CRISIS Y TRANSFIGURACIÓN DE LA SOCIEDAD DE LOS TRANVÍAS ELÉCTRICOS DE GRANADA.

La red de tranvías urbanos de Granada había sido ya completamente construida, con tracción eléctrica, por Nicolás de Escoriaza, un contratista de ferrocarriles y constructor de material rodante para ferrocarriles y tranvías en Zaragoza. El plan de Escoriaza era ambicioso. La sociedad de tranvías, por ejemplo, contaba desde el principio con la concesión a perpetuidad de un salto de agua en el que instalar su propia central eléctrica, caso al parecer único entre las empresas españolas de tranvías. Y sus negocios en Granada no se limitaron a éste, sino que intervino también en la terminación del enlace ferroviario con Levante (el ferrocarril Guadix-Baza) y se lanzó a la promoción de un barrio residencial en la periferia de la ciudad.

Pero el diseño de la red de tranvías urbanos en Granada, heredado de primitivos proyectos que hemos rastreado hasta 1874, era poco eficiente y probablemente demasiado denso y costoso; la inversión resultó demasiado elevada y el tráfico local insuficiente. Lógicamente, los beneficios de la Sociedad se resintieron y Escoriaza se alejó pronto de Granada para dedicarse a otros negocios dejando al frente de la empresa granadina a uno de sus colaboradores: Alfredo Velasco Sotillos

Era aquella una época en que la población y la economía en la comarca circundante a Granada crecían más vigorosamente que en la capital. Por ello la solución estudiada para resolver el impasse en que se movía la Compañía fue extender su red hacia los pueblos del entorno suburbano y redimensionar sus activos en términos relativos. Era una iniciativa que, dada la naturaleza llana y fácil del territorio circundante, se podía realizar con relativa facilidad y economía y que, como las soluciones técnica y administrativa elegidas reforzaron dicha característica, proporcionó a TEGSA un nuevo equilibrio más eficiente y rentable incorporando nuevos segmentos de negocio con pequeños incrementos de la inversión.

Creemos que Velasco Sotillos fue el diseñador y el ejecutor del proceso de expansión de la red comarcal de tranvías en Granada. Fueron suyas algunas de las iniciativas industriales más importantes que configuraron el grupo de Canalejas,

Además de a Velasco Sotillos, todo un nuevo equipo figuraba en el Consejo de Administración de TEGSA, integrado por un aristócrata local, el conde de Guadiana, y dos técnicos y financieros suizos: Eduardo Weibel de Manoel y Félix Weydmann (en ocasiones junto a Enrique, hermano del primero).

Weibel y Weydmann forman un tándem casi permanente en la historia industrial española al menos desde 1898 en que ambos figuran vinculados a la sociedad ESPAÑOLA DEL ACUMULADOR TUDOR (en adelante TUDOR, filial de la ACCUMULATOREN FABRIK A.G. de Berlín), prácticamente desde los comienzos de la empresa; el primero como director gerente y el segundo como director técnico. Sin duda ambos conocieron de cerca a Nicolás de Escoriaza pues, no sólo las empresas de tranvías eléctricos fueron clientes fijos y muy importantes de la sociedad TUDOR, sino también porque, por indicación del propio Weydmann, la Sociedad instaló su fábrica de acumuladores en Zaragoza, en busca de energía eléctrica barata

Pero además del negocio eléctrico y del entorno zaragozano, los dos suizos compartieron con Escoriaza el haber participado en variadas iniciativas industriales repartidas por toda España. Entre ellas, por ejemplo:

No conocemos los términos en que Guadiana, Weybel y Weidmann se incorporaron al Consejo de administración de TEGSA, más o menos por la época que acabamos de comentar. Digamos, tan solo, que en adelante su relación con la sociedad granadina fue estable, muy larga y a todas luces decisiva, pues sin duda fueron ellos, con Velasco Sotillos, los diseñadores e impulsores del plan de expansión de la Sociedad.

Añadamos que la asociación de estos personajes desbordó pronto los límites del proyecto granadino y, antes que nada, influyó sobre la propia sociedad TUDOR, sometida a cambios importantes desde 1914. En junio de 1914 los representantes alemanes en el Consejo de administración -Müller y Roderbourg- presentaron la dimisión y tomaron el relevo nuestros dos suizos, acompañados por el capitán García de la Mata. No consta ninguna aportación de capital por parte de los flamantes consejeros, de modo que cabe pensar en un simple ajuste de participaciones más allá de nuestras fronteras; uno más de los muchos que se produjeron en esos meses previos a la Gran Guerra; ajuste seguido, claro está, por el consiguiente movimiento de los correspondientes representantes u hombres de paja.

Pero la Gran Guerra cambió muchas cosas muy a fondo. De este modo TUDOR en 1918 duplicó su capital y con dicho motivo anotaron que

«han participado con interés crecido varios capitalistas de Granada y particularmente los Srs. D. Emilio Dávila, Conde de Guadiana, y D. Alfredo Velasco y Sotillos» quienes, a propuesta del Presidente, se incorporan al Consejo de Administración. Más aún, puede leerse en el mismo documento que «el sr. presidente manifiesta también que habiéndose modificado tan radicalmente la constitución de la sociedad y de su Consejo de administración por la desaparición completa del capital extranjero y de su representación no resulta adecuado a las circunstancias actuales que para regir los asuntos y seguir los trámites en los centros administrativos y oficiales [... otorgan poderes ...] en favor de don Eduardo Weibel de Manoel y don Félix Weydmann, separadamente ... » (Sociedad española del acumulador Tudor #3562} , sesión 54ª, 1919-03-31(Sociedad española del acumulador Tudor 1919)

Concluyamos. En 1914 TUDOR había dejado de ser -o de parecer- una sociedad alemana y en 1919 se presentaba -en fuentes internas, tal vez más fiables que las redactadas de cara a la galería- como una sociedad plenamente española, en la que nuestros dos suizos figuran como plenamente asimilados y aceptables en los negocios eléctricos españoles. Surge en cambio la pregunta sobre el origen de la fortuna de Alfredo Velasco para poder suscribir el paquete de acciones que le diera derecho a un sillón en el Consejo. Nada invita a pensar que se tratara de su fortuna personal y cabe pensar más bien que actuara como representante de un grupo local de inversores, encabezado por el mismo Guadiana, de modo que la conclusión sobre su papel central en las finanzas y la industria granadinas de la época saldría en cualquier caso reforzado. Con todo, su crédito en Granada por esos años debía ser ya muy alto y su papel profesional verdaderamente central en los negocios que ligaban la tecnología, la dirección de empresas industriales y la finanza.

Y por lo que a TUDOR se refiere, conviene destacar que si hasta 1917 había sido una sociedad de pequeña dimensión pero muy estable y con una rentabilidad anual del 7%, amplió vigorosamente su capital en 1918, 1919 y 1923, coincidiendo, precisamente, con la entrada de nuestros conocidos de Granada, Guadiana y Velasco Sotillos. También lanzaron en 1919 una emisión de obligaciones que amortizaron en menos de doce años. Como las otras iniciativas que vamos a estudiar parece que ésta se saldó con éxito; un éxito sonoro en un principio, podríamos decir, pues los beneficios se estabilizaron por encima de los 0,9 M Pta anuales hasta 1930, lo que permitió abonar regularmente dividendos del 11% sobre el capital. Sólo en 1930 comenzó a sentirse la crisis con el comienzo de un descenso gradual de los beneficios que disminuyeron en poco más de un tercio hasta 1935.

LA INDUSTRIA ELÉCTRICA EN LA GRANADA DE POSGUERRA (Iª GM)

LA SOCIEDAD DE FUERZAS MOTRICES DEL VALLE DE LECRÍN.

La Gran Guerra había generado importantes capitales líquidos que en 1919 andaban en busca de colocación rentable y segura. En Granada, y en toda España. Cabe sostener que por entonces cualquier promotor industrial medianamente fiable podía conseguir con cierta facilidad los recursos financieros necesarios para sus proyectos. Alfredo Velasco era sin duda uno de ellos y su plan de ampliación comarcal de los tranvías en Granada era ya una evidencia palpable y prometedora. La industria eléctrica era entonces una de las más prometedoras y la provincia de Granada reunía condiciones firmes para ello.

La Sociedad le parecía entonces tan sólida y poderosa como para diseñar y promover un gran proyecto de enlace ferroviario con Motril -tanteado sin éxito en Granada durante más de cincuenta años y hasta imaginar su ambiciosa ampliación para enlazar con la red de ferrocarriles del alto Guadalquivir, atravesando casi en línea recta los montes orientales de Granada. Ni uno ni otro llegaron a buen término y ello mucho antes de la crisis de 1929.

Pero no fueron los negocios de TEGSA los únicos que motivaron a Velasco Sotillos y a sus soportes financieros. Por aquellas fechas el sistema eléctrico en la ciudad de Granada y su comarca quedó unificado prácticamente en manos de la sociedad GENERAL DE ELECTRICIDAD DE GRANADA, pero existían otras oportunidades industriales importantes y en particular la posibilidad de construir nuevas y más potentes centrales eléctricas, siempre que se contara con clientes para ello; un mercado, precisamente, como el representado por TEGSA y su plan de expansión, o un ambicioso proyecto para vender electricidad para tracción al ferrocarril del SUR DE ESPAÑA, en el extremo oriental de Sierra Nevada, en la provincia de Almería. Por ello y para poner en explotación un salto de agua en Dúrcal constituyeron la sociedad de FUERZAS MOTRICES DEL VALLE DE LECRÍN (1921) -en adelante FMVL. El momento fue oportuno.

El salto de Dúrcal -primero de los que construyó la Sociedad- fue diseñado con 756 metros de desnivel aprovechable y un caudal en aguas medias de 520 libros/segundo. De este modo instalaron 3.000 kVa de potencia con destino, inicialmente, a la red de tranvías de Granada y al ferrocarril Linares-Almería en la rampa de Gérgal, uno de los primeros tramos electrificados de España. Para atenderlos construyeron dos líneas de transporte, la primera a 25.000 voltios y la segunda -entre Dúrcal (Granada) y Santa Fé de Mondújar (Almería), de 103 kilómetros a lo largo de la vertiente meridional de Sierra Nevada- a 60.000 voltios. La construcción de esta central y sus detalles técnicos fueron descritos por el propio Alfredo Velasco

La central de Dúrcal fue inaugurada en septiembre de 1923 y en enero de 1924 tuvieron la oportunidad de adquirir las instalaciones almerienses de gas y electricidad que habían sido propiedad de la compañía LEBON. De este modo consiguieron un mercado propio de distribución en baja tensión que en adelante orientó la expansión de la Compañía hacia la provincia de Almería en donde la agricultura irrigada y la minería parecían entonces muy prometedoras.

Durante los años siguientes la Sociedad mejoró las instalaciones en la central térmica almeriense, recién adquirida -instaló en ella baterías TUDOR capaces de atender el consumo local durante media hora- e inició una política de adquisición de sociedades eléctricas menores, tanto productoras (v.g. la central de Ohanes, de MENGEMOR, en la Alpujarra almeriense, o las de la HIDROELÉCTRICA ACCITANA, en la provincia de Granada) como distribuidoras.

En este punto supieron aprovechar con acierto el momento de formación de redes las eléctricas regionales con centrales y clientes diversificados. Mientras tanto construyeron otras dos centrales hidráulicas cercanas a la de Dúrcal y de este modo, con tres centrales propias y otras tres adquiridas a la H.E. ACCITANA, en 1935 FMVL era la primera empresa eléctrica de la provincia de Granada e igualmente en la de Almería con las instalaciones adquiridas a LEBON, MENGEMOR, la HIDROELÉCTRICA DEL ALMANZORA y otras varias. Con sus ocho millones de pesetas en capital enteramente desembolsados FMVL llegó a ser la cuarta compañía eléctrica andaluza, sólo por detrás de SEVILLANA DE ELECTRICIDAD, de MENGEMOR y de HIDROELÉCTRICA DEL CHORRO, no muy por detrás de esta última.

Cabe preguntarse por la ventaja competitiva de la Sociedad que determinó el éxito e impulsó el crecimiento de la Empresa. Aparte de su capacidad para atraer recursos financieros en escala suficiente, el equipo directivo de Canalejas, se vanagloriaba de su propia capacidad técnica y organizativa; a su juicio dicha capacidad garantizaba la superación de las limitaciones que atenazaban a las pequeñas sociedades eléctricas de ámbito local pues, «aunque muchas de ellas ofrecen buenos resultados, se resienten a veces de la falta de una competente dirección técnica o financiera, y siempre de la de un mercado bursátil, que permita a los interesados negociar sus títulos y movilizar su dinero»

Pero sin duda había algo más que no mencionan. Y ese algo más era la manifiesta capacidad del grupo para estar presentes “en todas las salsas” que se intentaban ligar en el mundo eléctrico español de la posguerra mundial. Lo dicho queda en evidencia en la adquisición de la red LEBON de Almería. En 1923 se fundó la sociedad ESPAÑOLA DE ELECTRICIDAD Y GAS LEBON con objeto de hacerse cargo de buena parte de los activos de la antigua casa LEBON repartidos por buena parte de España. La ESPAÑOLA LEBON no parecía interesada en explotar las instalaciones de la francesa en ciudades andaluzas, que quedaron en manos de diferentes sociedades filiales.

Así y en menos de un mes, FMVL completó el acuerdo para adquirir las instalaciones de gas y electricidad en la ciudad de Almería, una negociación que sin duda hubieron de negociar mientras se cerraba la formación de la sociedad catalana. De este modo FMVL pudo pasar de empresa hidroeléctrica que abastecía a grandes consumidores a hacerse con un mercado local propio en baja tensión, que en adelante contribuyó decisivamente a orientar su ulterior expansión en la provincia de Almería y la parte oriental de la de Granada.

En el Balance de 1924, FMVL valoraba en 0,92 y 1,22 M Pts la fábrica de gas y la central térmica adquiridas a LEBON, lo que representaba un 17% de su activo total en dicha fecha. Además anotaba otros 3 M Pts en nuevas construcciones. Para financiar la adquisición de las redes de gas y electricidad de Almería FMVL amplió su capital en 3 M Pts.

La condición de aventajados insiders en el negocio eléctrico español estaba firmemente arraigada en su participación en la sociedad TUDOR, o en contactos con grupos electro-financieros germanos y suizos o, acaso, en una estricta identidad de ambos aspectos. El que los negocios que asumieron a continuación se orientaran hacia la fabricación de azúcar invita a pensar que no encontraron más oportunidades en el mundo de la electricidad de las que podía atender FMVL y que de este modo perdieron una de sus principales ventajas competitivas.

Las cifras disponibles nos indican que FMVL tuvo una marcha expansiva hasta 1929 y 1930; para 1929 los beneficios ascendieron a 1,15 MPta y aún crecieron el año siguiente y pudieron distribuir dividendos anuales que ascendieron gradualmente del 6% del capital en 1924 hasta el 8% en 1929. Pero, lógicamente, en los ejercicios siguientes durante los años Treinta los beneficios se desplomaron y en 1933 eran de tan solo 0,13 M Pts, apenas la décima parte de 1930. En el futuro será necesario profundizar en este punto porque fue precisamente entonces cuando el grupo de Canalejas, cedió el control de la sociedad a nuevos gestores. En consecuencia, para 1931 -o poco antes- su consejo de administración había cambiado radicalmente y el domicilio social había sido transferido a Almería. Al parecer el Grupo fue igualmente ágil integrando iniciativas como deshaciéndose de ellas.

Fuerzas Motrices del Valle de Lecrín  fue absorbida por “Hidroeléctrica del Chorro” en el año 1942.

En PDF sacado de Unizar C , 3; C . AV .

Energía Hidroeléctrica disponible y explotada en España en 31 de diciembre de 1929


Etapas

Podemos dividir la evolución de la energía eléctrica en Andalucía en tres etapas:

La división de etapas ha sido sacada de: http://www.monografias.com/trabajos10/anda/anda2.shtml


Edificio del Grupo Canalejas obra de Rucabado, que aún se alza en Madrid en la plaza del mismo nombre en plena City financiera

El Grupo Canalejas 3 es el nombre que recibe por parte de expertos en economía, un conjunto de sociedades que configuraron un pequeño grupo industrial y financiero que articuló diversas iniciativas relacionadas todas ellas con las provincias de Granada y de Almería.

El Grupo recibe este nombre por el domicilio social, situado en el nº 3 de la madrileña Plaza de Canalejas, en el imponente edificio construido por el arquitecto santanderino Leonardo Rucabado, como la Azucarera de Adra S.A. fundada en 1909 ó la eléctrica Fuerzas Motrices del Valle de Lecrín fundada en 1921.