente planificación y ejecución del trazado de accesos, zanjas u otras construcciones, interrumpiendo el curso natural.
Asimismo, las aguas, tanto superficiales como subterráneas, sufren el riesgo de ser contaminadas por las labores de limpieza y por potenciales derrames de sustancias peligrosas procedentes de la maquinaria de obras: aceites e hidrocarburos.
La adopción de ciertas medidas preventivas en la planificación y ejecución del proyecto, encaminadas a evitar los citados impactos sobre el medio hídrico, justifica que no sean cuestiones relevantes para la valoración de la viabilidad territorial.
3.- Erosión del suelo
Análogamente al caso anterior, durante la fase de construcción pueden originarse impactos derivados de una mala planificación y gestión, que serán fácilmente paliados acatando las oportunas medidas preventivas. Dichas afecciones son:
- La desestructuración de los suelos por las actividades de explanación y remoción de tierras para preparación de accesos, zanjas, zonas de acopio y edificios de control.
- La compactación del suelo por las actividades de tránsito de vehículos y demás maquinaria de construcción y montaje, al igual que por el acopio de materiales de construcción y restos de obra.
- La eliminación de la cobertura vegetal (despeje y desbroce), que frena la erosión del suelo, para realización de los viales y zanjas. Las medidas a adoptar para minimizar esta afección consisten en la revegetación de las zonas que han quedado desnudas.
- Los accesos deben ir acompañados de dispositivos de drenaje y disipación de energía para evitar que las aguas superficiales adquieran mayor potencial erosivo. Los cambios de escorrentías pueden provocar procesos erosivos en suelos aguas abajo.
Es evidente que en la elección del emplazamiento del parque deben quedar excluidas aquellas zonas con elevadas pendientes ylo terrenos inestables, por no presentar las mejores condiciones tanto desde el punto de vista ambiental (por la alta vulnerabilidad del suelo) como técnico (probabilidad de deslizamiento de las obras civiles y equipos).
4.- Ocupación del hábitat
Los requerimientos de espacio en una instalación eólico- eléctrica son importantes por las necesidades de separación entre aerogeneradores, que revierte en mayores longitudes de accesos y canalizaciones, y por las dimensiones de los mismos, que supone la construcción de una serie de elementos auxiliares para su anclaje al terreno (superficie de cimentaciones) y para su montaje (plataformas de apoyo de la maquinaria).
El impacto aquí denominado como "ocupación del hábitat" hace referencia a afecciones en el medio biótico, pues la fauna y flora existentes quedan desplazadas o eliminadas, al igual que ocurre con el propio suelo que las sustentaba. Esta
situación es especialmente preocupante cuando se trata de suelo forestal y masas botánicas singulares. Los elementos causantes de la ocupación de hábitat de forma permanente, a lo largo de toda la vida útil del parque, son:
-Accesos
- Cimentaciones de los aerogeneradores
- Edificaciones anejas (centro de control y subestación)
- Pozo y fosa séptica
Y aquellos que desencadenan una ocupación del hábitat temporal, reducida a la fase de ejecución, son:
- Zanjas de canalización
- Balizamiento
- Superficies de acopio para la obra
-Aparcamiento para maquinaria
Los elementos permanentes constituyen sólo el 1 % de la superficie total del parque, de modo que a los aerogeneradores se les asigna el 0,2% de la ocupación del terreno. Por tanto, una vez finalizadas las labores de construcción, el 99% restante del suelo puede ser recuperado, a través de las pertinentes labores correctoras y preventivas del proyecto para las zonas afectadas. Sirva la restitución vegetal como ejemplo de estas medidas.
5.- Impacto sobre la Vegetación
Intrínsecamente relacionado con el impacto de ocupación del hábitat, los movimientos de tierra, cimentaciones y accesos en un parque eólico, así como construcciones, pueden constituir los efectos más negativos.
La gravedad de impacto sobre la vegetación dependerá de la singularidad de las especies afectadas, su valor como especies endémicas y autóctonas, niveles de protección de las mismas, proximidad a la etapa clímax, su interés como recurso productivo, etc.
Puede minimizarse con un estudio y conocimiento de la pluviometría, hidrología y orografía del terreno, ubicando los edificios, en lo posible, en zonas resguardadas del viento, evitando así la modificación del perfil natural del terreno y trazando transversalmente en pendientes las vías de acceso.
6.- Impacto sobre la Fauna
En la fase de construcción, el tránsito de maquinaria y las tareas de excavación, voladura, desbroce, afirmado, relleno, etc., causan el desplazamiento y eliminación de la fauna previamente existente. Concretamente, la avifauna sufre sus mayores consecuencias en su indificación. Ciertas rapaces son especialmente sensibles a cualquier molestia, por lo que se produce el abandono de nidos, como ya se ha constatado en águilas reales que habitaban en áreas de ciertos parques eólicos españoles.
7.-Afección a la salud ambiental y calidad de vida
Las obras necesarias para la ejecución de las instalaciones de la central eólico-eléctrica y sus accesos pueden ocasionar molestias sobre las poblaciones más próximas, por el tráfico excesivo de vehículos y de maquinaria pesada.
Además, el impacto paisajístico, revisado en otro apartado, tiene cada vez más influencia en la definición de la calidad de vida de una población.
8.-Afección al patrimonio
Una inadecuada ubicación de las instalaciones, o incluso una mala gestión en el transcurso de las obras de ejecución del proyecto, puede desencadenar graves afecciones sobre el patrimonio cultural, histórico y arqueológico de la zona.
No en vano, el patrimonio cultural e histórico puede verse alterado porla introducción de una actividad de características del todo novedosas en la zona, pudiendo constituir un elemento discordante si no se elige correctamente la ubicación de la central eólico-eléctrica.
La afección al patrimonio arquitectónico se ocasiona principalmente durante la fase de obras, con riesgo a que yacimientos de cierto valor sean deteriorados o destruidos.
II. FASE DE EXPLOTACIÓN
1.- Impacto paisajístico
En líneas generales, y sin tomar en consideración los obstáculos visuales, como orografía, vegetación, infraestructuras de carácter antrópico o factores climáticos, se puede aproximar que, adoptando como punto de origen el parque eólico, la delimitación del ámbito de afección visual queda recogida por un radio igual a 15 Km. A su vez, dentro de esta delimitación se pueden distinguir tres rangos de impacto visual: desde el parque hasta un radio de
5 Km la incidencia visual se estima como alta; la distancia de 10 Km se corresponde con una incidencia media; y, por último, el radio de 15 Km refleja una incidencia baja. Pero esta afirmación se convierte en una banal abstracción de la realidad si no es relativizada por los numerosos factores que confluyen en el paisaje.
Por principio, la percepción paisajística se estima como una variable subjetiva (lo que, desde el punto de vista estético, es molesto para unos puede ser agradable para otros), pero en el caso del impacto visual que provocan los aerogeneradores este concepto se acentúa aún más.
Sin embargo, un parque eólico, y en concreto sus aerogeneradores, siempre es altamente visible en el paisaje. De modo que, el tratamiento de este impacto, debe ser cuantificado objetivamente, según los siguientes aspectos:
Presencia
Éste es el factor más simple, pero el más importante: la ausencia de un aerogenerador implica la desaparición de su impacto visual. A nadie escapa que, cuanto más elevado sea el número de aerogeneradores integrantes del parque, mayor será el terreno ocupado por el mismo y mayor el área de influencia visual.
En términos de ocupación superficial, también se hace necesario analizar la densidad de los equipos eólicos. Ésta va a depender de la configuración diseñada para el parque, y de las exigencias técnicas del tipo de aerogenerador, ya que las turbulencias generadas por unos pueden interferir, según distancias, en otros.
A su vez, el factor de densidad de los aerogeneradores influye en otros aspectos de ocupación superficial, puesto que los caminos necesarios para su interconexión deberán prolongarse a medida que la separación entre aerogeneradores sea más dilatada.
En esta línea, se puede afirmar que la longitud de los viales de enlace de los equipos (turbinas, centros de control) entre sí y con los accesos hacia el exterior del parque, variará en función de la disposición de los equipos. No es unánime la preferencia de una u otra arquitectura de parque eólico, pero sí puede generalizarse que, para las dos disposiciones típicas, la lineal y en parrilla, la primera tiene una necesidad viaria inferior, puesto que cabría la posibilidad del aprovechamiento de la infraestructura viaria ya existente, un único camino vertebrador de todos los molinos del parque.
Ubicación
La orografía del terreno contiene varios factores relevantes para la valoración del impacto visual.
En primer lugar, el hecho de que las áreas montañosas presenten una mayor sensibilidad visual, ya que el grado de conservación natural suele ser mayor que en zonas llanas, puede ser matizado con la mayor dificultad de percepción de los aerogeneradores, debido al propio obstáculo de los distintos relieves, sobre todo, en áreas de gran extensión.
Otros aspectos interesantes para el análisis de la visibilidad de los aerogeneradores según su ubicación, además de la altitud del punto en que se posicione cada uno de ellos, son los de cota y orientación de las laderas circundantes, y proximidad a núcleos de población, a infraestructuras de transporte relevantes (como autovías), o a enclaves de interés patrimonial y paisajístico. Es evidente que la agudeza visual de un observador disminuye conforme aumenta la distancia; pero, por otro lado, también se hace obvio que la perspectiva se incrementa conforme nos alejamos del punto observado, esto es, el número de aerogeneradores teóricamente visibles aumenta con la distancia.
La climatología de la zona adquiere también cierta trascendencia en esta compleja realidad perceptual, principalmente en cuanto a condiciones atmosféricas de presencia de nieblas y grado de luminosidad. Igualmente, para precisar esta información habría que hacer referencia a otros obstáculos visuales, de orden natural (vegetación) y antrópico (edificaciones).
Arquitectura del parque eólico
El diseño de la arquitectura de un parque eólico hace referencia, no sólo a variables de eficiencia energética, donde encontramos exigencias de separación y alineación, sino también a criterios de estética paisajística. La distribución geométrica de los aerogeneradores puede ser acogida con mayor o menor agrado dependiendo del observador de que se trate, debiendo armonizar dos variables: clinometría del terreno en que se emplaza el parque y complejidad de disposición de las turbinas que lo integran.
La simplicidad de los patrones se acentúa habitualmente en áreas llanas, donde una disposición lineal de los aerogeneradores, generalmente coincidente con algún elemento del entorno (ej. la costa), hace que se perciban fácilmente como una distribución ordenada, aunque ésta no siempre resulte atractiva.
En paisajes con fuertes pendientes, rara vez es viable la utilización de un patrón simple, y suele ocurrir que el trazo de las turbinas sigue los contornos extremos del paisaje, disponiéndose a lo largo de las divisorias del terreno.
Objeto de análisis de impacto visual deben ser también los demás elementos del parque: edificaciones auxiliares (semejantes o no a las construcciones de la región, en cuanto a color y formas), la red eléctrica y los viales internos (cuyo impacto puede quedar atenuado mediante un trazado lo más paralelo posible con la alineación de los aerogeneradores).
Tamaño del aerogenerador
Es indiscutible que los efectos visuales de un aerogenerador se magnifican conforme sus dimensiones se ven amplificadas. De entre sus componentes interesan dos de sus elementos exteriores: la torre y el rotor. Las dimensiones de ambos, longitud y diámetro respectivamente, serán proporcionales entre sí y, a su vez, con la potencia que la turbina sea capaz de generar.
Un ser humano es capaz de medir mejor, a simple vista, una longitud que una superficie o área. Es decir, cuando un observador valora el tamaño de un aerogenerador comparativamente con otros, lo hace basándose en la longitud de sus elementos (palas y torre), y no con el área barrida por las palas. El incremento del tamaño de cada aerogenerador tiene también repercusiones, directamente proporcionales, en su superficie de cimentación.
Diseño del aerogenerador
La intrusión de cualquier elemento artificial en un entorno natural provoca una alteración paisajística. Pero la magnitud de la misma se presenta en relación inversa con el mimetismo de la estructura que se desee instalar.
En el caso de los aerogeneradores, los materiales que los componen son de vital importancia. Cuando hablamos de la torre se pueden distinguir dos tipos principales:
- Troncocónica de chapa de acero; la más común.
- y celosía de acero soldado; raramente empleada para los grandes aerogeneradores modernos, debido a su antiestética apariencia.
En cuanto al color, tanto de la torre como la góndola y el rotor, deben ser acordes con el paisaje circundante, si se pretende minimizar el impacto visual. El gris claro es la opción más escogida.
La desventaja de este camuflaje deriva en un mayor grado del impacto faunístico, al no poder ser reconocidos los aerogeneradores por la avifauna que sobrevuele la zona, tal y como se indica a continuación.
Un caso especial de cromatismo de los aerogeneradores, en colores e intensidad, es aquel que concierne a la necesidad de señalización de los aerogeneradores para ser avistados por aeronaves (deportivas, militares o de transporte). Así, la visualización debe ser palpable desde diferentes ángulos y distancias, así como bajo diferentes condiciones climatológicas y de luminosidad.
El balizamiento de los extremos de las palas (combinando intensidad) permite hacer visibles a los molinos en su punto más alto. Esto se consigue mediante la iluminación intermitente de las balizas, según el movimiento sitúe a una u otra pala en la posición de mayor altura.
El problema de un balizamiento tan claro como el expuesto es la repercusión paisajística del mismo, así como las posibles molestias generadas sobre las poblaciones vecinas. Por último, indicar que los rotores bipala provocan mayor impacto visual (y sonoro) que los tripala.
Velocidad de rotación
Otro efecto a tener en cuenta a la hora de valorar el impacto visual es el grado de dinamismo del elemento observado. Un aerogenerador moviendo sus palas de una forma más lenta puede ser calificado de menos agresivo.
La velocidad tangencia¡ de punta de pala tiene una limitación, lo que se traduce en un descenso de la velocidad angular de giro de las palas cuando la longitud de la pala aumenta. Es decir, los grandes aerogeneradores tienen una velocidad de rotación generalmente menor; y por tanto, el impacto visual correspondiente al dinamismo del elemento observado disminuye al aumentar el tamaño de la máquina.
2.- Efecto sombra
La sombra que proyectan las elevadas estructuras de una central eólico-eléctrica es motivo de afección para las poblaciones cercanas, ya que las palas del rotor cortan la luz solar de manera intermitente cuando éste se encuentra
en movimiento, generando un parpadeo molesto conocido como "shadow flicker°, o sombra titilante. Este impacto visual puede ocasionar ataques en personas epilépticas, aunque son poco probables.
Además, dicho efecto se ve atenuado manteniendo las tasas de rotación a un nivel menor a 50 r.p.m. en aerogeneradores de tres aspas. Y más allá de 1.000 metros de distancia desde el rotor del aerogenerador no habrá sombra, es decir, no parecerá que esté interceptando la luz sino que la turbina se verá como un objeto con el sol tras de sí, siendo innecesario considerar este impacto a tales distancias.
3.- Reflexión solar
El reflejo y los destellos que produce un aerogenerador se deben a la incidencia de la luz solar sobre las aspas del rotor. El color del rotor y la distancia del mismo a los asentamientos urbanos o a enclaves patrimoniales son las variables más importantes en la consideración de este impacto. Su minimización pasará por seleccionar pinturas antirreflejos para los equipos eólicos y distancias superiores a 10 veces el diámetro del rotor de los mismos.
4.- Ruido
El ruido se define como un sonido audible no deseado, capaz de afectar al oído humano y a su sistema nervioso. Durante el funcionamiento del parque eólico las acciones desencadenantes de impacto sonoro son la circulación de vehículos para mantenimiento de las instalaciones y el propio funcionamiento de los aerogeneradores. La magnitud del primero es irrelevante en comparación con los efectos sonoros de la actividad de las turbinas eólicas, que van a ser el objeto de esta caracterización.
El sonido producido por las turbinas de viento tiene un origen aerodinámico, producido por el flujo del viento sobre las aspas, y otro mecánico, debido a los motores y ventiladores de refrigeración.
Las fuentes de ruido mecánico son el multiplicador, los ejes de la transmisión y el generador de la turbina eólica. Las mejoras en la ingeniería de estos componentes han atenuado el nivel sonoro mecánico de las centrales eólicas, pero no hay que olvidar que éste persiste incluso cuando la turbina no está en movimiento.
Especial atención ha de prestarse al diseño de las estructuras de la góndola y la torre, receptoras de las vibraciones de las palas. Dicho diseño debe ir encaminado a evitar vibraciones síncronas de los componentes, que se traducen en amplificaciones del ruido. A modo de ejemplo, el diseño del chasis de la góndola de un aerogenerador suele incluir hendiduras amortiguadoras de esta vibración.
El choque del viento con la superficie lisa de las palas del rotor resulta un ruido aerodinámico que, a menudo, es llamado ruido blanco. La mayor parte de éste se origina en el borde de salida de las palas (se mueven mucho más rápidamente que la base), por lo que es de vital importancia el tamaño y diseño del perfil de las mismas, con su correspondiente velocidad de giro.
Los niveles típicos de ruido, considerado como el máximo emitido por un aerogenerador, foco puntual en el terreno, son constatados, en la siguiente tabla, según los valores típicos de potencia y velocidad de giro:
El nivel de ruido disminuye de forma exponencial con la distancia a la fuente sonora. Así, puede generalizarse que, a una distancia de 200 metros de un aerogenerador, el nivel de sonido será un cuarto del que es a 100 metros. Por ello, a distancias superiores a 300 metros, el nivel de ruido teórico máximo de los aerogeneradores de alta calidad estará generalmente por debajo de los 45 dB(A) al aire libre.
No obstante, éstas son sólo predicciones genéricas que deben ser matizadas en cada caso, haciendo hincapié en las direcciones predominantes de los vientos, que son los transmisores del fenómeno en cuestión.
La velocidad del viento es otro parámetro relevante. En términos generales, se puede decir que el sonido aerodinámico de las turbinas se incrementa en 1 dB a medida que se incrementa la velocidad del viento en 1 m/s.
5.-Afección a la salud ambiental y calidad de vida
Los campos electromagnéticos asociados a un parque eólico de generación de electricidad tienen potenciales efectos sobre las poblaciones más próximas. Sus impactos
b) Por otro, las aspas rotantes de los aerogeneradores pueden crear oscilaciones en señales electromagnéticas utilizadas para comunicaciones. En efecto, las turbinas crean una zona oscura para las transmisiones detectadas a un radio máximo de 10 kilómetros de distancia desde las turbinas, si éstas se instalan entre un transmisor de TV, o conviven con antenas. Los usuarios de estas áreas recibirán interferencias televisivas con pérdidas de detalles, de color, de sonido o, incluso, con aparición de ruidos. Igualmente pueden ocasionar problemas con las comunicaciones por microondas, debiendo ser evitadas mediante un correcto emplazamiento de los aerogeneradores.
6.- Riesgo de desprendimientos
La probabilidad de accidente por desprendimiento de piezas de los aerogeneradores es bastante escasa, casi despreciable. Sin embargo, no hay que olvidar que cada una de las aspas de un rotor pesa más de una tonelada y media, y se mueve a una velocidad que provocaría, en caso de rotura de la misma, su lanzamiento a cientos de metros. Las principales situaciones que deben ser controladas son:
- Presencia de vientos mayores a la velocidad de salida
- Velocidad de rotación superior al máximo aceptable
- Exceso de vibraciones
Actualmente existen medios tecnológicos que fuerzan al paro inmediato del aerogenerador en caso de producirse cualquiera de las circunstancias mencionadas.
7.- Riesgo de caída de rayos
Los aerogeneradores se colocan generalmente en puntos elevados y, como deben ser más altos que los obstáculos que los rodean, suelen constituir los puntos de descarga de electricidad estática durante las tormentas.
Por propia constitución, y gracias a la estructura metálica conectada a tierra que lo recubre, el aerogenerador está protegido contra descargas eléctricas. No obstante, un fallo en la instalación podría ser causa de incendio, cuya extinción puede verse dificultada por las propias instalaciones del parque.
8.- Riesgo de incendio
El riesgo de incendio se ve acentuado por la existencia de los aerogeneradores (y su mencionada atracción de los rayos) y de líneas eléctricas, en donde un fallo por cortocircuito puede constituir el inicio del fuego.
9.- Riesgo de derrames
El aceite lubricante necesario para el mantenimiento de los aerogeneradores puede ser vertidos accidentalmente al suelo, con la potencial contaminación del mismo, y de las aguas superficiales y subterráneas presentes.
10.- Impacto atmosférico
El efecto positivo que supone para la atmósfera la generación de electricidad mediante energía eólica queda reflejado en los nulos niveles de emisiones de dióxido de carbono (C02) durante el funcionamiento de los aerogeneradores. El C02 es un contaminante para el que actualmente no se han desarrollado tecnologías que reduzcan sus niveles de manera suficientemente eficiente, y casi un 75% de sus emisiones en Europa provienen de las fuentes de generación eléctrica. Se puede aproximar que, por cada 10% de electricidad producida mediante fuentes eólicas estaremos evitando un 3% de emisiones de C02.
No hay que olvidar que las actividades de fabricación, instalación, mantenimiento y desmantelamiento de un aerogenerador, suponen un consumo de energía, que muy probablemente no tenga origen eólico y, por tanto, haya supuesto emisiones de CO2 a la atmósfera. Pero, según estudios publicados por Ia Asociación Danesa de la Industria Eólica, y bajo condiciones de viento normales, a una turbina le cuesta entre dos y tres meses recuperar toda la energía implicada. Es lo que se denomina período de restitución de los aerogeneradores, aunque no se incluyen en el estudio los demás componentes del parque eólico (cimentaciones, caminos, etc.).
Entre los impactos atmosféricos se puede estimar una leve, casi despreciable en términos de magnitud, alteración en el microclima de la zona, al cambiar el sentido y fuerza de las corrientes de los vientos, por encontrarse éstos con el obstáculo de los aerogeneradores.
11.- Impacto sobre la fauna
Según evidencia la experiencia operativa de una gran cantidad de parques eólicos, las aves constituyen la fauna que más intensamente se ve afectada, tanto por la existencia y funcionamiento de los aerogeneradores como por los tendidos eléctricos anejos, ya que los mamíferos, reptiles y roedores pueden compartir el hábitat, sin grandes problemas aparentes, con los molinos.
Los aerogeneradores afectan al hábitat y costumbres de las aves, provocando su mayor impacto por mortalidad de las mismas al chocar contra los rotores y las estructuras de las turbinas. En principio, todas las aves son susceptibles de colisión, pero se espera una mayor probabilidad para las aves más abundantes, las planeadoras (como águilas o buitres, en las que ha quedado especialmente comprobado), puesto que utilizan el mismo recurso que el aerogenerador, es decir, el viento. Igualmente, las aves migratorias encuentran un riesgo elevado cuando vuelan a baja altura con el viento en contra, como han reflejado los estudios de la Sociedad Española de Ornitología en los parques eólicos de Tarifa (Cádiz). Otro factor que puede influir en las posibilidades de colisión para las aves es la posibilidad de que se posen en las estructuras eólicas para descansar o nidificar.
En 1995, Dinamarca señaló haber encontrado evidencias de que, una vez concluida la construcción y puesta en marcha de una central, las aves locales se "familiarizan" con los aerogeneradoresytienden a evitarlos. Incluso se ha afirmado que las aves migratorias desvían su trayectoria cuando un parque eólico se encuentra en la dirección de su vuelo. Pero estos casos se traducen realmente en modificaciones en el comportamiento de las mismas, originadas por situaciones de estrés y desorientación.
La electrocución de la avifauna con las líneas eléctricas de transporte de la energía producida no es nada desdeñable. La colisión tiene lugar porque las aves en vuelo no ven los cables, no los detectan a tiempo, o bien no los identifican como obstáculos insalvables, y suele ser más frecuente entre las aves de elevado peso corporal pero escasa envergadura alar, tales como las anátidas, determinadas especies terrestres (avutardas, sisones, alcaravanes, etc.), algunas zancudas (cigüeñas, grullas, flamencos,...) y buitres. La señalización de las líneas a través de marcadores de los cables, como las espirales salvapájaros, parecen mostrar efectividad. Otra medida disuasoria de su electrocución puede ser el uso de apoyos de hormigón, de menor conductividad que el metal. Obviamente, este impacto se eliminaría con el enterramiento de la línea, pero no siempre es lo más viable.
A todo ésto hay que sumar otro posible riesgo de muerte de avifauna, consecuencia indirecta de la realización del proyecto eólico-eléctrico. Se relaciona con los caminos de acceso al parque. Se ha observado que con ellos aumenta la cantidad de cazadores furtivos, quienes encuentran más facilidades de entrada a la zona (haciendo uso de sus vehículos).
Para estimar la magnitud de los efectos que pueden desencadenarse en un emplazamiento concreto, deberán estudiarse criterios como:
- grado de protección de las especies afectadas;
Otro caso de posible muerte por colisión es el de este águila culebrera (Circaetus gallicus) encontrada en el parque eólico de la Comarca de Campo de Borja (Zaragoza). Fuente: www.barracuda.sekano.org
- fracción de la población de una especie sobre la que puedan tener lugar esos efectos;
- pasos migratorios/rutas de vuelo;
- territorio de campeo de rapaces;
- condiciones meteorológicas (niebla o precipitaciones) que puedan mermar la visibilidad de las aves;
- el comportamiento gregario y la formación de grandes concentraciones de ejemplares, ya sea con fines reproductivos, en lugares de alimentación o durante los movimientos migratorios, aumenta el riesgo de accidentes por colisión;
- tamaño de las aspas del aerogenerador;
- color de las estructuras externas del aerogenerador (en este caso, al contrario que ocurría en la evaluación del impacto paisajístico, interesan colores fácilmente identificables, alejándose del camuflaje que antes se buscaba);
- proximidad de zonas de carroña, que son focos de atracción;
- diseño de la superficie de la góndola, cuyas aristas incitan a que las aves se posen, con los relatados daños en el momento de arranque de la turbina.