Apuntes de Historia del Valle de Lecrín (IV)

Atrás Principal

Los inviernos de posguerra en El Padul

Poco o nada evolucionó tras la guerra civil El Padul. El pueblo vivía de la agricultura y a merced de las inclemencias del tiempo y cuando no había trabajo, se mataba el tiempo en los bares jugando al julepe y a la escoba, un juego traído de América, según cuenta José Villena en su libro El Padul, Crónicas de Medio Siglo.

El reloj de la torre, comprado por 8.000 pesetas en 1904, marcó la vida de los paduleños desde entonces. (Foto del libro Padul, Crónica de Medio siglo).

Cuando está a punto de iniciarse la segunda mitad del siglo XX la evolución en el Padul, al igual que en el resto de los pueblos del entorno, ha sido prácticamente nula. La vida de las personas transcurre dentro de la mayor sencillez, sin grandes aspiraciones ni inquietudes. El trabajo del campo constituye el eje sobre el que gira todo y a hasta el aspecto físico del pueblo sigue respondiendo a las características de un núcleo de población rural.

Las calles, muchas de ellas con árboles bajo cuya sombra toman el fresco los vecinos en los días calurosos de verano, continúan siendo de tierra y la mayoría de ellas presentan en el centro una especie de pequeños barrancos, en algunos casos muy pronunciados, excavados por las aguas de lluvia que, en ocasiones, hacen muy difícil caminar por ellas puesto que se convierten en auténticos lodazales. La acequia, descubierta en casi todo su recorrido, atraviesa el pueblo de este a oeste.

Los temporales de agua son muy frecuentes aunque, como es propio del clima de esta zona, se alternan con periodos de acusada sequía. Normalmente comienzan a finales de septiembre lo que ocasiona que , con relativa frecuencia, la feria, tan deseada y tan intensamente vivida, esté pasada por agua, circunstancia que los paduleños reciben, incluso, con alegría ya que esto supone que las tierras tengan 'jugo" para iniciar las ya inminentes labores de sementera.

Además del agua, la nieve es, también, compañera inseparable de los inviernos paduleños y con relativa frecuencia el pueblo se ve cubierto con su manto blanco.

Los largos temporales, acompañados de intensos fríos, que se abaten sobre el pueblo paralizan la actividad en la agricultura con lo que aumenta el paro entre los obreros que encuentran serias dificultades para superar la situación.

Una ocupación de los hombres del campo, en estos días en los que las inclemencias del tiempo les obligan a permanecer inactivos, consiste en majar esparto y confeccionar ramales, "sogas" y lazos, tan necesarios en la agricultura. Es típica la imagen de muchos de ellos, sentados a la lumbre o tomando el sol en alguna recacha, con el manojo de esparto bajo el brazo mientras que del otro cuelga, en vueltas concéntricas, la cuerda que están elaborando.

A veces, para "matar el tiempo", se reúnen en alguna casa y juegan al julepe, un juego que, junto con la escoba, es muy popular en el pueblo. Las apuestas no suben de una "perrilla" o, como mucho, de una "perra gorda".

En los dos únicos cafés existentes se juega a la escoba, que en la actualidad goza de mucha aceptación, en partidas de a cuatro y los dos que pierden pagan el café de todos. Una pareja muy conocida es la formada por Julio Martín y Rafael el de la Calera que, según se dice, ha sido el introductor de este juego que conoció en América en donde fue emigrante durante un tiempo. Sea cierto o no, eso es lo que se comenta en el pueblo.

José Villena

El alumbrado eléctrico y el reloj de la torre

José Villena

Según testimonios que hemos podido recoger entre los vecinos más viejos del pueblo, el reloj de la torre se instaló en el año 1904 siendo alcalde José Martín Molina, "Joseíco Hachero". Costó 8.000 pesetas, cantidad casi prohibitiva para la época, y se pagó en cuatro plazos. El contrato de compra fue firmado, junto con el alcalde, por los concejales Salvador Molina Rejón y Juan Molina Durán. Todos los firmantes se comprometieron con sus bienes a hacer frente a su pago en el caso de que el Ayuntamiento no lo hiciera. Sus campanadas, potentes y sonoras, han dirigido desde entonces las horas de trabajo y la vida, en general, de los paduleños.

Como dato anecdótico, señalaremos que la falta de luz ha hecho que muchos aficionados al fútbol, deporte ya muy popular en el pueblo, se hayan tenido que desplazar a Dúrcal, que no sufre restricciones, para escuchar por la radio los partidos que está jugando España en este Campeonato del Mundo de Brasil

1950. Algunos, en lugar de ir al pueblo vecino, se han acercado hasta el Aguadero, al domicilio de Tomás del del Plantel, en donde han tenido ocasión de oir el momento en el que Zarra ha metido el gol a Inglaterra, que ha supuesto la primera victoria de España frente a los inventores del fútbol.

A este respecto tenemos que decir que los escasos aparatos de radio existentes, que no llegan a la decena, tienen que pagar un impuesto, que se abona junto con la contribución, y que asciende a cuarenta pesetas anuales.


Dúrcal es romano

Un equipo de arqueólogos de la Junta de Andalucía tiene previsto iniciar este mismo mes de febrero las excavaciones de lo que puede ser uno de los principales yacimientos arqueológicos romanos de Andalucía, si se cumplen las expectativas. Según las primeras catas realizadas por técnicos del gobierno andaluz, en el paraje de Las fuentes hay enterrados un importante alfar romano del Siglo I, que podría aportar importantes datos sobre la etapa romana de Andalucía. Junto al alfar hay también una villa romana cuya extensión y características todavía se desconocen con detalle hasta que avancen las excavaciones.


Hayan en Dúrcal uno de los yacimientos romanos más importantes de Andalucía

Los arqueólogos documentan en el paraje de Las Fuentes un alfar y una villa romanos que datan de los siglos 1 al 111 de nuestra Era

Aspecto del paraje de Las Fuentes, donde ha sido descubierto el alfar y la villa romanos del Siglo l.

Roberto Benítez / Granada

En los primeros días de febrero está previsto que empiecen las excavaciones de lo que puede ser uno de los yacimientos romanos más importantes de Andalucía, localizado en el paraje de Las Fuentes, de Dúrcal. En este lugar ha sido localizado un alfar (horno de cerámica y vasijas de barro) y una villa romanos que los arqueólogos sitúan entre los siglos I y III de nuestra Era.

La importancia del Alfar radica en que apenas existen altares romanos de esa época de importancia en Andalucía, por lo que su excavación, según los expertos, puede aportar importante información sobre esa etapa de la Historia. De confirmarse los primeros datos, el de Dúrcal sería el tercero en importancia, tras los de la Cartuja en Granada y el de Andújar. En cuanto a la villa romana, supone el "eslabón perdido" en la cadena de asentamientos romanos entre la Costa y el resto de la provincia de Granada, ya que se da la circunstancia de que en el Valle de Lecrín apenas existen asentamientos romanos documentados (las termas romanas de Talará es el más importante), en contraste con los muchos hallados en al Costa y en la Vega de Granada y el Resto de la provincia.

Técnicos de la Universidad consultados por este periódico han calificado el hallazgo como "grande e importante, a escala de Andalucía", y aventuraron que puede ser en un futuro, cuando se terminen las excavaciones, un atractivo turístico, en caso de confirmarse la importancia que parece tener.

En la primera quincena de febrero está previsto que comiencen las obras para realizar una primera evaluación, que durarán dos meses, tras un acuerdo suscrito entre el Ayuntamiento y la Junta de Andalucía.

El extraño caso de las licencias urbanísticas sobre el yacimiento

Roberto Benítez! Granada

La explotación definitiva del yacimiento romano de Las Fuentes, pendiente ahora sólo de la autorización definitiva por parte de la dirección general de Bienes Culturales, no ha estado exenta de dificultades.

Fue un vecino de Dúrcal quien alertó a la Junta de Andalucía a principio de 2002 sobre la aparición de restos arqueológicos en unos movimientos de tierras que se estaban haciendo para una edificación. La primera impresión de los técnicos fue que se trataba de un yacimiento de importancia, y así lo comunicaron al Ayuntamiento, para que lo contemplara en las normas subsidiarias, que estaban en proceso de elaboración. El Ayuntamiento se mostró desde un primer momento dispuesto a colaborar, e incluso llegó a proponer que Junta de Andalucía y municipio conjuntamente (aportando una los técnicos y otro los peones) hicieran una primera cata para evaluar la importancia del hallazgo.

Pero mientras se solventaban todos los aspectos legales, el Ayuntamiento, "por un malentendido", concede a unos vecinos de Dúrcal la licencia para edificar sobre el lugar cuatro viviendas unifamiliares. Enterada de ello la Junta de Andalucía ordenó paralizar las obras la pasada Navidad. Para entonces la zona se había ya urbanizado y las obras habían cortado varios muros y estructuras del yacimiento. Retomado el "entendimiento" el ayuntamiento ha reiterado su buena disposición, y las excavaciones van a comenzar de inmediato.


Los principios de la Historia Moderna de nuestro Valle (I)

Mariano J. Martínez Grimán

Caminan, caminaron
caminarán los pobres:
pobres cabras y pobres
acémilas tristísimas
pobres serones llenos
de mísera esperanza.
Caminan, caminaron
caminarán los hombres
detrás de las esquilas
donde se escuda el tiempo;
albarcas irredentas
desamoradas manos,
opacos ojos que abreva ya el olvido;

Pablo Jiménez (ALDEA HURDANA)

Para comprender el Valle de Lecrín, su paisaje, su geografía y su sociología moderna, debemos tener presentes tres épocas. El problema del conflicto cristiano-morisco no se comprende sin tener en cuenta estos tres hechos:

Desde este modesto periódico, nuestro Valle de Lecrín, vamos a analizar, sin politizar a ningún bando, los hechos históricos.

Primero, la personalidad controvertida de Fray Francisco de Cisneros, con su llegada a Granada en noviembre de 1499 pondrá fin a la anterior sociología que se podría definir bajo el término de "convivencia pacífica" (Para más detalles se puede leer El Mozárabe, de Jesús Sánchez Adalid, Ed. Planeta Agostini, Barcelona, 2003). Fray Francisco de Cisneros quiso imponer por la fuerza y por encima de razones espirituales la conversión "en masa" de mudéjares. Esa labor de catequesis con métodos de premio-castigo conduce a un choque fuerte. Las anteriores formas empleadas por Fray Hernando de Talavera, muy apreciado

"Mil hectáreas del patrimonio real, en manos moriscas, cambiaron de propietario. Los beneficiarios fueron los miembros de la burocracia granadina y los conventos de la ciudad"

por la Comunidad Mudéjar, eran muy distintas: "si es obra de Dios permanecerá, si es obra de los hombres llegará a su término y se acabará".

A la Comunidad Mudéjar no le quedaban más que dos alternativas: convertirse al mal llamado cristianismo o padecer presiones y torturas (Vean el museo de la Inquisición), o como dice Númez Muley: "La conversión de los naturales deste reyno fue por fueça y contra lo capitulado por los Reyes Católicos..."

Esta conversión forzada y el incumplimiento de las Capitulaciones en el último término, deberá ser el motivo de pequeños alzamientos que suceden por doquier. Así:

Por otra parte, la entrada en el Reino de más y más católicos de los que se llamaban "viejos", tras la guerra de la Reconquista, hacía mucho más difícil la convivencia. Más cristianos nuevos chocaban con los intereses de éstos en su afán de corregir privilegios y tierras. Podemos hacer una estadística.

Las relaciones atraviesan un período muy difícil, sobre todo en 1560-68.

El conflicto hispano-turco en el Mediterráneo está en máxima tensión, hace pensar en la colaboración turco-morisca; por su afinidades étnicas y religiosas. Un gran equívoco.

Hay que destacar, en el terreno económico, la llamada Operación de Santiago y las trabas que se imponen a la industria sedera.

La Operación Santiago

Con este nombre se conoce una vasta operación por la cual el doctor Santiago Cidor, de la Chancillería de Valladolid, procedió en 1568 a la revisión de los límites de las fincas de los campesinos y a la reclamación de las escrituras de propiedad de la época Nazarí en todo el Reino de Granada. Dado que la gran mayoría de los campesinos, moriscos sobre todo, carecían de las mismas y por otra parte, eran incapaces de poder pagar la multa que se imponía, se procedió a la incautación y confiscación de sus bienes (Se puede leer: Historia de los Moriscos. Vida y estrategia de una minoría. Revista de Occidente, Madrid, Pág.. 31). Como resultado global de esta operación unas 1000 hectáreas que pertenecían al Patrimonio Real cambiaron, de propietario. Los beneficiarios de esta operación fueron los miembros de la burocracia granadina y los conventos de la ciudad.


Los principios de la Historia Moderna de nuestro Valle (y II)

Mariano J. Martínez Grimán

No voy a detallar ni la importancia y el significado de la muy famosa industria de la seda que poseía Granada. La industria atraviesa un balance negativo, entre 1555 y 1560. La calidad era superior a toda la de Europa, incluso a la murciana y estaba reconocida mundialmente, pero resultaba muy gravosa por los fuertes impuestos que recaían sobre ella. Sin darse cuenta y poco a poco se introdujo la seda murciana que tenía menos impuestos, y resultaba por tanto menos gravosa.

La década 1552-1561 será la más grave para la industria de la seda. Repasemos las fuentes medidas de los "cristianos":

En primer lugar, se prohíbe la exportación de la seda granadina. El resultado se puede ver claramente: un rápido empobrecimiento tanto del Valle de Lecrín como de los pobladores de Las Albuxarras, donde el árbol moral (Morus Alba) es un monocultivo.

Pero lo más grave de todo

"Los gravosos impuestos que recaían sobre la seda granadina provocaron que poco a poco se fuera introduciendo la seda murciana"

es que los tejedores del Albayzín se verán imposibilitados para poder trabajar y vender sus productos al exterior (en tiempos de los árabes, la Ruta de la Seda llegaba hasta Arabia). Los tejedores de la Colina del Albayzín se verán imposibilitados para vender

" El resultado de prohibir la exportación de la seda granadina fue un rápido empobrecimiento del Valle de Lecrín y de la Alpujarra, donde el árbol moral era monocultivo"

sus productos en el exterior. Por último, los impuestos o cargas fiscales recaen principalmente sobre los moriscos. Si consultamos las fuentes observaremos que el más importante es el de la "Farda o de Servicios", que se dividía en cuatro elementos: tres pagados por los moriscos, que comprendía un servicio ordinario anual de 210.000 ducados y uno extraordinario de 5.000. Una tasa de 10.000, cuyo fin era el pago de los trabajos del Palacio de Carlos V (una plaza de toros castellana).

El último de los cuatro, llamado vulgarmente "Farda Menor" o también "Farda de¡ Mar", era pagado por las dos comunidades, y estaba destinado a "mantener el personal de guardia de la Costa".

Debemos añadir también la fuerte presión jurídica y religiosa a la Comunidad Morisca, por ejemplo, la prohibición de armas y la Inquisición.

Ya en 1567-68, los servicios de la Administración Real se preparaban para el Decreto de la expulsión. El punto de ruptura tiene lugar la noche del 24 de diciembre de 1568 con el Alzamiento de los Moriscos del Albayzín, y con ellos la de todo el Reino de Granada.

Los dos años de duración de la revuelta dejarán una huella profunda, especialmente en la agricultura: las táctica des

"La sublevación dejó una huella profunda, especialmente en la agricultura; devastaciones continuas, campos incendiados... muchos moriscos fueron trasladados al interior de la Península"

tructiva, devastaciones continuas, los campos incendiados, destrucción de casas y molinos, robos de ganados, etc... pueden dar una idea de la época.

Terminada la guerra de 1570 con el triunfo de los ejércitos "católicos" de Felipe ti, se impondrá la expulsión de los Moriscos con la consiguiente confiscación de sus bienes y su traslado al interior de la Península, denominándose "marcha al Norte y al Oeste". La Real Orden del 24 de febrero de 1571 confisca todos los bienes, incluso a los moriscos que no participaron en la Rebelión. A los llamados "Moriscos de la Paz" se les expulsa por "no atender sus haciendas".


HISTORIA DE LA BANDA DE DÚRCAL (I)

Antes de comenzar a relatar la cadena de acontecimientos de nuestra Banda de Música, desde su fundación hasta hoy, queremos informar de cómo hemos llevado a cabo la tarea de investigación para poder ofrecer esta historia. En primer lugar hemos tenido en cuenta documentos gráficos: fotografías, cartas, programas de fiestas, partituras fechadas y firmadas, etc. En segundo lugar hemos entrevistado a los durqueños que eran músicos antes de la reorganización que tuvo lugar en 1980 y por último. hemos entrevistado a los familiares de algunos que ya han fallecido y que trabajaron a favor de la Banda de Dúrcal. De este modo, podemos presentar la historia desde un punto de vista bastante general y contrastado.

Queremos felicitar a las siguientes personas que han hecho posible este relato: al alcalde de nuestro pueblo, Manuel Magias Morales, por haberse interesado por la Banda y proponernos esta difícil y gratificante misión; a los músicos que nos han abierto las puertas de sus casas y nos han atendido con magnífica cortesía relatándonos su historia y con los que hemos pasado momentos muy agradables; y a los familiares de los músicos difuntos que igualmente nos han atendido ofreciéndonos toda la ayuda posible para hacer realidad esta historia: Purificación Melguizo Magias (nieta de nuestro fundador); José Conejero Puerta (biznieto del fundador e hijo del clarinete José Conejero Fernández); Rosario Fernández López (hija de Francisco Fernández); Francisco Mena Fernández (nieto de Francisco Fernández); José Manuel e Ignacio Gutiérrez López (hijos de José Gutiérrez López); Plácido López Moreno (director de la Banda de Dúrcal de 1962 a 1967). También queremos pedir disculpas de antemano a cualquier músico que hubiera deseado ser entrevistado y del que no hayamos tenido constancia en nuestra investigación.

Por último, manifestar que esta historia no está cerrada ni es definitiva, ya que pueden aparecer nuevos documentos o nuevos testimonios que se nos hayan pasado por alto, por lo que cualquier persona que la lea y tenga algo diferente que contarnos, puede dirigirse a nuestra banda, donde será bien recibida.

Como sabemos, una banda de música es un conjunto de instrumentos de viento y percusión, que puede ser civil (creada para el entretenimiento del pueblo) o militar, con funciones estrictamente marciales.

Los diferentes modelos de instrumentos de viento, tanto en madera como en metal, ya eran usados en la antigüedad por guerreros y sacerdotes que los utilizaban como amplificadores de la voz humana; también en festejos de los campesinos con motivo de al siembra, la recolección... Y éstas fueron sus funciones hasta mediados del siglo XVII. Es ya, durante el siglo XVIII, cuando se empiezan a incluir en los conjuntos de cuerda. De este modo dejan de utilizarse únicamente como instrumentos militares o religiosos y empieza a dársele la categoría de instrumentos musicales formales.

Las bandas de música creadas para entretenimiento del pueblo, nacen en España en la segunda mitad del siglo XIX y la mayoría aparecen como actuaciones extra de las bandas militares que eran las existentes. En esta segunda mitad del siglo XIX se incorporan a las bandas el saxofón y el clarinete sistema "Bohem", instrumentos que se añaden a los ya existentes en el terreno castrense.

Investigación y texto: Antonio José Melguizo Conejero (oboe) y Modesto Haro García (clarinete).

Juan Antonio de Todos los Santos, fundador. Periodo 1880-1913

Juan Antonio de Todos los Santos.

En nuestro caso, la Banda de Música de Dúrcal aparece también a raíz de un hecho relacionado con lo militar. A nuestro paisano don Juan Megías Terrón, nacido en Dúrcal el 1 de noviembre de 1956 y sacristán de nuestro pueblo, le toca hacer el servicio militar en el País Vasco, concretamente en Hernani, allá por el año 1876. Allí es destinado a la banda, donde se propone estudiar música. En los 3 o 4 años que duró su servicio decidió aprovechar el tiempo aprendiendo a tocar diversos instrumentos como piano, bombardino, trompeta y clarinete, pensando que podría sacar provecho.

Y así fue. Cuando se licenció , volvió a Dúrcal con el pen

"Juan Megías hizo el servicio militar en Hernani, en 1876. Allí aprendió música y a su vuelta al pueblo fundó la Banda de Música"

samiento de montar una banda de música, motivado por el amor que sentía hacia este arte e intuyendo que le serviría como medio para ganarse la vida, ya que por aquí era una profesión nueva.

Se puso manos a la obra y empezó a enseñar música a la gente más cercana: sus familiares y amigos. A sus primos les enseñó a tocar los platillos (de ahí el apodo "Los Platilleros") y a sus sobrinos "Los Coloraos" les enseñó a tocar la trompeta. El caso es que montó una

"Su carta de presentación en Dalias era el segundo premio en las fiestas de coronación de Zorrilla como poeta nacional"

Banda de Música para entretenimiento de Dúrcal y los alrededores, que era la delicia de la comarca: conciertos en las fiestas, las procesiones de nuestro San Blas con música y, además, verbenas para bailar.

Su espíritu musical no sólo quedó ahí, a su hijo Ramiro le enseñó a tocar el bombo y a todas sus hijas, Carmen, Isabel, Purificación, María Josefa y Ana les enseñó a cantar misas (de Ana se cuenta incluso que tenía una voz prodigiosa). Además, enseñó a Carmen y a Ramiro a tocar el órgano, utilizando primero el de tubos que había en el coro de la Iglesia y luego, el que se compró de pedales. De modo que Juan "El Sacristán" era músico y director, sus hijos tocaban el órgano y cantaban en las misas de las fiestas de los pueblos del Valle y, más adelante, cuando vinieron los nietos (hijos de Ramiro) también siguieron la tradición: José aprendió a tocar la caja y Ramiro el Saxofón... En definitiva, toda una saga de músicos.

Según nos cuenta su nieta, Don Juan Antonio de Todos los Santos (que era su nombre completo) fue hijo único de una familia "con posibles", motivo por el que todos sus descendientes sabían leer y escribir y podían aprender música y comprar instrumentos. Era una familia dedicada a la iglesia, laboral y musicalmente.

Se cuenta de Juan que tenía una voz de ángel y que componía coplillas y villancicos que luego cantaba acompañado de sus hijos en la Misa del Gallo en Noche Buena. Paradójicamente, murió de una afección en la garganta cuando contaba con 56 años, como lo demuestra el acta de defunción del Registro Civil.

El primer documento escrito que se conserva, en el que se manifiesta la existencia de la Banda de Dúrcal, pertenece a este período: es un programa de fiestas del Santo Cristo de la

"Se fundó en 1880; la de Valencia en 1903, la de Madrid en 1909 y la de Granada en 1917"

Luz en Dalías (Almería), fechado el día 1 de septiembre de 1889. En él aparece la Banda de Música de Dúrcal que actúa tanto en dianas, como en conciertos y verbenas de baile. Y como carta de presentación, nuestra banda llevaba haber ganado el segundo premio en las Fiestas de la Coronación del poeta vallisoletano "Zorrillo" como Poeta Nacional.

Cien años después, en 1989, nuestra Banda volvió a Dalías, invitada por su Ayuntamiento, para tocar en las fiestas, rememorando aquellas primeras. Fue algo hermoso.

Sabemos, por los testimonios de nietos y biznietos que Juan fundó la Banda al venir de la mili, en el año 1880. Por lo que cabe resaltar que nuestra Banda de Música tiene ya 123 años de existencia. Podemos presumir pues, de ser una de las bandas de música más antiguas de España: por ejemplo, y para hacernos una idea, bandas de renombre como la Banda Municipal de Valencia se fundó en 1903, la de Madrid en 1909 y la de Granada en 1917.

DATOS BIOGRÁFICOS

  • Nombre: Juan Antonio de Todos los Santos Megías Terrón.
  • Nacimiento: en Dúrcal, el día 1 de noviembre de 1856 (de ahí su nombre). Defunción: en Dúrcal, el día 27 de marzo de 1913 (con sólo 56 años).
  • Padres: Juan Megías y Ana Terrón.
  • Abuelos paternos: Juan Megías y Ana Vílchez. Abuelos maternos: Antonio Terrón y Ana Castillo. Esposa: Purificación Petra Melguizo Morales.

Una de las pocas imágenes que se conservan de la banda en esa época. Entre los músicos se puede observar a don Valentín Ruiz.

La reorganización. Don José Ruiz, periodo 1928-1934

Sobre estas líneas, Don José Ruiz. A la derecha, la banda junto al quiosco de la Plaza

Investigación y texto: Antonio José Melguizo Conejero y Modesto Haro García

Retomando el orden cronológico de nuestra historia, después de la muerte de Don Juan Megías en el año 1913, nadie se hizo cargo de la Banda durante unos años. De hecho, el siguiente documento que tenemos, es una fotografía aparecida en el periódico, donde se ve a nuestra banda con un director de música y, al pie de la foto, la siguiente leyenda: °Dúrcal (Granada).- La notable Banda de Música de Dúrcal, reorganizada por el competente profesor Don José Ruiz, que ha dado brillantes conciertos durante las fiestas del pueblo; y en otros limítrofes, obteniendo merecidos éxitos".

La leyenda utiliza el verbo "reorganizar', lo que significa que hubo un paréntesis de inactividad musical hasta que llegó Don José Ruiz y la puso de nuevo en activo haciéndose cargo de la dirección. No se sabe muy bien en que año ocurrió esto, pero tenemos el testimonio de nuestro amigo y músico Don Miguel Morales Ruiz, tuba de la Banda Municipal de Granada hasta su jubilación y maestro de música de varias decenas de durqueños.

Miguel es alhendinense y casado en Dúrcal. Nació en el año 1919 y recuerda que cuando tenía siete años, Don José Ruiz fue su maestro: "Don José Ruiz era maestro de escuela en Alhendín por la mañana, por la tarde era maestro de música y por la noche dirigía la banda. También recuerdo que poco después, sobre 1928, dejó la Banda de Alhendín y se fue a dirigir la de Dúrcal".

Don José Ruiz se casó dos veces pero no dejó descendencia y, aunque el Ayuntamiento de Alhendín ha colaborado en la búsqueda de más información sobre este maestro, no ha encontrado familiares vivos en su municipio.


Dúrcal en la Prehistoria: el Neolítico

Antonio Serrano

Baja el río de la montaña entre breñas angostas y escarpadas, casi impenetrables.
En lo que se conoce como Poza de Pipa, las estribaciones rocosas de la sierra se juntan con la tierras suaves del Valle mediante una falla que en este punto se hunde a derecha por el llamado Barranco de los Lobos y a izquierda por el de La Rambla. Es pues un lugar de acceso cómodo de monteses que acuden allí a beber y sus depredadores, como lo demuestra la cantidad de monteses que acuden allí a beber y los lobos que habitaron el barranco o fueron conducidos a el, en batidas organizadas, para dispararles desde los filos elevados y llevarlos a Granada, a la Plaza de los Lobos (de aquí el nombre), donde estaba la Delegación de Agricultura, que pagaba un duro de plata por cada ejemplar muerto, hasta casi entrado el siglo XX.
Recuerdo, en mi niñez, oír decir a mi abuelo que en sus años mozos, (sobre 1898, pues luchó en la Guerra de Cuba), cuando iba a Almócita, desde la Plaza, de noche, se pertrechaba de un buen garrote por si le salían lobos
A los flancos del Canal de la Fábrica de la Luz aparecen cuevas desde cuyas entradas he observado perfectamente este punto del río; así que podían, con solo asomarse, acechar a sus presas o ver la actividad de los cazadores. En sus alrededores he visto media hacha de piedra (la mitad correspondiente al filo cortante). Siempre oí decir a los campesinos que se hallaron por estas latitudes aros de piedra. ¿brazaletes? ; y cerca de las labores del Obispo, vasijas de cerámica.
La mayoría de estos restos salieron cuando se plantaban pinos en el Zahor, hacia 1955.

Iguales ventajas estratégicas ofrecen las sólidas y numerosas cuevas del margen derecho del río, junto a la vivienda de turismo rural, mas próximas al agua que las anteriores, desde cuyas entradas se observa este remanso. Caso todas tienen albarradas de piedras que bien pudieron levantarse para resguardarse de las alimañanas, o bien se alzaron en épocas posteriores para corrales de ganado; actividad que han mantenido hasta mediados del siglo XX. Precisamente, tan largo periodo de ocupación ha hecho que no se encuentren en ellas utensilios prehistóricos, aunque, en algunas laderas del Barranco Los Lobos he visto cascotes de cerámica moldeada a mano y con algún adorno en el borde. Intuyo que pertenecen a enterramientos funerarios por el lugar elevado donde aparecen, casi inaccesible y desprovisto de agua y cuevas. Tal vez tuviera algún sentido religioso o trascendental.

Es probable que en épocas de escasez subieron río arriba hasta la Magara, remanso de aguas, no lejano de la Poza de Pipa y con abundantes cuevas también.
La agricultura debió empezar en los lugares próximos a los de caza; en el río y, a medida que esta actividad los hizo mas autónomos, fijarían poblados en parejas con fuentes naturales como la Isla, el Pilar del Mono, los Baños, Las Fuentes... seguramente sobre los bordes altos, pues casi todas manan en barrancos torronteros.
Solo cuando los romanos o los árabes canalizaron el agua por acequias se pudieron asentar en sitios alejados de los anteriores empezando a configurarse el pueblo actual.
Me parece curioso, un grupo de montones de piedras en un secano próximo al Cerrillo Redondo, que por su distribución ilógica no responden ni a balates ni a májanos. Así mismo una edificación circular de apenas un metro de alta que alberga en su interior dos hileras de piedras fijas, en forma antropomórfica. También vi una

El río sigue su curso por una depresión profunda haciéndose accesible en dos puntos en los que se supone pudieron existir también asentamientos prehistóricos.
Serian la Poza del Vizco y los baños de Urquizar. La poza del Vizco se abre al llano por el barranco de las Fuentes el cual también tuvo cuevas, así como la Cuesta la Baldeas, algunas de ellas habitadas hasta los años sesenta.
El acceso al rio por los Baños de Urquizar cuenta con la Cueva de los Riscos, la mas estratégica de todas, ya que está enclavada en la misma orilla del cauce y se alza sobre una pared vertical de cuatro metros aproximados que la hace naturalmente inaccesible a alimañanas. La gran popularidad de esta cueva y sus innumerables visitas han propiciado que no se hallen restos prehistóricos pero, cerca de ella, en la margen derecha del río, enfrente de los baños de Vecamía, en una pequeña cueva, se hallaron hachas de piedra y restos humanos. En Cozvíjar me mostró un muchacho un hacha de este lugar hace bastante años.
“En Peñagallo se encontraron hachas de silex, un cuchillo de silex y una vasija de arcilla decorada con rayas”


Cómo íbamos antes a la playa (I)

Antonio García Morillas
El ir a la playa fue siempre un atractivo con el que ocupar los días de ocio durante el verano y así mitigar los rigores del mismo. Con el paso del tiempo han cambiado las circunstancias y la forma de afrontar este disfrute. Antes no se iba tanto porque, ni había tiempo libre ni medios.

Cuanto me voy a referir sucedía allá por los años sesenta y... cuando los españoles empezaban a tener vehículos de cuatro ruedas, de los que el rey era el Seiscientos.

No sólo era un acontecimiento el estar en la playa sino el viaje en sí. Era bonito y de odisea. Pasar por todos los pueblos resultaba muy pintoresco. Cuando la gente apenas se movía, teníamos ocasión de conocer el tipismo de cada uno. Hoy esto apenas tiene relevancia porque todo está visto y además nos domina la fiebre de la velocidad que nos lleva a devorar kilómetros y kilómetros sin darnos cuenta de nada.

Muy de mañana, la caravana, no tan numerosa como hoy, se organiza desde Granada y pueblos adyacentes. Utilitarios cargados a tope, arranados, plenos de cestos y hamacas, artilugios de sombra... enfilaban el Suspiro del Moro. Llegando al Padul se podía observar sobre sus eras la estampa tan típica como nostálgica de las faenas veraniegas. Las trillas con sus yuntas de mulos dando vueltas y más vueltas sobre las parvas en el pleno día. Labriegos aventando. Antiguos carros cargados camino del granero. Recuas de ganado transportando la paja. Toda una actividad frenética bajo el tórrido verano.

La primera parada era a la llegada al río Dúrcal, oasis de frescura, presidido siempre por el Puente de Lata, camino del viejo tranvía, y su eterno pilar del Mono, que generoso tanta sed sigue mitigando. Seguidamente llegábamos al puesto de melones de la plaza del pueblo y la primera exclamación que hacía el turista dominguero era:

“¡Cuantos melones hay en este pueblo!”. La respuesta a tan picaresca exclamación no se hacia esperar por parte del nativo. “ Mire usted. Ninguno es de aquí. Todos son forasteros. “ y la risa fluía amistosamente. Y era cierto. En este pueblo siempre se criaron patatas, pero ¿Melones?.

Coronando la cuesta de San Blas el paisaje era otro. Los más antiguos recordarán aquellas vagonetas del cable colgadas sobre el río Torrente.

También se hacía parada en lugares tan castizos como la Venta Natalio y antes de llegar a Béznar, donde nos ofertaban naranjas y otros frutos a pie de carretera, nos cruzábamos por los Llanos de Contra con camiones que rodaban casi parados y que pedorreaban cuesta arriba cargados de pescado chorreando agua sobre el asfalto.

También veíamos esforzados ciclistas.

Pasado el pueblo, siendo niños, saludábamos a “Las Ranas” , dos enormes piedras que jalonaban la carretera y que nuestra imaginación así un día bautizaría. Y, en llegando al Puente de Tablate, lugar histórico, nuestros mayores se santiguaban ante la ermita de la Virgen, a la que la devoción de D. José el antiguo párroco de Béznar hacía que nunca le faltase un ramo de flores. Después, Venta de la Angustias encrucijada de caminos.

Era tan parsimonioso el viaje que a los más informados les daba tiempo relatarnos anécdotas sobre aquellos lugares, algunas eran reales pero otras pura ficción como aquella tan grosera sobre el origen del nombre del pueblecito de Izbor. “En su huida de Granada, el rey Boabdil, camino de África, al pasar frente a aquel lugar ordenó a uno de sus pajes bajara por agua. Y aquel lacayo. Atrevido y rebelde contestó: Id vos con...”

Recuperada la formalidad seguimos camino. Alto, llegábamos a Vélez, donde era obligatorio comprar pestiños, así como marearse a la salida subiendo los Caracolillos...

Cómo íbamos antes a la playa (II)

Antonio García MorillasVueltas y revueltas, Túnel de Isabel II, más conocido de la Gorgoracha. ¿Por qué este túnel, si la carretera hubiera podido salvar fácilmente la montaña? Capricho de la Reina Isabel II, que quiso, que, en su única vez que vino por aquí, que una vez llegados a este lugar se divisase el mar a la salida del túnel.

Y desde allí contemplábamos el mar en toda su amplitud surcado de pequeños barcos. A sus pies, Motril con su exuberante vega, y cerca de nosotros, serpenteando la montaña, ladera abajo, la carretera con su río de vehículos del que nosotros formábamos parte. Llegando a la ciudad, los nativos decían. “Ya están aquí los Sanitex”. Y es que no les hacía mucha gracia que fuéramos a sus playas con el botellón de refresco, entonces de aquella marca, en el cesto. Seducidos por el olorcillo de los churros acudíamos al kiosco para degustar tan típico como suculento manjar mañanero y así quedabas reconfortado después del cansado viaje. Desde aquí escogíamos camino para la playa elegida. El mismo Motril, Salobreña... la oferta era amplia.

Al divisar el agua despejábamos la incógnita del estado del mar y respirábamos ese frescor salino, marinero, que siempre el mar nos ofrece. Si no éramos de los más preparados, que ya llevaban sombrillas, rápidamente buscábamos las cañas para montar el tenderete de sombra. Había quienes lo hacían con sábanas. Poco a poco dábamos cumplimiento al ritual de siempre del que no se podía omitir el echar al agua el melón que habíamos comprado en Dúrcal. Porque, ¿Quién tenía entonces nevera?

¿Y para qué íbamos a la playa?. Julio Camba nos describe con exactitud lo que hacíamos unos y otros. Los extranjeros. Lectura y más lectura, sol y silencio. A lo que nosotros decíamos. “¿Pero estos cuándo comen?”

¿Y los españoles?. Montamos el toldo, ya abrimos, ya cerramos hamacas, pelear y dar voces a los niños. Y sobre todo comer, mucho comer, ¿Quién no disfrutaba de la tortilla con la litrona y el tomate recién abierto sobre la mesa playera?

A la hora del baño había de todo. Bañadores muy recatados y las sin bañador, es decir se bañaban con la ropa puesta. A las del bikini se las tildaba de descocadas y atrevidas. Los hombres siempre muy bien completos de bañador. Y para los no nadadores y nadadoras una enorme cámara de camión. Después una buena siesta.

Como no había protectores solares, llegada la tarde, los niños parecían camarones rojos, y si el tío de las tortas ya pasaba por allí el niño era el primero en degustar tan suculento manjar de blanquísima nata de la que se ponía lleno hasta las orejas. Entre rojo y blanco parecía el niño del Frente Atlético-

Sería prolijo enumerar todo lo que hacíamos. Sólo recordar que éramos muy felices.

Vencido el sol se enterraban en la arena los huesos sobrantes del pollo y las cáscaras del melón. Recogíamos bártulos y vuelta. Ya no mirábamos nada. Menos el conductor todos se quedaban dormidos.

Nos sentíamos afortunados si al regreso no se nos calentaba el coche cuesta arriba. Era frecuente observar a lo largo del recorrido vehículos parados exhalando humo como volcanes. También nos sentíamos felices si los guardias de turno no nos detenían, bloc en mano, alegando haber cometido alguna infracción cuando adelantábamos en aquella difícil carretera. Pero ¡Qué celo el de aquellos agentes! Nadie se escapaba. Llegábamos a casa cansados, como derrotados de alguna batalla y pasábamos una mala noche porque veníamos achicharrados. Pero podíamos contar que habíamos estado en la playa


Bienes muebles de la iglesia de Melegís (I)

Miguel Ángel Molina Palma// Corresponsal de El Valle


Sobresalen por su valor histórico-artístico, los bienes muebles. En ellos encontramos destacadas piezas escultóricas, insertadas la mayoría de ellas en su respectivo retablo. Conforme a lo previsto en el artículo 27 de la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español, se señalaron los bienes muebles contenidos en el inmueble que se reconocen como parte esencial de su historia. Y es de estos bienes inmuebles principalmente de los que vamos hablar, que se irán redactando en los sucesivos artículos que tengo preparados.

CAPILLA DE SAN FRANCISCO DE PAULA

La Capilla de San Francisco de Paula está ubicada en la zona central de la nave principal, en el lado del muro del Evangelio.

Esta capilla se hizo en 1791 con la licencia y a expensas de Baltasar Sevilla Sáenz- Diente beneficiado de esta Iglesia y juntamente en el mismo año se constituyó la Capellanía de misa de once que se celebraba los días festivos, donde se enseñaba la doctrina cristiana y se rezaba el santísimo rosario.

Panteón particular de los Sáenz- Diente

Bajo esta capilla existe un panteón particular de los Sáenz-Diente, donde constan enterrados en tres nichos: Manuel Sáenz – Diente y Romero, su esposa Francisca de Espada y Blanca y su cuñado Manuel Espada y Blanca.

En la lápida de D. Manuel Sáenz- Diente y Romero, consta la siguiente leyenda: “Aquí yace el cadáver de D. Manuel Sáenz- Diente, natural y vecino del lugar de Melegís, que falleció el día 28 de julio de 1846 a los 50 años de edad. Y su viuda, hermanos y parientes suplican le encomienden a Dios. R.I.P.”

Manuel falleció en Granada el día 28 de julio de 1846 en la demarcación de la parroquia de Nuestra Señora de las Angustias en donde se hizo el sepelio el mismo día de su muerte y en la que obra la partida de su defunción, otorgó testamento el 20-12-1933, y dispuso se dijesen por su alma cien misas a cinco reales. Nombró albaceas a Francisca Espada y a José Rafael Sáenz- Diente, Manuel Espada Sáenz- Diente y José Espada y Blanca.

En la lápida de Francisca consta la siguiente leyenda:

“R.I.P. Aquí yace el cadáver de la Señora Dª. Francisca de Paula Espada y Blanca. Falleció a los 58 años, el 24 de septiembre de 1854, los hermanos y sobrinos suplican que la encomienden a Dios”.

Francisca era natural de Restábal y vecina de Melegís. Se dijeron mil misas por su alma a 5 reales cada una, legó a las forzadas de Jerusalén 4000 reales por una vez. Falleció en Granada capital.

En la lápida de Manuel Espada, consta la siguiente leyenda:

“Aquí yace el Sr. D. Manuel Espada y Blanca, juez de 1ª. Instancia que fue de varios juzgados de la nación, falleció el 23 de noviembre de 1879 a los 70 años de edad. Sus sobrinos le dedican este recuerdo”.

Hermano de la anterior, Manuel Espada murió soltero, natural de Melegís, fue abogado de los Tribunales de la nación y posteriormente Juez de Primera Instancia de los distritos de Santa Fe, Cazalla y Purchena. Hijo de José Espada Saenz-Diente y de Petronila de la Blanca y Mayo. No murió a los 70 años, como pone en su lápida, sino que murió a los 73 años como consta en su partida de defunción. Murió de hidropesía. Enfermedad caracterizada por derrame y acumulación de líquido en determinadas cavidades del cuerpo.

Retablo de la Virgen del Rosario

De madera, pan de oro y pigmentos. Tallado, ensamblado, dorado y policromado. De 3,30 m. de alto por 2,75 m. de ancho por 0,50 m. de fondo. Del siglo XVIII. Estilo neoclásico. Ubicado en la capilla lateral llamada de San Francisco de Paula, en el lado del Evangelio.

El retablo integra normalmente en su hornacina central, la Escultura de la Virgen del Rosario. Aunque esta se lleva colocando un tiempo en el primer cuerpo del retablo de San Juan Evangelista, habiendo colocado en su lugar a San Francisco de Paula. Atribuida la talla al escultor Alonso de Mena. Realizada a madera, pan de oro y pigmentos. De técnica muy refinada, está tallada, dorada, policromada y estofada. De 1,10 m. de alto por 0,40 m. de ancho por 0,30 metros de profundidad. Data de la primera mitad del siglo XVII, de estilo barroco.

Restaurada por Sánchez Mesa.

Las fiestas de la Virgen del Rosario se lograron recuperar hace unos años y junto con la Fiesta de la Candelaria, tienen en común que en ambas se realiza el canto de nuestra salve.Por la tarde, la procesión llega hasta la Plaza del antiguo Ayuntamiento, en donde se canta la Salve a la Virgen.

La Virgen del Rosario y San José salen todos los años en procesión en febrero, el día de la Candelaria en Melegís, con una misa especial y procesión que recorre las principales calles del pueblo. La Virgen María sale con el niño y San José con dos pichones en un cesto, emulando el pasaje del Evangelio en el que ambos fueron a presentar a Jesús al templo. En la plaza del antiguo ayuntamiento se canta la salve de Melegís a la Virgen. Primero cantan las mujeres una estrofa, y a continuación la repiten los hombres. El canto de las mujeres parte de la emoción y

devoción de sus corazones, el canto de los hombres de su fuerza y de su orgullo. Tonalidades altas y graves se suceden en un continuo ruego a la Virgen. Algunos autores han visto en esto una tradición fruto de la antigua especialización del trabajo por sexos en una economía que antes era más tradicional, y a la que llaman “división sexual del trabajo llevada a la música”.

Dios te salve Virgen Bella,

Dios te salve Blanca Paloma,

Oliva Verde, Virgen Pura,

Líbranos de nuestras cadenas

En este Valle de hermosura extrema.

Cristo del Perú

Atribuido a Pablo de Rojas. Llamado Cristo del Perú. Este Cristo fue realizado en España y fue llevado hasta el Perú por una familia española que con el tiempo acabó donándolo a esta Iglesia.

Realizado en madera, pan de oro y pigmentos. Con una técnica de tallado, policromado y dorado. De 1,50 m. de alto por 1,40m. Data entre 1581 a 1607. De estilo manierista. Ubicado en la capilla lateral, lado del Evangelio.

Este cristo salía en procesión en los años cincuenta y dejó de sacarse porque se encontraba bastante deteriorado.

CAPILLA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Retablo del Sagrado Corazón de Jesús

De madera tallada, ensamblada, dorada con pan de oro y policromada con pigmentos. De 2,50 m. de alto por 1,80 m. de ancho por 0,40 m. de fondo. Del siglo XIX, de estilo neoclásico. Ubicado en la capilla lateral, lado de la Epístola.

Integrando este retablo en su parte central se encuentra la figura del Sagrado Corazón de Jesús. Esta imagen se bendijo y se llevó a cabo su pública entronización el día 24 de septiembre de 1919. En los actos realizados este día se consagró el vecindario de Melegís al divino corazón, celebrándose con gran solemnidad y concurso de gente. Siendo alcalde de este pueblo Antonio María del Castillo Rodríguez, siendo cura párroco Eduardo Rebollo Aranda y Juez Municipal Manuel Contreras Molino.

Fue consagrada y completamente restaurada por los fervientes católicos Emilio Castro y Almendros y su esposa Trinidad Aparicio y Aranda, que además tomaron parte en la adquisición de la imagen.

El Alcalde Antonio María del Castillo Rodríguez era natural de Melegís, casado con Práxedes Palma Pérez. Hijo de Manuel del Castillo y Espada y de Adelaida Rodríguez Ladrón de Guevara. Murió a los 55 años edad el 15 de julio de 1932. Tuvo cuatro hijos: Urbano, Álvaro, Adela y Jesús.

A la entrada de la capilla del Sagrado Corazón de Jesús se encuentra en el suelo una lápida, donde descansan los restos de Eduardo Rebollo Aranda, cura párroco de Melegís y encargado de Restábal, desde el dos de febrero de 1915 que dijo su primera misa en Melegís hasta el 17 de noviembre de 1945. Murió el veinte de enero de 1946. Natural de Almería, murió a la edad de 76 años. Hijo de Francisco Rebollo Fernández y de María Rosa Aranda Mesa. El médico José García Espín, certifico su muerte, murió de congestión cerebral. Se le dio sepultura en la iglesia por voto general del pueblo


Bienes muebles de la iglesia de Melegís (II)

El Valle de Lecrín

Los bienes muebles de la iglesia de Melegís sobresalen por su valor histórico-artístico. Encontramos en ellos destacadas piezas escultóricas, insertadas la mayoría de ellas en sus respectivos retablos. Conforme a lo previsto en el artículo 27 de la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español se señalaron los bienes muebles contenidos en el inmueble que se reconocen como parte esencial de su historia.

RETABLO MAYOR DE SAN JUAN EVANGELISTA

Realizado en madera tallada y dorada con pan de oro, con decoración de estípites. De 8,70 metros de alto por 6,75 metros de ancho. Del siglo XVIII de estilo barroco. Ubicado en la capilla mayor.

Ocho elementos principales integran este retablo de San Juan Evangelista.

1. Sagrario. De madera tallada y dorada con pan de oro. De dimensiones 80 cm. de alto por 73 cm. de ancho por 38 cm. de fondo. Ubicado en la zona central y baja del retablo de San Juan Evangelista, denominada banco.

En el Sagrario se custodia el Santísimo Sacramento, y en relación al mismo celebramos todos los años el día del Corpus en una procesión. El Santísimo Sacramento bajo palio va recorriendo todas las calles más importantes, todas ellas engalanadas con el oro viejo de las gayombas colocadas verticalmente sobre las paredes. De los balcones penden lustrosas colchas y de trecho en trecho, se ponen lujosos altares, dispuestos por los vecinos para estaciones de la procesión.

El himno eucarístico, acompasado cantar de este himno de gloria, en las calles y en las plazas, en el pueblo y en los trabajos, se oye sin cesar: “¡Cantemos al amor de los amores, cantemos al Señor... !”

En este día podemos contemplar el lavadero de la Calle de la Fuente, hecho altar entre aguas diáfanas, y patio de la mejor Andalucía para orgullo de los geranios.

UBICADAS EN EL PRIMER CUERPO DEL RETABLO

De izquierda a derecha:

2. Escultura de San Francisco de Paula. Realizado en madera tallada, ensamblado y policromada con pigmentos. De dimensiones 1,20 m. por 0,40 m. por 0,30 m. Del siglo XVII de estilo barroco, ubicada en el primer cuerpo del retablo de San Juan Evangelista.

Este santo nació en Paola, reino de Nápoles, el 27 de marzo de 1416. Anacoreta de muy joven, más tarde apóstol y fundador de la Orden de los Mínimos. Muere en Tours (Francia), el día 2 de abril de 1507. Al cabo de sólo doce años fue elevado al honor de los altares.

La efigie más conocida y que ha inspirado a numerosos escultores y pintores es la de Jean Bourdichon. Antes de la canonización en 1519, se encontraba en el sepulcro uno de sus retrato, en el que tenía una gran barba blanca,

enjuto y con el rostro grave y lleno de santidad.

Últimamente en este lugar colocan a la Virgen del Rosario.

3. Manifestador. Realizado en madera tallada y dorada con pan de oro. De dimensiones 1,50 m. por 1,25 m. por 0,30 m. Del siglo XVIII de estilo barroco.

4. Escultura de San Francisco de Asís. Realizado en madera tallada y policromada con pigmentos. De 1,30 m. de altura, 0,50 m. de acho. Del siglo XVII de estilo barroco.

Representado con un crucifijo en la mano izquierda y un rosario en la mano derecha. Se le representa así porque un día rezando en la iglesia de San Damián le pareció oír que Cristo le hablaba y le decía tres veces: “Francisco, tienes que reparar mi casa, porque está en ruinas”. El creyó que Jesús le mandada a arreglar las paredes de la iglesia en la que se encontraba orando, que estaba muy deteriorada. Cuando en realidad se refería a una casa más grande que era la Iglesia Católica que estaba a punto de derrumbarse al haberse dejado llevar por la riqueza y por el boato, en vez de vivir como mando Cristo en el evangelio.

UBICADAS EN EL SEGUNDO CUERPO DEL RETABLO

De izquierda a derecha:

5. Escultura de San Benedicto. Realizada en madera tallada, ensamblada y policromada con pigmentos. De dimensiones 70 cm. de alto por 25 cm. de ancho por 15 cm. de fondo. Del siglo XVII de estilo barroco.

6. Escultura de San Juan Evangelista. Madera tallada, ensamblado y policromado con pigmentos. De 1,30 m. por 0,50 m. por 0,35 m. Del siglo XVII de estilo barroco.

San Juan Evangelista es el discípulo más amado por Jesús. Y es famoso por haber compuesto el cuarto evangelio.

Nuestra iglesia le debe el nombre a este apóstol de Cristo y que Jesús le puso el sobrenombre de “Hijo del Trueno”5

Nació en Galilea. Era hijo de Zebedeo y hermano de Santiago el Mayor. Su oficio era el de Pescador. Fue uno de los dos primeros discípulos de Jesús, junto con Andrés. También fue discípulo de Juan El Bautista

El emperador Dominiciano quiso matar a este apóstol y lo hizo echar en una olla de aceite hirviente, pero él salió de allí más joven y más sano de lo que había entrado. Entonces fue desterrado a la isla de Patmos, donde fue escrito el Apocalipsis.

7. Escultura de San Ramón Nonato. Realizada en madera tallada, ensamblada y policromada con pigmentos. De 1,10 m. por 0,35m. por 0,35 m. Del siglo XVII de estilo barroco.

Este santo nació de una familia noble en Portell, cerca de Barcelona en el año 1200, recibió el sobrenombre de non natus (no nacido), porque su madre murió en el parto antes de que el niño viese la luz.

Es el patrono de las parturientas y las parteras debido a las circunstancias de su nacimiento. Representado con una palma en la mano izquierda por su condición de mártir y el Santísimo Sacramento en la mano derecha.

UBICADAS EN EL ÁTICO DEL RETABLO

8. Cristo en la Cruz. De madera tallada y policromada. De 50 cm. por 40 cm. por 7 cm. Del siglo XVIII de estilo barroco. Atribuido al insigne escultor Pedro de Mena, aunque no está totalmente probado, por no estar bien estudiado este cristo.


Bienes muebles de la iglesia de Melegís (III)
Miguel Ángel Molina Palma // Corresponsal de El Valle

La iglesia de Melegís, como tantas otras del Valle de Lecrín, guarda un importante patrimonio histórico y artístico que merece la pena ser visitado y conocido. Un patrimonio que es además parte esencial de la historia de la comarca. En esta tercera entrega les damos cuenta de cuatro de sus retablosy otros elementos, incluída una placa de la guerra civil.

RETABLO DE SAN ANTONIO DE PADUA

Retablo de San Antonio de Padua. Realizado con madera de pan de oro y pigmentos. Tallado, ensamblado, dorado y policromado. Mide 3,72 m. de alto por 2,17 m. de acho y 0,43 m. de fondo. De estilo neoclásico del siglo XIX. Ubicado en la nave principal, en el muro del evangelio.

El altar de San Antonio de Padua fue costeado por D. Francisco Donaire y Dª. María Aguilar, su esposa, vecinos de este pueblo, y construido por mano del repetido Sr. Donaire en el año 1818.

Este retablo integra en su hornacina central, la Escultura de San Antonio de Padua, realizado en madera y pigmentos. Tallada y policromada. De 1,11 m. de alta por 0,35 m. de ancha. Figura del siglo XVII de estilo barroco.

San Antonio de Padua es el patrón de nuestras Fiestas Mayores, el trece de junio se celebran grandes días de fiesta en su honor, nuestro patrón sale a nuestro encuentro y se pasea por las calles, llevando en sus brazos al niño Dios. Hace unos años las celebrábamos al amparo de la Iglesia, en su puerta, bajo el ala del centenario olmo que tan frondosamente da sombra. Allí se ponían los puestos de dulce y se bailaba. La puerta de la Iglesia era lugar de encuentro de muchos eventos religiosos y profanos, a ella acudían gente de todos los pueblos y todos la llenaban, como no se llenaba en ningún otro pueblo cercano.

San Antonio de Padua fue un santo nacido para la renuncia y para la entrega. Muy querido en todo el mundo, por su bondad, por los muchos milagros que hizo y por su forma tan bella de hablar que llegaba al corazón de la gente sencilla.

RETABLO DE SAN JOSÉ

El primer altar de San José fue erigido en 1736 por D. José F. González Quiles beneficiado de esta iglesia y a cuya devoción se trajo su imagen y costeó. Posteriormente se hizo un nuevo retablo de San José en 1797 costeado por D. José F. Sáenz- Diente Alférez Mayor y regidor perpetuo de este lugar y Dª. Josefa Romero Villarreal y González, su mujer.

El actual retablo es del siglo XIX, de estilo neoclásico. De madera, pan de oro y pigmentos. Tallado, ensamblado, dorado y policromado. De 3,60 m. de alto por 2,10 de ancho por 0,43 m. de fondo. Ubicado en la nave principal, en el muro del Evangelio.

Integrado en su hornacina central por la Escultura de San José. De madera, pan de oro y pigmentos. Tallado, ensamblado, dorado, policromado. De 1,25 de alto por 0,40 de ancho. Del siglo XIX de estilo neoclásico.

La iglesia tiene dos capillas laterales centrales, tienen planta cuadrada y están cubiertas con bóvedas esquifadas.

RETABLO DE JESÚS NAZARENO

Realizado en madera tallada, ensamblada y dorada con pan de oro. De 4,20 m. de alto por 2,95 m. de acho por 0,45 m. de fondo. Del siglo XVIII, de estilo barroco. Ubicado en la nave principal en el lado del muro del Evangelio.

Integrando este retablo en su hornacina central se encuentra la Escultura de Jesús Nazareno, de madera tallada y policromada. De 1,45 m. de alto por 0,50 m. de ancho. De estilo Barroco.

RETABLO DE LA VIRGEN DE LOS DOLORES

Realizado en madera tallada, ensamblado, policromado con pigmentos y dorado con pan de oro. Tamaño 5,30 m. de alto, 2,90 m. de ancho y 0,55 m. de fondo. Data de la primera mitad del siglo XIX de estilo neoclásico. Ubicado

en la nave principal, en el lado del muro de la Epístola.

Integra en su hornacina central la Escultura de la Virgen de los Dolores. De madera tallada y policromada con pigmentos. De 1,60 m. por 0,70 m. por 0,60 m. Del siglo XVII de estilo barroco.

La Virgen de los Dolores salía en una procesión que se celebraba en Melegís, hasta mediados del siglo pasado, en la noche de Pascua de Resurrección, en la que el niño Jesús, se tiraba toda la noche de juerga con los quintos en la calle, hasta que al amanecer su madre, La Virgen, sale a buscarlo, era el encuentro familiar, una explosión de alegría entre aplausos y vítores de los acompañantes de la Virgen. Tras la lumbre que se encendía en la puerta de la iglesia, los mozuelos se llevaban al niño Jesús a un habal a coger habas, al amanecer salía San Juan con los hombres, y la Virgen de los Dolores con las mujeres. San Juan buscaba al niño por el campo, mientras la Virgen lo hacía en el pueblo. Cuando San Juan lo encontraba volvía a avisar a su madre siendo en el Revellín – una acequia que hace esquina con la calle Granada - , donde la emoción llegaba a lo más alto, cuando la Virgen y el Niño se abrazaban. Seguidamente, las habas que portaba el niño eran comidas en la puerta de la iglesia.

LIENZO DE DOS SANTOS

Pintura al óleo en lienzo con pigmentos. De 1,50 m por 1,40 m. de tamaño. Data de la primera mitad del siglo XIX, de estilo neobarroco, ubicado en ático del retablo de la Virgen de los Dolores.

RETABLO DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN

Tallado, ensamblado dorado en pan de oro y policromado en pigmentos. De 5,20 m. de alto por 2,65 m. de ancho por 0,70 m. de fondo. Del siglo XVIII, del estilo rococó. Ubicado en la nave principal del muro de la Epístola.

Integra en su hornacina central la Escultura de la Inmaculada Concepción. De la escuela de Alonso Cano. Realizada con madera tallada, ensamblada con madera dorada y policromada con pigmentos, bruñida y estofada. De 60 cm. de alto por 20 cm. de ancho. Del siglo XVII de estilo barroco.

Esta virgen está poco estudiada, en un principio se le atribuyó a la Escuela de Alonso Cano, pero pueda estar hecha por la mano del mismo Alonso Cano, ya que no se han hecho los oportunos estudios con rayos para analizar su interior donde puede constar información de su autor.

Inmaculada Concepción significa: “Concebida sin mancha de pecado original”.

El 8 de diciembre de 1854 Pío Nono en la Basílica de San Pedro en Roma, en presencia de sus cardenales, arzobispos y obispos y de miles de fieles católicos declaró que: “La doctrina que dice que María fue concebida sin pecado original, es doctrina revelada por Dios y que a todos obliga a creerla como dogma de fe”.

ESCULTURA DE ÁNGEL

Tallado en madera, policromado con pigmentos. De 50 por 40 cm. Del siglo XVIII de estilo barroco. Ubicado en el ático del retablo de la Inmaculada Concepción.

UNA PLACA FRANQUISTA

En la fachada principal de la Iglesia de Melegís, en el lado derecho de la misma, hasta este año, constaba una placa blanca, cuya leyenda decía: “JOSE PRIMO DE RIVERA, José Palma Vera, Jesús del Castillo Palma, ¡¡Presentes!!”

Con motivo de la restauración de la Iglesia, al parecer unos niños rompieron dicha placa, cuando era pequeño muchas veces me pregunte que significaba la misma, sin que me nadie me diera una explicación satisfactoria.

Pocos turistas y visitantes hasta ahora habían reparado en esta placa, algunos pensaban que “confundía y suponía el mantenimiento de un símbolo de la España predemocrática”. Otros han defendido el rótulo franquista por considerar que “representa una época de la historia española”.

Los personajes que aparecían en la misma eran: Jesús del Castillo Palma y José Palma Vera.

Jesús del Castillo Palma murió el 29 de septiembre de 1937, a los 18 años de edad, soltero, hijo de María del Castillo Rodríguez y de Dª. Práxedes Palma Pérez. Jesús del Castillo Palma era hermano de Urbano, Álvaro y “Adelica” . Murió “por la religión y por la patria en el frente de Orgiva, según consta de la superioridad respectiva”, luchando contra los rojos.

José Palma Vera, murió también en el frente de Orgiva. Había nacido en el molinillo del baño de Melegís el 25 de mayo de 1915, hijo de Nicolás Palma Barranco y de Carlota Vera Montosa, desposados en Restáb


RECORRIDO POR LA HISTORIA DE PADUL

José Villena

Los escritores que, en los últimos tiempos, se han ocupado de los orígenes del Padul no acaban de ponerse de acuerdo sobre cuando aparecieron los primeros asentamientos humanos en el pueblo.

En lo que si coinciden es en la afirmación de que su antigüedad se remonta a la época de las grandes migraciones, cuando los hombres primitivos, en su caminar nómada, se vieron obligados a desplazarse impulsados por la necesidad de perseguir a los animales que les garantizaban el alimento.

Aquellos primeros “inmigrantes”, nuestros antepasados mas remotos, se toparon con unos parajes que, andando el tiempo, se llamarían Valle de Lecrín, dotados excepcionalmente por la naturaleza y con evidentes ventajas para ejercer su actividad depredadora que era la razón de su venida.

La Laguna, entonces mucho mas extensa, era el lugar ideal para abatir las piezas que les interesaban. Y surgió el primer poblado, lo mas probable en forma de palafitos que les procuraban una mayor seguridad.

¿Cuándo ocurrió esto?. Pues no es tarea fácil concretarlo con exactitud porque de todos es sabido que en el estudio de la prehistoria existen acusadas lagunas muy difíciles de rellenar.

Lo que si está claro es que pueblos, ya plenamente históricos entre ellos los tartesos, desarrollaron una civilización, mas o menos primaria, en estos lugares.

La historia nos dice, también, que los romanos conquistaron Hispania, la convirtieron en una provincia del imperio y establecieron en el Padul una colonia fija que nos dejó numerosas muestras de su paso y, sobre todo, de su cultura entre ellas el nombre del pueblo que no obedece a una imposición caprichosa sino a la existencia de la laguna cuyo nombre responde al vocablo latino “palus”.

Por cierto que en torno al nombre se suscitó, hace no mucho tiempo, una especie de relajada polémica entre los defensores de anteponer el articulo al nombre y los que apoyaban lo contrario, cuestión que fue zanjada por la profesora paduleña, Teresa Berdugo, que, en un detallado estudio avalado por abundante documentación, demostró que Padul no lleva articulo porque los latinos o romanos, creadores de tal denominación, no utilizaban este accidente gramatical.

Que después no se haya aceptado de manera oficial no quita validez al estudio de Teresa. Ni tampoco es indicativo el hecho de que los árabes le llamasen Al-Badul ya que esto obedece a cuestiones idiomáticas en las que el artículo es de obligada utilización y que nada tiene que ver con sus orígenes.

No obstante todos, o casi todos, seguimos diciendo el Padul, o para ser mas exactos “er Paul” en una pronunciación vulgar que obedece a nuestra particular forma de expresarnos que en nada justifica el uso del artículo.

Nombres aparte, Padul posee una intensa historia que se ha ido fraguando a lo largo de los siglos en multitud de lances y episodios de los que fueron protagonistas sus habitantes.

En la época de la dominación romana tuvieron un especial protagonismo en la lucha contra las centurias imperiales a las que lograron derrotar en la conocida Piedra del Águila que, precisamente, recibe este nombre en recuerdo del águila que adornaba sus estandartes.

Posteriormente llegaron los árabes, que fueron paduleños por espacio de ocho siglos y cuya estancia terminó cuando los Reyes Católicos, tan denostados en artículos periodísticos de reciente aparición, consiguieron culminar la Reconquista que liberó el Reino de Granada del poder musulmán y cuya conmemoración tanto exaspera hoy a una parte de la progresía.

Padul fue escenario de cruentos enfrentamientos entre los propios musulmanes capitaneados por Boabdil y su tío El Zagal, circunstancia que facilitó sobremanera su conquista.

Cuando estuvo en poder de los cristianos, ejerció un papel decisivo en la pacificación de la comarca gracias a su inigualable situación estratégica como paso obligado hacia La Alpujarra y la Costa.

Incorporado al Nuevo Estado organizado por los monarcas castellanos, tras la unidad nacional, y repoblado que fue por gentes venidas de fuera, Padul inició una etapa de tranquilidad dedicado al cultivo del campo aprovechando, lo diremos en palabras de hoy, la infraestructura creada por los propios moriscos que, justo es reconocerlo, se distinguieron por su habilidad para el laboreo de la tierra utilizando técnicas que todavía se mantienen vigentes en el Valle de Lecrín.

Después, bajo el reinado de los Austrias y los Borbones, la vida en el pueblo transcurrió sin grandes sobresaltos hasta la llegada del siglo XIX en el que volvieron a oírse tambores de guerra sobre el solar patrio, en la llamada Guerra de la Independencia, y los paduleños fueron convocados, otra vez, a contribuir con su esfuerzo en la tarea común de arrojar al nuevo invasor.

Fue aquella una etapa convulsa, con la vuelta del deseado y luego rechazado Fernando VII, en la que Padul llegó, incluso, a proclamarse cantón independiente en aquel proceso de disgregación que surgió allá por el año 1.873.

Vueltas las aguas a su cauce la vida volvió a transcurrir apacible hasta la llegada de la Guerra Civil de tan infausto recuerdo.

También, en esta ocasión, el pueblo adquirió cierta relevancia con algunos episodios puntuales como lugar de internamiento de prisioneros de la contienda.

Después, en la postguerra, se vivieron situaciones bastante dramáticas de subsistencia hasta que en los años finales de la década de los cincuenta el desarrollo que llegó a España y, sobre todo, la emigración incorporaron el pueblo a la sociedad del bienestar con la aparición de una pujante industria.

En definitiva la historia del Padul, con sus luces y con sus sombras, ha sido, a lo largo de los siglos, fiel reflejo del carácter de un pueblo indómito y valeroso, honrado y trabajador, que siempre supo reaccionar, incluso con violencia, a la imposición de yugos extraños.


Industrias durqueñas que pasaron a la historia

Alfredo Augustín Ortíz

A principios del siglo XX hubo un despegue tecnológico a nivel nacional creándose infinidad de industrias. El municipio de Dúrcal fue un exponente de aquel avance tecnológico de las que voy a describir según mi memoria y recuerdo.