Mondújar

Termas romanas

En dicho yacimiento se descubrieron restos de unas termas, en las que se apreciaba:

bulletviñeta Un arco de círculo cruzado para el baño de agua fría (frigidarium), que debió de estar a nivel con el estupendo piso de mosaico de un patio adornado con columnas y esculturas
bulletviñeta una pequeña escalera bajaba a la citada zona del baño y otra, algo mayor, comunicaba por arriba con la parte dedicada a los baños calientes.
bulletviñeta En la misma excavación de tanteo se identificaron también los tres hipocaustos de las termas y se recogieron fragmentos de columnas, una escultura femenina de 50 cm., conservada sólo de la cintura a los pies, así como un torso masculino y otro fragmento escultórico de menos importancia.
bulletviñeta Uno de los muros situados junto al frigidarium mostraba también restos de pintura roja y azul intenso en estuco y, en otras zonas, aparecieron residuos pictóricos en tonos ocres y naranjas.

Las obras de arte y arqueológicas procedentes de esta excavación, junto a una maqueta de las termas, pueden contemplarse en el Museo Arqueológico de Granada

Artículo en el Periódico Valle de Lecrín. Mayo 2001

Termas romanas de Mondújar.

Los baños ¿Romanos o árabes?

Mariano José Martínez Grirnán

Vivir como un romano significaba, antes que nada, ir a las termas. Probablemente no haya habido en la historia otro pueblo tan aficionado a los baños. A partir del Siglo I se convirtieron en el lugar más popular de reunión después del trabajo, para personas de toda condición.

Séneca, el filósofo de la Bética, nos describe el tumulto en uno de aquellos establecimientos en una tarde cualquiera:

"Imagina la algarabía de sonidos, tan extraordinarios como para hacerme olvidar mis facultades auditivas; por ejemplo cuando tan vigoroso caballero hace ejercicio le oigo resoplar. únele a esto el alboroto del hombre que siempre quiere hacerse oír o el estrépito y los salpicones del entusiasta que se lanza a la piscina. Cuenta además con el vendedor de dulces y sus diferentes gritos, el salchichero, el confitero y toda clase de vendedores pregonando su mercancía".

Aquí tenemos pues un relato de los baños (termas) que empezaron con los griegos y se completaron con los romanos. Una vez en los baños de agua caliente nadie quería hacer nada más que pasar el tiempo hasta quedar recocido.

"En la sala destinada a sudar, la temperatura rondarla los 70e- y en los baños calientes la temperatura no bajaría de 55-°"

La demanda de agua a altas temperaturas motivó el irónico comentario de Séneca de que `hoy día no hay diferencia entre el baño está ardiendo y el baño está caliente", con la exagerada coletilla de que el agua se calentaba hasta el punto "de que los esclavos condenados se les metió en el baño en lugar de quemarlos en la hoguera", pues surtía el mismo efecto, había que quemar troncos enteros para llevar el agua a tales temperaturas.

En los primeros tiempos de Roma, los baños habían sido otra cosa. Los romanos sólo se lavaban diariamente brazos y piernas y tomaban un sólo baño a la semana. Les bastaba calentar él agua a temperaturas moderadas, tampoco eran tan frecuentes los baños públicos.

En cambio en el tiempo de Plinio, el número de baños, según escribe él mismo, "ha aumentado hasta el infinito", entre el 33 antes de Cristo y mediados del Siglo I. Por tanto, quedan muy lejos los baños árabes (700 de Cristo). Su popularidad queda reflejada en que pequeños pueblos como Laurentum, en las afueras de Roma, contaba con tres.

También había que calentar otras dependencias de los baños. En la destinada a sudar la temperatura rondaría los 702 centígrados y en los baños calientes la temperatura del aire no bajaría de los 55°- C.

Experiencias realizadas en baños de menores dimensiones que los públicos han demostrado que el mantenimiento de tan elevadas temperaturas requeriría unas 114 toneladas anuales de madera, pero no se asusten, amables lectores, que los romanos disponían de bosques especialmente dedicados a garantizar su abastecimiento. Modernamente a eso se le llama repoblación.