El Valle de Lecrín, es una pequeña comarca enclavada en la vertiente meridional de Sierra Nevada, al sur de la Península de Granada. Su delimitación se debe más a unas condiciones geográficas-descriptivas que a un límite administrativo, provocado por su estratégica situación y por la multitud de elementos formales de naturaleza geográfica, geológica, ecológica y acuífera que la componen.
A nivel geológico, el Valle de Lecrín se describe como una estrecha y larga grieta tectónica de unos 20 km de longitud por ocho a diez de ancho (falla de Nigüelas-Padul), junto a ella, existen una serie de unidades físicas menores de acusada personalidad, delimitadas por una serie de altas serranías. Esta falla, es uno de los rasgos más llamativos del Valle de Lecrín y el origen de la mayoría de los terremotos acontecidos en la comarca, que a lo largo de la historia han castigado a importantes localidades, como es el ejemplo de Albuñuelas y Saleres, que tuvieron que reconstruir parte de sus barrios en el año 1884, como hoy día se puede observar en su trazado urbano.
Del mismo modo, que la geografía influye en el territorio, con la aparición de importantes barrancos y depresiones, por las que discurre una extensa red fluvial, su morfología, también ha condicionado en cierto modo la climatología. Un clima similar en toda la comarca influenciado por la cercanía al Mar Mediterráneo que suaviza las temperaturas. Pero más fresco y continental que la costa, por la altitud a la que se encuentra y por la serie de sistemas montañosos que la rodean.
Su marcada geografía, la importante presencia del agua y la existencia de un microclima propio generan un paisaje único e irrepetible que condiciona las formas y modos de vida de una sociedad, y en consecuencia, su forma de entender y construir la arquitectura.
Los asentamientos de la comarca se remontan a la época prehistórica, motivada por la importante presencia del agua y la estructura caliza del subsuelo.
A lo largo de la historia, su ocupación ha estado condicionada por las sucesivas luchas entre bandos.
Los primeros pobladores, para protegerse de la intemperie construirían cuevas enterradas, que de una forma natural mantenían las condiciones de confort durante todo el año. La mayoría de los restos han sido hallados en la zona norte de la comarca, más próximos a la capital granadina y cercanos a las zonas pantanosas.
Poco después, los romanos ocuparían la comarca de una forma dispersa, pero siempre junto al agua, y con una trama basada en el orden. Los restos romanos se ubican a lo largo de un eje bastante claro con dirección noroeste-sureste que atravesaría todo el Valle de Lecrín. Sin embargo, no será hasta la llegada de los musulmanes cuando el valle alcance su mayor esplendor. Ocupando núcleos existentes y creando otros nuevos. Estos núcleos siempre los encontramos por encima de una acequia principal y con una importante superficie de terreno cultivable en sus alrededores.
Este trazado no mantiene un orden lógico ni ordenado, su trama tiende a la circularidad con calles estrechas y laberínticas que se preocupan más de su defensa y de salvaguardar su intimidad, que de la captación solar, como era el caso de sus predecesores.
Su crecimiento y evolución urbana a estado “condicionada” más que “motivada” por una serie de factores, límites geográficos (barrancos, depresiones, montañas), caminos o acequias, que en cierto modo han condicionado su razón de ser.
Por este motivo, encontramos tramas urbanas que tienden a la linealidad, como es el caso de El Padul, Dúrcal o Béznar; otros, por el contrario, conservan su trazado circular y laberíntico, sin un crecimiento notable, derivado de la proximidad a un límite geográfico, como puede ser Nigüelas (situado en la margen derecha del río Nigüelas) o Ízbor (ubicado a la izquierda del río del mismo nombre). Por último, se percibe una trama ordenada “cuadriculada” que coincide siempre con la zona de crecimiento de las últimas décadas o con la reconstrucción de los barrios afectados por terremotos o inundaciones.
Por ello, no encontramos, ni podemos concluir esta reflexión con un criterio sobre su orientación o crecimiento determinado. Pues en este caso, impera la adaptación y la supervivencia en un medio natural con unos condicionantes geográficos marcados, que no pueden ser sobrepasados o alterados fácilmente.
Es por este motivo, que los caminos e infraestructuras cobran una importancia vital en el Valle, al estar directamente relacionados con su paisaje, ofreciendo auténticas obras de ingeniería en cada época constructiva, que jugará un papel importante y decisivo en el desarrollo de su historia.
Todos los núcleos que constituyen el Valle no han evolucionado ni del mismo modo, ni a la misma vez. Por ello, encontramos un número de poblaciones con un crecimiento destacable respecto al resto, y otras, que por el contrario, se encuentran sumergidas en un lamentable estado de deterioro, llegando al despoblamiento, como es el caso de la localidad de Tablate. Esta alquería, abandonada décadas atrás y cuya situación es estratégica y cardinal dentro de la geografía del Antiguo Reino de Granada se asienta sobre una suave meseta en un lateral del profundo barranco de igual nombre. Por su situación, fue la llave de paso entre Granada y las Alpujarras, testigo de numerosas batallas en la reconquista del Reino.
Su trama urbana, lineal y ordenada con dirección oeste-este imprime el paso del Camino Real por su centro urbano. Este núcleo urbano cuenta con los elementos o edificios básicos que la cultura musulmana, y posteriormente la católica, requerían. Un sistema hidráulico cercano, rodeado de campos de cultivo, con la presencia de una mezquita que posteriormente pasaría a ser iglesia junto a un importante sistema defensivo, un horno y un molino. Su entramado urbano se ve completado con las viviendas distribuidas en cuatro manzanas destinadas a la clase obrera, dedicada al cultivo de sus campos. Estas viviendas se caracterizan por su sencillez y dimensiones reducidas. En todas ellas se combinan las actividades de uso agrícola y las cotidianas, disponiendo de una estancia principal que realiza las funciones de comedor/cocina, junto a un dormitorio en planta baja, la planta alta, se destina a dormitorio y granero o pajar. Todas ellas ,disponen de cuadra en planta baja, anexas a la estancia principal o, junto a otras cuadras y almacenes que completan y cierran las manzanas
En tres de las viviendas estudiadas, los accesos se realizan a través de un zaguán, disponen de cocina separada del comedor y cuentan con un patio interior. Estas viviendas corresponderían a los trabajadores más acomodados de la alquería.
Las viviendas nos presentan un claro ejemplo de adaptación a la vida de sus moradores, a la vez que se muestra cambiante a lo largo del tiempo. Encontramos ventanas tapiadas que en la actualidad forman parte de un muro medianero con otra vivienda, otras estancias a las que se les ha anexado una estructura que daría cobijo a los animales, o por el contrario, la estructura de una vivienda completamente adaptada a almacenes, graneros y cochiqueras.
Su construcción se realiza en base a tres materiales fundamentales, que encontramos en su entorno, la piedra (abundante en sus montañas y ríos), madera (por norma general de pino, numerosa en sus inmediaciones, debido a sus frondosos bosques) y el ladrillo (material importante en el Valle debido a la cantidad de tejares que existieron en la zona).
Los sistemas constructivos empleados para las construcciones públicas y/o sistemas defensivos, difieren de los usados en sus viviendas, donde lo que primaba era la economía, resistencia y durabilidad.
Todas las viviendas se construyen bajo unos conceptos similares, con poca fachada en proporción a su fondo. Adaptadas a la vía principal o secundaria, que no siguen una pauta en sus orientaciones. Sin embargo, encontramos un esquema lógico en sus aperturas, y es que éstas son mayores cuando se ubican al S, O y E, para conseguir una mayor captación solar en invierno, del mismo modo que todas sus carpinterías disponen de contraventanas para protegerse del soleamiento en los meses más calurosos de verano.
Los sistemas constructivos de estas viviendas, salvo las localizadas en la manzana del sur, se realizan a base de muros de mampostería de una hoja con un espesor de 0,45/0,50m, que le aporta una gran inercia térmica, reduciendo la pérdida o ganancia de calor, manteniendo así la vivienda a una temperatura constante y de confort. Por el contrario, las viviendas de la manzana localizadas al sur de la localidad, se ejecutan en base a dos muros distintos. En planta baja, a modo de zócalo, un muro de mampostería que evita el paso de la humedad y en un nivel superior, el muro se realiza con tapial, que le proporciona una mayor resistencia térmica. Esta topología debió de ser ejecutada así por tratarse de las viviendas más expuestas a la radiación solar en verano y menos protegida de los vientos fríos de invierno, pues se encuentra más aislada y sin la protección de otras edificaciones. Por otro lado, este es el conjunto de manzanas más castigado, debido, en parte a esa desprotección y por ser las primeras edificaciones en ser abandonadas.
Todos los muros de las viviendas son encalados, lo que mejora su comportamiento térmico frente a la radiación solar, reflejando parte de ella.
La estructura horizontal y de cubierta son ejecutadas de la misma forma, a partir de viguetas de pino en rollizo o escuadradas con o sin revoltón. Las cubiertas fuertemente ventiladas con un alto poder aislante y muy poco retraso de la onda calorífica. La teja posee una conductividad relativamente alta (0,76) que se compensa con la baja conductividad de la madera y el cañizo (0,16).
El aporte de la paja, como aislante en el mortero de barro, combinado en ocasiones con la cal, compensa y equilibra de forma considerable la resistencia térmica en los cerramientos, tanto horizontales como verticales, pues presenta, una conductividad térmica muy baja, menor de 0,8 W/mº C.
En estas tipologías residenciales encontramos un claro ejemplo de arquitectura tradicional bioclimática, porque está tan íntimamente ligada a su entorno, que podemos decir que mana de él, adquiriendo infinidad de vínculos con el mismo. El uso de unos determinados materiales y sistemas constructivos junto a la adecuación de los espacios a las actividades domésticas y económicas son concretas de una sociedad, y el muestrario de unas estrategias de proyecto para este área geográfica. Por este motivo, esta arquitectura es única y no encontramos las mismas respuestas en otros lugares. Sin ir más lejos, en la comarca vecina de las Alpujarras, su sistema constructivo y materiales deben adaptarse a unas temperaturas más frías y con una importante oscilación térmica entre el día y la noche.
Este estudio sobre el Valle de Lecrín, y en concreto sobre la vivienda de Tablate nos lleva a finalizar, insistiendo en la idea de que la búsqueda de la sostenibilidad sobre cualquier asentamiento está ligada a las condiciones del entorno en el que se encuentra. Así mismo, en la búsqueda del máximo aprovechamiento de los recursos disponibles, esta arquitectura era diseñada bajo unas condiciones favorables al clima para mejorar su habitabilidad.
Todas estas condiciones no han supuesto un gran impacto sobre su territorio, permaneciendo los valores paisajísticos y ambientales casi intactos. Su nivel cromático, se asemeja sustancialmente a las tonalidades que nos ofrece su paisaje, excepto una de las tonalidades que nos aparecen en este estudio, que es el repetido color añil, abundante en los revestimientos interiores y de tendencia de su época.
El problema, es que estas construcciones solo eran posibles bajo una economía caracterizada por el vínculo familiar. Por eso, con el cambio de estructura social y economía, a mediados del s. XX, se produjo el despoblamiento de estos núcleos.
El descubrimiento de estas arquitecturas que vinculan el patrimonio construido con el medio ambiente, el paisaje e historia, es una oportunidad para ponerlo de nuevo en valor. Debido a que en la actualidad, el patrimonio está más vinculado al valor histórico y cultural, pero, no solo en los monumentos (castillos, fortalezas y templos) reside la memoria de los pueblos. En la arquitectura popular o tradicional encontramos la identidad de una comunidad que refleja los valores y la variedad cultural de los distintos lugares del mundo.
Por ello, es necesaria su conservación y difusión, abocada en una irremediable desaparición. La UNESCO, en 1976 se hizo testigo, y desde entonces, han sido muchas las propuestas y estudios realizados en torno a su recuperación. Pero, no se debe confundir y vestir de “tradición” lo tradicional. Debemos de considerar que la conservación de estas viviendas tendrán que adaptarse a determinados aspectos y condicionantes de la vida actual. Pero, manteniendo los elementos singulares de especial interés, como son sus muros de carga. Adecuar con tecnologías actuales sostenibles y mejorar la funcionalidad de las viviendas. Deberemos evitar materiales que alteren el funcionamiento y estabilidad de los actuales, como es el caso del cemento que evita la respiración natural de nuestros antiguos muros.
A nivel de rehabilitación y de prioridades, las cubiertas presentan un estado de deterioro más avanzado que los muros, al ser el elemento más expuesto a las inclemencias del tiempo. También nos ofrecen unos valores de transmitancia muy cercanos al límite propuesto por el CTE, por lo que su rehabilitación debería de ser inminente. Esta debería de realizarse manteniendo el sistema constructivo tradicional con la adicción de una capa impermeabilizante y aislante que mejoren los niveles de transmitancia, y por consiguiente de confort.
Por lo tanto, todos los sistemas constructivos utilizados en su rehabilitación deben de basarse en las técnicas y conocimientos de los sistemas tradicionales.
Para finalizar, la realización de este trabajo ha supuesto el descubrimiento y conocimiento de esta comarca desde un punto de vista paisajístico y arquitectónico. Y con el análisis de las viviendas de Tablate, se ha ido descubriendo el diálogo entre paisaje y arquitectura, intentando adivinar con cada nuevo paso los porqués de sus distribuciones, formas y construcciones. Lo que ha provocado un trabajo de investigación fascinante que me invita a seguir describiendo las peculiaridades que encierra este mundo.
Hemos dividido el pdf en sus dos capítulos para que tengan menos peso. Además le hemos quitado bastantes páginas en blanco que tenía. De todas formas el original lo puedes ver aquí
CAPÍTULO 1. Estudio del conjunto del Valle de Lecrín
CAPÍTULO 2. Alquería de Tablate