Romanización | ||||||||||
Aunque para esta época no contamos con documentos escritos que nos hablen de la existencia de algún poblamiento en el Valle de Lecrín, la arqueología ha puesto al descubierto diversos yacimientos de importancia, entre los que sobresale la villa romana excavada parcialmente en Talará en agosto de 1983. En dicho yacimiento se descubrieron restos de unas termas, en las que se apreciaba un arco de círculo cruzado para el baño de agua fría (frigidarium), que debió de estar a nivel con el estupendo piso de mosaico de un patio adornado con columnas y esculturas; una pequeña escalera bajaba a la citada zona del baño y otra, algo mayor, comunicaba por arriba con la parte dedicada a los baños calientes. En la misma excavación de tanteo se identificaron también los tres hipocaustos de las termas y se recogieron fragmentos de columnas, una escultura femenina de 50 cm., conservada sólo de la cintura a los pies, así como un torso masculino y otro fragmento escultórico de menos importancia. Uno de los muros situados junto al frigidarium mostraba también restos de pintura roja y azul intenso en estuco y, en otras zonas, aparecieron residuos pictóricos en tonos ocres y naranjas. Las obras de arte y arqueológicas procedentes de esta excavación, junto a una maqueta de las termas, pueden contemplarse en el Museo Arqueológico de Granada. La ocupación romana del Valle de Lecrín está atestiguada asimismo en otros municipios, caso de Padul, donde se excavó la tumba romana de un adolescente aparecida en el paraje de "Los Molinos", y se hallaron también, en otro lugar, una lucerna y ladrillos de esta época. En Dúrcal, además de la aparición de muestras de tegulae (tejas) romanas de diversa procedencia, se han podido documentar una serie de monedas encontradas casualmente en diversos puntos de Máhina, el Olivón, etc. La más antigua de estas monedas es un sestercio de bronce de Tiberio Claudio, acuñado hacia el año 41 d. C., siedo la más reciente un gran bronce de Alejandro Severo (227-235 d. C.); entre ambas piezas, documentamos también los grandes bronces de Trajano (98-117 d. C.) y de Antonino Pío (2ª mitad del s. II d. C.). En este mismo año 2.000 han aparecido en Dúrcal en la zona de las fuentes, no lejos de donde se encontraron algunas de estas monedas, y en la dirección de donde pudo existir un puente romano para cruzar el río, lo que parece ser un interesante yacimiento, pendiente de estudio, de época Imperial, con restos de edificaciones y cerámica sigilata subgálica fechada en la primera mitad del s. I d. C. |
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