En el Barrio Bajo se encuentran estos dos cárcavos, en la parte baja de una casa. Son los restos de un antiguo molino harinero que movía sus dos piedras con el agua de la acequia que pasa por el mismo barrio Bajo. Nadie recuerda al molino funcionando, ni siquiera los dueños de la casa José Jiménez (Familia de "Joseico el Puo").
La acequia de agua aún pasa por debajo de la casa en busca de las fincas. El gran desnivel que ofrece todo el barrio daba la posibilidad de crear buenos saldos como éste para que pudiera mover cualquier rueda. Quizás fuera uno de los molinos que el Marqués de Ensenada cita allá por 1752