El Cementerio

Los cementerios hasta principios del S. XX estaban situados al lado de las iglesias. Esto ocurre en casi todos los municipios del Valle. También existía la costumbre de enterrar a ciertas personas importantes dentro de la misma iglesia. Pero a partir del S. XIX, con los reformistas de la ilustración, las administraciones son conscientes del problema sanitario que podía traer esta práctica y se iba procurando cada vez más su traslado. Cuando Madoz en 1845-50 describe los diferentes pueblos del Valle, ve que los cementerios están pegados a las iglesias y el mismo informa en muchas ocasiones el peligro que esto conlleva.

El cementerio de Dúrcal se decide trasladarlo de la anterior ubicación, de al lado de la iglesia, (donde hoy esta el nuevo edificio del salón parroquial), hasta el actual emplazamiento del Picón. Se sacaron los huesos y se depositaron en una fosa común del nuevo cementerio, en donde se puso una gran cruz para atestiguar la nueva situación de los restos. El cementerio,  según indica su placa  "Se edificó con fondos municipales y prestación personal de estos vecinos, por administración del ayuntamiento presidido por José Puerta Melguizo en el año 1915".

Está compuesto de tres zonas: la última de ellas en acabada de terminar en el 2005. La más antigua tiene la mitad del recinto con enterramientos en zanja y la otra mitad en construcción de nichos. La zona segunda es también de nichos, Los cuales están ya al límite, por lo que se ha construido la citada zona tercera.

 

Aparcamiento y entrada del cementerio

 

Como es costumbre en los cementerios españoles, el ciprés es uno de sus símbolos

 

La parte más antigua mantiene las tumbas sobre la tierra

 

Posteriormente se empezó a utilizar la tumba nicho, que hoy en día se está sustituyendo por las tumbas en colmena