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Manuel Titos Martínez
El 10 de febrero de 1.923, hace ahora 75 años, se inauguró el tranvía de Granada al Padul; es este un buen momento para, al hilo de dicha conmemoración, hacer una breve reflexión sobre lo que significó aquel sistema de transporte en la Granada de principios de siglo, cuando el estado de la red de carreteras era pésimo y cuado el proyecto de ferrocarril a Motril había naufragado antes de zarpar, al parecer para siempre.
Durante el 'primer cuarto de siglo, sin embargo, en la Vega de Granada se desarrolló un sistema de transporte extraordinariamente eficaz y rápido para la época, que llegó a tener una longitud de más de cien kilómetros: 18 tranvías urbanos y unos 80 periféricos, que se completaban con los del tranvía a Sierra Nevada.
Aquella red, construida entre 1.904 y 1.927, conectó los principales centros de la industria azucarera granadina a través de una serie de líneas estratégicas que revolucionaron las comunicaciones de la Vega: Granada Gabia Grande, Granada-Pinos Puente, Granada Santafé, Granada-La Zubia, Granada Dúrcal y Granada-Sierra Nevada.
Su construcción fue realizada por la empresa "Tranvías Eléctricos de Granada, S.A.", promovida por una familia Zaragozana, Escoriaza, a la que se incorporará más tarde capital granadino, directamente interesado en los negocios azucareros.
Pero a medida que la red de carreteras fue mejorando, la industria del azúcar comenzó a utilizar con preferencia la carretera, dado que el diferente ancho de vía de los tranvías, 0,75 metros, dificultad su conexión con el ferrocarril, quedando el tranvía como medio de transporte de viajeros. Más tarde, cuando también este transporte comenzó a preferir el automóvil, el tranvía inició su decadencia inexorable.
Pero dentro de la red, el tranvía de Padul y Dúrcal tuvo una singularidad en relación con el resto de la red, porque con el mismo se pretendió superar uno de los problemas históricos del transporte interprovincial, cual era la conexión de la capital con el Valle de Lecrín, la Alpujarra y la Costa, cuando el proyecto de ferrocarril ordinario parecía haber pasado ya a dormir un sueño eterno.
Y es que este tranvía fue completado con la construcción de un cable aéreo, desde Dúrcal hasta Motril, con un ramal a Órgiva, vinculado al transporte de mineral de hierro de la Sierra de Lujar, con lo que se pretendían resolver unos problemas endémicos de transporte entre la Costa y el interior que, aún hoy, se mantienen en gran parte vigentes.
El cable fue construido por la empresa "Dipor S.A.", y se mantuvo en funcionamiento hasta 1.948: desde entonces, esta línea sirvió también para el transporte de viajeros.
Sin embargo, las preferencias eran para el transporte por carretera y la novedad que al automóvil suponía en una España que había iniciado, tras largas décadas de estancamiento, un cierto crecimiento económico.
A comienzos de los años sesenta ya se clausuraron algunas líneas urbanas; en 1.971 se produjo la estabilización de la red y en 1.974 aquel hermoso y eficaz sistema de transporte llegó a su fin. El 19 de enero de 1.974 se realizó su último viaje el tranvía a la Sierra, sentenciado por la construcción del pantano de Canales. Pero eso era sólo un pretexto: el 16 de febrero del aquel mismo año el Ayuntamiento de Granada anunciaba el cierre de la red de tranvías para conseguir en Granada una mejora de la pavimentación y posibilitar una nueva ordenación viaria; lo de Canales, por consiguiente, era un pretexto para justificar una ejecución general, decidida con gran miopía, por otras causas que no tenía nada que ver con la construcción de la presa.
Ahora, cuando se han cumplido 75 años de la llegada del tranvía a Padul y han pasado lamentablemente 24 desde que desapareció aquel romántico, económico, ecológico y eficaz sistema de transporte, traemos a modo de recordatorio tres documentos de singular interés histórico, extraídos del más importante periódico que existió en Granada desde 1.881 a 1.936: El Defensor de Granada.
El primero, es la noticia del comienzo de la construcción del tranvía, que tiene lugar en el verano de 1.914; la segunda , la terminación de la perforación del Cerro del Mono y de la construcción del túnel que permitía salvar el mismo, a primeros de agosto de 1.922. La tercera, finalmente, la crónica de la inauguración del tranvía hasta el Padul, que tuvo lugar el 10 de febrero de 1.923, y que reprodujo El Defensor de Granada al día siguiente.
Tres documentos par la historia de la nostalgia, que pueden servir para reflexionar sobre el acierto y el desacierto de las acciones humanas.
Manuel Titos es director de la obra social de La General, y este artículo fue publicado por el Ayuntamiento de Padul al cumplirse el 75 aniversario del tranvía.
Iqlím al-ushar", el distrito de la caña de azúcar
El Valle de Lecrín, en contra de la creencia generalizada, no significa Valle de la Alegría, sino El Distrito de la Caña de Azúcar, en alusión a este cultivo, que al parecer se dio en la comarca hace algunos siglos
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"El nombre es bonito y aún siendo falso en el origen, podemos tratar de imponerlo". |
Contrariamente a la opinión extendida y a lo que hemos venido creyendo duran te muchos años, el Valle de Lecrín no significa "Valle de la Alegría). Esta acepción, según mantiene y documenta José Maroto, que nos escribe desde Madrid, es más bien una invención de la época de Pedro Antonio de Alarcón. Un invención bonita que tal vez desde el punto de vista turístico nos convendría mantener. Por su interés, reproducimos su carta.
"Lecrín significa distrito, y el nombre completo sería distrito de la caña de azúcar"
"En el número de febrero hacéis referencia un par de veces I Valle de Lecrín como valle de la alegría, que es la interpretación del nombre que yo aprendí de mi padre. Pero en la entrevista con J.M. Puerta publicada el pasado mes de febrero, éste afirma que Lecrín deriva de "Iqlim al ushar", sin expresar la traducción, sólo aclara que lo de "alegría" procede de una mala interpretación de P.A. de Alarcón.
Pues bien, en la fotocopia que os acompaño de un libro de Asín Palacios (Contribución a la Toponimia Árabe de España, Manuel Asín Palacios, II Edición, CSIC Inst. Arias Montano. Madrid-Grana-da 1.994), éste dice que Lecrín significa "distrito" y que el nombre completo sería "Distrito de la caña de azúcar".
Como Asín Palacios utiliza caracteres arábigos, Puerta "latiniza" el nombre y yo desconozco la escritura arábiga, no sé si ambos coinciden o no en la explicación del origen, es posible que los garabatos era arábigos de Asín equivalgan a la transliterización de Puerta.
"El nombre actual es bonito y aún siendo falso en el origen, podemos tratar de imponerlo como nuevo"
Pero lo que no está claro en ambos es que Lecrín no significa "alegría", pero el nombre es bonito y, aún siendo falso en el origen, podemos tratar de imponerlo como nombre nuevo, al fin y al cabo los nombres geográficos muchas veces han cambiado a lo largo de la historia.
Es curioso que en la misma página Asín Palacios explica el origen de la palabra Lecrín, figura Lentejí, cuya traducción sí que es alegría".
1.949. INAUGURACIÓN DEL MERCADO DE DÚRCAL. Un fotógrafo granadino llamado Sanz plasmó este momento para la Historia de Dúrcal. Era un 3 de febrero del 49 y las autoridades locales y provinciales procedían a inaugurar el mercado. El sacerdote que oficia las bendiciones es don Rafael Ponce de León (fundador del periódico El Valle de Lecrín); detrás, entre Ponce de León y el monaguillo, el recordado y nunca bien ponderado, alcalde de Dúrcal, don José Puerta Molina; junto a él, detrás del monaguillo, el entonces gobernador civil de Granda, don Servando Fernández Victorio; en la esquina superior derecha, don Fernando Roldán Sanz, esposo de doña Ángeles Rosales Alcaraz. En la esquina superior izquierda, don Celestino Echevarría Jiménez. Detrás de don José Puerta Molina, entre su cabeza y su hombro, don Nicolás del Castillo Puerta. El monaguillo es don José Conejero Puerta. Medio pueblo |
Manuel Martín
Era por primeros de Enero de 1.559.
"A fin de año habrá un mundo nuevo", decían los moriscos públicamente con una expresión indefinible ...Y las autoridades, que se enteraban de esto, lo atribuían a que en aquella fecha expiraban los últimos plazos de la terrible Pragmática, por lo respectivo a la lengua, ropas y demás usos orientales.
El plan era que los jefes de los Monfíes de la Alpujarra (cuadrillas de salteadores que actuaron por gran parte de Andalucía tras la expulsión de los nazaríes de Granada por los Reyes Católicos) y del Valle, esto es, el Daud, el Parta¡ de Narila y el Nacoz de Nigüelas, con cuatro mil hombres escogidos entre los que ya campaban por su respeto en aquellas fragosidades, pasasen la Sierra Nevada durante la noche, entrasen en Granada por la Cuenca del Darro, ganasen así fácilmente el Albayzín sin ser vistos y sirvieran de núcleo a la rebelión de todos los moriscos de la Ciudad y de la Vega" (según cuenta Alarcón en su obra La Alpujarra).
No hay fe escrita, o al menos lo desconocemos, de que uno de los jefes de los monfíes, el wali (capitán, líder) Nacoz, fuese de Nigüelas; lo que sí es de literatura histórica que al nombre del personaje en cuestión se le añada bien de donde es oriundo bien de donde es nacido. Así de lo que se refleja en lo escrito y de lo que de lo escrito se refleja, podemos afirmar que hubo alguien de aquí que fue líder de los míticas monfíes.
Y quiénes eran los Monfíes: .bajo el esplendoroso manto de la victoria de los Reyes Católicos se ocultaba una carcoma activa y roedora ...malcontenta con el yugo ...Tarik y Muza habían dejado siete siglos antes a los godos y solariegos vecinos, iguales derechos y franquicias.
Pero si los árabes habían respetado religiosamente sus pactos con los españoles subyugados, no había sucedido lo mismo (rubor causa confesarlo) respecto a las estipulaciones concluidas entre los vencedores Reyes de Castilla y Aragón y el vencido Rey de Granada.
...Y poco después de la conquista (30 de marzo de 1.492) habían expedido un decreto de expulsión contra los judíos ... los moriscos miraron esta medida ...con un profundo recelo ...Las mezquitas fueron ocupadas por el vencedor, con abierta infracción de las Capitulaciones (las Capitulaciones de Santafé) y convertidas en iglesias (como es el caso de todas las del Valle de Lecrín).
Por consecuencia de ello el Albayzín se sublevó .... los principales de los sublevados fueron duramente castigados a sangre, y los moriscos... aparentaron una sumisión que no sentían ...en cuanto a los de las Alpujarras...se alzaron de una manera imponente ...y se declararon en abierta rebelión.
Aquella sublevación fue sofocada ... con más trabajo y más tiempo ... no quedó en España un morisco ... que no se hubiese bautizado y que públicamente no profesase la religión católica ... se habían visto obligados a escoger entre el bautismo y las hogueras de la Inquisición.
Eran pues cristianos a la fuerza... y en el fondo de sus corazones aborrecían a muerte al odioso conquistador... había un número considerable de gente suelta que prefería la lucha con el vencedor y sus peligros a someterse vergonzosamente al yugo. Estos moriscos ...no entraban en las poblaciones, sino para saquearlas: vivían en la montaña, se albergaban en las cuevas de las rocas, ya bajo una tienda de cuero, activos siempre, siempre dispuestos al combate y feroces y terribles hasta el punto de causar terror a los mismos moriscos de quienes habían sido hermanos.
Para intentar ser justos, convencidos de la universalidad de la persona, y creyendo profundamente en ello, es lícito reconocer que todas las aspiraciones auténticas entendiendo las que parten del Ser), son dignas.
Reconocer que el que lucha por convicción justificada y pone en ello su vida es como mínimo digno de mención. Tal es el Nacoz de Nigüelas.
En palabras de Ricote, un morisco que regresó a escondidas tras la expulsión, pese a los riesgos que con ello corría, le dijo a Sancho Panza en El Quijote: `Doquiera que estamos, lloramos por España, que por fin nacimos en ella y es nuestra patria natural".
Para entender lo que ocurrió hay que remontarse a las ya nombradas Capitulaciones (mediante ellas entregó Boabdil a sus súbditos) y en ellas D. Fernando de Aragón y doña Isabel I de Castilla "afianzaban a los islamitas completa seguridad de bienes y de haciendas, obligándose por sí, y a nombre de sus descendientes, a respetar por siempre jamás los ritos de los musulmanes, sin quitar las mezquitas y torres de Almuédanos...", estableciendo además que "la justicia continuaría administrada entre moros por jueces de su propia religión y con arreglo a sus propias leyes", que "todos los efectos civiles relativos a herencias, casamientos, dotes, etc, permanecerían atemperados a sus usos y costumbres..., que los Alfaquís seguirían difundiendo la instrucción en escuelas públicas y percibiendo las limosnas, dotaciones y rentas asignadas para ello..." (Capitulaciones de Santafé, por las que el rey Boabdil entrega Granada a los Reyes Católicos)...
NOTA: "El Nacoz de Nigüelas" es un artículo del libro "Nigüelas, Atalaya de la Alegría", escrito por el nigüeleño Manuel Martín y que acaba de ser publicado por el Ayuntamiento de Nigüelas y la Diputación.
Leyendas del Valle de Lecrín: Malapedrámepeguen (Padul)
Leonardo Villena
Había un labrador lagunero que siempre iba subido en una borriquilla. La aparejaba por las mañanas, le cargaba el serán y labraba sus campos. Los cavaba, sembraba, escardaba, regaba y criaba excelentes verduras y hortalizas que su esposa vendía, en la casa, a vecinos y parientes; y con el producto de las ventas cubría las necesidades más imperiosas.
Tenía por costumbre, en todo lo que decía o había de hacer, apostillar la frase con la expresión "malapedrámepeguen". Y la gente, siempre propensa a motejar, olvidó su nombre y lo llamó habitualmente por la muletilla; pero el labrador era un hombre sano que no hacía caso a nadie. Si estaba en la posada y apuraba la copa de aguardiente o el jarro de vino, su expresión habitual encendía sonrisas irónicas en los rostros.
¡Malapedrámepeguen, posadero, que ya me he bebido el vino! ¡Échame otro jarro, y que malapedrárnepeguen!
Cuando debía esforzarse en el campo, analizaba la faena, ponderaba el trabajo que le exigía y acompañaba los cálculos con la frase acostumbrada:
- ¡Malapedrámepeguen, que tengo que segar...!
Y acometía sus obligaciones con esas ganas.
Su buena y paciente mujer, cansada de oírle, le recriminaba la expresión:
- ¡Que no digas más mala pedrá me peguen!
- ¿Y porqué no he de decirlo? ¿Acaso le hago daño a alguien?
- Sí, a mí me lo haces! -Gimoteaba, huraña y llorosa.¡Como que ya me dicen en el pueblo La Malapedrámepeguen!
Él, que lo ignoraba todo, utilizaba la expresión como si no le importara el decir popular y la repetía con insistencia y en voz alta, de manera que lo pudieran oír las personas de las inmediaciones...
La Vega de Padul era un vergel, sobre todo en el verano. Se distribuían caprichosamente las alamedas, frutales, rastrojeras y maizales en bellísima alternancia, los caminos de herradura, que serpenteaban sinuosos, festoneaban los cauces de madres y brazales de riego.
El fresco vaho de los terrenos regados reconfortaba a los caminantes. Las sombras aledañas de los manantiales, donde afloraban cristalinas aguas potables, eran lugares bucólicos, idóneos para el reposo de los trabajadores. El murmullo del viento en los maizales serenaba los ánimos e invitaba a una tranquilizadora siesta. Amenizaban el sueño los arrullos de palomas y tórtolas en nogueras y membrilleras y los febriles cantos de las codornices en celo.
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Malapedrámepeguen madrugaba en verano, como tantos trabajadores. Concluía la peonada para el mediodía. Eludía el fuego del cénit canicular tendido en las praderas umbrosas, junto al agua, y regresaba a su casa con la frescura de la tarde, después de otro tiempo de trabajo.
Tenía que sembrar un rodal de papas tardías, en un pedazo de tierra recién regado, y debía cavarlo. De madrugaba, cuando aún brillaban los luceros, evitando los molestos roces del azadón en las piernas, repetía por el camino:
¡Malapedrámepeguen, que hoy me toca cavar!
Otro campesino complaciente, oculto en un crecido maíz, le oyó la cantinela. Le lanzó un voluminoso ripio con tal tino que le dio en la coronilla. Le rompió la boina y le abrió en el cuero cabelludo una brecha que manó abundante s a n g r e . Malapedrámepeguen perdió el conocimiento y se desplomó al suelo. Unos minutos después, recuperado del impacto y asustado por la sangre que le manchaba el rostro, regresó corriendo a demandar auxilios médicos. Temiendo tropezarse con otro gracioso del mismo estilo, apercibido y escarmentado por el patuscazo, gritaba, a voces, por el camino.
- ¡Ya me la han dado! ¡Ya me la han dado!
MALAPEDRÁMEPEGUEN pertenece al libro "Cuentos y leyendas del Valle de Lecrín", del que es autor el paduleño Leonardo Villena, y que ha sido editado el pasado año por Proyecto Sur de Ediciones
EL ABUELO. La imagen que hoy asomamos a nuestra portada corresponde al nacimiento del emblemático puente de hierro de Dúrcal o puente lata, como cariñosamente le llamamos. Esta fastuosa obra maestra de la ingeniería (200 metros de longitud y 53 de altura), fue inaugurada en 1.922, (acaba de cumplir 76 años) por lo que la fotografía pudo haber sido hecha en 1.920 o 1.921. El puente lata -dicen que diseñado por el propio Eiffel- venía ya de prestar servicio sobre el río Gor, en la línea ferroviaria Guadlx-Baza. En nuestra comarca fue testigo y artífice de una de las épocas más gloriosas interesantes de la historia y la economía granadina. Fue durante años incansable reloj para los agricultores, con el inexorable paso cada hora y media del tranvía Granada-Dúrcal. Por él pasaron también millones de toneladas de mercancías entre la Vega de Granada y el puerto de Motril, a través del cable aéreo más largo de Europa. Ahora, jubilado, espera paciente su próxima restauración con la satisfacción del deber cumplido. Reproducción Cecilio PADIAL |
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Nigüelas siempre ha destacada por su afición a la música. En esta imagen podemos ver a la banda nigüeleña que ganó en 1.932 el primer premia del concurso de bandas de música celebrado en Granada. Interpretaron "La Danza Gitana", "Rosa la del Azafrán" y "Oh Artista". La fotografía pertenece al libro de Manuel Martín Atalaya de la Alegría |
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Detalle de la cabecera de la iglesia parroquial de Saleres. |
Las iglesias del Valle de Lecrín, construidas tras la Toma de Granada, constituyen un conjunto mudéjar de enorme interés artístico que no ha tenido hasta ahora la consideración que merece
El artículo que a continuación publicamos es un fragmento de un libro de los profesores de la Universidad de Granada Ignacio Henares Cuéllar y Rafael López Guzmán que lleva pro título "Arquitectura mudéjar granadina", editado por La General. En él se hace un estudio de este tipo de arquitectura en nuestra provincia, en la que las iglesias de nuestra comarca conforman un conjunto de especial interés que debería ser tenido más en consideración. El estilo del artículo es a veces excesivamente técnico para el común de los lectores, pero lo lo publicamos en su integridad, dado su interés, por el gran número de datos que aporta.
La distinta participación de los pueblos del Valle de Lecrín en el levantamiento de la Alpujarra de 1.568 hace que aquí existan diferentes tipologías de parroquiales según las modificaciones sufridas. De igual forma, la participación de unos mismos alarifes le otorgarán características similares a diversas construcciones.
Posiblemente la más antigua sea la de Béznar conformada con tres naves separadas por pilares góticos sobre arcos apuntados. Las naves laterales se cubren con alfarjes de un sólo orden de vigas que siguen la inclinación del tejado. La nave principal presenta un arco apuntado individualizando la capilla mayor; el conjunto mantiene una sola armadura de par y nudillo con seis tirantes pareados y apeinazados con lazo de ocho sobre canes de tracería gótica con tres lóbulos, el papo de los tirantes y pares tiene encintado la taracea. L armadura se continúa sobre la capilla mayor ochavándose para seguir el esquema de los paramentos límite. La iglesia se construía ya en 1.925. En 1.526-1.527 trabajaba como carpintero Juan Fernández y Juan de Toledo aún era albañil de la misma en 1.530. (Según consta en el inédito Inventario Histórico-Artístico).
Relacionadas, sin duda, estarían las iglesias de Marchena, Acequias y Cozvíjar. Juan Fernández, que ya había trabajado en la de Béznar, va a intervenir en la realización de la armadura de estas parroquias.
La de Acequias tiene una sola nave cubierta por una armadura de limas moamares con siete tirantes pareados y apeinazados con lazo de ocho y cuadros simples sobre canes de acanto. El almizate tiene lazo de ocho en el centro y en los cabos se combina con aspillas, coincidiendo este apeinazamiento con una réplica en los arranques de los pares. Los elementos estructurales están perfilados. Como indicábamos, Juan Fernández realizaría la carpintería entre 1.548 y 1.551, siendo albañil Pablo Fernández. A fines de siglo la parroquia completará su ornamentación con un retablo de Hernando de Horihuela con lienzos de Raxis bajo la subvención del arzobispo don Pedro de Castro, cuya heráldica figura en los bancos del mismo.
El mismo esquema espacial presenta la parroquial de Cozvíjar con una armadura de limas moamares perfilada con cinco tirantes pareados de lazo de ocho y cuadrales sobre carnes de cartela. El almizate se apeinaza en los cabos con lazo de ocho. Las condiciones de esta fábrica se hicieron en torno a 1.540, corriendo la carpintería a cargo del citado Juan Fernández y la albañilería de Pablo Fernández.
También en 1.546 trabajaba Juan Fernández en Dúrcal, aunque las transformaciones acaecidas en esta iglesia impiden su correcta lectura. Presenta en la actualidad crucero y tres naves separadas por arcos de medio punto sobre pilares. De la primera construcción sólo conserva la armadura de la nave central, de limas simples con diez tirantes pareados con lazo de ocho sobre canes de diseño manierista invertido. La armadura pierde el faldón hacia la capilla mayor lo que presupone la existencia de un arco que separaría el altar mayor.
En Saleres, Melegís, Padul y Mondújar trabajó el carpintero Francisco Fernández. La primera presenta una nave cubierta por una armadura de limas moamares perfilada con seis tirantes pareados y apeinazados con lazo de ocho apeando, al igual que los cuadrales, sobre canes de cartela con decoración de sogueado en el centro. El almizate se apeinaza en los cabos con lazo de ocho. Hay que destacar el faldón sobre la capilla mayor que para potenciar este espacio extiende el lazo en cabos y centro, al igual que las primeras calles de los faldones laterales, justo hasta el primer tirante. En la sacristía, correspondiente al bajo de la torre, encontramos un alfarje de jácenas y jaldetas agramiladas. La carpintería, como dijimos, la realizó Francisco Fernández en 1.561, trabajando en la albañilería Bartolomé de Villegas y como cantero Pedro Berruezo que hizo la portada de 1.560.
Una armadura, del mismo tipo que la anterior, corresponde a la única nave de Melegís sin ningún tipo de decoración, apeando sus nueve tirantes pareados y los cuadrales sobre canes de cartela. Francisco Fernández actuó entre 1.566 y 1.567, aunque en 1.599 fue renovada la carpintería por Antonio López Qamudio que había sido quemada en el levantamiento morisco. Bartolomé Villegas tuvo a su cargo la construcción entre 1.562 y 1.567, realizando en 1.563 la portada el cantero Pedro Gómez de Fuenfría.
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Interior de la iglesia parroquial de Mondújar | Iglesia parroquial de Béznar, con sus tres naves separadas por soportes góticos |
Padul, como la de Alhendín Padul presenta en la actua-nuao una fabrica muy renovada con tres naves separadas por arquería sobre pilares de cantería cubriéndose laterales con bóvedas baídas con nervaduras. La nave principal, que sí respondería al primer diseño, se cubre con una armadura de limas bordones que pierde el faldón de la cabecera para contactar con un arco que separa la capilla mayor. Tiene ocho tirantes pareados apeinazados con lazo de ocho, igual que los cuadrales, apeando, ambos, sobre canes de acanto. El almizate mantiene lazo de ocho en los cabos y centro. La capilla mayor exhibe una importante armadura cuadrada de limas simples con cuadrales dobles apeinazados con lazo de ocho sobre canes de acanto. Los elementos estructurales están perfilados y el almizate totalmente cubierto con lazo de ocho y piña de mocárabes en el centro.
La obra era dirigida por Juan Ajofrín, junto con su hijo, en 1.541. En 1.543-1.545 se pagaba a Jerónimo García, albañil, por la torre que, según las condiciones, debería de ser como la Alhendín. Las portadas fueron realizadas por el cantero Gaspar de Muriel en 1.559. Sirviendo como nexo, Francisco Fernández trabajó en la carpintería y Luis Morales en la albañilería.
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Iglesia de Nigüelas. Detalle del almizate sobre la capilla mayor. | Torre de la iglesia parroquial de Melegís |
La parroquial de Mondújar, lugar de enterramiento definitivo de la dinastía nazarí, estruc tura una sola nave donde se puede apreciar, en la armadura, la ampliación realizada en el siglo XVII alargando la nave que se cierra sobre el coro con limas simples, apeinazamiento de aspillas y estrellas de ocho en el cabo del almizate y tirantes pareados sobre canes con perfil de Y. En cambio, la cabecera continúa la anterior cubierta ochavándose sobre pechias con artesones y presentando apeinazamiento en todo el almizate y arranques y partes medias de los faldones. Por su parte, los tirantes de esta zona apean sobre canes de cartela. El paramento exterior se conforma con ladrillo y cajones de mampostería con decoración de esgrafiado. La portada lateral es de gran sencillez con tondo y aletas muy cercanas a Siloe; la situada a los pies, así como la torre, pertenecen a las transformaciones realizadas en el seiscientos. En 1.577 trabajaba como carpintero el referido Juan Fernández y como albañil Juan Alonso Jiménez.
Silos carpinteros Juan y Francisco Fernández suponían la vinculación entre las arqui tecturas anteriores, será Alonso López Qamudio quien nos relacione Cónchar y Nigúelas, aunque también intervino en Melegís, poniendo de manifiesto cuáles eran las realizaciones de transición al siglo XVII.
Cónchar elabora una sola nave con armadura muy rehecha, de limas bordones con ocho tirantes pareados sobre canes de cartela. El proyecto lo hizo Ambrosio de Vico en 1.610 habiéndose de construir la iglesia en el mismo solar que la antigua de la que sólo se conservaba la torre. La obra se acabó en 1.614 habiendo sido albañil Antonio Bermúdez y el mencionado Alonso López ~amudio, vecino de Otura, carpintero.
Más elaborado el diseño de Nigüelas expone una sola nave donde se individualiza la capilla mayor mediante un arco toral de medio punto sobre pilastras dóricas con capiteles de cantería. Este espacio principal se cubre con una armadura ochavada de limas moamares sobre pechinas con tableros con lazo. El conjunto de la armadura está apeinazado y el almizate presenta una gran piña de mocárabes en el centro. La armadura de la nave es, también, de limas nobles con seis tirantes pareados con lazo y cuadrales simples sobre canes de acanto. Pierde, como en otros casos, el faldón hacia la cabecera. El centro del almizate se apeinaza con lazo de ocho y los cabos combinan el lazo con aspillas. En este caso Alonso López Qamudio tasó las obras realizadas por Juan López de Paniagua entre 1.580-1.582. No obstante, el grueso de las obras lo había realizado entre 1.561-1.562 el albañil Jerónimo García y el carpintero Martín Moreno.
Una última reflexión sobre los elementos cerámicos de estas parroquias que fueron elaborados en Granada en los talleres de los Robles, lo que nos habla del empleo de diseños muy parecidos a los del resto de la provincia. En 1.562 María de Robles enviaba tejas vidriadas, alizares y olambrillas a Nigüelas; y en 1.559 las tejas de Padul. Igualmente, en 1.561 Isabel Robles aportaba los azulejos para la torre de Saleres que repiten los esquemas de Santa Ana y San Andrés de la capital, dibujos, eso sí, de influencia seviallana. Ignacio Henares Cuéllar y Rafael López Guzmán Profesores de la Universidad de Granada
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Interior de la iglesia parroquial de Acequias. |
Nos encontramos la maestría, los maestros renombrados, en el Valle de Lecrín. Pese a su dependencia del arzobispado de Granada y la presencia intermitente del maestro de la diócesis, las diferencias constructivas son evidentes. La diferencia poblacional se marca en el núcleo ritual, Saleres apenas apenas configura una plante de cajón donde elementos decorativos marcan la importancia de la capilla mayor; frente a ésta, Nigüelas elabora un cuidado diseño de cantería correspondido en la traza de techumbres con nombres como Juan Fernández, Antonio López Qamudio o Martín Moreno que dominan la proyectiva de la zona y, frente a ellos, la relación con la capital en lo referente, por ejemplo, a cerámica: raras son las albanegas que en el cuerpo de campanas no lucen las producciones de los Robles o los Tenorios. Además, en esta zona, se conserva uno de los proyectos más primitivos que escalonan la evolución del mudéjar en el Reino de Granada. Nos referimos a la parroquial de Béznar con tres naves separadas por soportes góticos y cabecera poligonal definida mediante el achaflanamiento de sus muros. Este espacio, hoy día marginado, casi ausente, en la historia del arte provincial constituye uno de los mejores ejemplos, por su calidad y conservación, de lo que debió ser el primer proyecto de dotación de parroquiales mudéjares que derivarían antes del espíritu conciliador del arzobispo de Talavera que de la intolerancia de Cisneros.
Ignacio Henares y Rafael López
El Valle de Lecrín en 1.776 (I)
Iniciamos aquí la publicación de un documento que consideramos de especial interés para el Valle de Lecrín. Se trata de una radiografía de nuestra comarca realizada por Tomás López, un geógrafo madrileño que en 1.776 elaboró un Diccionario Geográfico de España. Se valió para ello de cuestionarios que envió a los párrocos de todas las poblaciones, lo que le permitió obtener numerosos e interesantes datos que plasmó en su obra, que recientemente ha sido reeditada por la editorial granadina Don Quijote. Ello nos permite hoy hacernos una idea más aproximada de cómo era nuestra comarca hace doscientos años. Por ello hemos querido reflejar en estas páginas la parte que describe al Valle de Lecrín.
LECRÍN
El Valle de Lecrín, esto es, de alegría, (El topónimo °Lecrín", de origen árabe, se traduciría por región, y hace alusión a divisiones territoriales de carácter administrativo -Asín Palacios, 28-. Según Yaqut - citado por Asín Palacios, 116se habría eliminado la segunda parte del topónimo, que en origen sería la región de la caña de azúcar . La etimología del texto es una interpretación errónea del cura de algunas formas en que aparece este nombre en diversos documentos, como Valdelecrín o Valle de Alecrín), denominación que justamente le conviene por su amenísima situación, está al mediodía de la ciudad de Granada y distante de ella tres leguas. Su primer pueblo, los de su comprensión, son dos villas, que son Padul y Villamena de Cozvíjar; y diez y siete lugares, que son Dúrcal, Nigüelas, Acequias, Mondújar, Talará, Chite, Béznar, Tablate, Lanjarón, Isbol, Pinos del Rey, Restaba], Saleros, Albuñuelas, Melegís, Murchas y Cónchar.
Las dos villas tienen jurisdicción ordinaria y los diecisiete lugares están sujetos a la jurisdicción ordinaria del alcalde mayor de Granada. Y los alcaldes que tienen son pedáneos y anuales, los cuales votan los vecinos y de los que tienen más votos propone el actual concejo dos para cada alcaldía y de éstos elige la ciudad de Granada uno y le libra el correspondiente título.
Iguales formalidades se observan para el nombramiento de regidores anuales de estos lugares que hace la citada ciudad; por lo que ningún pueblo de este valle es cabeza de este partido y el vicario de él vive en cualquiera pueblo de su comprensión, donde por otro título tiene su residencia. Este partido es abundantísimo de aguas, muy saludables y de bello gusto para beberlas, las que fecundan su feraz terreno, que casi todo lo que en él se cultiva, es de regadío.
" El fruto más abundante en el Valle de Lecrín es el aceite, produce mucho y de excelente gusto y sin disputa el más singular de todas las Andalucías"
Es un país sanísimo, no se padecen en él enfermedades endémicas y puede compararse su salubridad con la del país más sano de nuestra Península, previniendo en honor de la verdad, que de la indicada salubridad se ha de exceptuar la villa de Padul, que a causa de estar tan inmediata a su laguna ha sido reputada por enferma, y con efecto lo era, pero ha dejado de serlo desde que pocos años hace con el objeto de cultivar su terreno han desecado la mayor parte de su laguna, a cuya desecación ha contribuido muy mucho lo poco lluvioso de estos últimos años.
Es muy verosímil que, habiendo años lluviosos y desidia en limpiar las madres (acequias) que evacuan la laguna, vuelva el desecado terreno a encharcarse, y el de Padul a sufrir las enfermedades que en otros tiempos.
Los frutos que este valle produce son: trigo, maíz, alguna cebada y habas, algunos garbanzos y los pueblos que tienen contigüidad a Sierra Nevada y labor en ella, recogen centeno. También produce muchas uvas, higos, albaricoques, duraznos, melocotones y demás frutas que se conocen en todos estos países. Aunque produce muchas uvas en los demás pueblos, las más son a las que no es costumbre hacer mosto, y si sólo se destinan para comer, por lo que aunque todos los pueblos tienen algún vino, en los más es muy poco y en otros aunque es más, no es lo suficiente para su consumo, a excepción de Pinos, que abunda en vinos.
También en estos pueblos se cría seda, bien que aunque en otros tiempos era en el valle la seda un fruto de mucha consideración, en el día no lo es porque van quedando pocos morales, porque los aires y el transcurso de los tiempos los destruyen, y de consiguiente se han aminorado muy mucho en este partido; este precioso fruto, a reserva de Lanjarón, que recoge mucha seda y conserva aún muchos morales.
En el valle, el fruto más abundante es el aceite, produce mucho y de excelente gusto y sin disputa el más singular de todas las Andalucías. Este aceite se consume en todas las Alpujarras, Motril, Almuñécar y pueblos de sus costas, el partido del Temple y la ciudad de Granada, y también se conduce mucho al mar para embarcarlo, y aún a Madrid mismo. No obstante la gran distancia, se ha llevado a veces por cosa singular en su especie; lo cierto es que en Granada las personas de gusto, aún las que tienen olivares en su vega, para comerlo se proveen de aceite de esta villa.
El Valle de Lecrín en 1.776 (II)
CÓNCHAR. El lugar de Cónchar dista cuatro leguas de Granada. Su jurisdicción de Poniente a Levante tres cuartos de legua y de Mediodía a Norte media legua. Está situado a la derecha del río que sale de la Laguna de Padul; ya unido con el de Dúrcal, y distante de él un cuarto de legua, confina por mediodía con Albuñuelas y con Saleres y dista de ambos una legua. Por el Norte con Villamena de Cozvíjar y con Dúrcal y de uno y otro dista media legua. Y por Poniente con tierra de Villamena de Cozvíjar. Tiene una iglesia parroquial. Venera como patrono a San Pedro Apóstol y tiene ciento y cuarenta vecinos. Casi todas las personas de ambos sexos están en él ocupadas en labrar esparto, que conducen de los montes de Pinos, Isbol y Albuñuelas. Lo hacen tomiza, soga, cubiertas y afelpados. Esta obra la conducen los mismos vecinos, mucha de ella, a Granada y de otros pueblos van arrieros a él, y la mayor salida que tiene son los afelpados, que todos los años conducen muchísimos a Motril y Salobreña, donde los embarcan para Cádiz y otros parajes. Todo el esparto que trabajan es dinero tan pronto que en cuenta de sogas, tomizas y demás esparto manufacturado, en la tienda de abastos dan víveres por él y siempre hay dentro del pueblo quien con dinero suyo o ajeno emplee en cuanto esparto hecho afelpados y demás manufacturas le vendan. Esta fábrica es la que casi sostiene este pueblo al que aseguran le produce más de dieciocho mil pesos en un año.
SALERES El lugar de Saleres dista cinco leguas de la ciudad de Granada. Su jurisdicción de Poniente a Levante, un cuarto de legua, de Mediodía a Norte se extiende dos leguas y media. Confina por Poniente con Albuñuelas, del que dista cuarto y medio de legua. Por el Norte con Cónchar, del que dista una legua. Por el Mediodía con el lugar de Guájar Alta del que dista siete cuartos de legua.
Está situado un tiro de piedra del río que llaman Saleres y a la izquierda de él. Este río nace en la sierra de Albuñuelas, pasa cerca de este pueblo y se junta enfrente de Restaba¡ con el río que viene de la Laguna de Padul. Tiene una iglesia parroquia¡ que, aneja a la de Restábal, venera como a su patrono Santiago el Mayor y tiene ciento y siete vecinos.
"Los afelpados de esparto de Cónchar los embarcan para Cádiz y otros parajes"
RESTÁBAL. Dista cinco leguas y cuarto de Granada. Su jurisdicción se extiende de Poniente a Levante, dos cuartos y medio de legua, digo un cuarto de legua, y de Mediodía al Norte cinco cuartos de legua. Confina por Levante con Melegís, del que dista medio cuarto de legua. Por Poniente con Saleres y de él dista medio cuarto de legua. Por el Mediodía con Pinos del Rey, del que dista tres cuartos de legua. Y por el Norte con tierras de Melegís. Tiene una iglesia parroquial con la advocación de Santa María, venera como patrono a San Cristóbal, y tiene ciento veinte y tres vecinos. Tiene extramuros, y a distancia de un tiro de bala de fusil una ermita de San Cristóbal. Por medio del lugar pasa el camino Real que va de Granada para Motril. Y a la salida para esta última ciudad está la ermita. Está la población situada a la derecha del río que pasa por Saleres y distante de él un tiro de bala de fusil.
PINOS DEL REY. El lugar de Pinos del Rey, conocido generalmente por Pinos del Valle, se llamó en la antigüedad Pinos de Biex (es difícil la comprobación de esta etimología), voz que significa valle, y que de ella lo han denominado Pinos del Rey, bien que en el día es conocido generalmente en la
Península por Pinos del Valle. Este lugar dista de Granada seis leguas y su jurisdicción se extiende de Poniente a Levante media legua. Confina por Poniente con Restaba¡, del que dista tres cuartos de legua por Levante con Isbol del que dista tres cuartos de legua, de Norte a Mediodía cinco cuartos de legua. Y por el Mediodía también con Guájar Alta, del que dista diez cuartos de legua. Tiene una iglesia parroquial con la advocación de Nuestra Señora María Santísima; venera como su patrono a San Roque. Está dividido en dos barrios casi iguales, en el bajo está la parroquia y en el alto, en medio de él, tiene una ermita de San Sebastián, donde se dicen dos misas todos los días de fiesta para que la oigan todos los vecinos de aquel barrio y los transeúntes que se quedan en sus dos posadas, porque pasa por medio de él el camino real que va de Granada a Motril, y es pueblo de jornada de una y otra ciudad.
"Pinos del Biex abunda mucho en vinos, que se llevan a los Montes, el Temple y a Motril para embarcarlo
Es lugar que abunda mucho en vinos, y muchos excelentes, tan buenos como el Magalite de Motril; de los vinos de Pinos se surte todo este Valle. Le conducen también a los pueblos del Temple y a los de los Montes de Granada y también a Salobreña y Motril para embarcarlo, de modo que, no obstante recogerse muchas miles arrobas, no queda ninguno de un año para otro. Tiene trescientos y cuarenta y cinco vecinos.
Tomás López. Geógrafo madrileño autor del Diccionario Geográfico de España (1.776).
El Valle de Lecrín en 1.776 (IV)
Tomás López
MELEGÍS. El lugar de Melegís dista cinco leguas de Granada. Su jurisdicción se extiende de Levante a Poniente cuarto y medio de legua, de Mediodía a Norte media legua. Confina con Restaba¡ por Poniente y de él dista medio cuarto de legua. Y por el Mediodía con Pinos del Valle del que dista media legua, por Levante con el Chite del que dista un cuarto de legua. Por el Norte con Murchas, del que dista un cuarto de legua. Está situado en el río Torrente, como dos tiros de bala de fusil por Poniente, y por el Mediodía, a la izquierda también del mismo río, medio cuarto de legua, donde se une con el que resulta de los tres que vienen ya unidos, a saber, el Dúrcal, el de Saleres y el de la Laguna de Padul y así unidos pasan por entre Béznar y Pinos del Valle, por entre Tablate e Isbol, y siguen hasta que a dos cuartos de legua de Lanjarón se les une su río, y todos cuatro unidos a medio cuarto de legua de distancia se unen con el de órgiva, y todos hechos uno se llaman el río Guadalfeo, pero generalmente es conocido por el río de Velecillos, sigue a buscar el Mediterráneo, donde entra entre Motril y Salobreña.
"Tiene Melegis un baño de agua templada muy concurrido y excelente para curar toda serie de fluxiones, y especialmente las reumáticas"
Melegís tiene un baño de agua templada muy concurrido y excelente para curar toda serie de fluxiones y especialmente las reumáticas y para cuidar herpes y otros accidentes procedentes de humores acres y mordaces. Tiene una iglesia parroquial, venera como patrono a San Juan y tiene ciento y diez vecinos.
MURCHAS. El lugar de Murchas dista cinco leguas de Granada. Su jurisdicción ocupa de Poniente a Levante cuarto y medio de legua, y lo mismo de Mediodía a Norte. Confina por Poniente con Cónchar, del que dista media legua; por el Mediodía con Melegís, del que dista un cuarto de legua, por Levante con el Chite, del que dista un cuarto de legua, y por el Norte con Nigüelas, del que dista media legua. Está situado un tiro de bala de fusil a la derecha del río Torrente. Tiene una iglesia parroquial aneja a la de Melegís, patrono Muestro Salvador, y su vecindario es de setenta y cuatro vecinos.
"El arroyo de las fuentes de Dúrcal nace en el mismo camino de las Alpujarras"
Aunque en la anterior descripción se da nombre de ríos, a los que corren por este valle, esta denominación se les ha dado siguiendo la que vulgarmente se les da, pero propiamente son unos arroyos, y sus aguas, aún cuando van todos unidos, las pasan a vado las bestias cargadas.
Aunque estos ríos pasan tan inmediato a algunas poblaciones de este valle, no están éstas a peligro de que las inunden porque estos ríos tienen su cauce con profundidad más o menos respecto de las poblaciones. Esta profundidad no es artificial y sí natural, atendiendo a los muchos barrancos, montes y cuestas que tiene el terreno de este valle.
LOS RÍOS. En este partido hay cuatro ríos, que se llaman el río de Dúrcal, el Torrente, y el río de Lanjarón. Estos tres ríos descienden de Sierra Nevada, donde tienen sus nacimientos. El cuarto río, que es el de Las Albuñuelas, tiene su nacimiento en su tierra. Todos caminan por barrancos profundos. Al río de Dúrcal se le junta un río pequeño que nace de la laguna del Padul, que éste entra por un barranco por el que desciende al río Dúrcal, que camina hasta que en él entra el río de Albuñuelas. Y el del Torrente por entre los lugares de Melegís y Restaba¡, desde donde pierde el nombre y toma el de río Grande; y sigue con este nombre por el fondo del Valle, a las faldas de la sierra de Pinos, hasta que entra en el río de órjiva, que va a la falda de Sierra de Lújar, que este sitio se llama junta de los ríos. El arroyo de las fuentes de Dúrcal nace en sus fuentes en el mismo camino (de Granada a Alpujarras) y donde hace codo el camino llega a juntarse otro arroyuelo que baja por un barranco por otras fuentes, en el que unas y otras fuentes se llaman fuentes de Dúrcal.
"Hay sólo dos villas, a saber, la villa de Padul y Villamena de Cozvíjar. Las demás poblaciones son lugares pedáneos"
La laguna de Padul es un charco grande de aguas que ocupa el sitio desde el camino de Alpujarras, cerca de Padul, y llega hasta el camino de Motril, aunque no junta con ambos caminos, pues queda algo desviada de ellos.
En este partido hay sólo dos villas, es a saber, la villa del Padul y Villamena de Cozvíjar. Y todas las demás poblaciones son lugares pedáneos.
El Valle de Lecrín en 1.776 ( y V): ilustración de caminos
Todo este partido del Valle de Lecrín, que así se nombra, lo atraviesa el camino Real que pasa para las Alpujarras. Éste sale de Granada por la puente del Genil que llaman, pasa por su alameda y camina hasta el Occidente, hasta que llega al lugar de Armilla, media legua de dicha ciudad, y luego toma vuelta hacia el mediodía y camina a dicho partido, pasa por la villa de Alhendín, legua y media de dicha ciudad, y pasada dicha villa, al cuarto de legua, hay una venta que se llama la Venta el Alhendín. Sigue el camino al valle, y para llegar al sitio del Suspiro del Moro, demostrado en el número 2, hace una cuestecita corta y desde dicho sitio se aparta el camino de Alpujarra hasta el número 47, desde donde da al principio dicho partido. Pasa por la villa del Padul, demostrada en el número 5,hasta el número 9, donde hay un álamo antiguo, que se llama el álamo de Dúrcal, es sitio de mucho nombra también. Y desde dicho álamo empieza a descender dicho camino en cuesta larga en la forma que figura al número 46, hasta que llega al plan del río, cuya canal pasa por una puente antigua, que se figura al número 10; camina un poco, pero cosa muy corta al igual del río. Y luego entra dicho camino por la boca de un barranco, por donde desciende el arroyo de las fuentes de Dúrcal, figuradas en el número 11. Camina siempre ascendiendo entre llano hasta el nacimiento de dichas fuentes, y siempre por el fondo de dicho barranco. Se deja las fuentes en el camino, y sigue por el mismo fondo y en la misma forma, hasta salir de dicho barranco, y en saliendo entra en el lugar de Dúrcal, figurado en el número 12, por donde pasa hasta el número 20, que en este sitio hay una venta que se llama la venta del Torrente, y sigue hasta el número 21, desde donde desciende derecha la cuesta del Torrente, que así se llama, que desciende hasta el canal del río, que pasa sin puentes; y este canal sirve de camino hasta que se desvía en una cuestecita corta en la forma figurada. Y luego pasa por el lugar de Talará, figurado en el número 17, y en la forma figurada haciendo vuelta, cuando ya ha pasado de Talará, hace codo por entre dos cerros o lomas, y pasa por el lugar de Béznar, figurado en el número 25, y sigue hasta el número 27, en donde se haya figurado una puente que a ella se baja por una cuestecita corta, y se llama la puente de Tablate, sitio de mucho nombre, por donde pasa el camino.
Y en una cuestecita, en la forma figurada, asciende y pasa por el lugar de Tablate, figurado en el número 28, y sigue hasta donde da vuelta, que allí hay una cuestecita corta. Y sigue hasta el lugar de Lanjarón, figurado en el número 29, por donde pasa hasta el número 31, donde hay una venta que se llama la venta de Lanjarón. Y pasada como al cuarto de legua, poco más o menos, termina este partido y sigue el estado de Órjiva.
El camino de Motril, que empieza a figurarse desde el número 4, es también camino Real muy pasajero y atraviesa todo el valle en la forma que se figura. Desde el número 4, hasta el número 6 se transita, y en dicho número 6 hay una venta que se llama la venta del Padul. Y sigue hasta el número 43, en donde desciende en cuesta larga hasta el río de Las Albuñuelas, que pasa sin puente. Y pasando asciende una cuestecita corta hasta el lugar de Restábal, figurando en el número 39.
Y sigue en la forma que se demuestra hasta el lugar de Pinos, figurado en el número 35, pasa por el barranco de Zazar, figurado en el número 38 hasta el 36, donde hay una venta que se llama la venta de la Cebada. Y pasado el río, sin puente, asciende una cuestecita muy corta para subir a la villa de Vélez Benaudalla, o por otro nombre Velecillos. Y desde allí sigue a Motril.
El camino de Almuñécar, figurado en el número 3, también es camino Real pasajero. Se nota que en el camino Real de Alpujarras antes de llegar al sitio del Suspiro, se dice que hay una cuestecita corta, y pasada la cuesta del Torrente que es larga, se dice que se desvía el camino en una cuestecita corta y pasa Tablate a donde el camino hace vuelta, se dice que hay una cuestecita corta. Estas tres cuestecitas son cuestas de ascenso y de descenso. Otros caminos hay en este partido para pasar de unos lugares a otros que por no ser de nombre no los figuro.
TOMÁS LÓPEZ
MATEO CARRASCO DUARTE
Los habitantes de Las Albuñuelas eran, según Mendoza, la gente más pulida y ciudadana que los otros de la sierra, tenidos los hombres por valientes y que pudieron resistir las armas del Rey Católico D. Fernando, hasta concertarse con ventaja.
Las Albuñuelas no se alzaron en un principio, por consejo de Bartolomé de Santa María, alguacil del pueblo, y que era hombre estimado y respetado por los moriscos, quien logró apaciguarlos con suaves razones y con el miedo al castigo que habrían de sufrir si lo hacían. Sin embargo, sus buenos oficios no surtieron efecto en los lugares cercanos, decidieron alzarse. Como los cristianos corrían grave peligro, Santa María urgió al beneficiado Ojeda, que estaba en Las Albuñuelas, que recogiese el mayor número de cristianos y los trajese al Padul. Para ello les envió cincuenta hombres que le sirvieran de escolta y seguridad.
Al cabo de dos días, los de Las Albuñuelas se alzaron y, enarbolando, en señal de libertad, una bandera que conservaban guardada, como reliquia de tiempos de la Reconquista, acompañada de otras siete banderas que tenían hechas secretamente para el momento, hechas de tafetán y lienzo labrado, se acogieron a ella todos los mozos escandalosos, y, en un primer acto, destruyeron y robaron la iglesia y destruyeron todas las cosas sagradas. Pero aquel primer acto de rebeldía no les aseguraba nada porque, temiendo la inmediata acción de las tropas cristianas, tanto los hombres como las mujeres y niños, huyeron a la sierra. Intervino de nuevo el alguacil Santa María, quien logró que se incorporaran a sus casas y que procuraran pedir disculpas, alegando que habían sido engañados y forzados por los monfíes
Volvieron los moriscos a sus casas. Llamó Santa María a Ojeda, que estaba en el Padul, para que viniera a Las Albuñuelas y dijese una misa. Fue este mismo alguacil el que hizo un concierto con los moriscos de Las Albuñuelas, por el que éstos se comprometieron al llevar al Padul veinte cargas de pan cada semana, para que comiesen los soldados. Pero los moriscos nunca se mantuvieron en libertad.
"La lucha fue espantosa, con muchas acciones heroicas y gran número de muertos"
Los moriscos hacían mucho daño en Granada, como en algunos pueblos como Alhama y Loja. Robaban, mataban, cogían cautivos. La situación era tal que, según Mármol, no había cosa segura en aquella tierra, tenían establecidos como un servicio de espionaje, de asechanza y de aviso; se ponían en lugares estratégicos, en lugares del Valle, por Acequias, asaltaban las escoltas, se avisaban de la marcha y movimientos de los soldados que iban hacia Órgiva y Tablate. Los de Las Albuñuelas, aunque eran moriscos de paces, parece que tenían mucho que ver en estas acciones. Y acogían y protegían a otros mariscos. En esto están también Mendoza, que dice: "Más porque muchos moriscos de paces, especialmente de Las Albuñuelas, se hallaron con el Macox, y porque los vecinos de aquel lugar acogían y daban vitualla a los moros, y con ellos tenían continua plática, pareció que debían ser castigados y el lugar destruido, así por ejemplo de otros, como por entretener, con algún cebo justificado, la gente que estaba ociosa y descontenta".
Hurtado de Mendoza habla de dos expediciones, ambas al mando de D. Antonio de Luna. Hay sin embargo en el relato de Mendoza un detalle, y es que D. Juan de Austria mandó que se hiciera un castigo, quemando y
destruyendo a Restaba¡, Pinillos, Belejij, Cónchar y el Valle hasta las Albuñuelas. Mandó D. Juan de Austria a D. Antonio de Luna, con la gente que estaba en las Alcarias de la Vega, gente de pie y de a caballo, y con las cien lanzas de Tello de Aguilar. Llegó D. Antonio al Padul, el primer día del mes de junio, y allí se enteró que se había dado un bando, prohibiendo que ningún vecino recogiese moros forasteros y que los que allí había que salieses fuera del lugar. Creyó D. Antonio que los moriscos debían estar avisados y que la expedición debía demorarse, por lo menos hasta que D. Juan lo supiese. Tal vez esperaba que la orden se anulase, pero D. Juan ordenó que se cumpliera. Partió D. Antonio para Las Albuñuelas, sorprendiendo a muchos moriscos. Los que pudieron huyeron, otros quedaron en sus casas, como que estaban tranquilos después de haberse cumplido el bando, otros salieron a la calle, a dar su descargo. La lucha fue espantosa, tanto en las calles como en el campo, con muchas acciones heroicas y con gran número de muertos. Aquietada al lucha, los capitanes y soldados quisieron saquear las casas llenas de riquezas que habían traído de otros pueblos, aprovechando que estaban de paces.
Pero D. Antonio no lo consintió. Finalmente, habiendo tenido noticia de que más de seis mil moros, que venían de los Guájares, se dirigían hacia ellos, volvió a Padul, con más de mil quinientas almas cautivas y gran cantidad de bagajes y ganados de todas clases. D. Juan mandó que toda la gente presa se repartiera entre los soldados, a quienes también dio las moras como esclavas.
El Padul es ahora un impresionante espectáculo, un asiento de indescriptible confusión, un lastimoso cuadro de desgracias, un cúmulo de lágrimas y de dolorosas situaciones (...).
Este artículo pertenece al capítulo que sobre la Rebelión de los Moriscos recoge en su libro El Padul el profesor Mateo Carrasco Duarte.
Los hornos de mi pueblo (Restábal) a través del tiempo
Esta es la breve historia de muchos hornos del Valle de Lecrín, que impregnaban el ambiente de un especial olor a pan....
Con el correr de los tiempos todo cambia, hasta las personas somos susceptibles de las influencias de todo tipo para que se dé un cambio más o menos profundo en los acontecimientos y las personas.
Los cambios socioeconómicos nos van marcando exigencias y costumbres, ¡Lástima que a veces no nos planteemos el analizar y valorar lo positivo y lo negativo que todo ello conlleva!
Y al grano, breve historia de los hornos de mi pueblo, de aquellos que impregnaban el ambiente de un especial olor a pan, de aquel pan amasado a mano por las mujeres de antaño, porque las de hogaño, aunque también manipulan el pan, están auxiliadas por las máquinas del progreso.
En la casa de los homeros/as, se hacía la masa del pan en las artesas y, en la de los particulares, en los lebrillos de las "matanzas", pasando después la masa a una espuerta de pleita cubierta por una especie de manta encima de la cual se colocaba el 'tentío", tela de lienzo fuerte, donde se depositaba la masa que era cubierta con todo este ropaje. La espuerta se colocaba cerca del fuego de la chimenea sobre una hora, para más tarde ir con ella al horno a hacer el pan, las tortas de chicharrones en época de las matanzas, tortas de flama que a veces se troceaban en forma triangular rociándolas con azúcar que le daban un aspecto acaramelado y que eran una gran golosina para la chiquillería.
Por Navidad, "La Pascua", que eran las fiestas de invierno del pueblo, cada vecino acudía al homo a hacer sus dulces: mantecados, roscos de manteca y aceite, perrunas, etc.
El pan y los bollos de aceite los guardaban en las horzas para su mejor conservación. Procuraban preparar para un par de semanas. ¡Cómo trabajaban aquellas mujeres y hombres!, ellos se encargaban especialmente del suministro de leña, ellas de los utensilios para la confección y cocción del pan de la clientela y acondicionamiento de la plataforma del homo para que estuviese a la temperatura adecuada.
Los hombres subían a la sierra con sus borricos y les echaban unas cargas descomunales de leña. Cuando estas cargas eran de bolinas o aulagas, el borrico apenas si se veía, estas matorrales servían para avivar el fuego del homo con la leña gruesa y verde del monte que a veces encontraban.
En época de la matanza del cerdo que hacía cada familia vecinal, pedían al hornero una aulaga para limpiar la chimenea de hollín y evitar que éste cayese sobre la cebolla que había de cocerse en una caldera de cobre, con una gran fogata, para hacer la morcilla con sangre del "marrano" y el 'testamento", conjunto de especias para sazonar la morcilla.
La confección del pan era a base de levadura, masa fermentada del día anterior, sal, agua templada y la harina correspondiente.
Si el homo era privado como el de los cortijos, la levadura la obtenían las mujeres reservando masa del día anterior o haciendo una pequeña masa que dejaban fermentar y sirviese de levadura para la gran masa.
Si el homo era público la hornera repartía la levadura que ella preparaba entre la clientela que acudía a su horno a hacer y cocer el pan.
Entre los años 30 al 39 fueron cerrados los hornos existentes, que abastecían de pan al pueblo de Dúrcal. Venían los panaderos con carros tirados por mulos, vendían el pan por las calles y, a veces, lo revendían en las tiendas. Hubo una temporada en que el alguacil del Ayuntamiento se encargaba de salir al paso de los panaderos y pesar algunas piezas de pan para evitar el pillaje.
Entre los hornos se pueden considerar los ubicados en los cortijos y los del pueblo. Todos eran particulares pero en los cortijos sólo cocían pan los caseros del mismo y los del pueblo estaban al servicio de las vecinas mediante al pago de una cuota por pieza de pan o lata-bandeja de dulces.
Poca historia conocida queda de ellos. Había una nota común, quizás la básica para su existencia: las gentes que vivían allí bajaban poco al pueblo y las familias eran numerosas, por no decir numerosísimas, comparadas con la natalidad familiar actual. Muchos de los jornaleros que diariamente iban al trabajo también solían comer de aquel pan.
Funcionó a finales del pasado siglo, sus dueños eran de la familia Espada de Orbe. Parece que hubo varios caseros, recordando a Antoñico el de Saleres, Federico y Paca, Juanico Venta y Ascensión, Frasquito y Frasquita el de la Venta, como se les conocía en el pueblo.
Junto al cortijo pasaba el camino a Granada que enlazaba con la Laguna de Padul y por tanto era paso obligado de los pescaderos que llevaban su mercancía a la ciudad.
Como dato curioso se comenta que dichos pescaderos eran invitados por el casero con una copa de aguardiente que se les servía a través de un ventanal circular de hierro que había en la puerta del cortijo. Parece que aún se conserva esta forma de invitación. Tal vez se debiera a las altas horas de la madrugada en que pasaban los pescaderos.
Algunos caseros tenían una yunta de vacas para romper las zonas de matorrales y transformarlas en zonas de labor productiva.
Se dice que funcionaba algo después que el anterior, siendo de los mismos dueños. Como caseros se recuerdan a Antoñico Pilar Anica y la familia de los Federicos.
Estas Navidades de 1.998 hemos tenido la satisfacción de la visita de un hermano de Anica, Aureliano, residente en Australia, acompañado de uno de sus hijos que apenas si conocía esta tierra ¡había que verlos emocionados entre las gentes del pueblo acompañando a San Cristóbal en la procesión de las fiestas Navideñas!
Tan sólo se comenta que debió de funcionar a principios de siglo
Su propietaria era la seña Mariana, de Pinos del Valle, se recuerdan los caseros de Serafín y Rosa. Tanto este cortijo como el de El Maestro, han pasado a manos de la invasión extranjera.
Eran de propiedad privada pero al servicio público. Las gentes del pueblo acudían a ellos para hacer y cocer su pan y dulces. La Hornera recibía una comisión por pieza de pan o bandejalata de dulces. Las familias hac!an una "amasada" para que les durase sobre un par de semanas, conservando el pan en una orza de loza especial.
Parece que comenzó su funcionamiento a principios de siglo. Los propietarios que se recuerdan son Juan Mingorance y Malena, pasando más tarde la propiedad a sus hijos Rosario y Antonio pero éste, cuando regresó de la guerra su cuñado Pepe Tapia Maroto vio que era mejor que lo explotase la familia de su hermana y cedió sus derechos.
Se dice que no había hombre como Pepe que bajase aquellas grandes cargas de leña de la sierra.
Rosario tenía una potente voz a prueba de bomba, llamaba a las mujeres de tumo para la con fección y cocción de su pan a voz en cuello, incluso a las que venían del cercano pueblo de Melegís, hoy perteneciente al mismo municipio. Desde la plazoleta de su puerta llamaba: "Maríaaa...", "Rosariooo..." y de inmediato se encaminaban hacia el homo.
Por los años veinte se cerró el horno para reabrir sobre el cuarenta con ocasión del racionamiento de la posguerra.
Aún se conserva la estructura, medio hundida, con los utensilios para la limpieza del horno y cochura del pan: "el barreor', "la jorra" y la pala.
Ubicado en el Barrio Alto, en el 'Camino del Visillo", se abrió por el 1.940.
Este horno funcionó hace aproximadamente unos cincuenta años, en el Barrio Carnicería. Era igualmente público como los anteriores.
Es el único en activo actualmente y de leña. Está ubicado en el Barrio Bajo Carretera. Regido por sus hijas Anita y Celeste que abastecen de pan al pueblo y reparten por otros de la comarca, en colaboración con su hermano Matías.
De cuando en cuando hacen tortas de flama recordando a las de antaño y unas de manteca muy finitas con azúcar que están para chuparse los dedos.
También hacen magdalenas y bollitos de chocolate. Por Navidad confeccionan mantecados, perrunas y hojaldres rellenos de cabello de ángel y, para el Día de la Cruz, tres de mayo, los ricos "hornazos", que recuerdan el correr de los tiempos y los trabajos e ilusiones de la chiquillería de épocas lejanas. Ese día se hacía el .'pucherico" en el campo y para la merendica se llevaba el homazo con una jícara de chocolate.
Los tiempos cambian y las ilusiones también, ya no se guisa en el campo, a lo más se hacen "rosetas", las sartenes se llevan en los coches, quedan pocos borricos de carga, pero la "merendicá' no la perdona la chiquillería, e incluso ni los mayores. Eso está muy bien.
Las cestas se han cambiado por las mochilas repletas de chucherías, golosinas, los hornazos se compran en el homo. Los hornos también han cambiado, se han mecanizado en la medida que han podido los propietarios, pero es bueno conocer la historia de ellos para agradecer el trabajo rudo y de sol a sol de nuestros antepasados.
¡Qué hombres y mujeres de aquellos tiempos! incansables en su trabajo ¡con aquel olor a pan y romero que quemaban para caldear el horno y perfumaban el ambiente pueblerino.
Filomena Maroto Muñoz Restábal-El Valle
75 aniversario del tranvía de Dúrcal
En el verano de 1.9241a línea del tranvía de Granada llegó hasta Dúrcal. Año y medio antes fue inaugurada la línea hasta Padul
Los conflictos del final del siglo pasado en nuestras colonias y su posterior independencia supusieron, paradójicamente, para Granada, un boom económico, ya que la escasez de azúcar cubana incrementó nuestra producción e industria. La remolacha de la Vega y la caña de la Costa enriquecieron a una nueva burguesía que se acomodó en la Gran Vía granadina. para cuya construcción demolió una parte importante del casco antiguo. La propia familia de García Lorca vería incrementado su patrimonio considerablemente gracias a esta actividad.
Tal bonanza económica despertó la vieja aspiración del ferrocarril a la Costa. Primero había que unir los principales centros remolacheros de la Vega. Tranvías Eléctricos de Granada, S.A.", promovida por la familia zaragozana Escoriaza. sería la autora de este milagro. Entre 1.904 y 1.907, con más de 100 kilómetros de vía, quedaron enlazados a la capital las poblaciones de Gabia Grande, Pinos Puente, Santa Fe, La Zubia, Dúrcal y Sierra Nevada. Éste por iniciativa del duque de San Pedro de Galatino.
La primera noticia sobre nuestro tranvía a Dúrcal la recoge "El Defensor de Granada', (periódico provincial más importante, desaparecido en 1.936): publica la visita efectuada a Padul por el vicepresidente de la Diputación, sr. Montes Garzón, su hermano, dos ingenieros industriales y el procurador, paduleño, de la Audiencia D. Joaquín Corral.
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El tranvía a su paso por la estación de Padul. |
Dice exactamente: "El principal objeto de la visita... ha sido para confirmar la buena nueva de que el tranvía soñado por el Padul y pueblos limítrofes es ya hoy un hecho y para hacer un ligero estudio, anunciando que los trabajos de replanteo y señalamiento definitivo del lugar por donde pasará la línea, comenzará del lunes al martes..."
'Lo que aún no se sabe es el lugar donde terminará el trabajo, si en las afueras de este pueblo o si seguirá a Dúrcal". "Padul, donde se producen, entre otros frutos, que hay que llevar a Granada, unas diez o doce mil toneladas de remolacha" (28 de julio de 1.914).
El mismo periódico, con fecha 1 de agosto de 1.922, recoge la noticia del banquete que la empresa de tranvías ofreció en el restaurante de D. Juan Guerrero de Padul, a los empleados que habían dirigido la perforación del Cerro del Mono, túnel importantísimo y de muy difícil ejecución que permitía salvar la pendiente del Suspiro.
Copio, por pintoresco, el brindis que hizo don Miguel Sánchez ¡ver, capataz de la línea a don Alfredo Velasco Sotillos, ingeniero militar y director de la compañía Tranvías Eléctricos de Granada, S.A.
- "Rindámonos ante el grupo que en alas del progreso prepara nuestra regeneración y que fundiendo el oro con el sudor del obrero inyecta nuevas energías en aquellos extenuados por la indigencia, consecuencia fatal de la inercia... hagamos fervientes votos para que la Providencia nos depare unos días más felices en que podamos celebrar, en sólido y fraternal abrazo, jefes y capataces, la conclusión final de las obras en el puerto de Motril, y halla en la playa, al compás de las olas, pidamos a Dios su bendición y prosperidad" (este capataz era motrileño). El túnel midió 192 metros de largo.
El diez de febrero de 1.923 quedaba inaugurado el tranvía a Padul, como publica el mismo periódico al día siguiente. Los tranvías son los números 28 y 29. Conduce el primero don Antonio Arcos y el cobrador es Manuel Pérez Enríquez.
En el segundo conduce Antonio Almendros y cobra Manuel Pérez. Con las principales autoridades religiosas, civiles y militares, viajan el director de la compañía, D. Alfredo Velasco, el subdirector, D. Guillermo Ortega, el ingeniero electricista, D. Federico Fernández, el maestro de talleres, D. Antonio González, el jefe del Movimiento, D. Rafael Pastor y el encargado de vías y obras, señor Barrachina.
En el lunch que se ofrece a las autoridades en las Escuelas Pérez de Aróstegui, el director de la compañía promete no descansar hasta conseguir que el tranvía llegue hasta Motril. Como nota curiosa, las autoridades regresan a Granada en automóvil por la rapidez con que tenían que asistir a una reunión del Ayuntamiento para tratar de la estatua del Padre Manjón.
La línea quedó establecida de la siguiente manera: línea de Alhendín, Otura y Padul, de hora y media en hora y media, desde las seis de la mañana hasta las ocho de la noche. Además un coche a la salida de los teatros y cuando no haya función, a las doce.
Sorprende que en tan sólo año y medio después, verano de 1.924, llegara el tranvía a Dúrcal. No olvidemos que había que construir ocho kilómetros de vía y un puente enorme que salvase el ancho y profundo barranco del río Dúrcal. Contribuyó a esta rapidez el que el puente de hierro sobre el barranco de Gor no garantizara las exigencias que imponía el ferrocarril de vía ancha; así que se desmontó y se acopló a nuestro cauce.
Queda por unir Dúrcal-Motril. Entre tanto, y para salvar esta carencia, el director general de Tranvías, sr. Velasco, crea Dipor S.A., un servicio regular de transporte entre Granada y Barcelona; hasta Dúrcal, en ferrocarril, a Motril en automóvil y en barco el resto.
En mayo de'1.923, Autedia inaugura un servicio de autobús de Padul a Motril en combinación con Tranvías. En diciembre del mismo año que llega el tranvía a Dúrcal, 1.924, la sociedad tranviaria lanza la propuesta de un cable aéreo de Dúrcal a Motril. El 17 de abril de 1.927, el ministro de Fomento -Conde de Guadalorce- inaugura el cable a Motril con el ramal a Órgiva y estaciones en Tablate, Rules, Gorgoracha y Azucarera Nuestra Señora del Pilar; con más de 33 kilómetros, fue el más largo de Europa. Su puesta en funcionamiento no supuso un cambio importante para las actividades económicas de la zona.
El efímero éxito que le proporcionó el transporte de los plomos de la Sierra de Lujar se truncó con la crisis mundial de 1.929 y la propia dinámica de los mercados mineros. El elevado costo de su funcionamiento obliga a suprimir este ramal en 1.936. Una avería en 1.948 paraliza este transporte, al necesitar un material extranjero que nunca se adquirió.
La lentitud de los tranvías, su inadecuación a las vías de los trenes y la popularidad del automóvil, provocaron su desaparición definitiva en 1.974, que se clausuran el de Dúrcal y Sierra Nevada.
Antonio Serrano
Algunos apuntes históricos sobre las Lagunas de Padul
Hasta mediados del siglo XVIII, el área de Las Lagunas constituyó un medio lagunar del que el conde de Villamena de Cozvíjar poseía su mayor parte, fue él quien, tras conseguir autorización del Cabildo, llevó a efecto la desecación de una gran parte del área sumergida, habiendo sido muchos otros los intentos anteriores de desecación del área. Esta actuación quedó recogida en el Libro Cabildos del Excelentísimo Ayuntamiento de Granada del año 1.779 (folio 100), en el cual se halla el estudio para la desecación (tras informe de peritos y medios de la zona), de un total de unos 16.000-18.000 marjales según el cabildo, aunque el Catastro del Marqués de la Ensenada (1.752) sólo recoge 355 marjales como zona inundada.
"Los márgenes y la Laguna eran aprovechadas por los vecinos para recolectar anea y cañizo, muy abundantes en el área húmeda"
La desecación se llevó a efecto mediante la construcción de canales, denominados "madres", que unidos dan lugar a lo que se conoce como "río de las Lagunas", o del Padul, que desembocan al río Dúrcal y posteriormente el río Guadalfeo.
Tras el repartimiento de 1.571 (según Oriol 1.571), se dice que 'los márgenes y la laguna eran aprovechadas totalmente por los vecinos para recolectar anea y cañizo, muy abundantes en el área húmeda", y que posiblemente ocupaba una superficie de más de 187 hectáreas y en sus alrededores otras 500 hectáreas se dedicaban a cultivos de regadío, todo ello propiedad privada del Conde de Villamena de Cozvíjar.
Los cultivos agrícolas de la Vega del Padul eran en el siglo XVIII fundamentalmente de trigo, cebada, cáñamo, lino y de frutales con algunas viñas y olivares.
"A partir de la desecación se introduce el maíz, cultivo novedoso de América"
A partir de la desecación parcial, pasa a manos de colonos pequeños, parcelas de media hectárea con cultivos similares a los anteriores, aunque desaparece el cáñamo y se introduce el maíz (cultivo novedoso de América) y las habas.
En la actualidad, los cultivos anteriormente citados se alternan con hortalizas y otras herbáceas, continuamente se aprovechan la anea y los cañaverales para la fabricación de sillas y cestería, que mantiene una cierta actividad manufacturera y que gradualmente va perdiéndose. La gran riqueza faunística de la zona ha propiciado históricamente una gran actividad cinegética (los primeros pobladores venidos de África), que ha venido reduciéndose en la actualidad en cumplimiento de la normativa legal vigente.
" La turba se comenzó a aprovechar en 1.943, aunque ya en 1.903 y 1.909 había estudios que destacaban sus excelencias"
El aprovechamiento del recurso "turba" se inició en 1.943, aunque ya había algunos estudios (Boletín de la Sociedad Española de Historia Natural, tomo ti¡, página 417 de 1.903 del profesor Calderón; en el tomo IX de 1.909 otro artículo sobre el Turba¡ de El Padul, de Díez Tartosa J.L. destaca las excelencias de ésta turba).
En cuanto al estudio geológico, se debe destacar el excelente estudio que realiza el profesor Fontboté, continuando las líneas investigadoras de la Escuela del Ilustre geólogo Paul Fallot (1.889-1.960) sobre las Cordilleras Béticas.
Mariano José Martínez Grimán
La otra vida del Puente de Dúrcal
Construido en Bélgica, estuvo instalado durante 21 años en Gor, antes de ser trasladado a Dúrcal, donde se inauguró en 1.924
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El Puente de Dúrcal en plenas obras de montaje sobre el río Dúrcal. Sería inaugurado el 18 de julio de 1.924. Reproducción CECILIO DÚRCAL |
Estas líneas que escribo a continuación son producto de una investigación que llevé a cabo recientemente y con su publicación en El Valle de Lecrín pretendo de que los durqueños y los lecrinenses en general puedan conocer las increíbles circunstancias que se dieron en el Puente de Dúrcal durante los veintiún años de vida activa que tuvo en el arroyo de Gor, en la línea férrea de Murcia a Granada
El Puente de Dúrcal se construyó en los Talleres Lecoog, en Bélgica. Su longitud era de 270 metros, estaba construido con acero cromado y su costo fue de ¡seis millones de reales!
"Los viajeros bajaban del tren antes de entrar en el puente y hacían a pie los 463 metros prohibidos, a veces de noche y con lluvia o nieve"
En 1.891 se estaba montando sobre el citado arroyo de Gor, pero ante la negativa de los ingenieros de Fomento para dar el permiso para circular, alegando que los pilares de apoyo no tenían la debida consistencia, el tren no pudo pasar hasta el día 15 de marzo de 1.907 y esto, con la limitación que le imponía una real orden de febrero del mismo año por la cual prohibía el paso de viajeros montados en el tren. Estos tenían que bajar antes de entrar sobre el puente y pasar a pie los 463 metros prohibidos, para volver a tomar sus respectivos asientos una vez pasado el puente; tan sólo el maquinista y el fogonero pasaban con el tren. De hacer cumplir la norma dictada se encargaba la pareja de la Guardia Civil de custodia en los trenes. En diciembre de 1.912 se terminó de pasar por el puente, ya que la compañía construyó otro mucho más pequeño, a unos quinientos metros, cerca de Gor.
En diferentes artículos publicados en la prensa de la época se le pide a la compañía que adapte sus horarios a fin de no tener que pasar de noche, a veces con lluvia y nieve, tan considerable y peligroso andén, en medio de la impenetrable oscuridad. Vendido a la empresa Tranvías Eléctricos de Granada, el puente fue desmontado del Arroyo y vuelto a montar, ya un tanto más corto, en su actual emplazamiento por la compañía alemana Dourmounde Unión, siendo inaugurado el 18 de julio de 1.924 por el subsecretario de Fomento, general Vives.
El día 3 de julio de 1.924, cuando se hacían las pruebas de resistencia, uno de los tres coches motores empleados arrolló a uno de los empleados, causándole la muerte inmediata. Manuel J. Anguita Castillo Granada
El alemán que cayó del puente y salió ileso
Corre por Dúrcal la tradición oral de un hecho singular; el caso de un alemán que se cayó del Puente y no le pasó nada. Ahora que el Puente parece estar de actualidad por su lavado de cara; y también pensando que las palabras se las lleva el viento, un servidor quiere dejar constancia por escrito de una anécdota refiriendo las relaciones que tuve con la misma.
El abajo firmante, hoy jubilado, trabajó durante muchos años como ingeniero técnico de Obras Públicas en la Confederación Hidrográfica del Sur y en la dirección de obras que el Estado hacía en Motril. Allí conocí, trabajando juntos, a Miguel Sánchez Ivar, motrileño y de cuya seriedad actualmente quizás haya algún paisano suyo que dé fe.
Pues bien, Miguel era el encargado de la obra civil (obra de hormigón) cuando se trasladó el puente de Gor a Dúrcal, mientras la obra metálica la hacía una empresa alemana. Estaba cierto día Miguel, desde la Cuesta de la Valdesa, por debajo del puente, enseñando la obra a un pareja de la Guardia Civil y señalando a un muchacho alemán que se movía por la plataforma de la estructura, cuando he aquí que vieron cómo el joven perdía el equilibro y caía al lecho del río.
"Pero Miguel-dije yo a mi amigo- ¿no dio en alguna rama?" "No, señor-replicó con seriedad casi ofendida Miguel- ¡lo vi yo caer". Y siguió contándome que siendo entonces joven, corrió hasta el bulto inmóvil del alemán, lo cogió en brazos y lo llevó a una especie de enfermería que tenían a pie de obra. Allí tendió al inconsciente obrero y avisó a don Evaristo Pérez Carrillo. Era el médico de Dúrcal, quien también me confirmó en todo la historia de Miguel.
Don Evaristo no quiso mover lo que era o estaba a punto de ser un cadáver, y así cogió unas tijeras e intentó cortar una manga de la cazadora que tenía puesta el muchacho; vieron que éste se incorporaba y sin apenas conocimiento él mismo ayudaba a quitarse la tal cazadora. Don Evaristo lo reconoció: sólo tenía roto un hueso de una pierna, pero estaba vivo. Lo trasladaron al hospital y su fuerte naturaleza hizo que algunas semanas después estuviera de nuevo trabajando en la obra.
Cuando le daban bromas sobre lo acaecido, él, en su chapurreo decía "mocha suerte, mocha suerte". Cuando yo, tanto a mi amigo Miguel como a don Evaristo les exponía mi extrañeza ante el final feliz de una caída desde una altura de 53 metros (altura que un servidor midió en su día junto con José Enrique Puerta Jorge, siendo éste alcalde de Dúrcal), me dijeron que la única explicación era la siguiente: el alemán tenía una fuerte cazadora de cuero cerrada por delante con una cremallera; se supone que al caer se infló sirviendo en parte como paracaídas.
También de las manifestaciones del protagonista dedujeron que perdió el conocimiento de la impresión al empezar a caer, o sea que llegó a tierra como un borracho, como muñeco de trapo. Su fuerte naturaleza y el Destino hicieron lo demás. Aún así, el caso es por demás extraordinario y pienso que de tan singular hecho bien merece, creo, la pena que quede constancia por escrito.
Diego Moreno Fernández
El Balneario de Lanjarón celebra su 225 aniversario con una exposición retrospectiva sobre la
explotación de sus aguas y la incidencia que han tenido a lo largo de la historia en la vida de la localidad
El Valle de Lecrín
Durante los meses de julio y agosto el Balneario de Lanjarón ha acogido una excepcional muestra sobre las aguas, su explotación y la incidencia que han tenido en el desarrollo social y económico de Lanjarón. La muestra, con la que el Balneario celebra su 225 aniversario, está compuesta por más de 150 fotografías, una enorme maqueta sobre el municipio y una cuidada documentación histórica, que va desde el apeo de la población en
1.572 hasta la primera botella que se conserva de Aguas de Lanjarón, y que data de 1.900.
La exposición repasa la incidencia que ha tenido la explotación de las aguas, tanto con la comercialización como a través de los agüistas que acudían al balneario, en el desarrollo social y económico de Lanjarón. Entre los personajes ilustres que acudieron al Balneario a tomar sus prestigiosas aguas, se cuentan el doctor Marañón, Manuel de Falla, los duques de Montpensier o la misma Eugenia de Montijo antes
de ser emperatriz, así como Federico García Lorca.
Según el director de iniciativas del Balneario, Ignacio Garicano, «se ha tratado de recoger gráficamente la historia de las aguas de Lanjarón, indefectiblemente unidas a un territorio, una gente, un municipio, unos agüistas y una actividad industrial y de servicios".
La explotación de las aguas comenzó a primeros de siglo en Granada, con la tienda que abrieron los Carrillo de Albornoz, entonces propietarios del Balneario.
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Fuente de la Plaza de Lanjarón. Foto realizada por Andrés Fabert en 1.910. | |
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Molinito de Bueno. La foto es de Andrés Fabert. (1.910). | Vista de la Fuente Capuchina. Fototipia Thomas (1.915). |
![]() Balneario de Lanjarón. Fachada oriental. Fototipia Thomas, 1.915. |
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Sala de manantiales del Balneario. La foto fue realizada por Juan Tito en 1.951. | |
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Caravana publicitaria (1.960). |
La sociedad benéfica durqueña cumplirá su primer centenario de existencia por todo lo alto, con una semana continuada de actividades culturales, deportivas y recreativas
Componentes de la actual junta directiva de la Sociedad Benéfica La Esperanza.
Delia Molina
A finales del siglo XIX, en el último trimestre de 1.899, fue creada la Sociedad Benéfica La Esperanza, con ánimo de ayudar a levantar la riqueza y el progreso, y elevar el nivel social de los vecinos de Dúrcal.
La sociedad se constituyó con la presencia de quince socios fundadores, a los cuales se les expidió el título de socio previa convocatoria de la Junta Directiva Provisional, la cual convocó Junta General mediante citas "puestas en los parajes públicos de los edictos anunciando la celebración de la Junta"
" El Monte a veces ha servido para compensar la falta de trabajo. Llegando abril, muchos durqueños subían y permanecían allí trabajando hasta octubre"
Esta primera Junta Directiva tuvo una gran actividad, pues intervino en todos los actos que fueron necesarios para poner en marcha la Sociedad y comenzó a regular la explotación del monte en beneficio de los socios.
A través del tiempo, la Sociedad Benéfica "La Esperanza" ha tenido situaciones muy diversas, pasando por momentos de pérdida incluso de los bienes que posee. Han sido ocasiones muy concretas, cuando la Sociedad ha estado a punto de extinguirse, sin embargo, el entusiasmo de sus socios y la actividad de los participantes han hecho posible que el pueblo de Dúrcal no perdiese esta entidad.
Agricultura y ganadería
El Monte, en algunas ocasiones, ha servido para compensar la falta de trabajo gracias a la explotación de sus tierras para la obtención de productos como la patata, el trigo, las plantas aromáticas o la realización de otras actividades como la caza o la ganadería; cuando llegado el mes de abril muchos durqueños subían al monte donde permanecían trabajando hasta el mes de octubre o noviembre cuando llegaban los fríos o las primeras nieves.
"Juan Caballero y su esposa María Molina donaron los terrenos que hoy constituyen el patrimonio de la Sociedad"
Muchas personas recuerdan los sistemas de explotación y conservación de la patata, abriendo hoyos en el suelo que cubiertos de paja servían de excelentes frigoríficos. En el mes de abril se sacaban y se vendían.
Sierra propia
A través de cien años de historia, el Monte ha dado muestras de haber cumplido los fines que se propusieron Juan Caballero Fernández y su esposa María Molina Pérez, donantes de los terrenos que hoy constituyen las propiedades de la sociedad, y del presidente de la primera directiva, Manuel Puerta Melguizo (médico del pueblo en aquella época) redundando en beneficio de Dúrcal y sus habitantes.
"Dúrcal es uno de los pocos pueblos de Andalucía que posee una sierra propia. En los años cuarenta se decía que esa sierra era de los niños, lo decían las mujeres para que no nos la quitaran, porque lo que era de los niños no se podía vender', cuenta Antonio Castillo Fajardo, socio 64 de la Sociedad, número que "heredó" al morir su padre, también socio del Monte de toda la vida.
Tres mil socios
Actualmente la Sociedad Benéfica "La Esperanza" cuenta con cerca de tres mil socios que pagan una cuota de quinientas pesetas, lejos de las quince pesetas que pagaban allá por los años cincuenta o las dos pesetas que se pagaban par tener derecho a cazar quince días en agosto de 1.900.
Con motivo del centenario de la Sociedad, está prevista la celebración de múltiples actividades en la semana del 25 al 31 de octubre en la que tendrán cabida desde una misa a una paella gigante para unas 3.000 personas en una carpa que se habilitará en el parque de la Estación, hasta cabalgata con mayorettes, tambores y cabezudos, exposiciones de pintura y fotografía, pasando por la organización de bailes, teatro, competiciones deportivas y juegos para todas las edades, con un presupuesto cercano a los tres
Exposición de fotos antiguas Además, Foto Cecilio participa en las actividades del Centenario organizando una exposición de fotografía con el titulo "Nuestro pueblo y nuestra gente", en la que está reuniendo fotografías con más de veinte años de antigüedad.
El Valle de Lecrín, historia viva
EL periódico El Valle de Lecrín acaba de cumplir cinco años en su actual cuarta época. Varios de sus actuales colaboradores son los mismos que hace veinte años lo sacaron en su tercera época. El objetivo, siempre el mismo: difundir la cultura y defender los intereses de la comarca
Delia Molina
Fue Rafael Ponce de León, párroco de Dúrcal, quien allá por 1.913 fundó "El Valle de Lecrín" (Publicación de propaganda religiosa, social y agraria) que, como sindicato católico que era, contaba con "la bendición de varios prelados españoles" y que tenía como objetivo contrarrestar la fuerza de que los sindicatos de izquierdas (CNT y UGT) tenían, así como defender a los trabajadores del campo.
Cincuenta y seis años después, la Asociación Cultural Mahina, formada por un nutrido grupo de jóvenes estudiantes, comenzó a editar una revista llamada "El Peñón", con miras informativas y sobre todo culturales que fue caldo de cultivo idóneo para el renacimiento de una nueva época de "El Valle de Lecrín" en los tiempos de la recién estrenada libertad de expresión.
"Algunos hitos históricos tuvieron especial repercusión en estas páginas. Se protestó contra el trazado de la carretera de Dúrcal, que destruía la Vega, y se pidió que se formara la Mancomunidad'
Al grupo de Mahina se unió un estudiante de periodismo, Paco Terrón, que aportó la idea de dar una mayor difusión a la revista que en ese momento se hacía en la asociación, ampliando su difusión a todo el Valle y añadiendo una perspectiva periodística al enfoque intelectual y revolucionario con tono de investigación que caracterizaba a "El Peñón". Terrón y aportó al club noticias de la existencia de un periódico llamado "El Valle de Lecrín", del que José Miguel Puerta, estudiante de Historia, pudo conseguir algunas fotocopias en la antigua hemeroteca de la Casa de los Tiros, que databan de los años veinte. Fue de aquel periódico que fundara Ponce de León de donde se sacó la cabecera.
"Primaba el gusto por recuperar una parte de la historia de nuestro valle. Teníamos la utopía de producir cultura en este territorio"
"Con una fuerte ideología de derechas, Ponce de León defendía en "El Valle de Lecrín" la dictadura de Primo de Rivera o la Guerra de Marruecos que era vista como una barbarie y fue duramente criticada por los progresistas y liberales de la época. Aunque cuando nosotros comenzamos de nuevo con "El Valle" teníamos unas claras componentes ideológicas izquierdistas, condicionados por la etapa de cambio y transición que vivíamos, era más importante la idea de que el periódico volviera a ver la luz. Independientemente de las ideas políticas, primando el gusto por recuperar una parte de la historia de nuestro Valle. Teníamos la utopía de producir cultura en este territorio aunque fuera expresada de manera distinta" -explica José Miguel Puerta, licenciado en Historia del Arte, doctor en Filología árabe y actual responsable de la biblioteca municipal de Dúrcal, donde se conserva un original de "El Valle de Lecrín de la primera época gracias a la donación de un particular.
El primer ejemplar de la tercera época de "El Valle de Lecrín", que salió a la calle en agosto de 1.979 coincidiendo con las fiestas de San Ramón, tuvo una gran acogida y se llegaron a vender cerca de mil ejemplares. El precio de su maquetación e impresión ascendió a 60.000 pesetas y se autodefinía como "Revista mensual de difusión Cultural". En su editorial se podía leer: 'Hace... ¿cuánto tiempo?... meses, años, creo yo, que un grupo de personas pensaron en la necesidad de crear algo que mantuviera en contacto a los distintos pueblos, esa gente tan maravillosa y trabajadora que forman el Valle, desde las secanos de Padul hasta los naranjos de Béznar e Ízbor. Y así empezó a trabar contactos de un pueblo a otro, con reuniones aquí y allá. El resultado de aquellos primeros pasos fue crear una revista hecha por y para los habitantes del Valle. Es esta que ahora tienes en tus manos; sencilla, amena y con el cariño que cada uno de sus colaboradores tiene de su entrañable tierra..."
Portada de febrero de 1.980.
"Pasaban noches enteras casi sin dormir para componer la revista, que luego vendían puerta a puerta en todo el Valle, y que al final casi les costaba a ellos el dinero"
Jorge Vega, Antonio Morillas, José Miguel Puertas, Asunción Martín y su hermana Lo¡¡, Diego Ruiz, Domingo Fernández, Paco Rodríguez, Paco Terrón, Antonio Serrano, José Valero y Francisco Ramos, (Pak-illo) eran algunos, no todos (seguro que olvidamos a alguien) de los jóvenes que mensualmente sacaban "El Valle de Lecrín" a la calle.
Los primeros números se hicieron en fotocomposición. Pero luego, por cuestión de economía, se hubo de hacer de forma mas artesanal. La hacían con máquinas de escribir, trabajo arduo y laborioso que daba lugar a múltiples erratas; además, trabajaban con diferentes máquinas por lo que se imprimía con distintos tipos de letra. Recortaban tiras y las pegaban para ir componiendo la revista, que presentaba titulares montados a partir de letras recortadas de otras revistas. Pasaban a veces noches enteras sin dormir para componer la revista, que más tarde vendían puerta a puerta por todo el Valle y que al final casi les costaba a ellos el dinero.
Algunos hitos de nuestra comarca tuvieron su especial repercusión en estas páginas, donde se pidió el "Sí" para la autonomía andaluza en el referéndum de febrero del 80, protestaron por el trazado de la "carretera nueva", que destruía parte de la Vega de Dúrcal, y propusieron que se formara la Mancomunidad de Municipios del Valle de Lecrín.
"Pedimos el SÍ para la autonomía de Andalucía en una época en la que el franquismo seguía en la mente de mucha gente, que rechazaba la bandera blanca y verde"
Otro hecho importante atribuible a los jóvenes inquietos que elaboraban "El Valle de Lecrín" a principios de los ochenta fue el interés mostrado por el renacimiento del término Valle de Lecrín, como una comarca con identidad e idiosincrasia propias.
"El término Valle de Lecrín era un concepto desconocido para sus propios habitantes, que tenía su origen en la historia, ya que en la época árabe era una comarca administrativa perteneciente a la Cora de Elvira. Fue el catedrático paduleño Francisco Villegas quien publicó el libro El Valle de Lecrín, primer libro que se hizo en España aplicando el modelo francés de análisis de comarca desde los aspectos geográficos hasta los históricos, idea que nosotros compartíamos", comenta Puerta.
Desde entonces han pasado veinte años y lo que ello supone de adelanto en cuanto a tecnología y recursos existentes. Hace cinco años comenzó la cuarta época de "El Valle de Lecrín", tras la cual nuevamente encontramos la figura del periodista durqueño Paco Terrón.
Tras haber trabajado en diferentes medios de comunicación en Italia, Vitaliano Fortunio recaló en Granada, tierra natal de su esposa, proveniente del Diario As de Madrid. Conoció en Canal Sur a Paco Terrón, quien le propuso el proyecto y lo puso al frente de la actividad publicitaria y comercial.
En noviembre de 1.994, con tan sólo cuatro páginas, salió a la calle el número cero de la cuarta época de "El Valle de Lecrín" gracias a la aportación altruista de un montón de gente dispuesta a ofrecer información de y para el Valle. No nos mueve más que el interés de que la gente que habita en el Valle y aquella que aún estando lejos, lleva el Valle de Lecrín en su corazón, puedan contar con una ventanita por la que mirar, reconocerse y reconocer su tierra y los eventos que en ella se dan lugar.
Vaya nuestro agradecimiento y felicitación a todos y cada uno de los colaboradores, redactores, fotógrafos, comerciantes, anunciantes y por supuesto a los lectores que mes a mes siguen leyéndonos y haciendo útil nuestra información.
Sabiendo que también contamos con detractores y críticas, nunca llueve a gusto de todos, seguiremos adelante prometiendo superamos y mejorar. ¡¡A por los diez años, Felicidades Valle de Lecrín"
Delia Molina
EL COMANDANTE LÁZARO EN EL PALACIO DE DÚRCAL. La foto que traemos este mes a nuestra portada fue hecha hace 57 años. En ella podemos ver al Comandante Lázaro (en el centro de la foto, el militar más alto y corpulento) en el Palacio de los Echevarría (hoy ya desaparecido), a donde vino invitado por don Celestino (a su derecha), momento que recoge la foto. El comandante no era de Dúrcal, y tenía plaza en Melilla, pero visitaba mucho Dúrcal, el pueblo de Ana Isabel Conejero Ibáñez, que era la niñera de sus hijos. En este acto del Palacio le fue entregado un pergamino. En la foto, podemos ver también al entonces alcalde, José Puerta Molina (con traje y corbata oscuros y bigote). El comandante quedó unido para siempre con Dúrcal, donde tiene dedicada una calle. Foto cedida por gentileza de CRISTALERÍA ARIAS |
En la foto de arriba, junto al general Lázaro, podemos observar a:Juanito Ortiz, Cepero, Vicente Gutiérrez, Juan Ronco, José Robles, José Puerta, Juan Tamayo, Molina el de la gasolina, Antonio Martín, Ángel Fernández, Antonio Caba, Celestino Echevarría gr.), José Rosales, Federico Castillo, Francisco Martín, José Melguizo. En la foto de abajo, un momento de la entrega del espadín, en recuerdo de Dúrcal, en presencia del Gobernador militar, el alcalde José Puerta Molina, don Celestino Echevarría y don Rafael Ponce de León.
El general Lázaro en el Palacio de Echevarría
En nuestra portada anterior quisimos recuperar un momento de la Historia de Dúrcal pero algunos de los datos que nos habían llegado no eran del todo correctos.
En efecto se trataba de un homenaje en los jardines del palacio de Echevarría, pero no fue un pergamino el obsequio que se le entregó al comandante Lázaro, que por aquel entonces ya había sido ascendido a general.
El acto, que tuvo lugar el 30 de noviembre de 1.944, fue organizado por los que fueron soldados en Melilla durante la guerra de Marruecos, agradeciendo al militar el hecho de que gracias a su rango les evitara combatir en el frente, manteniéndolos alejados de los campos de batalla. Le obsequiaron con un espadín y un fajín que le fue entregado en el Ayuntamiento.
Cuentan que el militar sentía especial cariño por el pueblo de Dúrcal a través de la amistad que lo unió con la familia Gutiérrez y que comenzó con las cartas de agradecimiento que Adelina Puerta
LEYENDAS DEL VALLE DE LECRÍN: La culebra negra de Murchas
"Siempre hubo verdades que explicar, hay que tener la mente limpia y creer el pasado"; me decía un hombre bastante mayor que me encontré en el pueblo de Murchas. Lo que este hombre me relató me dejó perpleja y parece ser que realmente ocurrió en años pasados, en épocas lejanas. Cuando yo era un chaval -me decía- mi padre me mandó a regar una noche a pesar de mis negativas por ir solo y no tuve más remedio que adentrarme en la vega, donde vi la culebra más grande y negra que había visto en mi vida. Me dispuse a matarla sobre el camino cuando algo me cegó los ojos. Ya me advirtió un
paisano que se decía que una culebra acechaba a los regadores, pero como casi todos los animales, era muy esquiva y por eso era difícil verla. ¿Sería esta la culebra de la que le habló su amigo? La cuestión es que no la pude matar, pues me miraba a los ojos, como una diosa, pero yo no vi nada más, aunque comprendí que los relatos de mi amigo y mi abuelo eran ciertos. Que si te quedabas observándola, te
hechizaba con los ojos y llegabas a ver realmente el rostro de una mujer. Puedo decir que no ha sido hasta recientemente descubierta una leyenda con esta narrativa. En verdad, no hay certeza de que un animal así existió realmente, pero es este animal uno de los tantos que forman parte de la historia transmitida de abuelos a nietos. ¿Podría ser esta culebra semejante a la diosa serpiente Jambala? ¿Realmente
la desaparición de las serpientes negras en algunos lugares del mundo se debe a la imagen de San Patricio? ¿Qué significaba o pretendía esta culebra con los hombres del campo en Murchas? Cada uno debe de recuperar en sí mismo todas estas respuestas, pero es sobrecogedor aún hoy en día pasar por estos parajes. ¿Nos siguen sugiriendo miedo tal vez? ¿Cómo se pueden afirmar unas observaciones tan extrañas? Nuestra mera capacidad de entendimiento nos hará imaginar cada uno el final de este relato.
B. Inma Machado Mondújar
MONDÚJAR: BUSCANDO A LA FAMILIA DE BOABDIL: Este que vemos en la foto es el aspecto de las excavaciones que se están llevando a cabo en las inmediaciones del Cerrillo de Mondújar, donde los arqueólogos tratan de localizar un hallazgo que podría ser histórico: los restos de los antepasados del rey Boabdil, que según reza en algunos documentos, el último rey nazarita se trajo de la Alhambra después de la toma de Granada. Todo ha surgido a raíz del hallazgo de un cementerio musulmán en las obras de la autovía. La situación del cementerio y el número de tumbas hace pensar que podría tratarse de dichos enterramientos. Algo que al cierre de esta edición, -últimos días de abril- aún no se había podido confirmar. Lo que sí se confirma es la importancia que Mondújar tuvo en la Edad Media. |
Leyendas del Valle de Lecrín: El soldaíllo del Castillejo de Mondújar
Panorámica del Castillo de Mondújar.
Esta historia va unida al pueblo de Mondújar. Situémonos en un lugar en donde nunca hemos estado y observémoslo con los ojos del pasado. En un tiempo que no he conocido, cuando mi abuelo era un niño, su abuelo le contaba que, con el fin de satisfacer su curiosidad, se fue una tarde al Castillejo, acompañado sólo por su afán de ver, comprender y explicar después.
Parece ser que había un hombre de tan pequeña estatura que se asemejaba a un enano, con uniforme de soldado, el cual se aparecía a las gentes al pasar por una vereda en dirección al castillo. Saltaba de un lado a otro como sí alas tuviese y reía sin parar. Pronunciaba un nombre que por desgracia nadie recuerda y que al parecer era el suyo propio; al principio avanzó como un rumor, pero existen bastantes personas que lo vieron realmente.
Las gentes narraban historias sobre él. "Aquellos que consigan verlo hablarán el lenguaje de los animales", "Aquellos que consigan tocarlo, sembrarán una buena cosecha". Se contaron muchas historias sobre él, desde dudosos cuentos a increíbles relatos, pero a medida que el tiempo pasó la gente aún sigue afirmando que en verdad existió y lo vieron.
Todos estos rumores, por lo tanto, deben de ser ciertos, es algo que pertenece a la continua curiosidad que sentimos por estas leyendas. ¿Era un antiguo mito o quizás algo que todavía acecha en las sombras de esos parajes, o en las sombras de nuestros recuerdos? ¿Porqué querría alguien inventarse algo así? Sigue siendo un misterio ¡¡Un vivo misterio !! Pero siempre hubo verdades que explicar, dejémonos llevar y comprendamos el pasado.
B. Inma Machado (Mondújar)
Leyendas del Valle de Lecrín: La mujer santa de Melegís
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Este relato pertenece, tal vez, a uno de los más antiguos contados o escritos en épocas pasadas. Éste, además, ha desencadenado la controversia y curiosidad de aquellos que lo escucharon como yo misma lo escuché.
Con el fin de satisfacer a los habitantes y por propia decisión del pueblo de Melegís, aprobaron la construcción de un nuevo cementerio que albergara las almas de sus difuntos. En el viejo cementerio, había que desenterrar y trasladar los huesos de los allí presentes en cuerpo y alma.
Había que despertar las presencias de los antepasados allí fallecidos y aunque de una forma que resultaba extraña a las gentes, pero la única forma posible, "en sacos", pues no podían trasladar las cajas, algunas por su deterioro, otras por falta de sitio tal vez en los nichos.
El alma tiene una forma de manifestarse, decían las gentes, las almas emigran al morir, se sumergen en el agua, se crea un círculo de vida y de muerte.
Lo que pasó allí todavía asombra a jóvenes y a viejos. En el trabajo de desenterramiento, y al abrir una de las cajas, apareció el cadáver, momificado, casi intacto, de una mujer. Las piernas conservaban sus medias de lana aún y el cuerpo en sí presentaba un aspecto en perfecto estado de conservación. Creyeron las gentes del pueblo que era una Santa, que era una forma de manifestar el alma, una fuente de poder espiritual, una honra para ellos, una imagen del espíritu y como tal la enterraron bajo la iglesia del pueblo para santificarla.
Una imagen Santa que nos da la bienvenida bajo la iglesia de Melegís, "junto al árbol de la bondad".
Inma B. Machado (Mondújar)
Los molinos: ¿Son romanos o árabes?
Mariano J. Martínez Grimán
Hace tiempo que sólo se habla de la cultura árabe y los "arabistas" proliferan como hongos, por supuesto que con el beneplácito de algunos poderes públicos. La "ola de arabistas", con razón o sin ella, predice y confirma que "todo sea de origen árabe". Así por ejemplo, se nos recalca con nuestro famoso trovo, y nada más cierto que el trovo es una genial tradición castellana del siglo XV. Así también con los molinos de harina y aceite, que son de origen romano, como trataré de demostrar en este espacio que me brinda nuestro periódico El Valle de Lecrín, sólo para dejar la Historia en su justa medida.
Para los arabistas, les informaré que es cierto y probado que desde el siglo VIII hasta el XVI (1.571), nuestras tierras estuvieron pobladas por moros musulmanes y árabes, judíos, cristianos, egipcios y libios ya que a través de esos siglos predominantes árabes se hicieron mejoras importantes, como la plantación de moreras para la cría del gusano de seda, que es su plaga más feroz, pero que la Humanidad se beneficia de la seda.
Yo desearía que mis amables lectores me pudieran seguir con un Diccionario de la Lengua Española. Claro, que si es de la Real Academia, mejor (ya lo saben, aquella que 'pule, fija y da esplendor).
Antes de la llegada de los árabes, estaban los pueblos godos (vándalos y después visigodos) en decadencia, pero antes los romanos en Hispania Ulterior habían obtenido una civilización y el dominio de una técnica muchísimo más avanzada que la de los árabes en todo lo referente a la agricultura y al aprovechamiento del agua (aún hoy hay presas y acueductos en España y en uso), no olvidemos que los romanos fueron los primeros en constituir lo que más tarde sería en el Ejército el Cuerpo de Ingenieros. Pero como quieren demostrar, sin fundamento, que las tribus árabes procedentes del desierto manejaban el agua, en el desierto hay oasis, pero no gran cantidad de agua.
Ahora veamos los cultivos que la romanización (periodo de nuestra Historia en el que pacificadas las tribus iberas menos las del Norte, empieza la culturización romana, Iberia se convierte en Hispania).
En la Roma está documentado el cultivo intensivo de los cereales desde el tiempo de los Etruscos. El Valle del Po era famoso por el cultivo del mijo y el panizo, y el Lazio por la producción de trigo. Antes de ser provincia romana, Iberia era también famosa por la producción de cebada.
El cultivo de los cereales y especialmente el trigo, tenía un nombre romano o latín: frumentum, que en Hispania fue una de las precauciones romanas. Las legiones romanas destacadas en Sierra Morena, ante la ausencia de trigo "molían las bellotas' y con ellas hacían tortas comestibles.
Hasta la romanización de Iberia, Hispania había estado poco cultivada y con bajos rendimientos. Con la Paz Romana y con los métodos introducidos, con la rotación de los campos, con la roturación de los bosques y con las zonas semidesérticas, con la ampliación de las zonas de regadío mediante acueductos y conducciones de agua, los romanos hispanos no sólo fueron autosuficientes sino que se convirtieron en el "granero de Roma", que dejó perder su superioridad agrícola, en favor de las provincias.
¿Cuál fue el éxito? ¿Qué causas motivaron este desarrollo agrícola? Cuando llega la Paz Romana, Hispania es un latifundio, grandes extensiones de fincas están manejadas por pocas familias hispano-godas. ¿Qué hacen los romanos? Los romanos rápidamente cambian a los propietarios de las tierras; los grandes latifundios de la nobleza son entregados a pequeñas familias individuales, los "colon¡", o se reparten entre los veteranos de guerra.
Los regadíos próximos a las poblaciones se hacen huertas para el cultivo de hortalizas y frutales, los campos más alejados se dedican a los cereales y olivos y las tierras menos fértiles y calizas a la plantación de viñas.
Pues éste es el paisaje que sigue ofreciendo hoy el Valle de Lecrín, no por influencia árabe, sino debido a los criterios con que se hizo la repoblación de 1.572-74. Los árabes, al contarlo que los cartagineses y los romanos, no destruyeron nada, sino que perfeccionaron y mejoraron lo que había. La "conquista árabe ha hecho decir a algunos historiadores que "más bien fue un paseo', ya que la sociedad estaba en decadencia profunda.
Los árabes en Agricultura, como en otros casos, tuvieron que valerse de los hispano-godos, los llamados mozárabes, que en nuestras tierras del Valle de Lecrín fueron muy numerosos y supervivieron durante más de 200 años por haberse refugiado aquí, perseguidos y marginados en los reinos de Castila y León. Ahora podemos repasar las palabras que definen a un molino. Comprobaremos con asombro que de 44 palabras que designan el molino, sus elementos, funciones y accesorios, 41 son de origen latino y sólo 3 son de origen árabe.
Latinas: alivio, baza, cabria, caillo, canal del cubo, canalillo, cárcavo, caz, cuchara, gorrón, estera, harina, harinero, lavija, manecilla, maza, moledura, molendero, moleño, molero, molero,-molienda, moliente, molinada, molino, muela, piedra, puente...
Cereales latinos: trigo, cebada, centeno, mijo, panizo y sorgo. Árabes: alcandía y zahína, sinónimos de las latinas sorgo y zahína.
Si observamos el léxico, predominan absolutamente las palabras de origen latino, por lo que hay que concluir que los árabes se limitaron a usar y conservar los molinos romanos, sin casi apenas transformar sus artes, que han permanecido hasta nuestros días.
Agradecimiento: el autor agradece a los Ayuntamientos por haber consultado sus libros de apeos, así como al archivo del Exmo Ayuntamiento de Granada y al personal del Archivo de la Real Chancillería por la paciencia que tuvieron al ofrecerme recopilaciones e informes. Ellos también son coautores de este artículo.
Otros datos sobre Las Lagunas de Padul
Mariano José Martínez Grimán
Los registros lacustres disponibles en la Península Ibérica indican la presencia de varias transiciones bruscas en el balance precipitación evaporación durante el último ciclo glaciar. En el Sur de España y el Norte de África la mayoría de los cambios de polen se han interpretado como respuestas de la vegetación a las crisis de humedad efectiva (balance de precipitación y evaporación) más que a fluctuaciones de la temperatura Pons y Reille, 1.988, StreetPerrot , 1.993, Harrison, 1.993, han sugerido que los efectos directos (evaporación de las variaciones de la insolación solar durante el holoceno combinados con las variaciones en la nubosidad, albedo y temperatura, no pueden explicar los cambios en los niveles de las lagunas, es necesario que hubiera también cambios en las precipitaciones.
En consecuencia, el balance precipitación-evaporación es una medida cualitativa y de ahí su importancia para el estudio de la desertificación. Transiciones bruscas de condiciones áridas a húmedas ocurrieron después del Drías tardío reciente y alrededor de los 8.000 y 6.000 años.
Los registros de las Lagunas de Padul son los más completos que hay en España y alcanzan los 100 metros hasta el periodo interglaciar Holsteniense (Florschütz, 1971). Un sondeo de 8 metros (Pons y Reille, 1.988) alcanza los 30.000 años B.P. Un cambio de sedimentos a los 22-23 Ka de turba a margas lacustres indica un aumento del nivel del lago en el Tardiglaciar que alcanza el máximo nivel sobre los 18.750 años B.P.
"Las Lagunas de Padul, junto a las Salines de Alicante son son los únicos humedales clásicos que quedan en España, y se deberían conservar su flora, su fauna y su historia"
La transición al Drías antiguo hace unos 15.200 años se corresponde con un nuevo des censo del nivel del lago y vuelta a condiciones de turbera. Un nuevo aumento del nivel y el correspondiente cambio en la sedimentación se produjo sobre los 12.000 años correspondiendo a una mejora climática llamada Bolling Allerod. El Drías reciente supone una nueva transición a condiciones de turbera (10.30011.500 años B.P. que se mantendrán hasta el Holoceno. Episodios mas áridos quedan marcados por el descenso de Quercus a los 6,5 Ka y a los 8,5 Ka (restos de encinas y alcornoques).
La ausencia de depósitos de turba en los últimos 4.000 años indica que después de la máxima aridez en el Holoceno Medio los niveles de las aguas subterráneas (al parecer procedentes del Genil) no se recuperaron para mantener la sedimentación de turbera. Con todo ello, el perfil de la turbera queda como indica la figura adjunta.
Las Lagunas de Padul, junto a las Salines en Alicante son los únicos humedales clásicos que quedan en España y que se deberían conservar su flora y su fauna abundante y además su historia (Véase el artículo "Algunos apuntes históricos sobre Las Lagunas de Padul", publicado por El Valle de Lecrín en agosto de 1.999).
La iglesia de Talará, una obra menor de Ventura Rodríguez
En 1.973 se recibió una Real Cédula en la Chancillería de Granada prohibiendo que se hiciera obra alguna en las iglesias del "Obispado de Almería y demás del Reino de Granada" sin que previamente sus planes hubieran sido reconocidos por arquitectos de la Corte y sin haber recibido el real permiso. La Corona española recupera con ello un viejo privilegio sobre la fundación religiosa en los terrenos reconquistados a los musulmanes. Era la nueva forma de hacer arquitectura. En este contexto, Ventura Rodríguez, el gran arquitecto español del siglo XVIII, diseña la iglesia de Talará, uno de los edificios más austeros y sencillos del Reino de Granada.
Esperanza Guillén Marcos
El pueblo de Talará, hoy llamado Lecrín por el nombre del valle en el que se asienta, en el camino obligado hacia la Alpujarra y costa granadinas, a finales del siglo XVIII cuenta con ochenta vecinos. Su iglesia parroquial en esa época "es muy pequeña de fábrica poco subsistente, por cuya razón y sin ningún adorno, se halla en términos de indecente..." "está construida sobre la acequia de aguas con que se abastece el común, de forma que no tiene ensanche alguno ni proporción para enterrar, por cuya razón se lleva los cadáveres a la iglesia de Mondújar a lo que se escusan los vecinos en verano pro riesgo de infectarse".
A estos motivos se añadía la propia limitación de espacio interior del templo para dar cabida a la población "y pasajeros" en los días de fiesta.
La necesidad de dotar al pueblo de un nuevo edificio religioso, hace que Juan Castellanos realice el primer reconocimiento. En éste, el maestro de obras no juzga de inmediata urgencia la construcción de otra iglesia, por lo que el presidente de la Junta de Diezmos, ante las muchas obras que hay iniciadas y pendientes, no concedió en principio la autorización para el inicio del oportuno expediente.
En este caso, la postura del arzobispo va a pesar más y ofreciendo la ayuda de los propios vecinos, hace hincapié en lo reducido de la iglesia -20 varas por 12- en la que apenas caben 290 personas (la vara castellana mide aproximadamente 835 milímetros, por lo que la iglesia en cuestión era de unos 16,7 mis por 10). El emplazamiento del pueblo en el camino de la Alpujarra hacía que concurriesen a él muchos "arrieros y otras gentes transeúntes, además de los otros lugares circunvecinos con motivo de proveerse de víveres".
Castellanos hace un plan para un edificio de nueva planta ante la imposibilidad que ofrece para un posible ensanche lo difícil del paraje en el que se asienta la primitiva iglesia. El dibujo que hace Castellanos del templo de Talará, que actualmente se encuentra en el Archivo Histórico Nacional unido al expediente de construcción de esta nueva iglesia, presenta una torpe ejecución y supone un notable contraste con respecto a las representaciones gráficas realizadas por los arquitectos o maestros de obras formados en el seno de la Academia. No es por ello de extrañar que, remitido a la Cámara en 1.776 y pasado por el marqués de los Llanos a Ventura Rodríguez, el arquitecto opinara que no se adaptaba en absoluto a las mínimas normas de simetría e "inteligencia" correspondientes a una obra de estas características.
El 21 de octubre de 1.783, Ventura Rodríguez devuelve el expediente y realiza un nuevo proyecto que, si bien se caracteriza por la más severa austeridad constructiva, manifiesta en sus formas una consciente voluntad de racionalización de un espacio de culto. El caso de la iglesia de Talará, junto con los de las que trazará para Alcútar de Bérchules y Picena, constituyen los más sencillos programas de edificios eclesiásticos construidos en todo el reino de Granada. Exclusivamente la presencia de la torre tras la cabecera indica la función religiosa a la que están destinados, al desaparecer por completo cualquier otra posible referencia exterior al carácter sagrado del edificio.
Sobre unas gradas se abre la única puerta de acceso al templo, adintelada y sencillamente enmarcada de piedra que sólo hace destacar unas pequeñas molduras en los ángulos superiores. Sobre ella, como es habitual, una cartela recuerda la pertenencia de este edificio al patronato del monarca y un vano, también adintelado, ilumina el interior. Su cubierta, a dos aguas, forma un frontón que se ve perforado por una ventana circular.
La iglesia es de una sola nave con ausencia de capillas y sorprende por la utilización de una cubierta que, en este caso, no es de medio cañón, sino de sección carpanel, producto de la reforma realizada tras los destrozos que sufrió el tejado durante la guerra civil. Una serie de pilastras tremendamente simples se prolongan con los arcos fajones que dividen la bóveda que, alternamente, se ve interrumpida por los lunetos situados sobre los vanos que recorren los muros laterales. Estos vanos interrumpen, por otra parte, la banda que articula el cuerpo bajo y la cubierta interior.
La Cámara acordará, pese a lo desafortunado del proyecto de Castellanos, que sea este maestro de obras el encargado de la dirección de la fábrica, lo que pone de manifiesto el escaso interés de la población en la que se erige: hecho confirmado además por la sencillez del trazado de Ventura Rodríguez que es el finalmente desarrollado en el lugar conocido como el "bancal". Otro índice de la escasa importancia de este templo con relación a otros muchos concebidos por este arquitecto es el honorario estimado por Ventura Rodríguez para la realización del proyecto, que sólo asciende a 1.800 reales para una iglesia de nueva planta, y que moriría sin cobrar. En 1.788 se concluiría definitivamente.
NOTA: Este artículo pertenece al libro Arquitectura Religiosa en el Arzobispado de Granada (1.773-1.868), publicado por la Diputación provincial. Su autora, Esperanza Guillén, es profesora de Historia del Arte en la Facultad de Bellas Artes de Granada.
El mes pasado el pleno municipal paduleño acordó cambiarle al pueblo el nombre oficial de Padul por su originario de El Padul, que si bien se había perdido en la escritura, en el habla cotidiana había perdurado. Con este motivo, hemos querido traer a esta página la referencia que hace a este tema el historiador Mateo Carrasco Duarte, en su libro "El Padul".
Mateo Carrasco Duarte
El profesor Juan Martínez Ruiz, en un precioso artículo explica con amplitud al origen o etimología del nombre del Padul. "El nombre de Padul es muy antiguo, es de época romana y todos sabemos que en el año 218, antes de Jesucristo, los romanos comenzaron la ocupación de la Península Ibérica. Cuando los romanos llegaron al lugar y vieron la gran laguna, le pusieron el nombre de Paludem, que quiere decir laguna, charca. Con el tiempo, la palabra, en boca de los granadinos, se fue transformando y se convirtió en Padul".
El Padul en los escritos árabes
Los escritores árabes fueron durante la Edad Media los transmisores de todas nuestras raíces, romanas, latina, ibéricas. Por ello, nada de extraño tiene que nuestras más valiosas tradiciones andaluzas, granadinas, se hayan conservado en obras y escritos hispanoárabes. Así, en Ibn al Jatib de Loja, el llamado "apologista de Granada", el hombre marcado por los números y por las estrellas", figura escrito el Badul, que hay que leer por alPadul, pues en árabe no existe la letra p.
Los libros de Apeo y Repartimientos han recogido también dicho nombre, así en el Repartimiento de Málaga figura Padul y en los Apeos del siglo XVI, Padules. Es el nombre de un pago de Almuñan, jurisdicción de Baza y de otro en Guéjar Sierra, hoy río Padules. También, en el repartimiento de Málaga encontramos el lugar Los Padules, entre Guaro y Com.
"Cuando los romanos llegaron al lugar y vieron la gran laguna, le pusieron e nombre de Paludem, que quiere decir laguna, charca"
Como es sabido, los libros de Apeo y Repartimientos han conservado la tradición medieval granadina, a través de los escritores árabes, y fueron moriscos granadinos, conocedores de la lengua arábiga, los que asesoraron a los notarios en el momento de hacer dichos escritos de bienes.
Padul y otros padules peninsulares
En cada lugar, el nombre fue cambiando a su modo. Así, en muchos lugares de Aragón y Castilla se va a convertir en Padul.
En el Alto Aragón llaman Padul a todo sitio bajo y húmedo, encharcado generalmente donse se cría la hierba espontánea. Padul es un lugar de la provincia de Huesca, municipio de Mipanas; también se denomina así otro lugar de la citada provincia en el municipio de Gurrea de Gállego. Paul es el nombre de un barrio del municipio de Manzanera en la provincia de Teruel.
Cuando eran varias lagunas se llamaban Paludes, que en castellano se iban a convertir en Paúles; con dichos nombres vamos a encontrar un barrio de la provincia de Vizcaya, en el municipio de Carranza, una aldea en la provincia de Zaragoza, municipio de Erlá, un lugar en la provincia de Huesca, municipio de Mipanas, barrio en la provincia de Teruel, municipio de Manzanera, lugar en la provincia de Huesca, municipio de Gurrea de Gállego.
En Burgos, visitamos Los Paules del Agua, en el municipio de Avellanos de Muño la misma provincia, encontramos los Paules de Lara, municipio de la jurisdicción de Lara, y los Paúles, lugar del municipio del Valle de Valdelucio.
En la provincia de Albacete, Paúl es el nombre de una aldea en el municipio de Yeste.
En Almería, Padules, municipio partido judicial de Canjáyar, vega bañada por el Andarax.
El Padul de Granada y los Padules de Almería y Málaga
El gran parecido de los nombres de Padul y Padules en Granada, Málaga y Almería respectivamente, así como las formas que figuran en los libros de Bienes Habices, de Repartimientos y Apeo, se explica porque están dentro de la llamada Andalucía Oriental, que formó parte en la Edad Media del llamado reino de Granada, que comprendía también Málaga y Almería; fue territorio ocupado por los hispanoárabes, hasta el año 1.492 y, por lo tanto, conservó el habla patrimonial de dicha zona, de los cristianos que se quedaron en territorio ocupado por los musulmanes.
La forma castellana que ha sufrido más desgaste, es Paul. Es también la forma de pronun ciar el nombre en el habla andaluza El Paul. Resulta curioso observar que nuestro Padul y nuestros Padules se parecen más a la forma italiana de Paduli.
Ahora podemos pensar en El Padul como palabra de nuestro patrimonio cultural andaluz, dentro de la gran familia de lenguas formadas por evolución o transformación de la lengua latina.
La rifa de los santos inocentes de Chite (I)
Francisco Martín Padial
La fiesta comenzaba la tarde del 27 de diciembre con la ida a Talará y la visita que hacía el cortejo de la rifa a los hermanos de la Hermandad para obtener su contribución así como la de todo aquel que se encontraban. de paso. El disparo de algunos cohetes alentaba de su presencia en el vecino pueblo. El cortejo lo formaban el Hermano Mayor de la Hermandad, que ostentaba la vara de alcalde y llevaba bolsa, el secretario de la Hermandad, otros hermanos con bolsa y otros haciendo el papel de pregonero y de alguaciles armados de sable y les acompañaban tocadores de guitarra y bandurria. Al oscurecer volvían al Chite, anunciando su paso el disparo de algunos cohetes y el chirriar sobre la calle de los sables de los alguaciles. Entraban en las tabernas. La taberna era un lugar cerrado a la mujer, un sitio sólo para hombres. En ella entraban los alguaciles rechinando los sables sobre los empedrados y abriendo rancho al cortejo de la Hermandad, dando comienzo la fiesta con la subasta de baile o cante en la que algún vecino daba dinero a la bolsa para que otro cantara o bailara. Si el señalado no quería cantar, tenía que entregar mayor cantidad de dinero en la bolsa. El baile, siempre suelto, solía ser el fandango. Cuando la cosa estaba floja, la Hermandad urdía el engaño para sacar el dinero a aquel que no se mojaba por ser tacaño, agarrado y mísero en la miseria.
El 28 por la mañana, temprano, se buscaban unos zagales para portarlas canastas y pinchos de caña y las cestas de mimbre que pasaban a formar parte del cortejo. Al son de la música de las guitarras y bandurrias y del estruendo de los cohetes, el cortejo recorría el pueblo pidiendo casa por casa. Era frecuente recibir productos de la matanza y frutas. No faltaban las cestas con roscos de Pascua ni las canastas con los tradicionales bollos de aceite. Las cajetillas de puros y de tabaco eran una donación frecuente, así como las botellas de aguardiente, brandy o vino dulce. Pero no se contentaban con recibir estos productos sino que aparte, los hermanos con bolsa, exigían dinero contante y sonante, comenzando por el Hermano Mayor quién, en ese día, se investía de alcalde y paseaba la vara de mando como atributo de su autoridad, la cuál trataba de dignificar con algún gabán en desuso de alguna casa pudiente (el gabán del señorico).
La Hermandad de Animas, celebraba su festividad el 28 de diciembre, porque en ese día se conmemora la muerte de los Santos Inocentes y, por ello, en ese día, ante la muerte, no valen los estados sociales ni los de clase y todo queda sumido bajo la autoridad del Hermano Mayor, por un día alcalde.
En la mañana, amén de ir a misa, los vecinos y algún que otro forastero lo dedicaban a jugar a las charpas. Este juego consistía en lanzar al suelo, en el que apostaba el público, dos monedas de bronce de las de diez céntimos, ya fueran de la lá República o de Alfonso XII, una por la parte de la cara y otra de la cruz. Si caían las dos monedas de parte de la cara ganaba el lanzador que cubría las apuestas. Si caían de la parte de las cruces ganaba el apostante. Si una era cara y la otra cruz se seguía lanzando hasta sacra caras o cruces. El lanzador podía jugar las veces que quisiera y sólo podía retirarse cuando había perdido con la salida de cruces. Los lanzadores y apostantes debían de tener cuidado con el paso de la comitiva de la Hermandad, pues podía incautar parte del dinero que se encontraba en el rancho. Con dinero también se jugaba a la raya y al tangano. En la rifa se juega con el amor, hay juegos de dinero v la finalidad es ponerlo todo al servicio de la salud, no del cuerpo sino de las Animas.
Tras el paréntesis del mediodía para almorzar, la Hermandad bajaba a la Plaza de la Iglesia, disparando unos cohetes y comenzando a tocar la música. Comenzaba la fiesta. Hombres, mujeres y niños llenaban la plaza. Los hombres - formaban corros. Las mujeres se subían como en tribunas en los poyos de la plaza y en él bancal del olivo de las Animas que había junto al pilar. Las mozuelas no bajaban. Se hacían desear asomándose a los bancales. Su presencia era pronto exigida por parte de los pretendientes al alcalde, quién no dudaba en enviar a los alguaciles a buscarlas. Más lejano en el tiempo queda cuando toda la feminidad (solteras, casadas y viudas) se hacía de rogar y simulaba el forcejeo con los alguaciles para bajar a la plaza. Los alguaciles, rodeados de la chiquillería, corrían prestos a realizar la orden portando en una mano el sombrero y en la otra blandía el sable para cortar el aire o lo arrastraban para hacer saltar chispas. Su correr era zigzagueante, provocando confusión y algún que otro sobresalto al abrirse paso entre el gentío. A la voz de ¡Paso a los alguaciles de la Santa Hermandad!", se les abrían las puertas de las casas y estos penetraban hasta el lugar más recóndito en busca de las mujeres para llevarlas a la plaza. Al son de la música y en medio de un tumulto liberador de abucheos, silbidos y palmas eran recibidas las mozuelas del lugar. La tarde se presentaba confusa y cargada y, con una rapidez de vértigo, se pasaba del baile al paseo y se le superponía la Rifa de los productos donados por los vecinos y la venta de cosas menores a los niños (almendras garrapiñadas, caramelos, mantecados, roscos, bombones, ...). También se vendía a los hombres el trago de vino.
La rifa de los santos inocentes de Chite (II)
Francisco Martín Padial
El paseo se realizaba o bien solo o acompañado. En este caso se cogían del brazolete, les habrían paso los alguaciles y les guardaban la espalda los tocadores haciendo música, el coro de del publico acompañaba con silbidos, jaleando y voceando algún consejo o piropo, esto en lo que podemos denominar Paseo de Pretendiente". En los Paseos de Risia' (de risa) los silbidos se transformaban en rechifla y el jaleo y voceo se aumentaban en con risotadas y aspavientos. El trayecto comenzaba por las moreras frente al pilar y tomaba la dirección del camino detrás de los huertos sin llegar a tomarlo dando la vuelta dirección del camino de Pinos hasta el punto de partida si antes no era interrumpido. En los "Paseos de Expulsión" el itinerario era variable y dependía de la calle más cercana al expulsado.
En los Paseos de Pretendiente" eran estos los que daban dinero por pasear cogidos por el brazo de la que querían que fuese su novia, era un modo de mostrar sus intenciones públicamente. A veces, para que la cosa no quedara muy clara, la pretendida buscaba una aliada entre sus amigas y el pagador por él precio de una se llevaba dos, pretendida y cesta. Esta acumulación de mozuelas podía despertar el interés de algunos otros muchachos que subían lo dado por el anterior para, interrumpiendo el paseo, pasar al baile. Las mozuelas no contaban con la intervención de padres y hermanos, en este día se hacía la vista gorda, actitud ésta que es la antítesis de la de Don Elías, el padre de Soledad "la Dolorosa", que puja en la Rifa para impedirle el baile con Manuel Venegas, "el Niño de la Bola", en el baile del mismo nombre salida de la pluma del escritor accitano Pedro Antonio de Alarcón.
En los "paseos de Risia" solía pagar alguien para que pasearan otros pasearan y, de este modo, dar un rato de diversión. De este modo se hacía pasear gorda y flaco, flaca y gordo, gorda y gordo, flaca y flaco, alo y antónimo bajo en todas sus variantes de sexo y número: Tampoco olvidaban el emparejamiento feoguapa, presumida-aragán, vieja-niño. Enrique Carmona Cortés, "El Curro de Mondújar", informa que una vez a Miguel "el chofer", marido de Prudencia, le hicieron pasear con una niña en mantillas. Era muy frecuente el hacer que pasearan los hombres en mangas de camisa o con la chaqueta o la gabardina al revés, en lo que podemos denominar el "Paseo de Exhibición que bien puede encajar en los "Paseos de Risia".
"En los paseos de pretendiente estos daban dinero por pasear cogidos por el brazo de la que querían que fuese su novia"
Este mismo informante nos cuenta del "Paseo de Expulsión", que en este caso concreto tiene componente de humor hacia el despistado y en ningún caso xenófobo: "A Manolillo, el Gitano, lo echaron y fuimos tocando camino de Talará hasta el molino de don Jesús, peor luego volvió en seguida". El mismo informante cuenta como le hicieron a uno simular "la meada de un perro". Era común también que algún arriero o labrador de Pinos del Valle o del Rey llegase con sus bestias para pasar por la plaza camino de su pueblo después de haberlas herrado en Talará, si no daba algo no le valían las razones y tenía que dar la vuelta por otro lugar. Cuando alguno o alguna se negaba a participar en el baile se les echaba de la plaza.
El baile ocupaba su lugar en la plaza, en el ángulo formado por la casa de la sacristana y la fachada de la puerta lateral de la iglesia. Las mujeres podían bailar formando parejas entre ellas.
El hombre que quería bailar, además de pagar, si quería bailar necesitaba del concurso de otro hombre que le auxiliara. También podía quitarle a otro la pareja pagando más que él oponente. El baile se podía interrumpir en cualquier momento si alguien daba una cantidad sustancial para ir al paseo. Los bailes tradicionales eran los fandangos al que sucedieron el pasodoble, el tango y la mazurca y a los que se les añadió el vals y la rumba. En este día los padres y hermanos hacían la vista gorda y no se interponían a las demandas, a veces de tapadiIlo, buscando un tercero que entorpecía los deseos de algún mozo de mostrar ante todos sus pretensiones hacia alguna muchacha. En el baile no hay tu tía. Aquí la cosa es entre dos y no cabe la cesta, a la que se podía recurrir para disimular las pretensiones del paseo. Algún informante me ha contado como corrompía a los mayordomos mediante una cantidad sustancial de dinero para la bolsa, a modo de salvo conducto que les permitiría a él y su novia escapar de las posibles proposiciones en las que se les metiera. El mismo informante reconoció que esto no era muy legal que digamos.
Al caer la noche se organizaba un baile en cualquier casa que dispusiese de un amplio espacio cubierto en donde, los de la Hermandad cobraban la entrada y cada cual se las averiguara buscando pareja. Sólo pagaban la entrada los hombres y la música era con instrumentos de cuerda, los mismos que habían tocando todo el día. Posterior fue el acompañamiento con acordeón.
La rifa de los santos inocentes de Chite (III)
Francisco Martín Padial
La subasta de productos Paralelamente al desenvolvimiento del baile y del paseo comenzaba la subasta de los distintos productos recogidos. Esta subasta la realizaban varios hermanos que, con el producto en cuestión, se paseaban corro por corro de gente señalando el valor que iba alcanzando el producto y adjudicándolo al que más diera por él. Cuando eran productos llamativos la subasta era pregonada para que todos se enteraran y pudieran participar. No pocas veces te encontrabas que una vez que tan feliz te las veías por haber conseguido un purito, aparecía alguien que pagaba por encender el puro o seguir fumándoselo. También se iban subastando copitas de licor y se vendían tragos de vino de la bota. De las anécdotas que tienen tradición retomo una de principio de siglo en la que un avispado pregonero subastó conjuntamente pan de higo y un nabo señalando la procedencia del pan y del nabo donado por un caballero. "¡A cinco reales va el ... higo de la señora y el nabo del caballero! ¿No hay quien dé más?".
Los tocaores, unos más músicos que otros, fueron una pieza importantísima en el desenvolvimiento de la fiesta, tocaban pasodobles, mazurcas, tangos. Ganaron a repartir entre ellos por los dos días la comida y 25 pesetas de las de 1.916, cuando los jornales se pagaban entre 2 y 3 pesetas. Con la República llegaron a las 35 pesetas y durante la Guerra civil no tenemos constancia si de una comida de 5 pesetas en el año 1.938. Durante los cuarenta y parte de los cincuenta se repartían alrededor de 100 pesetas, en 1.964 se gastaron en ellos 650 pesetas. Es el último apunte reflejado en los libros de cuentas de la Hermandad. Podemos poner nombres y apellidos a los más recientes tocadores, los otros es difícil. De principios de siglo tenemos a José Martín Padial que tocaba bandurria y guitarra, y acompañaba a "Agua Fresca". En la década de los treinta y cuarenta tenemos a José Heredia "Cagachín", de la familia de los Maya y Francisco Espinar "el Mosquito". Enrique Carmona Cortés "el Curro" y sus hermanos Juan y Frasquito fueron tocadores en esta fiesta, éste nos evoca el toque del pasodoble de la Parrala, La María Amparo vive en Sevilla; la rumba de La hija de don Juan Alba, y los tangos de Carlos Gardel. Nos cuenta también Enrique Carmona de cómo al calor de la fiesta bajaban unos cantaores de flamenco para pedir para ellos, estos cantaban en las tabernas.
"Los vecinos donaban productos de la matanza; con ellos se hacía la garlopa, con la que comían alcalde, mayordomos y tocaores"
Manuel Martín Gijón "el Chato" fue tocaor de laúd acompañado de Nicolás Roldán "el Gorrilla" a la guitarra o de Enrique Carmona, también a la guitarra. La última vez que bajó a tocar fue el acordeón, y le pagaron con cinco plantas de naranjo y cuatro de limonero. El repertorio que tocaban lo aprendían de la banda de música y de la radio, entre otras tocaban Palomita, Santa Marta, España Cañí y el Vals de las Olas. Cecilio y Celestino Gijón Martín, hermanos del anterior, también tuvieron una participación activa en la fiesta. Nos cuenta Celestino que estando tocando en el baile que hacían por la noche al calor de una chimenea, salió a orinar a un callejón, con tan mala fortuna, que se embarcó sin darse cuenta, arrastrando la mierda hasta el entarimado donde tocaban, mierda que recogió un muchacho en su abrigo, de tal modo que creían todos los del baile que se había cagado y tuvo que abandonar el baile y no volvió de la vergüenza que pasó.
Daniel Urquiza ha sido una auténtica institución en la Rifa de Chite, ha sido larga y continuada su presencia animando con su arte la fiesta. No podemos olvidar tampoco a Juan Manuel y su acordeón, que han llenado de muy buena música el arte y las fiestas que se vivían en el pueblo. Una presencia musical destacable, la de los hermanos Antonio y José Padial, naturales de Chite, y la de Rosendo Soto, que con el acordeón llenaron los últimos años de la Rifa antes de que se recuperara el pasado mes de diciembre.
Se llamaba garlopa a la comida que se condimentaba con los productos de matanza que los vecinos donaban. Consistía en un frito de tomate, morcilla, longaniza, chorizo y panceta, el alcalde, los mayordomos y tocadores la comían al mediodía del veintiocho y si quedaba algo lo dejaban para el día siguiente, en el que remataban la fiesta realizando el entierro de la zorra.
Curiosamente, en la novela "El niño de la Bola", de Pedro Antonio de Alarcón y Ariza, encontramos la Rifa dando unidad y sentido al desarrollo de la trama, siendo el gozne sobre el que gira la novela. El nudo de esta novela, con facilidad dramatizable para la puesta en escena, se nos ofrece en el capítulo X, "El emplazamiento": el protagonista, Manuel Venegas, es derrotado por don Elías, alias Caifás en la Rifa, impidiéndole bailar con su hija Soledad. Manuel hace su emplazamiento: vendré a este mismo sitio tal día como hoy ...¡lo juro por el alma de mi padre!, a pujar la gloria de estrechar en mis brazos a ese ángel ...¡Soledad es mía, y yo vendré a recobrarla! El último capítulo, el del desenlace, tiene el sugerente título de "La
La rifa de los santos inocentes de Chite (IV)
Francisco Martín Padial
Esta obra. "El Niño de la Bola" de Pedro Antonio de Alarcón, nos remite a sucesos anteriores al nacimiento del autor (10 de marzo de 1833), año 1832 "el emplazamiento" y de su niñez, año 1840 "la rifa"; ¿estamos ante un hecho real novelado?, podemos contestar que encontramos una pintura realista de costumbres populares y de igual modo deducir de lo escrito que al menos se celebraba en el tiempo en que Alarcón escribía esta novela y que su origen se remonta a una costumbre inmemorial. Es esta una novela de tesis en defensa de la religión católica como base de la moral y que cuando falta la religión la pasión domina al hombre y le conduce irremisiblemente hacia su perdición y la de todo lo que él más quiere. Pasemos a ver algunos rasgos de la Rifa en la pluma de Alarcón.
El escritor narra que "las funciones que por entonces se celebraban anualmente, en la parroquia de Santa María de la Cabeza, la muy antigua Hermandad del Niño de la Bola". Por Alarcón deducimos que la misa y la procesión se celebraban los días 6 de abril y el baile de la Rifa los días 7 del mismo mes, no consta en el Madoz la parroquia de Santa María de la Cabeza en la ciudad de Guadix, quizás sea un sobrenombre que enmascare alguna de estas parroquias, Sagrario, San Miguel, Santiago o Santa Ana. En la explanada de la Ermita Nueva de Guadix sí tenemos testimonio fotográfico de la celebración del baile de la Rifa. Lo coincidente con la Rifa del Chite es que una hermandad es I encargada de realizar la función y que la rifa y su baile la hacían en torno a un edificio religioso. La función descrita por Alarcón consistía: "en una misa por la mañana; solemnísima procesión por todo el barrio aquella misma tarde, y baile de la rifa a la tarde siguiente" (lunes). Es interesante la separación de la parte religiosa que se extiende en domingo y la parte más profana que queda circunscrita al lunes. En el Chite se funde todo en el día 28 de diciembre, la salvedad es que no se celebraba procesión de ninguna imagen.
De interés resultaba la descripción topográfica y social que realiza Alarcón del baile de la rifa: "se celebra en las afueras del pueblo, en una especie de arrabal de cuevas abiertas a pico sobre un anfiteatro de cerros de compacta arcilla, donde vive la gente más pobre de la población. Allí, las madres de las criadas que sirven en el casco de la ciudad colocan delante de su respectivo tugurio todas las sillas que poseen, a fin de que las ocupen los amos de sus hijas, convidados previamente a aquella fiesta, donde las señoras estiman mucho un buen sitio en que reunir tertulia al aire libre, lucir sus atavíos, ver la rifa y el baile, y hasta arrostrar las más encopetadas el deseado compromiso de bailar un poco, cual si fuesen humildes mozuelas de la clase baja".
"Tiene el público facultad de pedir por medio de puja que Fulana baile o no con Mengano, como que éste abrace o no a aquella con quien acaba de bailar"
Como en cualquier tiempo, como algo inmutable y siguiendo el dictado de la "ley de inmemoriales costumbres", Alarcón llena el lugar de "clérigos y cofrades, soldados y bailaoras, señores y plebe; allí se veían, a la puerta de las oscuras cuevas, hileras de sillas ocupadas por lujosas damas y endomingados caballeros; allí resaltaban, a la luz del sol, los animados colorines de los pañuelos y sayas de criadas y labriegas, los pintarrajados chalecos y fajas encarnadas de los hombres del pueblo, las medias blancas de trabilla de los que llevaban calzón corto, los refajillos colorados de las niñas pobres y descalzas que no tenían vestido y las cobrizas carnes de los chicuelos que no tenían ninguna ropa..."
Es interesante la existencia de una presencia en la que en torno al altar del Niño de la Bola se colocaban el cura de la parroquia, el mayordomo de la Hermandad, la comisión y canónigos, con la llegada de éstos últimos comenzaba la rifa. Alarcón hace promesa de no faltar a la verdad para entrar de lleno en cómo se organizaba el baile: "tiene el público facultad altísima de pedir y rifar por medio de la puja o subasta, así el que Fulana baile o no baile con Mengano, como que éste no abrace, o abrace de nuevo, a aquella con quien acaba de bailar ...dado que allí se baila y se ha bailado siempre el fandango puro y neto, danza que termina de obligación, como ya sabréis, con un inexcusable abrazo de cada pareja ... Los que no quieren que se realice lo que otro desea y paga, tienen que dar mayor cantidad de dinero". El baile se concertaba normalmente espontáneamente entre los mozos y mozas, a veces en virtud de puja, así lo hace Manuel Venegas. De lo que es en sí la rifa de productos, Alarcón escribe: "respecto de la rifa, era mucho menor el interés del señorío, pues no se subastaba otra cosa que los hilos de las marchitas uvas, las tortas de pan de aceite y las panojas de arrugadas peras, manzanas, todo allí de manifiesto, que habían reglado los devotos al Niño Jesús".
El fraile Antonio de la Chica y Benavides da cuenta en su Gacetilla Curiosa (30 de abril de 1.764) de cómo se rifa un macho gallego de 4 años para el 15 de mayo, a 2 reales cada cédula para ayuda a las obras de la iglesia de Nuestra Señora de las Angustias.
La rifa de los santos inocentes de Chite (V)
Francisco Martín Padial
Cuenta el fraile Antonio La Chica en su gacetilla curiosa de 4 de junio de 1764 que "la Hermandad de las Ánimas, sita en la Parroquial de Santa María Magdalena. rifa una haca de 5 años a real cada cédula: quien quisiere entrar en suerte, parezca ante sus mayordomos".
Cela de rifa y en el Chite
Camilo José Cela, el viajero de "Viaje a la Alcarria" y que en sus notas para un segundo viaje andaluz se perdió por el Chite o imagino a las niñas del lugar un 13 de septiembre de 1.948, saltando a la comba en medio de la carretera y enfadadas por la llamada a quitarse de en medio del claxon del coche del viajero. Don Camilo en el tren que le conducía a Guadalajara participa en una rifa, es 6 de junio de 1.946, en la España de posguerra: "Un hombre ... ofrece a voz en grito unas tiras de cartas de baraja que llevan un numerito por detrás ...iA perra chica la carta! ;Después rifaré, en honor del respetable, la muñeca Manolita, el juguete sensación! ...EI hombre del diente de oro ha dicho lo de la mano ¡nocente y ha descubierto una carta... ¡El dos de espadas!". En la década de los ochenta en las últimas rifas del Chite en el día de los inocentes sin regidores ni alguaciles se buscaba la mano inocente que partiendo la baraja diera la suerte a alguna carta de la tira y con la suerte algún juguete adquirido en algún bazar de la capital.
Las Ánimas de Cónchar
La fiesta del Mosto de reciente nacimiento, con la que comienza el año es preludio de la Rifa de Cónchar que a eso de las cinco de la tarde comienza, dirigida por un miembro de la Hermandad de las Ánimas que tocado con chistera es conocido como el subastador por realizar la subasta de los productos que han donado los vecinos del pueblo a las Ánimas. Los productos donados suelen ser botellas de licor, derivados del cerdo, algún que otro choto o cordero y productos de los que cultivan en sus heredades, por ello no es extraño ver los ajos, maíz, granadas, uvas..
"Hasta hace poco la hermandad tenía olivos en Mondújar, con cuyo aprovechamiento sufragaban misas de difuntos"
Se subastan cada cuatro años unos terrenos que son propiedad de la Hermandad. En esta subasta sólo pueden participar los forasteros si encuentran un avalista de Cónchar. Se subastan también algunos décimos de la lotería del Niño. La Hermandad de Las Ánimas está constituida por todos los vecinos de Cónchar que anualmente abonan una cuota conocida como "luminaria". Cada 31 de diciembre la Hermandad se reúne en asamblea general para renovar los cargos de mayordomos de la Hermandad que comienzan su andadura con la fiesta del Mosto que data de 1.982 y la Rifa de las Ánimas que podría remontarse a 1.610. Debe ser interesante el estudio de las Constituciones de la Hermandad.
La Rifa de Mondújar
El 25 de diciembre se celebra la Rifa de Mondújar. El modo en el que se celebra actualmente es mediante la venta de cartas de la baraja española a los que quieran participar en algún lote. Gana el que tenga la carta que coincida con el corte que una mano inocente haga en la baraja. Este sorteo en el que se participa como hizo Cela y como se hacía en Chite en las últimas rifas, coincide con el momento de decadencia de la Rifa, de la que se ha desterrado la puja por los productos. El origen se remonta a la cofradía del Santísimo del lugar de Mondújar, donde sus oficiales se encargaban de pedir casa por casa la mañana del 25 de diciembre y en la tarde los productos recogidos sacarlos a subasta, El prioste o hermano mayor de la cofradía, acompañado del mayordomo, escribano, diputado y muñidor, recorrían las casas pidiendo para los gastos de aceite de la lámpara. Una de las funciones principales de la cofradía era la de enterrar a los muertos y al modo de hacerlo y a las ofrendas por su alma, las reglas de la cofradía se dedican en detalle. Hasta hace poco había también olivos por el término de Mondújar que pertenecían a la Hermandad y cuyo aprovechamiento lo obtenían a fin de que se iniciaran misas por el alma de los donantes. Las "Reglas y Hermandad de la Cofradía del Santísimo Sacramento del lugar de Mondújar del Valle de Lecrín (RHCSSMON)" fueron presentadas por Antón Gómez Povedano, Antón García y Luis Barranco, prioste, mayordomo y oficial de la cofradía el 15 de marzo de 1.586 ante Antonio Barbas provisor y vicario del arzobispo don Juan Méndez Salvatierra, que las aprueban el 26 de marzo de 1.586; y las "Constituciones de la Hermandad del Santísimo Sacramento del pueblo de Mondújar (CHSSMON) fueron redactadas por el beneficiado de la parroquia don Francisco Antonio de Orbe a petición del cabildo general de la Hermandad de 1 de noviembre de 1.782 y presentadas a don Antonio Jorge y Galbán, arzobispo de este, desde 1.766 a 1.787. Entre unas y otras reglas tenemos el nacimiento de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, como queda atestiguado por un libro que data de 1.755 de dicha hermandad.
Tablate según Pedro Antonio de Alarcón
Al sonar las Ave Marías; esto es, a las doce en punto, salimos de aquel deleitoso pueblo (Béznar), último de la carretera para nosotros.
El terreno se angostó al poco rato, formando una profunda garganta, y minutos después pasamos el imponente y sombrío Puente de Tablate, cuyo único, brevísimo ojo, tiene nada menos que ciento cincuenta pies de profundidad.
El Tablate, más que río, es un impetuoso torrente que se precipita de la Sierra en el Río Grande, abriendo un hondísimo tajo vertical, tan pintoresco como horrible.
Aquella cortadura del único camino medio transitable que conduce a la Alpujarra es una de las principales defensas de este país, su llave estratégica, el foso de aquel ingente castillo de montañas.
Así es que con este foso acontece lo que con el llano de las Navas de Tolosa, lo que con el Guadalquivir por la parte de Alcolea, lo que con el paso de Roncesvalles y demás campos de batalla repetidamente históricos: que se han dado y habrán de darse en lo sucesivo muchas acciones cerca de él, subordinándose siempre el plan de campaña al perpetuo fenómeno topográfico.
Ya dije más atrás que la Historia es esclava de la Geografía.
Ha habido, pues, muchos Puentes de Tablate, quemados unos, voladas otros, y todos cubiertos de sangre de fenicios, cartagineses, romanos, godos, árabes, moriscos, austriacos o franceses, y, por supuesto, de españoles de todos los siglos.
Circunscribiéndome al período histórico de que más suelo ocuparme en esta obra, pudiera citar varios hechos de armas ocurridos a los dos lados de aquella sima; pero me limitaré a recordaros uno sólo; verdaderamente interesante.
El 10 de enero de 1.569; es decir, diez y siete días después de la elección de Abén Humeya; hallándose ya éste en el corazón de la Alpujarra, y alzada en su favor la mitad del Reino granadino, el Marqués de Mondéjar, que había salido de la capital en busca de los insurgentes, con una división de dos mil infantes, llegó a la vista del Puente de Tablate...
"Los rebeldes (dice un historiador), en número de tres mil quinientos, capitaneados por Girón de Archidona, por Anacoz y el Rendati, se habían atrincherado en la cuesta y colinas que dominan por la parte de Lanjarón, y cortado el Puente de Tablate, que facilita el paso de un barranco profundísimo. El Marqués llevaba ordenada su gente en batallones y protegida por una manga de arcabuceros y una vanguardia de corredores.
"Al llegar a los visos inmediatos del Puente, se divisaron las partidas moriscas, formadas bajo banderas blancas y coloradas, con ánimo de defender el paso. El Marqués se adelantó con los arcabuceros y rompió el fuego, que fue contestado; pero como los arcabuces cristianos hiciesen estrago en los enemigos, cedieron éstos y se alejaron algún trecho, en la persuasión de que era imposible pasar el puente desbaratado.
"Dio ejemplo a los soldados y terror a los moriscos un fraile franciscano, llamado Fray Cristóbal Molina, el cual, con un crucifijo en la mano izquierda , una espada en la derecha, los hábitos cogidos en la cinta y una rodela a la espalda, llegó al paso, se apoyó en un madero, saltó, y, cuando todos esperaban verle caer, se admiraron de contemplarle salvo en la orilla opuesta".
"Siguiéronle dos soldados animosos: uno cayó y murió en lo hondo; el otro fue más afortunado. Recompusieron éstos unos maderos al abrigo del fuego de los arcabuceros; facilitaron el paso a otros, y, últimamente, rechazados los moros, y consolidado el puente con tablones y piedras, pasó toda la división con caballos, carros y artillería, y se alojó en Tablate. El Marqués peleó como soldado en primera línea, y, a no haber sido por la fortaleza de su corazón, que le aplastó una bala, hubiera perecido.
En cuanto a nosotros, pocos momentos después de pasar, sin peligro alguno, el Puente de Tablate, tuvimos también la dicha de llegar sanos y salvos a la Venta del mismo nombre.
Esta venta, llamada además de Luis Padilla (no sé si por referencia a su fundador, a su propietario o a su inquilino), ocupa una posición tan estratégica, bajo el punto de vista hostelero, como el Puente bajo el punto de vista militar.
Aquel paraje es un foco de caminos (un fondac, que dirían los moros), donde se cruzan todos los días los viajeros y trajinantes de la Costa, los de Granada, los del Valle de Lecrín y los Alpujarreños.
Para la Alpujarra, sobre todo, la tal Venta es, ya que no es puerta, una especie de aduana o portazgo sobre las vías oficiales de los hombres.
De allí arranca la senda de lo desconocido.
En prueba de ello, la Diligencia, no bien nos dejó en tierra. siguió adelante hacia el Sur, para bajar como despeñada al Mediterráneo, mientras que nuestro camino amarilleaba hacia el Oriente, al modo de una flotante cinta, y desaparecía luego entre las montañas en busca de Lanjarón...
Pero entremos en al Venta. ¡Líbreme Dios de describirla! ¿Quién habla de ventas después de haber leído el Quijote? ¿Qué pintor se atrevería a tratar de nuevo los asuntos pintados por Velázquez?
Sólo os diré que allí encontramos a nuestros respectivos escuderos (granadinos, del Albaicín...de pura raza); que éstos nos tenían ensillados los caballos, antiguos conocidos nuestros, que el almuerzo nos aguardaba sobre la mesa...
Pedro Antonio de Alarcón (La Alpujarra, sesenta leguas a Caballo)